Ya estaba por cumplirse el mes de que se habían dado como límite el grupo de terapeutas que habían decidido quedarse para seguir investigando "El caso de la muñeca de porcelana". Desde la partida de los demás terapeutas hasta la fecha no había habido mayor avance en el comportamiento de Milk, ella seguía igual, era una muñeca a la cual se le daba una orden en sus terapias y la hacía a pesar de que sus pensamientos parecían estar en otro lado, eso sí ella no hablaba, ni sonreía y seguía viendo a la ventana mientras sujetaba su pequeña muñeca de porcelana a la cual solo la dejaba para dormir pues allí ella dormía abrazada a un pequeño osito de peluche, ello lo sabían por el padre de la pelinegra.
Oficina:
Un grupo de terapeutas platicaban.
En unos días nos vamos y la verdad yo en lo personal me voy muy triste pues no e podido ser de gran ayuda para esa niña, decía uno de los terapeutas extranjeros.
No es culpa de usted, el problema de que su caso sea un fracaso es ella, no quiere colaborar con nosotros, dijo otro de los terapeutas.
Tal vez ella es feliz en su mundo, finalmente no esta haciendo daño a nadie, no es dependiente de nadie, se viste, se lava, toma sus alimentos sola y usa los servicios higiénicos sola, su único problema es su mutismo, ese estado de autismo, pero si ella no quiere dejarse ayudar pues nadie podrá sacarla de ese mundo, dijo otro de los terapeutas.
¿Qué están queriéndome decir?, dijo la doctora Laurean.
Lo lamento doctora Laurean pero ya no podemos seguir con este caso, en lo personal es un fracaso profesional para mí pero ya no encuentro ninguna forma de ayudar a esa niña y pues ya no podemos quedarnos más, tal vez como dice mi colega, si ella no se deja ayudar nadie podrá sacarla de ese mundo en el que por lo visto ella esta muy feliz, yo le recomiendo que de ahora en adelante sus terapias sean con el padre de la señorita Ox, él tiene que aprender a vivir con su hija en ese estado de autismo, él tiene que seguir con su vida y dejar que su hija siga con la suya, dijo el jefe de los terapeutas.
Me está diciendo que su padre también renuncie a buscar alguna forma de que su hija vuelva hacer la de antes, dijo al doctora Laurean con tristeza.
Si, doctora Laurean, es lo mejor, su mundo no puede girar en base a su hija, ella no saldrá de ese estado, ya hicimos todo lo posible y no a dado resultado, dijo el jefe del equipo de terapeutas extranjeros mientras los demás asentían.
Laurean yo creo que él doctor tiene razón, ya no tiene caso seguir con esto, solo estamos causándole un estrés interno a esa joven, dijo el doctor Cho.
Tú también, dijo la doctora Laurean con nostalgia.
Si Laurean ya no puedo seguir, tenemos muchos pacientes aquí que atender y por estar tratando de resolver la incógnita del caso Ox hemos estado dejando de atenderlos como se debe, dijo el doctor Cho.
Eso no es cierto, otros doctores se están haciendo cargo de esos casos, dijo la doctora Laurean.
Si es cierto, pero ya no pienso continuar Laurean, dijo el doctor Cho aunándose a su renuncia al "Caso Ox" los demás integrantes del equipo de terapeutas de la doctora Laurean.
Está bien, me quedo sola y mis alumnos, con ellos me bastaré para seguir adelante con el caso de Milk, gracias por su tiempo, gracias por su aportes, le comunicare esto al señor Ox, dijo la doctora Laurean.
Horas después: "Casa Ox"
La doctora Laurean le comentaba al padre de la pelinegra sobre la renuncia de los terapeutas al caso de Milk días antes de que se cumpla el mes que ellos habían puesto como limite para terminar con las terapias.
Renunciaron todos, dijo con nostalgia el padre de la pelinegra.
No, claro que no, yo no e renunciado a seguir apoyando a Milk, dijo la doctora Laurean.
Ya no hay nada que hacer doctora, el caso de mi hija es un fracaso, un completo fracaso, decía entristecido el padre de la pelinegra mientras esta se encontraba en el jardín en una de sus terapias de música con Cell.
Jardín:
Cierra tus ojos Milk y empieza a sentir la música, decía Cell mientras todo el ambiente era inundado por música clásica.
La pelinegra cerró sus ojos e inmediatamente se imagino bailando con su amado prometido de cabello alborotado.
