Me alejé de Yuri dejándolo en la entrada principal. Mis piernas aún tambaleantes de milagro pudieron seguir caminando, la emoción de poder al fin tenerlo bajo mi propio techo aún no desaparecía. El día en el que Toshiya confirmó la decisión que salvaría a su continente y en poco tiempo, "mío" me hizo feliz saber que Yuri me había elegido.
A pesar de la actitud hostil que había presentado Yuri en la cena y durante nuestra charla en el jardín, no evitó el hecho de que caí fascinado ante su belleza. Sus reacciones, sus ojos café oscuro y brillantes, el cabello negro y sedoso; pero, más que nada, su rostro nervioso y sonrojado al responder tiránicamente, hicieron que reafirmara mi interés sobre él.
La persona por la que en estos momentos temía era Yakov, pues me excedí del tiempo límite, pero poder haber platicado con Yuri valdría la pena cualquier reprendimiento que recibiera de mi tutor. Abrí las puertas de mi oficina de trabajo esperando a que el hombre del que mis instintos huían estuviera esperándome, pero al pasar mi cabeza y observar los alrededores, la habitación se encontraba vacía.
—En serio tienes el valor de aparecerte después de media hora de lo acordado ¡Viktor! —vociferó desde mis espaldas y sentí como mis poros se erizaban.
Salté al interior de la oficina alejándome de él.
— ¿Media hora, en serio? ¡Vaya! Qué rápido pasa el tiempo ¿no? —carcajeé nervioso y temiendo por mi futuro y horas de sueño.
—Vitya, necesitas tomarte tu posición más en serio. Ya no serás sólo rey de Rusia, lo serás de todo un continente, muchísimas personas dependerán de tu desempeño.
—Lo sé, lo sé. Sólo quería platicar un poco con Yuri.
Retomé mi lugar detrás del escritorio y retomé mi lectura hacia los informes sobre la actividad económica del país.
—Vamos, ya has estado despierto tres días continuos. Esta noche sí irás a dormir, sería una pena que te enfermaras justo después de asumir el trono —dijo suavizando más la voz. Acercó un carro dispensador y se dispuso a servirme una taza de té verde—. Sé que estás emocionado de ver a Yuri después de tanto tiempo, pero no dejes que esa emoción haga que olvides la misión más importante que tienes.
—Entiendo. Es por eso que lo he traído conmigo, sé que estará más seguro aquí que en ningún otro lugar.
Nuestra plática terminó ahí y como buen mayordomo que es Yakov siguió presionándome para evitar que cayera en distracción y pudiera terminar con el mayor número de pendientes posibles.
El trabajo no me disgustaba, ya que era algo que mis padres me habían inculcado con insistencia desde que era niño, solo era la emoción la que me había embargado, ya que tener a Yuri, era realmente un sueño hecho realidad.
Salí de la oficina con el permiso que Yakov me había concedido de descansar y caminé un largo recorrido por los pasillos hasta llegar a mi habitación.
Me desvestí e inmediatamente vestí mi pijama buscando el calor debido a que la tormenta de nieve que avecinaba, lastimaba con sus bajas temperaturas mi piel.
Tomé asiento en la orilla de la cama y justo después de esta acción el teléfono de al lado comenzó a sonar.
—Habla Nikiforov—dije a penas tomé el teléfono.
—Buenas noches señor Nikiforov, tenemos una llamada desde la línea secreta de Europa ¿desea atenderla? —la voz de la operadora se hizo sonar.
—Sí por favor, conéctame con la línea.
Sólo había una persona que utilizaba esa señal conmigo y en especial, a estas horas de la madrugada.
— ¡Hey! Nikiforov, ¿cómo has estado? —habló la persona del otro lado de la línea.
—Cansado y a punto de dormir —bufé molesto—. Espero que tu llamada sea de gran importancia como para hacerme perder el sueño.
—No te preocupes no es nada relacionado con el trabajo.
Sí, sólo hay una persona utilizaría esta línea pero no específicamente para uso exclusivo para temas de trabajo o asuntos políticos. Christophe Giacometti.
—Chris... —dije arrastrando la voz— ¡te he dicho miles de veces que no utilices esta línea para asuntos personales! —grité exasperado—. Si no es nada urgente la conversación puede esperar para otro día ¿no? Así que si me permites dormir, hablaremos después.
