❝La alegría causa a veces un efecto extraño; oprime al corazón casi tanto como el dolor❞
-Alejandro Dumas
El cuerpo de Harley fue posado sobre una de las camillas que había en la enfermería.
Ella se quería dejar ir y dormir, pues se sentía tremendamente cansada. Sin embargo, había algo que la inquietaba y que le hacía que, aunque todo su cuerpo le gritase por cerrar los ojos, ella no pudiese hacer más que mantenerlos abiertos.
Y era porque se había dado cuenta de que no saldría de aquello.
En aquella comunidad solo había dos médicos: Pete y ella, y el primero era el que la había llevado a esa situación.
Por lo que sabía que no había nada más que hacer que esperar a que todo acabase.
A su alrededor, varias personas hablaban y se movían de un lado para otro, pero Harley solo era capaz de verlas como si fuesen un borrón.
Con esfuerzo, alargó la mano y consiguió coger el brazo de alguien. Esta resultó ser Maggie, la cual echó su cuerpo hacia delante para poder escucharla.
—¿Dónde está Rick? —quiso saber Harley, sintiendo la boca seca y la voz ronca.
No tenía ni idea de por qué quería saber dónde estaba él y se sentía demasiado cansada como para preguntárselo en aquel momento. Lo único que quería, tras comprender que iba a morir, era tener a Rick cerca.
Pero Maggie negó con la cabeza y eso hizo que Harley cerrase los ojos y echase la cabeza hacia atrás.
Él no estaba en la enfermería y posiblemente no estaba lo suficientemente cerca de ésta como para llegar antes de que ella muriese.
Un dolor momentáneo se instaló en su pecho, pero éste no tenía nada que ver con la herida de su costado. Era algo mucho más profundo e intenso. Era una herida completamente distinta.
Quiso dejarse ir por ello, pero un toque en su hombro le hizo volver a abrir los ojos con rapidez.
Delante de ella vio a Deanna, la cual apartó varios pelos del rostro de Harley.
—Va a venir Denise... —susurró y Harley se sintió confusa. Sabía que había oído ese nombre antes, pero ahora no era capaz de recordar quién era—. Ella te va a curar —le aseguró.
Denise llegó poco después.
Al hacerlo, Harley fue capaz de ver la expresión de miedo que dominaba al rostro de aquella mujer.
A pasos lentos se acercó a Harley y la observó.
—Tú puedes hacerlo —le susurró Deanna. Denise negó con la cabeza.
—Yo... nunca he hecho esto. Nunca he hecho casi nada realmente. Pete siempre decía que no estaba preparada...
—Habéis traído a una inútil —gruñó Daryl y Harley giró la cabeza extrañada para verlo cerca de ella con los brazos cruzados.
¿Cuánto tiempo llevaba ahí? Ni siquiera lo había visto entrar, acercarse a ella o siquiera estar junto a los demás. Aunque, por su expresión, suponía que llevaba ahí el tiempo suficiente como para comprender lo mismo que Harley.
Ella volvió a mirar a Denise.
—Oye —le llamó y luego carraspeó al sentir que su garganta le dolía al hablar. La mujer asustada la miró—, yo te guiaré, ¿vale? —Denise frunció el ceño.
—¿Tú me guiarás mientras... te opero? —lo decía como si fuese una locura aunque, en cierto modo, lo era.
Pero no veía otra opción. Denise no tenía la experiencia necesaria y no había nadie más a quien recurrir, así que esa era la mejor opción.
—Lo haré, no te preocupes —le aseguró, aunque se sentía tan débil que temía que se le olvidase algo durante la operación—. Lo primero es que te laves las manos —susurró.
—Claro, claro —asintió Denise, nerviosa, y se giró para ir a hacerlo—. Era justo en lo que estaba pensando.
Cuando acabó, volvió hacia donde estaba Harley y la miró, con un claro miedo en los ojos.
—Bien, coge unas tijeras y rompe mi camiseta por la parte donde está el cristal. ¿Hay anestesia?
Denise miró a Deanna y ésta última negó.
—Era una de las cosas que teníais que traer en la última expedición, pero no la encontrasteis —Harley suspiró—. Tendrás que estar despierta...
Harley respiró hondo y finalmente asintió.
—Está bien —dijo—. Solo espero no desmayarme antes de acabar.