Cell observaba el rostro de la pelinegra iluminarse de alegría mientras una ligera sonrisa se formaba en su bello rostro.
No comprendo porque te aferras a su recuerdo, la doctora Laurean me comento que todos los terapeutas que seguían tu caso renunciaron, solo ella seguirá en el claro Broly y yo seguiremos apoyándola hasta hacerte reaccionar, pensaba Cell mientras veía a la pelinegra hacer unos pasos de baile mientras tomaba a su muñeca de porcelana de la mano.
Dentro de la casa:
Yo no pienso renunciar al caso de Milk, volvía a decir la doctora Laurean.
Ya no tiene caso, mejor es resignarse, dijo el señor Ox.
¿Usted cree que eso es lo mejor?, dijo la doctora Laurean.
Si, ya estoy muy cansando ya son muchos meses de espera, las esperanzas se van acabando, ya no me quedan fuerzas para seguir pensando que mi hija saldrá de ese mundo, tal vez lo mejor sea solo resignarme y darle toda la felicidad que pueda yo otorgarle, tal vez no me hable pero yo estoy seguro que ella siente que estoy junto a ella, decía el señor Ox.
Comprendo que está cansado que ya no quiere seguir en esto, que le parece si usted lo deja todo en mis manos, así Milk ya no vuelva hacer la de antes ella debe seguir con sus terapias, usted también necesita apoyo, déjeme ser sus amiga, déjeme seguir apoyando a Milk, mi apoyo no es por dinero, usted no me pagara nada por mis visitas yo quiero hacerlo, usted más que nadie sabe todo lo que viví y no puedo rendirme a dejar a Milk en ese estado, déjeme seguir apoyándola, déjeme seguir haciéndolo señor Ox, dijo la doctora Laurean.
Ya no quiero más experimentos a mi niña, dijo el señor Ox, con tristeza.
Ya no abra experimentos, a partir de ahora yo seré su amiga, vendré a verla junto a mis alumnos si ellos lo desean para pasar momentos con ella, la idea es que Milk se integre de a poco nuevamente a estar en grupos, si usted viaja, ella viajara con usted, si sale a cenar fuera ella saldrá con usted, Milk vivirá la vida como una chica de su edad, ella para todos será una chica normal, dijo la doctora Laurean.
Esta bien, usted es bienvenida a mi casa con sus alumnos siempre y cuando no sigan utilizando a mi hija para sus absurdos estudios, dijo el señor Ox.
Ya no señor, ya no, dijo la doctora Laurean.
Jardín:
La música termino de sonar y la pelinegra cayo de rodillas en el piso con la mirada llena de tristeza mientras elevaba la vista al cielo.
Cielo:
Un atractivo jovencito de cabello alborotado que llevaba su áurea en la cabeza se encontraba acostado en el pasto con los ojos cerrados cuando escucho: Hijo, hijo.
Gokú inmediatamente abrió los ojos y miro a su abuelo que estaba frente a él con su áurea en la cabeza.
Abuelito, dijo Gokú con nostalgia sentándose en el pasto.
Otra vez triste, dijo el anciano sentándose junto a su nieto.
Sé que no debo de pensar en ella pero no puedo evitarlo abuelito, Milk y yo juramos amarnos hasta la eternidad yo no puedo romper esa promesa, no puedo, decía Gokú.
¿Hijo tú quieres que esa niña sea feliz?, decía su abuelo.
¿Sabes algo de ella abuelo?, ¿está sufriendo mucho por mi culpa como me dijo Paikuhan?, dijo Gokú con nostalgia.
No por tu culpa hijo, es normal el sufrimiento tras la muerte de un ser querido, pero ella sigue aferrada a tu recuerdo, eso es lo malo, Kamisama me lo dijo, ya vez que yo soy uno de sus fieles guardianes, decía el anciano.
Lo sé abuelito, ¿qué más averiguaste?, dijo Gokú.
¿Qué quieres saber?, dijo el anciano.
Dices que Milk sigue aferrada a mis recuerdos pero que ello no es malo ¿no?, entonces porque te escucho preocupado, dijo Gokú.
Hijo, tienes que dejar de pensar tanto en ella, los muertos ya no pensamos en nada, solo vivimos felices en este mundo, para nosotros ya no hay tristezas ni tensiones, pero tú eres un caso particular, eres el primer muerto que piensa y siente como si estuviera vivo y ello es porque tú y esa chica siguen conectados aún, mientras tú y ella sigan aferrándose al ayer ninguno de los dos podrán disfrutar sus presentes, si bien es cierto para ti solo existe presente ya no hay futuro, para ella si lo hay, hijo déjala ser feliz, la vida es corta tú lo sabes mejor que nadie, déjala vivir, dijo el anciano.
