Doce Lunas [MH4] Epílogo.

By tenphorie

13K 1K 493

Como bien indica el título, es la historia extra que da resolución a todo lo ocurrido en el MH4. Enjoy! 💫 ;... More

The first step.
Confrontation.
Eyes.

Confession.

3.1K 264 173
By tenphorie

—¿Qué está sucediendo aquí?

Acuario desvío la mirada cuando Libra lo observó por completo asustado y no dijo nada, prefiriendo darle la espalda dispuesto a irse.

—Espera. —El recién llegado buscó con rapidez detenerlo, sujetándolo por la muñeca. Éste quedó inmóvil, sin intenciones de dirigirle la mirada; parecía calmado, pero de algún modo ausente. En ese momento lo que menos quería Libra era dejarlo ir en ese estado. Siempre había optado por dejarlo solo, pero justo en ese momento no pudo permitírselo. —Por favor espera. No huyas de esa manera.

—Perdóname, Libra. —Acuario se liberó del agarre bruscamente haciendo que el otro retroceda a la fuerza y no dudó en caminar, dejándolo atrás. Libra para entonces ya se sentía cansado, cansado de escuchar siempre lo mismo contra su persona, cansado de siempre recibir algo semejante cada vez. Y si Acuario no tenía intenciones de luchar por lo que sentía, él estaba decidido a hacerlo por los dos.

Apretó los puños con decisión y corrió tras el signo de aire, saltando a su encuentro. Sus piernas rodearon la cintura del contrario y sus manos se sujetaron por el cuello con firmeza. Acuario casi cae a bruces cuando sintió el nuevo peso sobre su espalda; llevó ambas manos hacia las que sujetaban su cuello y se sacudió con fuerza al ver las nulas intenciones de Libra en soltarse.

—¿Qué estás haciendo? ¡Bájate!

—¡No!

—¡Libra, suéltame o nos vamos a caer!

—¡No me importa!

—¡Lo digo en serio!

—¡Me alegro por ti!

Las piernas del mayor habían empezado a caminar sin rumbo alguno hasta terminar cerca de unos coches estacionados uno junto al otro, no había personas alrededor para apreciar la extraña escena que ellos estaban representando. Digno de ser grabado.

—Te vas a lastimar, Libra. —Acuario siguió rogando sin dejar de sacudirse. —¡Pesas!

El quien se sujetaba con fuerza apretó el agarre contra el cuello ajeno, con intenciones de asfixiarlo.

—¡Eres un imbécil! ¡Deja de huir! ¡Enfréntame! ¡Deja de ser frío! ¡Ámame, bastardo!

—¡Me estas ahogando! —Acuario cayó sobre sus rodillas y Libra soltó un gritó pensando que caerían de cara, pero las manos del mayor fueron más rápidas, evitando que choquen contra el suelo. El más bajo abrió los ojos con lentitud mientras sentía la respiración del adverso recuperarse.

—No sé qué voy a hacer contigo. —Musitó éste, y Libra supo que, a pesar de no verlo directamente, estaba sonriendo.

—Claro que lo sabes, solo que te haces el difícil.

—¿El difícil?

—Claro, no es tan difícil mostrarme todo el amor que me tienes. Anda, hazlo.

—Estás loco.

—Diría algo cursi como "Por ti", pero estoy seguro que me tiraras de tu espalda.

—Estás en lo cierto.

—Imbécil.

—¿Entonces no te bajarás?

—Solo si prometes que hablaremos ahora.

—¿No hay otra opción?

—No.

Acuario dejó caer su cabeza y luego la hechó para atrás, creando un sonido seco cuando colisionó contra la de Libra.

—Lo prometo.

—Bien. —El menor se bajó con rapidez, sentándose en el suelo y cruzando las piernas. Con una mirada le indicó al contrario que hiciera lo mismo. Ambos estaban en medio de los coches aparcados.

—Hablemos.

—Bien.

—Empieza tú.

—En este momento no se me ocurre qué decir.

—¿Se te haría más fácil si reiniciamos la partida?

Acuario observó como el brazo de Libra se alargaba hacia él, en busca de estrechar manos. Quiso preguntar a qué era lo que se refería, pero la voz del más bajo lo interrumpió.

—Hola, soy Libra, es un gusto conocerte.

Acuario correspondió el gesto vacilante. Aún así decidió seguirle juego.

—Eh, pues... Soy Acuario y soy una especie de mago, vengo desde el último planeta del sistema solar con intenciones de estudiar y vigilar a los humanos.

—Oh, qué interesante. Mis amigos suelen decir que soy un defensor implacable de la justicia. Como un super héroe, pero irritable, están locos, lo sé

El otro rió.

—Tengo una fuerte atracción por mis hermanos los ovnis, sé que algún día vendrán por mi. ¿Qué hay de ti? ¿De dónde vienes?

—Vengo de... Para serte sincero aún no lo sé, pero lo que sí te puedo decir es que tengo cierta atracción por alguien a quien conozco.

Acuario bajó la mirada.

—¿Por quién?

—Es un tipo, un tanto extraño. Suele ser frío como el himalaya en ocasiones, pero tierno cuando se lo propone. Cree que es un ovni, ¿pero sabes qué? —Libra se inclinó, mirando a ambos lados, asegurándose que nadie más lo escuchara y susurró—: Es mucho mejor que eso.

La sonrisa que se dibujó en el rostro del mayor hizo a Libra sentirse feliz. No esperaba una resolución llena de pasión y adrenalina, pero sabía que estaba yendo por buen camino.