—Espera, no cuelgues —alcancé a escuchar por la bocina—. Este asunto también tiene que ver con tu querido Yuri —sabía que al mencionar ese nombre me tendría a su merced, pero era algo que no podía evitar y pasar por alto—, tengo noticias sobre el gremio de los "Gamma".
Reincorporé el teléfono hacia mis oídos y tomé asiento para poder abordar el tema.
—Espero que no sólo sea un anzuelo para contarme otra de tus estúpidas historias —advertí.
—No, esta vez no es así —suspiró y tomó un tono de seriedad en su voz para continuar—. Pero antes que nada, ¿qué tal te fue con tu reencuentro con Yuri?
—Como lo suponía, no recuerda nada de mí. En realidad no esperaba que lo hiciera, así que no fue algo impactante en mí. Sin embargo, su actitud es muy distinta a la de la última vez. Aunque, era de esperarse al encontrarse en un mundo desconocido con personas desconocidas para él.
—Ya veo... —guardó silencio, pues parecía reflexionar sobre su próxima frase— los Gamma están empezando a sospechar del Imperio Asiático y están llevando a cabo sus jugadas desde las sombras.
—Me lo imaginaba, esos sin vergüenzas no ocultan sus verdaderas intenciones, pero aún así no hemos podido rastrear a las personas que manejan los hilos detrás de todos sus actos.
—Así es. Sabemos que no están de acuerdo con la forma actual en la que se rigen los continentes, pero también tienen muchos seguidores. No podemos confiar en nadie. Debemos proteger a los habitantes de nuestros hogares.
—Y bien, todo eso ¿qué tiene que ver con mi Yuri?
—Se corrió el rumor que dentro de ese gremio, tienen información sobre Yuri. Ellos saben de su existencia y más que nada, de lo importante que puede ser para ellos, pues conocen sobre su procedencia. De ahí que estén conspirando con Asia.
—Sabía que no tardarían en darse cuenta, a pesar de que fuimos lo más cuidadosos posibles de confirmar nuestra información e investigar a su familia, parece ser que no fue suficiente —pausé por un momento para poder reflexionar acerca de lo que estaba pasando—. Aún así, Yuri está más seguro aquí a mi lado que en ningún lugar, ese fue uno de los motivos por los cuales me apresuré a actuar. Últimamente los Gamma han mostrado demasiados movimientos sospechosos.
—Bueno, eso era lo que quería advertirte y ahora que estoy enterado del paradero de Yuri, estoy más tranquilo. Perdón por interrumpir tu descanso, ahora así te dejo.
—Bien, hasta luego Chris... —suspiré cansado y corté la llamada.
El Gremio Gamma, un grupo de insurgentes que en las últimas décadas han estado en contra de las maneras en que el mundo actualmente se rige. Al principio nadie los tomaba en cuenta, sin embargo con el paso de los años cada vez se han integrado un número considerable de personas.
¿Cómo es que sabemos eso?
Pueden enfrentar un ejército de soldados de 1000 hombres. Esta facción últimamente ha estado bajo actos sospechosos que podrían poner en peligro la vida misma y supervivencia de la humanidad.
¿Cómo es que pueden hacerlo?
Simple. Inexplicablemente y por motivos de su estilo rezagado de vida han podido desarrollar habilidades militares que aún desconocemos y según la poca información que hemos reunido, sus avances científicos nos superan en un pequeño pero considerable porcentaje.
Todos estos acontecimientos han estado rondando por mis pensamientos en los últimos meses, haciendo que mi preocupación por Yuri aumente cada vez más. Pues, no es de extrañar que el miedo que me invade al pensar que puedo perderlo por las ambiciones de ese grupo, provoca que mi corazón se me agite de manera precipitada y mi respiración llegue a leves convulsiones.
Tal vez, en estos momentos a Yuri le sea imposible confiar. A pesar de eso, ya está bajo mi cuidado y es lo que más me causa calma. Supongo que lo demás vendrá con el tiempo, pero de algo estoy seguro y es que haré todo por protegerlo de todo el mundo si es necesario.
Yuri.
Sólo espero que confíe en mí. Una vez logrado esto, nadie será capaz de separarnos o hacernos daño.