Los títeres rebeldes

By Tohtli

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Cuando Patrick entró a la renombrada Universidad de Gastrell creyó que lo más difícil había sido superado, na... More

Prólogo
Primer Acto
Segundo Acto
Tercer acto
Cuarto acto
Quinto acto
Sexto acto
Séptimo acto
Octavo acto
Noveno acto
Décimo acto
Onceavo acto
Doceavo acto
Treceavo acto
Decimocuarto acto
Decimoquinto acto
Decimosexto acto
Décimo séptimo acto
Décimo octavo acto
Décimo noveno acto
Vigésimo acto
Vigésimo primer acto
Vigésimo segundo acto
Vigésimo tercer acto
Vigésimo cuarto acto
Vigésimo quinto acto
Vigésimo sexto acto
Vigésimo séptimo acto
Vigésimo octavo acto
Vigésimo noveno acto
Trigésimo acto
Trigésimo primer acto
Trigésimo segundo acto
Trigésimo tercer acto
Trigésimo cuarto acto
Trigésimo sexto acto
Trigésimo séptimo acto
Trigésimo octavo acto
Trigésimo noveno acto
Cuadragésimo acto
Cuadragésimo primer acto
Cuadragésimo segundo acto
Cuadragésimo tercer acto
Cuadragésimo cuarto acto
Cuadragésimo quinto acto
Cuadragésimo sexto acto
Cuadragésimo séptimo acto
Cuadragésimo octavo acto
Cuadragésimo noveno acto
Quincuagésimo acto
Quincuagésimo primer acto
Quincuagésimo segundo acto
Quincuagésimo tercer acto
Quincuagésimo cuarto acto

Trigésimo quinto acto

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By Tohtli

XXXV.

Neil fue consciente que era de día antes de abrir sus ojos. "No fue una pesadilla", pensó aún con sus ojos cerrados. No quería salir de su habitación, no quería enfrentar a su madre, ni siquiera quería abrir los ojos y enfrentar su realidad. "Vuélvete a dormir", se dijo asimismo, pero sabía que era inútil.

Abrió los ojos con lentitud, ajustándose a la luz que entraba por una de las ventanas. Parpadeó un par de veces antes de ser consciente que se aferraba a Patrick y este lo abrazaba aún dormido. Solo hasta ese momento recordó que le había pedido que se quedara con él. No pensó que pasaría la noche con él, pero estaba feliz de verlo a amanecer a su lado. Estiró su mano para acariciar su mejilla y sonrió al notar como fruncía levemente el rostro, sin despertarse. Quería besarlo, pero no quería interrumpir su sueño.

Con cuidado se liberó de ese abrazo y cuando se sentó a la orilla de la cama se paralizó al notar a Joshua sentado en el sillón a un lado de la habitación observándolos. El niño sonrió y se llevó el índice a los labios indicándole que guardara silencio para no despertar a Patrick. Neil tardó en procesar la situación. Joshua estaba allí. No sabía cuánto llevaba allí. Neil se levantó y fue al baño a cepillarse los dientes y lavarse la cara, como si intentase convencerse que su hermano no estaba allí y que aún estaba medio dormido, pero cuando salió el niño seguía en el sillón. Neil se planteó en despertar a Patrick, pero luego de caer en la cuenta que probablemente este entraría en mayor pánico que él decidió lidiar con la situación él solo. Buscó una camiseta que ponerse y le indicó a señas que salieran.

—¡Al fin despertaste, Neil! —exclamó el niño cuando salieron al pasillo mientras lo tomaba de la mano y lo llevaba a su habitación—. Estaba aburrido. ¿Jugamos?

Joshua abrió la puerta de habitación, el color celeste de las paredes predominaba en esa habitación. El suelo estaba lleno de diversos juguetes, su hermano ya buscaba entre su desorden el juguete que quería. Notó que el reloj marcaba casi las doce del mediodía.

—Joshua, ¿cuánto tiempo tenías de estar allí adentro?

—Un ratito. Iba a ir a tocarte hace como dos horas, pero mami iba saliendo de tu cuarto y me dijo que seguían dormidos y que los dejara descansar.

—¿Qué? ¿Mamá entró a mi cuarto?

—Sí, y también lo hizo sin que le dieras permiso, así que no te enojes solo conmigo.

Neil empezó a sudar frío. Joshua tendría que esperar—¿Dónde está ella?

—En el comedor —dijo Joshua—. Neil, ¿le pasó algo a mami?

—¿Por qué lo dices?

—En la mañana que me desperté estaba llorando en la sala, pero cuando me vio hizo como si no le pasaba nada. ¿Está triste? ¿O le duele mucho la pancita?

Neil suspiró y se sentó en el suelo—¿Qué te dijo ella?

—Nada, que no le pasaba nada, pero no le creo. Intenté ir a buscar a papito para que fuera a verla, pero no lo encontré en la casa, le llamé al celular pero no me contesta.

Neil sonrió para evitar que Joshua se preocupara—Ah, es que como anoche te dormiste temprano no escuchaste la noticia.

—¿Qué noticia?

—Le pusieron más trabajo a papá con la construcción del hospital y tiene que arreglar unas cosas, por lo que tendrá que estar fuera de casa unos días.

—¿Eh? ¿No va a venir a dormir aquí?

—No, por eso mamá está triste.

Joshua asintió y miró al suelo unos segundos—¿Y no se despidió de mí?

—¡Claro que sí! Te dio un beso y te pidió que cuidaras a mamá mientras él trabaja como siempre lo hace, pero estabas dormido. Seguro te llama pronto, ahorita debe estar ocupado trabajando.

