Pasó una semana, una larga semana. Diego aún no había contado nada de lo que pasó con Roberta. Mia y Miguel ya no sabían qué hacer con él, ya que éste ni siquiera quería que se quedaran con él, así que no les quedó más remedio que acceder, no sin antes recordarle que no estaba solo y que podía contar con ellos para lo que quisiese.
Pero Diego no los llamó en ningún momento. Abandonó el depa de Miguel a los pocos días, quería estar sólo. Además estaba medio enojado con Mia también, porque ella debía saber de la existencia de... ese, y no había dicho nada. Había dejado que él se entregase de nuevo a esa relación que ya tanto daño le había hecho.
Poco después Mia y Miguel se enteraron por la prensa que Diego había entrado en una de esas grandes empresas que tanto detestaba, entró directamente a los puestos de dirección ya que por su padre y por los estudios universitarios que tenía, todas las empresas lo querían en sus filas. Siempre había desechado las propuestas pero esa vez fue diferente, y se la pasaba trabajando todo el día.
Roberta, después de la conversación con Mia, había cogido un vuelo a NY y volvía a vivir allá con su mama y Colucci. Al principio no quiso contarle nada a Alma, pero obvio ella quería saber toda la historia de cómo recuperó la memoria, además de saber qué era lo que le había hecho volver de esa manera tan repentina y con esa cara de tristeza.
Quería saber muchas cosas y Roberta necesitaba hablarlas con alguien.
Alma: Mi vida.... Diego otra vez, verdad?... Fue por él que recordaste? -le dijo mientras acariciaba el cabello de su hija que estaba recostada en su regazo, como cuando era niña.
Roberta: Sí... -dijo con un hilo de voz. Era pensar en Diego y las lágrimas caían automáticamente por sus mejillas. Su reencuentro había sido como un espejismo... un caramelo que le enseñas a un niño chiquito para luego quitárselo...
Alma: Pero mi niña chiquita hermosa.... cuéntame qué pasó esta vez...
Roberta: Nada... siempre la riego ma... siempre lo hago todo mal y acabo lastimándolo. Por eso me fui... él no se merece todo esto... ya le hice sufrir suficiente... no le merezco...
Alma: Roberta... ya sé que dirás que lo digo porque soy tu madre pero lo voy a decir igual -Roberta se quejó- Escúchame... Diego no se merece sufrir, estamos de acuerdo, pero tú tampoco. Y ahora estáis sufriendo los dos. Así que explícame la razón de por qué estás aquí y no con Diego.
Roberta: Está bien... te pones muy intensa sabes...
Alma: Óyeme Roberta Alejandra Reverte Rey Colucci -a ella también le gustaba añadirle otro apellido- me respetas eh? -con cara seria pero en broma.
Roberta sonrió y Alma sonrió a su hija de vuelta, contenta de haber conseguido algo que su hija no hacía desde que llegó de México... pero la vez que llegó hacia ya un año, cuando dejó a Diego. Ese año sin él, estuvo muy mal, después con el accidente no se acordaba de él pero su madre reconocía en su mirada que no era totalmente feliz, sabía que Roberta en su interior sentía que le faltaba algo. Y ese algo era el amor de Diego, su recuerdo... Por eso Alma, no podía permitir que su hija sufriera una vez más.
Roberta: Si, si... está bien mamita preciosa -Alma rió por su comentario ya que ella nunca le decía así- Ma, ya no te rías o te diré peor! -Alma calló y volvieron a los poses serios, el de Roberta era más bien triste, continuó explicando- Verás.... te acuerdas cuando Mia me llevó a España a conocer parte de su familia de allá? Pues ese verano conocí a un chico, lo de Diego era muy reciente y bueno... tú bien sabes lo terca que soy... quise sacármelo de la cabeza y no encontré mejor manera... El chavo me tiró la onda y yo le correspondí...
Alma: -puso cara de escandalizada cuando pensó en que su niñita y ese tipo habían estado juntos... intímamente...- Cómo?.... pero tú y él...
