La chica del cabello de fuego

By AlbaCherry

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Ella era una mala influencia, una chica mala. Con el tiempo Amaral se había ganado esa fama. Todos huían al v... More

La chica del cabello de fuego
Capítulo 1:
Capítulo 2:
Capítulo 3:
Capítulo 4:
Capítulo 5:
Capítulo 6:
Capítulo 7:
Capítulo 8:
Capítulo 9:
Capítulo 10:
Capítulo 12:
Capítulo 13:
Capítulo 14:
Epílogo
INFORMACIÓN!
Capítulo Extra
Capítulo Extra II
Capítulo Extra III
¡INFORMACIÓN!
Para dejaros con el HYPE a tope!
INFO9999

Capítulo 11:

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By AlbaCherry

Traición. Una palabra que significa falta que se comete cuando quebrantas la fidelidad o lealtad que se ha guardado a otra persona. Cuando quebrantas esa fidelidad o lealtad, la otra persona acaba por dejar de creer en ti. Y si además esa persona es importante para ti, te costará confiar de nuevo en cualquier persona.

Me encontraba corriendo, sin aliento... Algunas lágrimas habían escapado, traidoras, de mis ojos. Con la confianza hecha pedazos. Porque una imagen vale más que mil palabras... ¿Cuándo pasó esto? Todo empezó esa mañana...

Me levanté más tarde de lo normal puesto que la noche anterior acabé rendida de tantas vueltas que le di a mi cabeza. Y me dormí en el sofá. Pero cuando busqué a Yon, él ya se había ido de la casa. ¿A dónde? Ni idea, pero pensaba averiguarlo.

Puede que piensen que estoy un poco paranoica o lo que sea, pero no me importa. Las mujeres tenemos ese sexto sentido que nos alerta cuando algo va mal. Y sí, me disponía a espiar a mi novio.

Después de darme una ducha rápida, amarré mi pelo en una cola, me vestí con unos vaqueros normales y una camiseta gris en la que ponía con letras negras ''Be Yourself'', y unos botines. También cogí unas gafas puesto que el día se presentaba muy soleado. Y salí de casa.

Esperé en una cafetería que había frente al edificio donde trabaja Yon, iba a esperarlo y vería donde va, lo seguiría y descubriría porqué tanto misterio. Mientras tanto tomaba un zumo de naranja y un muffin de arándano, pero el sonido de mi móvil me distrajo de la deliciosa tarea.

Lexi ya me había llamado varias veces, pero lo cierto es que no se lo había cogido. Estaba ocupada espiando a mi novio... Así que esta vez se lo cogí.

-¿Qué quieres, Ariana? -Ariana era el segundo nombre de Lexi, y ella odiaba que se la nombrara con él. Ya podía imaginármela frunciendo el ceño y arrugando la nariz. Ese simple hecho me hizo sonreír.

-Dios... No vuelvas a llamarme así, sabes que lo odio...

-Lo sé, por eso lo hago. -La escuché gruñir. -Bueno, ¿para qué me llamas no-mejor-amiga?

Soltó un suspiro. -Amaral, lo siento ¿vale? Entiendo que la he cagado, y mucho. Por ocultarte lo de Nina y por darte la espalda. Sé que me he equivocado... Estoy arrepentida de verdad...

Y yo sabía que decía la verdad, lo podía notar en su voz. Llevaba con ella desde siempre, y la conocía como si fuera mi hija. -Lo sé, Lex...

-¿Me perdonas...?

-... -Dejé que el silencio corriera, solo para darle emoción. Por supuesto que la perdonaría. Yo no servía para estar enfadada con los que quiero, y menos con mi amiga. -Por supuesto, tontita.

Escuché como suspiró de alivio al escuchar mi respuesta, por lo que se me escapó una risa.

-Bueno, ¿y se puede saber dónde andas metida, bichita?

-Pues... Estoy espiando a Yon.

-¿Y se puede saber porqué?

-Lleva dos días muy raro... Casi no pasa por casa, me contestó bastante feo la otra noche. Incluso me dejó plantada con el picnic sorpresa que le preparé... Él nunca ha sido así conmigo ¿entiendes? Siempre está... atento a mí.

La escuché hacer ruido. -¿Se puede saber que haces, Lexi? -Le pregunté.

-Terminando de vestirme para ir contigo. ¿Dónde estás?

Después de darle la dirección de la cafetería se presentó allí, y nos dimos un abrazo. Pero lo que menos quería oír era aquello que me dijo.

-Amaral... Tienes que saber que precisamente Nina lleva dos días rarísima, pasa mucho tiempo en la calle y eso... -Me robó mis gafas y se las puso ella en la cabeza. -Puede que estén juntos.

Un silencio de no sé cuánto tiempo se apoderó del ambiente.

-¿Tú crees? -La miré esperanzada, quería que me dijera que no y que todo era paranoias mías. Pero Lexi fue sincera, justo como yo le había pedido que fuera.