—Ah, está bien, pero le diré que me debe un chocolate de los que me gustan por haberse ido sin despedirse bien de mí.

Neil revolvió los cabellos de su hermano—De acuerdo, se lo pides cuando te llame.

Joshua asintió con una sonrisa—¿Y cómo hacemos que mami esté feliz de nuevo?

—No lo sé, ya pensaré en algo, por ahora ve a bañarte ¿de acuerdo?

—¿Vamos a salir todos?

—Le preguntaré a mamá si quiere ir a comer —prometió Neil—. Si no podemos ver si hacemos algo Patrick, tú y yo.

—¡Sí! —exclamó el niño feliz— Oye, tú quieres mucho a Patrick ¿verdad?

La pregunta lo tomó con la guardia baja—¿Por qué lo dices?

—No sé, te ves feliz con él y ahorita que despertaste te veías súper feliz. ¿Ahora Patrick es tu mejor amigo?

—No, Logan sigue siendo mi mejor amigo.

Joshua frunció un poco el ceño y le observó con escepticismo—Pero a Patrick lo abrazas cuando duermen, con Logan nunca haces eso...

Neil sonrió con nerviosismo. ¿Qué decía? Joshua hacía demasiadas preguntas. Vio a su hermanito quien esperaba expectante una respuesta—Bueno, está bien. Te voy a decir, pero aún no le puedes decir a nadie que te dije ¿está bien? Ni siquiera a Patrick.

—¿Es un secreto de hermanos? —preguntando en voz baja mientras se sentaba cerca de él.

—Sí —dijo Neil—. La verdad es que Patrick no es mi amigo...

Joshua le miró confundido—¿No te cae bien?

—Claro que sí —dijo Neil, de pronto la idea de contarle a su hermano ya no le parecía tan buena, pero iba a darse cuenta tarde o temprano, y prefería decirle ahora antes que hiciera preguntas en algún lugar público—. Lo que pasa es que Patrick y yo estamos saliendo...

Joshua se quedó en silencio unos segundos procesando la información—¿Es tu novia?

—Novio —lo corrigió Neil.

—Oh —dijo alargando la expresión—. Ah, bueno. ¿Y por qué no quieres que nadie sepa? Patrick es muy bonito. Tiene esos ojotes verdes súper lindos. Además le cae bien a Danny y a mí también me cae bien.

Neil sonrió al escuchar las palabras de su hermano—Aún estamos viendo si esto va a funcionar o si estamos mejor como amigos.

—Pero si tú lo quieres y él te quiere ¿por qué no funcionaría?

—No lo sé, las cosas son complicadas cuando creces —admitió—. Así que para mientras esto se queda como un secreto de hermanos ¿de acuerdo?

—¡De acuerdo! —dijo Joshua abrazándolo—. Qué bueno que Patrick es tu novio y Logan sigue siendo tu mejor amigo. No me hubiera gustado que Logan ya no fuera más tu mejor amigo porque también me cae bien.

—Si a mí también —dijo Neil abrazando a su hermano también. No esperó que la aceptación de su hermano fuera tan reconfortante.

—Oye, Neil ¿y yo tengo que tener novio o novia cuando sea grande?

Neil sonrió ante las preguntas de su hermano—Lo que tú tienes que tener es a alguien que quieras mucho y te quiera igual a ti. No importa si es niño o niña.

—Oh, ¿y tendré que compartir mi cama? Porque ese sería un problema porque dices que siempre tiro patadas cuando duermo. No podríamos dormir abrazaditos como tú y Patrick.

—Aún no tienes que preocuparte por esas cosas, Joshi.

—¿Seguro?

—Sí.

—¡Qué bueno! No quiero darle besitos en la boca a nadie ahorita, me da asquito.

Neil rio ante las ocurrencias de su hermano—No tienes que hacerlo y nadie tiene que obligarte ¿eh? Los besos son especiales. Los tienes que regalar porque en verdad quieres a esa persona.

—¡Entendido! —dijo Joshua con una sonrisa— Oye, Neil ¿puedo hacerte otra preguntita?

—Amanecimos bien preguntones hoy —dijo Neil fingiendo molestia mientras se cruzaba de brazos—, pero anda pregunta, renacuajo, que ando de buen humor.

—¿Podemos invitar a Patrick al día de la familia del colegio? Es en dos semanas.

Neil intento lucir feliz, mantener su fachada porque no sabía qué iba a pasar a partir de ahora. El día de la familia era un gran evento. El colegio siempre se encargaba de hacer diversas actividades, los alumnos de cada grado hacían una presentación y había muchos juegos, concursos, pero la competencia principal era determinar quién era la mejor familia por cada grado. Mucho antes de saber la verdad sobre Craig habían ganado ese premio por tres años consecutivos y los premios siempre eran estadías en algún hotel o hostal de montaña y un trofeo.

—Claro que sí. Lo invitaremos, no te preocupes.

No podía obligar a Patrick a asistir, ni reconciliar a sus padres, pero mientras estuviera en sus manos haría que Joshua disfrutase de esos eventos lo más que pudiera. Abrazó a su hermano no estando seguro si era porque sentía la necesidad de protegerlo o porque simplemente necesitaba darse valor.

—Oye, Neil, otra preguntita. Ahora que Patrick es tu novio y si las cosas funcionan ¿se van a casar como en las películas?

—Haces demasiadas preguntas, renacuajo —dijo haciéndole cosquillas. El niño luchó por liberarse entre risas, pero Neil no lo dejó ir—. Ya vete a bañar mejor.