Roberta: NO!! Ma, cómo crees!! Diego fue el primero... y el único... y siempre va a ser así... nunca voy a conocer a nadie más... tampoco quiero... la otra vez andaba de terca pero ahora sé... que nunca voy a poder estar con nadie más... así me muera sola....
Roberta había reconocido inmediatamente la cara de Alma cuando pensó que se había acostado con ese tipo. Fue la misma que puso cuando le dijo que ya se habia entregado a Diego, había querido matarlo, pero Roberta la convenció de que se amaban y que eso no haría que dejase de ser su niña chiquita... eso a Alma le bastó.
Recordó con nostalgia esa primera vez... Como todo lo que preparaba Diego Bustamante, todo había sido tremendamente romántico. Habían quedado en que no tenían prisa en dar ese paso pero cada vez que sus cuerpos se rozaban acababan anhelando algo más... hasta que Roberta le dijo que estaba lista y Diego preparó minuciosamente hasta el último detalle. Para él no era su primera vez, físicamente, pero sí espiritualmente, las relaciones que él había tenido con Paula no se iban a poder comparar con Roberta, para nada. Amaba a Roberta y al placer propio del acto sexual se añadiría el placer intenso de entregarse en cuerpo y alma a la persona amada.
Había ocurrido uno de esos fines de semana que les daban libres en la escuela, habían ido a una casa que los Bustamante tenían cerca de la playa. Diego había preparado todo para que fuese una noche perfecta: rosas por todos los rincones, pétalos sobre la cama, velas, una cena deliciosa... pero todo eso era nada sin ellos dos.
Aquella misma noche se habían prometido amor eterno entre caricias y besos... qué quedaría de esa promesa? Ella no quería hacerle sufrir más, por eso se había ido, pero lo seguía amando tanto o más que esa noche.
Y él...? Se acordaría de esa noche?... esta vez sí que accedería a las invitaciones de Giovanni para buscar pollitas... quizás ya se había vuelto a enamorar... y era feliz... Pensó que debía llamar a Mia y preguntarle qué sabía de él..., pero en cuanto le contase todo a Alma, quien ya la miraba extrañada por tanto tiempo de silencio.
Alma: Roberta... estás ahí!? Llevas como 10 minutos en tu mundo. Puedes bajar a la tierra mi amor? Acá abajo te espera tu mami preciosa linda -dijo dándole suaves toquecitos en la cabeza.
Roberta: Pensaba en.... bueno nada, olvídalo. Por dónde iba? -recordó el motivo de por qué había pensado todo eso y dijo- Ah sí! Ps no mamita, no estuve con él... quería olvidarme de Diego pero no llegué a tanto... no pude, sentía como que le traicionaba y eso me mataba por dentro... así que dejé al chavo este, Alejandro se llamaba... -Alma la interrumpió.
Alma: Alejandro?? -sorprendida- Llamó hace un par de días preguntando por ti y le dije que no estabas para recibir llamadas. Estuvo un rato insistiendo pero le dije que no siguiese molestando y colgué -le contó sonriendo feliz por su hazaña.
Roberta: Cómo consiguió este número de teléfono...? -estaba preocupada, no conocía mucho a Alejandro. Aunque él se empeñase en decir que estaba comprometidos, ni siquiera había estado juntos una semana. Y no sabía de qué sería capaz...
Alma: Ay no, otra vez te perdí Roberta!!! -dijo sacándola de sus pensamientos, por fin la atendió y dijo- Hola me llamo Alma y soy tu mamá. No te vuelvas a subir a la Luna en mi presencia. Pues, te decía que no sé... quizás buscó en el directorio... Quién sabe, mil maneras... Pero sigue, a ver, qué tiene que ver con Diego.
Roberta: Pues verás... -le contó lo sucedido con la llamada a su celular- Y Diego pensó quién sabe qué.... Mia me dijo que él había sufrido bastante y yo... decidí alejarme...
