❝La verdadera obra de arte no es más que una sombra de la perfección divina❞
-Michelangelo
Harley despertó con un tremendo malestar en el cuerpo y con la boca totalmente seca. Carraspeó y se llevó la mano al costado, donde descansaba una venda que recorría todo su cuerpo.
Apenas se acordaba bien de la operación. A su mente solo venían fragmentos sueltos sin ningún orden en concentro. Se recordaba mareada, con pocas fuerzas. Luego se veía gritaron, gruñendo y apretando los puños para intentar contener el dolor. Recordaba también decir algunas cosas, pero no era capaz de saber qué.
Aunque todo estaba confuso en su mente, se encontraba viva por lo que con alivio pudo ver que Denise y Maggie habían hecho un buen trabajo.
Tragó saliva, pero su boca estaba tan seca que el simple movimiento le provocó una molestia en la garganta.
Luego, giró la cabeza para mirar a su alrededor y se encontró con Deanna.
―¿Cómo te encuentras? ―quiso saber la mujer, acercándose a la cama.
―Como la mierda ―contestó Harley―. ¿Dónde está Denise? Me gustaría darle las gracias.
―Se ha ido a descansar. Ha pasado aquí mucho tiempo esperando a que reaccionases de algún modo ―Harley no pudo evitar sonreír ante la dedicación de aquella asustada pero fuerte mujer.
―¿Y cómo está Jessie? ―preguntó de pronto al recordar por qué se encontraba en aquella cama. Esperaba que, al menos, todo lo que había sucedido hubiese servido para algo.
―Ella está bien ―contestó entonces Maggie y Harley giró la cabeza para mirarla. No había reparado en su presencia hasta ese momento―. Cuando acabé contigo la examiné y no tenía nada más allá de un pequeño corte y algunos moratones. Simplemente está algo conmocionada ―Harley asintió.
―Es lo normal tras lo que vivió con Pete ―coincidió Harley, pero la expresión de Maggie le hizo ver que no se debía a eso―. ¿Qué ha pasado, Maggie? ―al ver que ésta no respondía, miró a Deanna―. ¿Qué es lo que ha pasado? ―repitió, impaciente.
Ambas mujeres se miraron, decidiendo si era buena idea contarle lo que había pasado mientras había estado dormida.
Finalmente, tras un asentimiento de cabeza, comprendieron que sí. Que, al final, Harley se acabaría enterando de una manera u otra.
―Durante tu pelea con Pete ―comenzó a contar Deanna―, Jessie empezó a avisar a todos de lo que estaba pasando. Fueron a parar la pelea, pero cuando llegaron encontraron que la pelea ya había acabado y que en su lugar te encontrabas tú en el suelo y Pete a tu lado... bebiendo ―Harley asintió. Recordaba bien aquello―. La mayoría fue a ayudarte pero Rick... él se fue lanzado hacia Pete. Lo sacó de la casa y empezaron a gritarse el uno al otro. Luego empezaron a pelearse. Se estaban destrozando y Rick se volvió loco. Comenzó a decir que iba a tomar el control de éste lugar, que no éramos capaces de denfenderlo... Al final Michonne tuvo que intervenir y dejó a Rick inconsciente. Lleva encerrado desde entones.
―¿Encerrado? ―preguntó Harley en un sobresalto―. ¿Por defenderme? ―Deanna negó con la cabeza.
―Sacó una pistola, que nosotros no le habíamos dado, y nos apuntó a todos. Esta noche se celebrará una reunión para ver qué haremos con él.
Harley miró sorprendida a Maggie y ésta bajó la cabeza.
No pensaba que Rick habría llegado tan lejos. Había sacado una pistola, cuando se suponía que era un secreto que ellos la tenían y luego había amenazado a todos los alexandrinos. Harley sabía, tristemente, que no saldría de aquella bien parado. Aunque todos los del grupo de Rick votasen por que se quedase, los alexandrinos eran más y al final ganarían ellos de todos modos.
Estaba todo perdido.
―No es justo ―respondió Harley entre dientes―, vas a hacer que un montón de personas decidan sobre alguien que no conocen. Ese tipo de sistema no es el que yo querría en el nuevo mundo, Deanna. Aquel que tú tanto deseas crear.
Deanna la observó durante unos segundos y luego se levantó de la silla donde había estado sentada.
―Ellos opinarán, pero yo seré la que tome la decisión final como he hecho siempre ―dijo finalmente y se dio la vuelta para salir de la enfermería.