—¡Está bien, está bien! —repetía el niño.

Neil se detuvo dándole tiempo a su hermano que recuperase el aire quien sonrió antes de ir a buscar sus cosas para bañarse.

—Y solo te preguntaba porque si se casan no quiero que su pastel sea de zanahoria como el de la tía Marissa o de ciruela como el de la última boda que fuimos. ¡Qué sea algo que me guste a mí!

—Eh, pero si es nuestro pastel será de lo que nos guste a nosotros. Elige tu propio sabor cuando te cases.

—¡¿O sea que sí se van a casar?! —preguntó el niño con una sonrisa.

—¡No! Ya vete a bañar —exclamó Neil haciendo el amague de intentarlo alcanzar. Joshua retrocedió entre risas hasta la puerta del baño y la entrecerró —Iré a hablar con mamá en lo que te bañas.

—¡Ok!

Neil vio a su hermano cerrar la puerta del baño y dejó escapar un largo suspiro. Eso había resultado más fácil de lo que esperó, aunque una parte de él se sentía culpable por haberle mentido a su hermano sobre la situación de sus padres, pero no quería decirle nada definitivo hasta que él mismo supiera que sucedería.

Buscó a Erika en la sala, en el comedor, en su habitación, pero no la encontró. Empezaba a preocuparse cuando la encontró sentada a la orilla de la piscina exterior. Neil respiró aliviado y salió al patio. Su madre movía las piernas dentro del agua. Al menos anoche tuvo las energías suficientes para desmaquillarse y ponerse un camisón.

Neil fue hasta ella y se sentó a su lado con las piernas dobladas. Erika tenía una taza de té en su mano, pero no había tomado nada y se notaba que se había enfriado hacía tiempo. No volteó a verlo cuando se sentó, tenía la mirada perdida en el valle.

—Es una vista preciosa ¿verdad? —dijo Erika—. Eso fue lo que más me encantó de este terreno. La mejor vista sin duda. Pensé: "Este es el lugar. Aquí construiré una hermosa casa con el hombre que amo. Aquí quiero construir mi familia, que mis hijos crezcan viendo esta vista".

—Mamá...

—¿Y tu hermano?

—Se está bañando.

Erika asintió, la brisa revolvía sus cabellos sueltos. Neil jamás se había percatado hasta ese momento lo exhausta que lucía su madre, sin el maquillaje por fin notó que los años si empezaban a pasarle factura, pero aún la encontraba hermosa.

—¿Y Patrick?

—Aún duerme...

Erika asintió con la cabeza y bajó la mirada a su taza de té, se sorprendió al verla en sus manos, como si hubiese olvidado que la sostuvo todo ese tiempo.

—Hay unos Hot Cakes en la cocina por si tienes hambre. No sé si me quedaron bien, pero al menos Joshua se los comió sin decir que estaban malos.

—¿Te levantaste a hacerle desayuno?

—Claro que sí, Neil —Respondió como si la pregunta le hubiera ofendido—. No puedo descuidar a mis hijos.

Neil sintió un nudo en su garganta—Pero yo ya soy un adulto. Sé que no lo parezco porque aún dejo mi ropa tirada en el suelo, pero ¿me dejarías cuidarte? —preguntó, y por fin Erika le miró a los ojos. Aún tenía los ojos un poco hinchados—. Anda, deja que te cuide —pidió mientras quitaba la taza de té, la ponía en el suelo y atraía a su madre y la abrazaba.

—Gracias, hijo...

Neil acarició la cabeza de su madre, la llenó de besos, mientras sus manos recorrían su espalda. Intentó contener sus lágrimas. Se quedaron abrazados en silencio por largo rato hasta que Neil no pudo resistirlo—Mamá —dijo con voz entrecortada—. Perdóname...

Erika se separó de él—No, tú perdóname a mí, hijito. No pude protegerte de la verdad...

Neil le miró con confusión—¿Tú lo sabías? —preguntó con incredulidad.

—Uno siempre sabe esas cosas, Neil —dijo Erika con tristeza—. Solo finge no hacerlo, pero no creía que tú lo supieras. Si me hubiera dado cuenta te juro que hubiera hecho algo para ahorrarte cargar con ese secreto —dijo acariciando la mejilla de su primogénito.

—Pero no entiendo. ¿Por qué nunca dijiste nada?

Erika sonrió con tristeza—Eso es lo que me pregunto siempre, al principio me dije que era por ti y por Joshua que estaba a punto de nacer, pero siempre concluía que era porque amaba a tu padre, porque esperaba que solo fuera una aventura y ya. Cuando se terminó fue todo tan abrupto que me extrañó, pero estaba tan aliviada que ni siquiera se me ocurrió pensar que fue porque tú te diste cuenta.

—Pero él te engañó. Tú lo sabías y no te importó...

—Sí me importó, el problema es que llegué a amarlo más de lo que me amaba a mí misma. El problema del amor es cuando dejas de valorarte. No lo olvides, Neil. No quiero que cometas mis mismos errores.

—¿Aún lo amabas sabiendo la verdad?

—Sí, pero ahora que sé que te obligó a guardar el secreto todo es diferente. Una cosa es que me mienta a mí, pero otra muy diferente que te obligue a hacerlo a ti —dijo Erika—. De verdad, lo siento Neil. Todo lo que siempre quise es que tuvieras una vida tranquila, sin mayores preocupaciones y sobretodo que nuestros problemas no te afectaran y fallé.

—No, no digas eso, mamá. No es tu culpa. Tú has sido la mejor madre del mundo, para mí y para Joshua —le aseguró.