Alma: Me lleva la chin... -su hija interrumpió esa frase
Roberta: MAMA!! -que nunca la había escuchado expresarse así.
Alma: Ay hija mira no más lo que me haces decir. Pero es que de verdad... nunca hiciste caso a Mia y justo ahora, justo en este asunto decidiste hacerle caso!!? Ay no me cae que estás loca Roberta, ahora ya si de verdad me creo todo lo que me dijo Gandía
Roberta: Mama!!
Alma: Bueno vale lo último no es cierto mi chiquita preciosa. Pero escúchame... tú sabes que quiero a Mia como a una hija más pero... tanto que dices que es mononeuronal y le haces caso? Roberta no te excuses en ella...
Roberta: Bueno sí... quizás tuve miedo... -miraba el suelo.
Alma: Quizás no... tuviste miedo, y no es para avergonzarse mi reina -levantando su rostro para que la mirara a los ojos- Pero hermosa, los problemas no los debes solucionar sí. No puedes huir, tú nunca has sido así, siempre has luchado por todo lo que quieres... pero parece que Diego anula tus superpoderes... Debes luchar por él... O si no te arrepentirás siempre... -limpió cariñosamente una lágrima que caía por la mejilla de su hija- Y ahora dime, qué dijo cuando le explicaste quién era Alejandro?
Roberta: Pues... es que no hablé con él...
Alma: CÓMO?? Estás aquí lamentándote, sufriendo y pensando que todo está perdido, mientras que Diego anda igual de triste en México, o peor, ya que él aún cree que tú de veras estás comprometida!!! Roberta Alejandra ahorita mismo te busco un vuelo de vuelta con Mia y...
Roberta: Perooo...!! -quiso replicar pero Alma no la dejó, continuó hablando subiendo el tono de voz para que no se oyesen las quejas de su hija.
Alma: ... Y NO ADMITO UN NO COMO RESPUESTA.... -cogió su celular, llamó a su agente y le pidió que buscase dos boletos urgentes dirección México, concertó los detalles y estaba todo listo. Salían de madrugada.
Roberta: ...dijiste dos? -extrañada.
Alma: Obvio no te pienso dejar sola! Además hace tiempo que no tengo a mis dos niñas hermoshas cerquita -dijo como bebe- y Franquito se va de viaje mañana temprano, me iba a quedar sola porque estoy en mi mes de vacaciones, así que ningún problema.
Roberta: Bueno... de acuerdo... Pero... y si él no reacciona como tú crees? Ha pasado una semana... quizás él ya anda con otra chava... ya se olvidó... -tenía la mirada fija en el suelo.
Alma: Amor, ese muchacho lleva enamorado de ti desde que te vio, igual que tú de él, aunque en un principio no quisieron reconocerlo. Los años que estuvieron juntos fueron muy felices, cierto que también tenían sus peleas, pero deben aprender que las peleas por fuertes que fuesen, nunca debieron superar un amor como el suyo. Además, esperó un año entero por ti... sin tener noticias, así como tú ahora. Dime, tú lo olvidaste? -Roberta negó con lágrimas en los ojos- Entonces por qué iba a hacerlo él en una semana? -concluyó.
Roberta: Gracias mamita... gracias.... -se abrazó fuertemente a ella llorando.
Alma: Ay mi vida, mi preshiosha bella, mi niñita consentida, no tienes por qué darme las gracias.... -le correspondió el abrazo y lloraron las dos juntas por un buen rato, hasta que se les hizo tarde y tuvieron que empacar su ropa corriendo porque si no, no llegarían a su vuelo.
Por primera vez en su vida (y juró que la última), Alma dejó de lado la moda y metió lo primero que encontró en el armario ya que no tenían tiempo de mirar modelitos. Además Roberta la convenció diciéndole que podía ir con Mia de shopping cuando llegasen a México.
En unas cuantas horas se encontraban allá, las dos estaban agotadas aunquehabían dormido un ratito en el avión. Se dirigieron al depa de las niñas, dondeesperaban encontrar a Mia pero..