Maggie y Harley se quedaron solas en aquel lugar y ésta última se incorporó con un poco de esfuerzo para poder estar sentada. Maggie le ayudó a ello y, cuando acabaron, volvieron a las mismas posiciones de antes.
―¿Por qué tenía Rick una pistola, Harley? ―quiso saber la mujer, pero ella se mantuvo con la mirada baja―. Tú lo sabes, ¿verdad? ―Harley cogió aire y eso le hizo ver a Maggie que tenía razón―. ¿Por qué? ―insistió.
―Tú deberías saberlo mejor que nadie... ―susurró Harley―. En este mundo no puedes fiarte de nadie. El peligro no se encuentra en los muertos, sino en los vivos. Yo no había conocido a nadie con buenas intenciones hasta que tu grupo apareció. E, incluso así, mientras estaba con vosotros dormía con un cuchillo cerca por si alguno me atacaba. En estos tiempos, la confianza no es algo fácil de conseguir y ya sabes cómo es Rick. Él pondría el bienestar de su familia por delante de los demás todas las veces que hiciesen falta ―Maggie fue ahora la que bajó la mirada, dándole la razón a Harley―. Las intenciones de Rick eran buenas, pero perdió los papeles. Mi impulso fue el de atacar a Pete, el de Rick el de descargar su ira contra él. Si él es culpable, entonces ambos lo somos ―Maggie negó con la cabeza y luego se llevó las manos al pelo, echándoselo hacia atrás.
―He intentado convencer a Deanna de que no haga la reunión, pero no quiere escucharme. Dice que si no lo hace perderá el control de los alexandrinos ―Harley hizo una mueca de desagrado.
―Esa gente es imbécil ―soltó―. Viven junto a un maltratador y les daba completamente igual. Y ahora quieren condenar a el único que se ha levantado contra él. Se merecerían ir al infierno ―escupió.
Maggie sonrió amargamente y dejó la vista en un punto concentro.
―Ya todos vivimos en un infierno, y es éste mundo ―contestó.
Cuando el sol empezó a irse, Harley bajó de la cama con cuidado ayudada de Rosita.
Maggie estuvo explicándole un poco lo que había pasado mientras había ella había estado dormida. No había sido nada emocionante, exceptuando el tema de Rick, claro. Descubrió que había estado durante dos días dormida y que a veces despertaba, murmuraba algunas cosas, pedía agua y volvía a dormir.
Realmente, Harley no recordaba nada de aquello pero se alegraba de que no hubiesen sido delirios por la fiebre, pues entonces se habría tratado de algo grave.
Había pasado el día entero en la cama de la enfermería y durante ese tiempo solo unos pocos se habían acercado a visitarla. Entre ellos estaba Reg, el marido de Deanna, Glenn, Rosita e incluso vino Carl con Judith. Pero, quitando a esos, nadie más había ido a verla, aparte de Michonne, que le hizo algunas preguntas sobre la pistola de Rick.
Cuando ya llegaba la noche y, por lo tanto, la reunión, Harley decidió ir a ver a Rick. Sabía que él no podía salir hasta que fuese el momento de la reunión, así que la única manera de hablar con él era yendo personalmente.
Rosita fue la única que quiso ayudarla a ir. Había pasado últimamente bastante tiempo en la enfermería esperando a que Tara despertase. Todavía no lo había hecho desde la última expedición en la que Harley había participado.
Maggie se negaba a acompañarla, pues decía que debía guardar reposo.
Harley, tras examinar su propia herida y ver que estaba todo bien le explicó a Maggie que podía ir hasta donde se encontraba Rick con algo de ayuda, pero la mujer seguía negándose.
Al final, Rosita ayudó a Harley a vestirse y a ir hacia una de las casas vacías, donde se encontraba recluido Rick. Cuando llegó a la casa, le ayudó a subir las escaleras y finalmente se fue, dejándole algo de privacidad.
Harley abrió la puerta y encontró un interior oscuro, solo iluminado por la luz del exterior. A su derecha se encontraba una puerta abierta, tras la cual consiguió ver una figura.
Cerró la puerta tras ella y ando a pasos cortos hasta esa habitación. Cuando estuvo dentro se encontró a Rick sentado en una cama ―la cual se encontraba en el suelo―, con una pierna estirada y la otra encogida cerca de su pecho. Sobre ésta última apoyaba su brazo mientras miraba hacia la ventana.
Cuando escuchó que alguien se acercaba giró la cabeza y vio a Harley.