—Solo quería que la imagen de tu padre no se manchara, porque él de verdad se esfuerza por ser un buen padre para ti y tu hermano, lo que ha pasado entre nosotros no tendría por qué afectar tus sentimientos hacia él.

Neil agachó la mirada—Lo sé, sé que nos quiere, pero yo ya no sé qué sentir por él...

—Yo tampoco...

—¿Y ahora qué va a pasar?

Erika tampoco lo sabía. No se había atrevido a hacer esa pregunta porque las heridas que tanto tiempo tardó en cerrar, justo cuando empezaban a cicatrizar se habían abierto de nuevo, lo peor de todo es que ahora Neil estaba involucrado en ello—No lo sé. Intento ver esto como si fuera un caso más...

—Pero es tu vida.

—Lo sé, pero me es más fácil analizar las cosas cuando imagino que no lo es, que es de un cliente al que debo de ayudar. Me permite tomar las decisiones más racionalmente.

—Quizás esta situación no se trata de ser racional, sino decidir sobre lo que tú necesitas.

Erika tomó la mano de su hijo y la apretó con cariño—No es tan fácil, Neil. Está tu hermano de por medio.

—Yo le dije a Joshua que papá no vendría estos días a casa por el trabajo. Así que tómate este tiempo para analizar lo que tú necesitas.

Erika le abrazó con cariño—Gracias por cuidarme, hijito.

—¿No quieres que me quede contigo estos días? —preguntó Neil—¿Segura que estarás bien?

—No voy a mentirte diciendo que no me duele tener que recordar ese episodio, pero más que herida me siento humillada porque creía que solo yo tenía que cargar con el secreto, y de pronto descubro que tú y Patrick también lo sabían.

—Lo siento...

—Tu amigo en verdad se preocupa por ti. Hubieras visto como intentó detenerme anoche para que no entrara a esa habitación.

Neil intentó sonreír, pero desvió su mirada hacia la piscina. Su reflejo y el de su madre era irregular gracias al viento que movía las aguas.

—Mamá, no tienes que seguir fingiendo —dijo Neil con la mirada baja—. Joshua me dijo que te vio saliendo de mi habitación esta mañana.

Erika puso una mano en la mejilla de Neil e hizo que la mirara—Entonces tú también puedes dejar de fingir que solo es tu amigo, Neil.

—¿No estás molesta?

—Oh, Neil, si hubiera estado molesta los hubiera despertado en ese mismo instante. Aunque si me enfadé un poco porque habías tenido muchas oportunidades para decírmelo y decidiste ocultarlo. ¿Creías que te iba a prohibir salir con él?

—No lo sé. En realidad no sé. Íbamos a decírtelo, más adelante. No es que tengamos mucho tiempo de estar juntos, solo no sé, creo que ambos tenemos miedo que no funcione.

—Si ambos van en serio no pueden estar con esos miedos, Neil —le hizo ver Erika—. Si en verdad se quieren tienen que ir con la convicción de que la relación va a funcionar, sino empiezan con el pie equivocado.

Neil no ocultó la sorpresa por las palabras de su madre—Está bien...

—¿Al menos sus amigos saben de su relación?

—Sí. Y espero que no te enojes, pero acabo de decírselo a Joshua.

—¿En serio?

—Sí, cuando desperté estaba en el cuarto. Empezó a hacer preguntas y sentí que debía decírselo.

Erika sonrió un poco—Ese niño sigue tomando cualquier vacío que encuentre en mis órdenes. Le dije que los dejara dormir y que no los despertara. Supongo que asumió que podía entrar a la habitación si no hacía ruido.

—¿Entonces está bien que se lo dijera?

—Claro que sí, Neil —le aseguró Erika—. Creía que te habíamos criado con la confianza para que tomases tus propias decisiones y estuvieras seguro de ellas.

—Lo siento.

—Está bien —le aseguró acariciando los cabellos de su hijo—. Solo hay algo que quiero preguntarte...

—No vas a preguntarme de nuevo sobre si usamos protección ¿verdad? —exclamó alarmado.

—No era eso, pero ya que lo mencionas...

—¡Mamá! —se quejó Neil.

—Tú lo mencionaste, jovencito, no yo.

—¡No hemos hecho nada! ¿Qué parte que vamos empezando no te ha quedado clara? —exclamó con el rostro enrojecido por la vergüenza.

—Está bien, está bien. No te pongas tan a la defensiva.

Neil apartó la mirada avergonzado—¿Qué era lo que ibas a preguntarme?

—¿En verdad saliste con tus novias pasadas porque te gustaban?

Neil le miró extrañado—Sí —le aseguró—. Aún me gustan las mujeres. No creo que dejen de hacerlo, solo que hasta antes de Patrick no me había percatado del todo que también me podían gustar los hombres. Supongo que si los encontraba atractivos, pero nunca me había planteado que me podía enamorar de uno.

Erika asintió—Disculpa por preguntártelo. Es solo que temía que inconscientemente tu padre y yo hubiéramos hecho o dicho algo que te hiciera sentir obligado a pretender que ser alguien que no eres.

—No, no te preocupes por eso.

—Qué bueno. Estaba un poco preocupada por ti ¿sabes? —confesó Erika—. Luego de esa chica Liv pensé que quizás te dio miedo el comprometerte con alguien en una relación. Luego de tres novias en un tiempo relativamente corto y luego pasaste tanto tiempo sin presentar a nadie, pensé que solo te dedicabas a andar de chica en chica sin sentar cabeza.

—No me has inculcado la promiscuidad, madre —se quejó Neil.