Dejarla vivir, dijo Gokú con tristeza.
Si hijo, ¿sabes cuanto tiempo ya a pasado de tu muerte?, dijo el anciano.
No, aquí no se siente el tiempo, no hay noche solo día y parece que el día nunca acabara me parece que fue ayer cuando el avión donde viajaba se estrello, parece que fue ayer cuando fallecí, dijo Gokú con nostalgia.
Efectivamente hijo, aquí no hay noche solo día y el tiempo no existe, en la tierra ya debes estar por cumplir un año de fallecido, lo sé porque alguna vez Kamisama me dijo que ya llevabas como 9 meses de fallecido, dijo el anciano.
Tanto tiempo, dijo Gokú.
Si hijo, dijo el anciano.
Planeta Tierra:
Ya estaba por cumplirse un año de fallecimiento del joven de cabello alborotado, la familia de él había organizado una reunión en su honor, una reunión en donde la pelinegra y su padre habían sido invitados.
Piensas que Milk debe de ir, decía el señor Ox mientras platicaba con su amiga a doctora Laurean.
Si, como te dije no puedes seguir escondiéndola de la realidad, es bueno que vaya, dijo la doctora Laurean.
Me da temor, dijo el señor Ox.
¿A qué le temes?, dijo la doctora Laurean.
A la reacción de mi hija cundo vuelva a la casa de él, dijo el señor Ox.
No creo que reaccione mal, hasta ahora ha visto fotos de él, incluso tiene un retrato suyo en su habitación y todos los recuerdos de él y ella no ha reaccionado de mala forma, dijo la doctora Laurean.
Pero hasta ahora no abre la caja, dijo el señor Ox.
¿Qué caja?, dijo la doctora Laurean.
Una que hace algunos meses me dio Bardock, para mi hija, dijo el señor Ox.
Claro ya lo recuerdo, el regalo que su prometido le traía para ella, dijo la doctora Laurean.
Así es, dijo el señor Ox.
Pues esa cajita esta sobre su mesa de noche, pero por alguna razón Milk aún no la abierto, yo la puse allí hace un par de meses, para facilitarle el que de con ella pero Milk parece no haberla notado aún, decía la doctora Laurean.
Si es cierto, dijo el señor Ox.
Lleva a Milk, a casa de los padres de ese joven, le hará bien, dijo la doctora Laurean.
Mientras tanto: "Habitación de Milk"
Una bella pelinegra se encontraba tomando entre sus manos una pequeña cajita, mientras la miraba pero no se animaba a abrirla aún, luego de algunos minutos, dejo la cajita en el lugar donde la encontró y tomo su muñeca de porcelana y camino hacia la ventana.
El atardecer es muy bello, pero más bella eres tú, escucho la pelinegra mientras cerraba sus ojos y un nuevo recuerdo vino a su mente.
-.Recuerdo.-
Un par de jóvenes estaban abrazados sentados en el pasto al pie de una laguna mirando el atardecer.
¡Que bello es el atardecer aquí¡ decía Milk.
¿Y te gusta más este atardecer o el de la playa?, decía Gokú.
Pues me gustan los dos, ambos son bellos y a ti, ¿Cuál atardecer te gusta más?, decía la pelinegra dulcemente mientras miraba a su amado.
Ambos atardeceres son muy bellos pero más bella eres tú, decía Gokú besando el rostro de la pelinegra que solo sonreía al sentir los labios de su amado sobre su rostro.
Ya Gokú, ya, decía Milk mientras reía.
¿Me estás rechazando?, decía Gokú haciéndose el ofendido mientras dejaba de besarla.
No, claro que no, pero me haces cosquillas, decía Milk dulcemente.
Es que me gusta oírte reír, decía Gokú abrazándola a él.
A mi también me fascina tu sonrisa, tú mirada, es tan bella, decía Milk dulcemente.
Aquí la única bella eres tú, dijo Gokú haciendo sonrojar a la pelinegra al tiempo que le daba un dulce beso.
-.Fin del recuerdo: Tiempo actual.-
La pelinegra abrió sus ojos y empezó a sonreír mientras miraba el bello atardecer