Sus ojos se abrieron de la sorpresa y ella simplemente sonrió de lado.
Dio unos pasos más hasta adentrarse completamente en la habitación y luego se apoyó en la pared, mirándole.
―Harley... ―susurró él―. ¿Qué haces aquí? Deberías estar descansando ―ella asintió.
―Yo también me alegro de verte ―contestó, pero Rick no se inmutó. Con un poco de esfuerzo, Harley dio varios pasos hacia delante para poder acercarse un poco más. Vio que tenía algunas vendas en las manos y varias heridas curadas en la cara―. ¿Quién te ha curado? ―quiso saber.
―Rosita ―contestó él simplemente. Ella asintió y entrecerró los ojos un poco para verle mejor.
―Ha hecho un buen trabajo ―dijo y luego volvió a apoyar su espalda en la pared―. Dicen que van a hacer una reunión ―comentó ella. Él asintió.
―Van a decidir si me echan o no ―Harley suspiró.
―¿Qué vas a hacer? ―quiso saber. Él se encogió de hombros.
―¿Qué puedo hacer? ¿Decirles que lo hice todo para proteger a Jessie? ¿Para protegerte a ti? ―negó con la cabeza―. Carol ya ha sugerido eso, pero a esta gente no les va a importar. Prefieren vivir con un hombre que le pegue a su mujer que con uno que saque una pistola y lo enfrente.
―Tienen miedo ―le dijo ella―. Tienen miedo de lo nuevo. De lo que nosotros representamos. Todos ellos se han acostumbrado a vivir dentro de estos muros, ignorando el mundo real y creyendo que pueden construir un mundo como antes. Sin armas, sin violencia... Eso ya no sirve. Ellos lo saben, pero no quieren verlo ―suspiró―. Nosotros representamos el cambio que necesitan pero que no quieren aceptar. Y les aterra el hecho de que consigamos cambiar las cosas, porque no quieren vivir en el mundo actual.
―Morirán si siguen así ―dijo él en un susurro―. Eso es lo que no entienden y lo que intenté enseñarles.
―Apuntándoles con una pistola ―añadí a lo que él rodó los ojos―. No fue lo más inteligente.
Él giró la cabeza para mirarla fijamente.
―Tú te enfrentaste a ese maldito borracho. Tampoco fue lo más inteligente ―atacó a lo que ella elevó una ceja.
―No, no fue lo más inteligente ―aceptó―. Pero a ti quieren echarte y a mí no.
―Tú podrías haber muerto ―atacó de nuevo él entre dientes―. Yo lo pensé ―dejó caer los brazos rendidos y apoyó la cabeza en la pared, cerrando los ojos―. Pensé que te había matado. Había sangre por todas partes y estabas tan blanca... ―abrió los ojos para mirarla fijamente―. Pensé que habías muerto, Harley.
Ella le miró, ahora algo más calmada y también comprensiva y cogió aire para luego acercarse a él a paso lento.
Con mucha dificultad y evitando que se le escapase una mueca de dolor, se agachó hasta estar a la altura de Rick y le miró a los ojos.
―Oye, ahora estoy aquí ―le aseguró ella―. Y te prometo que no voy a dejar que te echen. No vas a deshacerte de mí tan fácilmente, Grimes ―él sonrió levemente y bajó la mirada hacia sus manos.
Luego cogió las de Harley entre las suyas y volvió a elevar la cabeza.
―No quiero deshacerme de ti ―susurró él tan bajo que Harley casi le costó entenderlo. Sin embargo, en aquella habitación tan silenciosa, pudo escucharlo bien.
Ella no le dijo nada. Simplemente le observó callada durante unos segundos, perdida en su mirada, en su aroma y en el tacto de él sobre sus manos.
Luego, sorprendiendo a ambos, Harley elevó una mano y la posó sobre la mejilla de Rick. La respuesta de éste fue recostar su cabeza en ella y cerrar los ojos durante unos segundos.
Ambos podían sentir lo cerca que se encontraban el uno del otro, pero sus cuerpos estaban petrificados, perdidos en el tacto del otro.
Sus respiraciones se acompasaron y sus alientos se mezclaron. El leve viento que entraba por la ventana movió el pelo de ambos en la misma dirección, pero los dos mantuvieron sus miradas fijas en el otro.
En aquella habitación no se escuchaba nada, ni siquiera sus respiraciones.
Simplemente el sonido de dos corazones que latían al mismo tiempo y con la misma intensidad.
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Si, si, si, la relación entre estos dos está avanzando algo massss