—Me alegra escucharlo.

—¿Y qué piensas de Patrick?

—Es el más atractivo hasta ahora, pero no te fíes de mí. Tengo el juicio sesgado.

—¡Mamá!

Erika rio un poco provocando que el corazón de Neil se comprimiera un poco porque había ansiado tanto poderla ver reír de nuevo. Quería que su madre fuera feliz.

—¿Qué? Aún se me permite mirar ¿sabes? Así que no me molesta si lo traes más seguido y pueden usar la piscina todo el tiempo que quieran.

—La pregunta era seria —reclamó Neil cruzándose de brazos.

—Mi respuesta también lo fue. No tienes mal gusto —dijo Erika quitándose unos cabellos del rostro que el viento había alborotado—. Pero si me preguntas por la personalidad no sé bien qué quieres que te diga. No he tenido la oportunidad de cruzar muchas palabras con él. Parece un joven bastante maduro, un poco serio, pero supongo que es buen complemento para ti para que sientes cabeza. La primera vez que lo vi me dio la impresión era un muchacho solitario, se veía triste. No entendía por qué te juntabas con él, pero ahora se ve más feliz ¿sabes?

—¿De verdad?

—Sí. Y en verdad creo que te ama.

Neil le miró avergonzando—¿Por qué lo dices?

—Oh, Neil. Se notaba que no estaba cómodo en la fiesta, pero se quedó a tu lado incluso cuando pudo irse con tus amigos, y luego tuvo que presenciar nuestro pequeño drama familiar, si no te quisiera se hubiera marchado al alba, pero se quedó a tu lado toda la noche aun sabiendo que las cosas no serían fáciles al despertar. ¿Crees que si solo buscara acostarse contigo soportaría todo esto? A nadie le gusta verse involucrado en dramas ajenos.

—Supongo que tienes razón.

—Y luego está cómo busca protegerte. Lo hizo intentando evitar que yo entrase en aquel estudio, era la primera vez que me veía directo a los ojos y me hablaba con seguridad, porque sabía que si me dejaba a entrar ibas a sufrir. Y ahora que entré a la habitación la forma en que te abrazaba era como si quisiera protegerse incluso de tus propios sueños.

Neil se sonrojó un poco al escuchar a su madre decirlo—Que bueno que también tú puedas ver lo bueno que Patrick tiene —dijo con una sonrisa—. Me molesta un poco porque dice que soy un niño mimado, pero a su lado estoy aprendiendo muchas cosas ¿sabes?

—¿A él debo agradecerle que ya lavas los platos?

—Hey, también me ha enseñado a hacer hot cakes, huevos y pasta, dice que aún no estoy listo para los mariscos, pero que llegaremos eventualmente.

Erika sonrió al escuchar a su hijo contarle más cosas—Al menos ya no tengo que preocuparme porque no comas bien.

—Oh, no. Patrick sabe cocinar de todo y lo hace muy bien, a su manera es muy cariñoso y atento, también es independiente, muy inteligente, un excelente deportista, también es muy trabajador y decidido ¿sabes? La verdad soy muy afortunado que se haya fijado en alguien como yo —dijo Neil con una amplia sonrisa—. Ahora que lo pongo así, creo que si soy un niño a la par de él, pero espero que él sea igual de feliz a mi lado.

—Si te ha pegado fuerte el amor, hijo —dijo Erika alegre por poder compartir la felicidad e ilusión de su hijo.

—Sí, creo que sí, pero no te preocupes no voy a descuidar mis estudios. Hasta en eso me ayuda Patrick.

—Pues tendré que agradecérselo. Solo no quiero que idealices a Patrick ¿eh? Si quieres que eso funcione también tienes que saber sus defectos.

—Oh, no te preocupes por eso. ¡Créeme que los sé! —exclamó Neil con seguridad.

—¿Los sabes?

—Sí, es un orgulloso de primera. No está acostumbrado a pedir ayuda a los demás, pero eso ya me voy encargando yo poco a poco. También puede ser bastante intimidante cuando se lo propone, tiene esa horrible manía de tener todo en orden, no puede ver ni un simple plato en el fregadero porque para él eso es un desastre de las proporciones de Chernóbil, también cuando está molesto es bastante impulsivo con sus decisiones y puede decir cosas que no sienta solo porque no sabe cómo manejar la situación. Cuando algo sale mal no duda echarse la culpa porque cree que no hace un buen trabajo, además tiene esa manía de aislarse, pero poco a poco se va abriendo con las personas así que tenle paciencia, ah pero lo peor de Patrick es que no se da cuenta de lo increíble que es, a veces siento que no se valora lo suficiente o como si creyera que no merece ser feliz, pero quiero que aprenda a verse de la misma forma que yo lo veo.

Erika sonrió al escuchar a su hijo hablar de esa forma, tan decidido e ilusionado por esa relación que iniciaba—Me quedo más tranquila sabiendo que estás consciente de con quién te estás metiendo.

La puerta corrediza se abrió en esos momentos. Joshua corrió hasta ellos —¡Aquí están! —exclamó ya duchado y vestido—. Los he buscado por todos lados. Creía que se habían ido a comer sin mí.

—Oh, es cierto. No tuve oportunidad de preguntarte ¿te sientes de ánimo de salir?

—Sí, mami. Salgamos —pidió Joshua.

—Salgan ustedes. Yo no descansé mucho anoche—dijo Erika notando la expresión de preocupación de Neil—. Quiero aprovechar de dormir un rato más. Es todo.

—Está bien —dijo Neil no muy seguro—. Iré a bañarme y a despertar a Patrick.