—Yo espero lo mismo —susurró Denise y Harley le miró expectante, para luego recibir una sonrisa de Denise—. Era broma...
—No estamos para bromas, joder —dijo Daryl, acercándose a ellas—. Empieza a sacarle esa mierda antes de que sea demasiado tarde y muera.
Denise cerró los ojos y tembló, así que Harley giró la cabeza y posó su mano sobre la de él.
—Creo que es mejor que salgas y te de un poco el aire —le sugirió—. Además, Denise necesita estar muy concentrada.
Daryl la miró durante unos segundos para finalmente mascullar algo entre dientes y salir de allí, seguido de Deanna quien habló durante unos segundos con Denise antes de marchar.
—Yo me quedaré —dijo Maggie—. Sé algo sobre esto gracias a mi padre.
Harley asintió, de acuerdo y luego miró a Denise.
—¿Has cortado ya mi camiseta? —la mujer asintió y Harley suspiró—. Está bien, entonces empecemos. Lo más... importante —susurró, ya que se le hacía algo difícil mantener la consciencia—, es que lo saques lo más cuidadosamente posible. Si te desvías puedes romper algo importante. Además, luego habrá que asegurarse de que no se infecte —Denise asintió, mostrándole así que lo había entendido—. ¿Hay mucha sangre? —quiso saber Harley y la mujer ladeó la cabeza.
—Bueno, tienes un trozo de cristal clavado en el cuerpo así que sí hay sangre —Harley cerró los ojos ante su respuesta y oyó a Denise gemir—. Lo siento, no entiendo lo que quieres decirme. Todo este tiempo me he dedicado a leer y leer libros sobre medicina, pero Pete nunca me ha dejado hacer nada más allá de pasarle las herramientas cuando las necesitaba. Sé que soy una inútil, pero lo estoy intentando.
—Denise —le dijo entonces Harley—, no eres una inútil. Que alguien te lo diga no significa que lo seas. No eres lo que los demás te dicen que eres. Eres lo que quieres ser, ¿entendido? —Denise asintió enérgicamente.
—He visto algunas heridas así antes —intervino entonces Maggie, mirando la zona afectada del cuerpo de Harley—, puedo ayudar más de lo que creía.
—¿Y hay la suficiente sangre como para que se haya perforado alguna arteria importante? —Maggie se tomó unos segundos para examinar la herida y finalmente negó—. Entonces tenéis que sacarlo con mucho cuidado. Puede estar cerca de alguna.
Denise se alejó un momento para traer unos guantes para Maggie y ponerse otros ella. Le pasó a Maggie varios utensilios y ésta los posó en la mesa cerca de ellas.
—Trae también el hilo y las agujas, Denise —le pidió Maggie mientras se ponía sus guantes—. Además, necesitaremos varios paños para tapar la herida cuando saquemos el cristal y un buen foco de luz para verla.
—Y unas pinzas para buscar restos de cristal —sugirió Denise y Maggie asintió.
Ambas se separaron de Harley unos segundos para coger las demás cosas que necesitaban y luego volvieron a su lado.
—Bien... —susurró Maggie, posando las manos sobre la piel de Harley y mirando a Denise. Estaba esperando a que ella fuese la que retirase el cristal—. ¿Empezamos?
Los siguientes minutos fueron algo difusos para Harley.
No tenía ni idea de cuánto tiempo estuvo en aquella habitación, gimoteando del dolor y soltando algunos alaridos en ocasiones. Se sentía como si estuviese pendiendo de una delgada línea entre la consciencia y la inconsciencia. Entre el dolor y la paz.
Sentía todo lo que aquellas dos mujeres le hacían, pero era un dolor lejano, como si todo aquello se encontrase muy lejos de ella. Como si se tratase más de un sueño que de la propia realidad.
Más de una vez intentó dejarse ir y pasar lo que quedaba de operación dormida, pero su propio dolor la obligaba a mantenerse despierta, en el limbo, sintiéndolo todo.
Lo único que la mantenía con fuerzas era una imagen. Una simple imagen de una persona, cuyo nombre ella conocía demasiado bien.
Sin embargo, a esas alturas se encontraba ya tan fuera de sí misma, que realmente dudó si esos pensamientos sobre Rick Grimes eran creados por ella, o en realidad eran ilusiones concebidas por la fiebre.
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Harley no ha muerto... todavía jejejejje
¡Nos vemos!