-Lo creo... Y estoy un 99% segura. Es de lógica.

Después de aquellas palabras nos quedamos calladas. Ya no teníamos mucho que decir. Ambas mirábamos a través del cristal, esperando a que Yon saliese del trabajo para ver a dónde se dirigía después. Conforme el momento se acercaba me iba poniendo más nerviosa.

Hasta que por fin lo vimos salir. Estaba muy guapo, tanto que me dejaba la boca seca. Llevaba un traje de chaqueta gris marengo con una camisa blanca, sin corbata, y llevaba el pelo hacia atrás, ligeramente desordenado.

Miró el reloj y comenzó a caminar. Nosotras esperamos un momento a que él se adelantara para que no nos viera.

Caminamos por bastante tiempo. Se detuvo en varios lugares que no tuvieron mucha importancia. Se paraba a mirar algunos escaparates incluso. Parecía que estaba haciendo tiempo. Lo que me llevaba a pensar que había quedado con alguien.

Comenzó a caminar de nuevo, hacia el centro de la ciudad esta vez. Nosotras manteníamos una distancia prudente para no ser descubiertas.

Entonces entró en una bonita cafetería, hecha con madera y metal, muy bonita y acogedora. Se acomodó en una mesa que estaba pegada al ventanal y esperó. La camarera le preguntó si quería algo para tomar, pero él se negó. Lexi y yo nos mantuvimos fuera del local, esperando.

Su mirada permanecía en la mesa de madera dónde tenía sus manos enlazadas. Pero algo llamó su atención y miró hacia el frente. Mis ojos se agrandaron. ¿A caso no era obvio? Ni si quiera sé porque no lo imaginé antes.

Nina se sentó frente a él, pero antes le dio dos besos en la mejilla. Se miraron durante un rato sin decir nada. Y ella fue la que comenzó a hablar, no sé que estaban diciendo. Parecían mantener una charla muy normal. Pero conforme la conversación avanzaba vi que la cara de Nina cambiaba, pasó a tener una mirada melancólica y amorosa. Pude leer de sus labios un ''te echo de menos''.

Mis piernas temblaron, todo mi cuerpo lo hizo en realidad. Mientras observaba toda la escena a mí alrededor un huracán de emociones se apoderó de mí.

Yon tenía cara de póker, no sabía que sentimientos pasaban por él en ese momento. Pero mantenía una de sus manos sobre la mesa cerrada en un puño. Nina movió su mano y la puso sobre la de él. Me tensé inmediatamente. Escuché que Lexi me decía algo sobre relajarme o respirar, pero no la oí bien. Tenía todos mis sentidos sobre aquellos dos.

Nina movió su otra mano con intención de tocar su cara... Pero yo no soy una de esas chicas que salen corriendo a llorar, ni que dejan de luchar...

[Yon]

Aquella mañana me levanté con un gran dolor de cabeza, muy posiblemente provocado por lo terrible persona que soy y por los remordimientos. Había hablado fatal a Amaral y encima la había dejado plantada. Lo pasé aun peor cuando me di cuenta de que había una cesta con comida preparada en el coche. Seguramente ella lo preparó para los dos... Pero yo lo había echado a perder.

No me sentía yo desde que ella había llamado hacia unas noches atrás. De nuevo se proponía atormentarme. Nina había sido mi novia y una gran compañera, pero eso pasó hace años. Aún sigue buscándome, diciéndome que está enamorada como el primer día.

Pero ni puedo, ni quiero estar con ella. Hace mucho que dejé de quererla. Y cuando Amaral me preguntó quién me llamaba me sentí inseguro. ¿Si le decía la verdad se enfadaría? ¿O se sentiría mal? No estaba dispuesto a que mi chica pasara por un mal trago, lo solucionaría yo mismo.

Nina cada vez era más insistente. Pero hoy era la última vez que permitiría que se metiese en mi vida. Me había suplicado que nos viéramos una vez más, en una cafetería del centro. La última.

Había dejado a mi mujercita en casa, se había quedado dormida en el sofá. Seguramente estaría disgustada por la forma en que le hablé. Sé que lo hice mal porque ella no tiene culpa de que ésta acosadora se empeñe en que vuelva con ella. Pero hace que mis nervios se agoten.

Cuando estábamos hablando en la cafetería, en un principio, todo fue bien. Pero entonces vi su cara, esa cara que me imploraba que volviera con ella. Puso su mano sobre la mía. Ya le había dicho que no me gustaba que me tocara. Me puse tenso en mi asiento. Si no hubiéramos estado en público la hubiera sacado a patadas hacía rato.

Su mano tomó un nuevo rumbo. Quería tocar mi cara. Pero no llegó a hacerlo. Una mano un poco más pequeña la había tomado por la muñeca y la apretaba con fuerza. Cuando me di cuenta que era Amaral no sabía qué hacer. Yo solo la miraba.

Estaba fascinado. ¿Cómo una chica que parece tan frágil puede tener esa fuerza?