—Oh, Patrick ya despertó hace ratitos. Se debe estar bañando.

—Ve entonces a bañarte, hijo.

Neil asintió, pero terminó encaminándose a la habitación de Patrick. Tocó la puerta y este no tardó en abrirle. Tenía el cabello mojado y solo llevaba sus jeans puestos.

—Hola...

—Hola, Joshua me dijo que habías despertado.

—Sí, me lo he encontrado en el pasillo —dijo haciéndose a un lado para dejar que Neil entrase—. ¿Pasó algo?

Neil entró y empezó a caminar alrededor de la habitación—Por favor no te enfades —pidió—. O si lo haces al menos finge que no lo estás hasta que lleguemos a Gastrell.

—Ok, eso no suena bien. ¿Qué sucede?

Neil respiró hondo intentando darse valor—Mi madre y Joshua ya saben que estamos juntos...—dijo. El silencio de la habitación se hizo latente. Patrick solo parpadeaba con cierta incredulidad—. Lo siento, no es algo que haya planeado ¿aún estamos juntos? —preguntó de pronto con nerviosismo recordando la conversación de su madre— ¿O después de lo de ayer todo esto es demasiado drama para ti?

—No seas ridículo, Neil, claro que aún estamos juntos —dijo Patrick reaccionando. Se quitó la toalla de los hombros y caminó por la habitación— ¿Y cómo se lo tomaron? ¿Debería escaparme por la ventana?

—No, no seas ridículo. Se lo han tomado bien. No tienes que preocuparte —se apresuró a decir Neil—. ¿Estás molesto? Sé que era algo que debí haber discutido contigo...

—Está bien, Neil. No te preocupes por ello.

Patrick sabía que tarde o temprano tendrían que decírselo a la familia de Neil, solo no esperaba que fuera tan temprano y en esas circunstancias, pero no quería causarle más problemas a Neil de los que ya tenía.

—¿De verdad?

—Sí, en serio. Es solo que de nuevo me tomaste por sorpresa —admitió—. ¿Cómo está tu madre?

—Más o menos, al menos ha salido al jardín. No se ha quedado en su cuarto como la vez que Isabella descubrió que un novio la había engañado, tardamos tres en días en conseguir que saliera de la habitación.

—Tu madre es una mujer bastante fuerte.

—Lo sé. Supongo que hay que darle tiempo a las cosas. Por ahora quiere que salgamos con Joshua creo que necesita la casa sola.

—Está bien. Creo que es lo único que podemos hacer por ella ahora.

—Iré a bañarme entonces.

—De acuerdo, yo iré a ver si Danny tiene suficiente comida.

—Gracias, Pat —dijo antes de salir de la habitación.

Patrick se dejó caer de espaldas en la cama apenas salió. En verdad ese fin de semana no estaba saliendo como había imaginado. Sacó su teléfono y llamó al apartamento. Gabriel no tardó en contestar, apenas escuchó la voz de su abuelo se sintió más tranquilo. Solo llamaba para asegurarse que había amanecido bien y si ya había comido algo y tomado sus medicinas. La conversación no duró mucho, pero en definitiva estaba más tranquilo cuando salió de la habitación.

Salió al patio y no tardó en ver que Danny corría a su encuentro—Hola, ¿dónde te ponen la comida aquí? —preguntó mientras le hacía unos cuantos mismos al perro para luego ir detrás de él hasta la cocina. El plato estaba casi vacío y por fortuna no le costó encontrar la comida para servirle un poco más. Estaba cambiándole el agua cuando Erika entró en la cocina con una taza en sus manos. Patrick se detuvo de inmediato, preguntándose si podía estar allí. Esa no era la casa de Neil en Gastrell donde ya podía moverse con familiaridad.

—Gracias por darle de comer a Danny. Me he olvidado por completo de él —fue todo lo que dijo Erika mientras llegaba al lavamanos y tiraba el líquido por el fregadero.

—No es ningún problema —dijo Patrick, quien se quedó viendo a Danny sin saber bien qué más decir o cómo debía comportarse.

—Disculpa lo de anoche, Patrick. Todo, desde mi comportamiento porque no te quitabas de la puerta hasta haberte pedido que fueras por Joshua. No era tu responsabilidad.

—No se preocupe por eso —se apresuró a decir Patrick sin poder mirarle a los ojos—. Neil me dijo que saldremos ahora con Joshua.

—Sí. Lo siento, de seguro tenían planes y andar un con niño no estaba dentro de ellos.

—No es problema—dijo aún con la mirada fija en Danny—. ¿Ya ha desayunado? —preguntó sin saber bien qué decir.

—No, hice unos hot cakes para Joshua, pero tengo mucho apetito. Ni siquiera pude tomarme el té.

—Debería comer algo, si no hará que Neil se preocupe más.

—Ya le pediré que me traiga algo de comer u ordenaré algo a domicilio. No tengo ánimos de cocinar, si he de ser honesta.

—Yo puedo preparar algo si lo desea —se ofreció sin pensarlo, alzando la mirada.

—Oh, no. No podría, Patrick, eres muy amable pero ya has hecho suficiente.

—No es ninguna molestia. Si le parece bien puedo preparar algo. No es como si tenga algo que hacer en lo que Neil termina de bañarse —insistió Patrick—. Además sé que Neil se quedaría más tranquilo sabiendo que ha comido algo.

Erika no encontró que más excusas poner ante la insistencia de Patrick—Está bien...

—Perfecto. ¿Algo en especial?

—Oh, no cualquier cosa está bien. Ya haces suficiente.

Patrick fue hasta el refrigerador y la alacena para ver que había disponible. Aunque como era de esperar en esa casa había de todo—¿Pollo y pasta está bien?

—Sí, Patrick.

Patrick asintió y sacó una bandeja de pechugas de pollo. Llenó un recipiente con agua y puso la bandeja para intentar apurar que se descongelasen. Buscó donde se encontraba todo, aunque en esa cocina era fácil de ver donde se encontraba todo y había de todo, por lo que no tuvo problemas en decidir qué era lo que iba a cocinar. Por fortuna Neil siempre demoraba en estar listo, así que estaba seguro que tenía tiempo de sobra para cocinarle algo decente a Erika. Se movía con agilidad por el lugar.

—Neil tenía razón...

La voz de Erika le hizo detenerse de pronto. Giró confundido y notó a Erika sentada en la silla alta de madera y apoyaba la parte superior de su cuerpo contra la barra desayunadora. Sonrió a manera de disculpa por haber interrumpido su concentración. Patrick creyó los últimos diez minutos que estaba completamente solo.

—Neil dijo que eras un excelente cocinero. ¿Quién te enseñó?

—Neil exagera. No soy tan bueno —dijo volviendo a prestar atención a la pasta para evitar que quedase recocida—. Y mi abuela me enseñó lo básico, de allí supongo que me gusta experimentar un poco cuando tengo tiempo libre —y cuando tenía los ingredientes necesarios para probar nuevas combinaciones.

—Neil me contó que a veces cocinas para él y le has enseñado algunas cosas.

Patrick casi se hería cuando estaba cortando una pechuga de pollo al escuchar a Erika hablar. ¿Qué tanto había hablado Neil con su madre?

—Lo básico nada más...

—Oh, lo básico es mucho más de lo que podía hacer. Ese muchachito creo que ni sabía hervir agua. De seguro piensas que lo hemos malcriado demasiado.

Patrick se giró un poco y sonrió derrotado al notar que la expresión de Erika le indicaba que no tenía que mentir.

—Lo normal para cualquiera con sus comodidades —dijo, era lo mejor que tenía para decir. Mientras se apresuraba a apagar el fuego de la olla donde hervía el brócoli lo menos que quería era que quedase amargo.

—La verdad yo tampoco soy muy fan de la cocina. Creo que también tengo culpa que no aprendiera —admitió Erika—. Podría echarle la culpa al trabajo y al cansancio, pero la verdad es que desde pequeña odiaba la cocina y como cuando entré a la universidad no tuve que mudarme de mi casa seguí sin aprender, pero me alegra saber que Neil está aprendiendo muchas cosas de ti.

Patrick se limitó a asentir sin darle la cara a Erika. Era extraño estar hablando con ella. Si se podía llamar conversación a lo que tenían, así como saber que ella ya sabía de la relación que tenía con Neil y seguía lanzando señuelos para que los pescase e intentar hablar de eso, pero Patrick no estaba seguro de querer hablar del tema. Permanecieron en silencio otros cinco minutos más, pero esta vez sí estaba consciente de la presencia de la mujer. Estaba lo más concentrado posible en preparar la salsa Alfredo cuando llegó la pregunta que temía.

—Patrick, ¿por qué te gusta mi hijo?

Patrick bajó el fuego a los alimentos que preparaba y se limpió las manos antes de darse la vuelta y mirar a Erika.

—¿No está de acuerdo con nuestra relación? —preguntó, sacando el valor de donde no lo tenía. Temía que eso se convirtiera en otra conversación como la que había tenido anoche con Tony y en definitiva no tenía la fuerza de voluntad de soportar otro desplante.

—No es eso. Disculpa si mi pregunta sonó de esa forma. Es solo curiosidad, Neil me ha habló un poco de ti y solo me dio curiosidad porque lo hizo sonar como si vinieran de mundos diferentes y que no sabía cómo te habías fijado en él.

Patrick no pudo evitar reprimir una sonrisa de incredulidad—Soy yo quien debería decir eso, si he de ser honesto —admitió—. La verdad es que sí venimos de mundos diferentes, señora. No tengo una casa lujosa como la suya, no tengo auto, solo tengo dos trabajos con los que busco pagar mi universidad y solventar los gastos básicos. Neil puede que le haya contado las cosas buenas de mí, pero prefiero ser honesto y contarle mi realidad. Así que soy yo quién debería preguntarme como su hijo se fijó en mí.

—Sigues evadiendo la pregunta, Patrick —dijo Erika con una pequeña sonrisa amigable.

—No lo sé, sé que quiere una respuesta concentra, pero no sabría qué decirle —dijo antes de darse la vuelta para seguir cocinando.

—Tiene que haber algo —insistió Erika—. Mi hijo no es perfecto...

—Eso lo sé.

—¿De verdad? —cuestionó Erika con cierto escepticismo.

—Sí, no es bueno con las tareas del hogar. Hasta hace unas semanas no sabía ni encender un fósforo. Si no le diera unos dólares extra al jardinero de la residencial para que le cuide el jardín, las plantas se le hubieran muerto hace años —dijo con una sonrisa divertida—. Es bastante terco cuando se le mete una idea en la cabeza y no entiende de razones. Puede ser la peor idea del universo, pero si cree que debe hacerla va y lo hace. A veces parece un imán para los problemas y parece no tener instinto de supervivencia porque para él todos los lugares parecen seguros. No sabe cómo desconfiar de las personas y eso a la larga puede traerle problemas. Además tiene esa manía cuando va a comprar algo nunca se fija en el precio, quizás no es un defecto, pero en verdad hace que mis nervios se crispen, pero lo peor de Neil es que no quiere que nadie sufra, pero cuando él lo hace se lo guarda todo para él y detesto que me mienta diciendo que todo está bien solo porque no quiere preocuparme.