Se encaró con Nina, sus miradas chocaban y parecía que saltaran chispas entre ambas.

-¿Se puede saber porqué te metes en asuntos ajenos, Amaral? -Le preguntó Nina molesta.

-Créeme que es mi asunto... Por que la persona que está con Yon soy yo.

Nina parecía sorprendida, pero después comenzó a reír. Y se dirigió a mí. -¿Por esta niñita me has cambiado? Pensé que tenían más gusto, Yon...

Quise responderle pero Amaral no me dejó. -El gusto posiblemente lo perdió contigo. ¿No estás mayorcita para andar acosando a novios de otras?

A Nina no le gustó nada aquello. Estaba realmente enfadada. -¿Quién te crees tú en su vida, niñata? Yo he sido su pareja por años, estuvimos juntos, tuvimos un futuro... Tú ni si quiera sabes qué hacer con tu vida.

-Tienes razón Nina... -Respondió Amaral, tranquila pero agresiva a la vez. -Como tú misma has dicho, tuvisteis una oportunidad que ha quedado en el pasado. Porque yo estoy en su presente y me encargaré de estar en su futuro. Lo que me une a él es mucho más de lo que tú te crees... Quizá te parezca una niñata porque soy joven, pero tengo claro lo que quiero en mi vida... ¿Sabes qué hizo Yon por mí? Me ayudó cuando nadie más lo hizo, cuando creí que todo estaba perdido y que nada valía la pena. Estaba tan hundida... Pero él me sacó del agujero y conseguí ver la luz. -Amaral mostró su hermosa sonrisa. Pero de sus ojos escaparon algunas lágrimas. -No tienes ni idea de lo que he pasado en mi vida... Me merezco ser feliz... Y él me hace feliz.

Parecía una leona defendiendo a su cachorro. Mis ojos estaban abiertos, como platos, y mi boca entre abierta. Mi cerebro no funcionaba. Solo podía escuchar todas esas preciosas palabras que ella decía sobre nosotros.

Amaral prosiguió hablando. -Creo que lo mejor es que te retires de una vez Nina... Y si tú o cualquiera se atreve a volver a entrometerse, te juro que no me detendré. Y lucharé con uñas y dientes... Créeme que lo haré. ¿Me oíste bien?

Nina parecía confundida y sorprendida, no sabía que decir. Al final asintió, recogió su bolso y se fue de allí.

Después de un rato de silencio absoluto, Amaral me dijo: -Tú y yo... Ya hablaremos...

El camino de vuelta a casa fue silencioso. Íbamos tomados de la mano, con nuestros dedos entrelazados, pero manteniendo cierta distancia. Sé que estaba terriblemente enfadada, disgustada, y que le había hecho daño.

Cuando estuvimos en casa ella quiso alejarse de mí pero no la dejé. Me miró con enfado y rencor. Pero a pesar de eso la abracé fuertemente.

-Te quiero. -Dije en voz alta. Amaral no se movía entre mis brazos. -Sé que te he hecho daño... Pero no pensé bien las consecuencias... Lo siento, por favor, perdóname...

Ella seguía sin decirme nada. -He cometido un error, soy humano. Te pido un poco de comprensión, solo... Perdóname... -Me alejé de ella un poco. -Entenderé si ahora no quieres hablar conmigo.

La solté y me dirigí hacia las escaleras. Entonces sentí un suave agarre por la espalda. Unos brazos delgados y manos delicadas me abrazaron.

-Dame algo de tiempo...

Asentí y, una vez que retiro sus brazos, subí las escaleras.

Habían pasado varios días de lo sucedido y Amaral había vuelto a ser la misma. Le costó un poco volver a la normalidad, y la entendía perfectamente.

Pero algo la estaba preocupando y no sabía que era. No quería presionarla y que me lo contara ella misma.

A la hora del almuerzo nos sentamos juntos frente al televisor mientras comíamos pizza. Pasamos una comida agradable y divertida, entre risas y bromas, y algún que otro beso robado.

Entonces Amaral se puso seria.

-Yon... voy a contarte algo muy importante... -Tomó una gran respiración para seguir. -Hace solo un par de días me llegó una carta de la universidad porque me han aceptado en un proyecto que será muy bueno para mi curriculum... Una experiencia en mi vida...

-¡Eso es genial, mi amor!

-Ya... El problema es que son 2 años... En Inglaterra.

Dos años. A miles de kilómetros.

-Vaya... Tan lejos...

-Sí... Espero que entiendas que tengo que ir. De ese modo acabaré la carrera con una nota buenísima y además ganaré experiencia profesional...

¿Qué iba a hacer yo? Quería decirle que no se fuera, que se quedara conmigo. Pero ella es joven y necesita vivir.

-Te voy a echar de menos ¿Lo sabes? Muchísimo.

Juntamos nuestras frentes y ella cerró los ojos. -Yo también...

-Cuando vuelvas todo seguirá como siempre, te lo prometo.

-Te quiero, Yon...

-Y yo a ti, Amaral...

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