—Al menos tienes claro lo que te no te gusta de él, eso ya es algo.

Sabía que había metido la pata, tenía que haber dicho algo positivo en concreto. Hasta decir que Neil tenía buen culo era mejor a que creyera que estaba con él por su dinero, pero cuando empezó a enumerar las cosas que no le gustaban de Neil no pudo detenerse.

Intentó hacer un esfuerzo para buscar alguna razón, pero es que no podía poner todo lo que sentía por Neil en palabras. Durante unos minutos intentó buscar algún rasgo que lo resumiera—Su sonrisa...—dijo Patrick en voz alta de pronto—. Me gusta la sonrisa de su hijo —admitió sin voltearse—. Es no sé, no sé cómo explicarlo, pero cuando sonríe solo quiero que siga haciéndolo porque hace algo en sus ojos que te piden que no apartes la vista de ellos. Verlo sonreír me hace feliz. Una sonrisa de Neil es suficiente para que mi día sea mejor y cuando no sonríe siento que algo está mal en el mundo. Neil llegó un día de la nada y me hizo recordar que también podía ser feliz, que no tenía que esperar, que podía serlo ahora y me hizo percatarme de las personas que estaban a mi alrededor, que se preocupaban por mí y me hizo valorar lo que tengo ahora. Quizás no sea mucho pero me hizo ver que era suficiente. Creo que Neil me hace mejor persona y por eso lo quiero, aún con sus defectos. No sé si alguna vez podré hacerlo igual de feliz de lo que él me hace a mí, pero hasta que se aburra de mí, quiero intentarlo y sobre todo quiero que siga sonriendo. Sé que solo con quererlo no es suficiente y que tengo que trabajar duro para poder estar a su altura, pero quiero intentarlo. Yo solo...—dijo mirando la salsa que estaba casi lista— Yo solo quiero sentir que al menos intenté de hacerlo feliz aun cuando todo esté en mi contra...

Terminó de cocinar en silencio. No se había equivocado con el tiempo. Media hora fue lo necesario para preparar el fetuccini alfredo con pollo y brócoli. Miró el plato y sonrió con cierta amargura. Había preparado eso con la esperanza de causar una buena impresión en Erika, pero después de esa respuesta sabía que no había conseguido su cometido. Se dio la vuelta y le sirvió la comida en un plato.

—Buen provecho —fue todo lo que pudo decir antes que Neil entrase a la cocina segundos después.

—¿Qué huele tan bien? —preguntó.

—Patrick fue muy amable en ofrecerse a hacer algo para que comiera.

—Gracias, Pat —dijo Neil con una sonrisa—. ¿Eh? ¿No sobró nada para mí?

—Dijiste que iríamos a comer algo...

—Pero ya me dio hambre al oler lo que preparaste.

— Solo deja que lave esto para irnos.

—No, deja que yo lo haga —dijo Neil yendo a su lado.

—No es problema, Evans.

—Eh, ¿no habíamos dicho que tú cocinabas y yo lavaba los platos? —Preguntó Neil—. Luego me andas molestando con que no sé hacer nada.

—Sí, pero esa regla la aplicaste tú y solo cuenta para cuando cocino para los dos.

—Nunca acordamos eso. Ya cocinaste así que largo de aquí. Déjame lavarlos —insistió Neil apartando a Patrick quien puso su cuerpo rígido para evitar moverse—. Ay, sí, sí no me mueves porque soy señor musculoso.

—¿Crees poder hacerlo? Son muchas cacerolas y hasta hace una semana todavía dejabas jabón en ellas.

—¡Ya, deja de burlarte! —exclamó Neil molesto— Ya me fijo bien.

Patrick no pudo evitar sonreír al notar la fuerza que Neil ponía—Está bien, está bien tú ganas —dijo moviéndose un poco obligando que Neil diera un paso adelante para evitar perder el equilibrio.

—Bien, mejor ve tú por Joshua para que nos vayamos. A este paso ya debe haberse ensuciado si anda jugando con Dany y tendrá que cambiarse de nuevo.

—De acuerdo —dijo Patrick y salió de la cocina sin atreverse a ver a Erika. Cuando Neil empezó a discutir con él se olvidó por completo que tenían compañía.

Neil iba a empezar a lavar los platos cuando notó a su madre sonriéndole con cierta incredulidad—¿Qué?

—En serio, ¿cómo hiciste para que un chico como él se fijara en ti?

—¿Eh? Oye, ¿de lado de quién estás? —preguntó Neil ofendido.

—Del tuyo naturalmente, por eso te digo que si arruinas la relación castigaré por un año —dijo Erika con una sonrisa mientras probaba un poco de la comida que Patrick había preparado —. Corrección, jovencito. Cinco años. ¡Si lo dejas ir sin una buena razón te castigaré cinco años! —exclamó mientras tomaba un poco más de la comida. No se había percatado de lo hambrienta que estaba hasta que probó la comida que Patrick preparó.

—¡Vaya! Mi propia madre en mi contra —exclamó fingiendo sentirse ofendido, pero sonrió aliviado que su madre ahora estuviera convencida que Patrick era bueno para él.

No esperaba que una charla con ella hubiera bastado para convencerla, pero suponía que era una cualidad de Patrick. Una de las que ni él mismo se percataba que poseía. 

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