—Gracias por contarme tu secreto, ahora, ¿puedo decirte el mío?

El otro asintió y Acuario soltó una gran exhalación, llena de inquietud.

—Hace tiempo descubrí que me gusta alguien, pero lastimosamente en vez de enfrentarlo preferí darle vueltas al asunto, pensando en por qué me estaba pasando aquello. —Acuario hizo una pequeña pausa antes de continuar. — Estaba por completo reacio a aceptarlo y sencillamente lo dejé pasar, decidí olvidarlo. Pero las cosas no se tornarían tan fácil. Esa persona también me quería, nuestros sentimientos eran los mismos y aquello me asustó. ¿Por qué yo le gustaba? ¿Cuál era el motivo? No lo comprendía. Decidí darme un tiempo para pensar sin llegar a una solución permanente. Trate de alejarme de él, a veces hasta lo trataba mal, pero esa persona siempre regresaba. Estúpido, ¿no?

—Es lo que suele hacer una persona cuando está enamorada. —Libra lo escuchaba atento, sin cambiar la expresión tranquila de su rostro. Acuario sintió la tensión abandonar sus hombros.

—Lo sé, pero en ese momento estaba tan asustado que no lo aprecié. Al fin lo comprendí, el miedo y la inseguridad estaban acabando conmigo.

Acuario recordó los ojos enfurecidos de Escorpio, gritándole todas esas cosas sin traba alguna, hostigándolo con cada pregunta. Y no pudo evitar sonreír. Maldito imbécil.

Entonces era eso... estaba haciéndolo por Libra, había tomado el papel de "malo" sólo para hacer que recapacite, porque ya estaba cansado. Aunque hayan hecho ese acuerdo de darse un tiempo, él está sufriendo y tu estupidez no lo puede ver, le había dicho una vez, y él pensó que sólo estaba buscando decirle mentiras para hacerlo sentir culpable. Qué equivocado estaba en ese entonces. Libra nunca lloraba, nunca le mostraba qué era lo que sentía, qué era lo que le aquejaba, nunca lo hizo después de aquella noche donde se le confesó, y todo sólo para no buscar afligirlo. Y se maldijo a sí mismo por no notarlo.

Bajo la cabeza a modo de rendición y sus manos buscaron las adversas. Las acarició sintiendo la suavidad de las mismas y las acercó a su rostro.

—Quiero que me disculpes por haber dudado. En ningún momento jugué contigo, lo juro.

—Lo sé... —Libra susurró, por completo conmovido.

—No quiero que estés mal por mi culpa, lo detestaría.

El menor sintió el frío metal rozar las palmas de sus manos y cuando Acuario las volvió a depositar sobre su regazo supo que había colocado algo dentro de ellas.

—Tal vez esto no significa nada, pero es lo único que te puedo darte como un símbolo de promesa.

Libra abrió con lentitud las manos y quedó sin voz cuando se topó con la joya más bonita que había visto en toda su vida, sus ojos picaron y tuvo que morderse el labio inferior para retener las ganas de llorar. En sus manos yacía un collar, por lejos muy diferente a los que él solía comprar; era sencillo y delicado, pero más importante, significativo. Observó el hermoso y pequeño dije con forma de paloma y a diferencia de la cadena de la que colgaba ésta estaba hecha de un diamante precioso. Libra lo reconoció al instante: lapislázuli.

—Arreglaré el desastre que hice. Prometo nunca más decepcionarte. Así que... Por favor. Yo... Yo quiero... Joder, ¿cómo se dice esto?

Acuario calló, inquieto, y Libra cerró los ojos, volvió a formar un puño dejando al collar ahí mismo, mientras se impulsaba hacia adelante en busca de los labios del adverso. El mayor expandió los ojos con sorpresa cuando sintió las tersas almuadillas rozar las suyas, tratando de corresponder el beso con torpeza. Libra era suave y delicado, como si con un movimiento de más pudiera llegar romperse, sus movimientos gráciles trataban de hacer que el beso perdure el doble de tiempo y al mismo tiempo lo hacía a un disfrutable compás que alteró sus sentidos. Y sus labios, oh, sus labios, sabían a exquisita menta. Acuario vaciló.

—Ya sé lo que estás tratando de decir. —Susurró el otro, separando sus bocas, lo suficiente para que sus labios aún se rocen. —Y acepto.

Los ojos de Acuario adoptaron un brillo diferente y observó al menor con una certidumbre, que en otra situación le hubiera parecido penosa. Libra continuó.

—¡Acepto casarme contigo!

Gritó y Acuario dejó caer su mandíbula.

—¿Qué? Espera. ¿Qué?

—¡Sí! ¡Tendremos nuestra propia casa! Haremos las compras juntos, adoptaremos muchos perritos y todo será perfecto.

—¡Espera! Yo no... N-No, no me refería...

Libra rió con ganas al ver la completa expresión de pánico en el rostro frente a él, y se apresuró en corregirse antes de que Acuario piense en huir, esta vez de verdad.

—Solo bromeaba. —Dijo, dejando suaves golpesitos en la mejilla del mayor. —Mi venganza.

—Maldito, casi muero.

El otro sólo rió, lleno de alegría. Sabía que de ahora en adelante todo dependería de ellos, todo iría a su tiempo, y por ahora, no podía pedir más a lo que la vida le estaba ofreciendo.

.

.

.

.

.

.

.

.

Escorpio y Leo aún se mantenían en el mismo lugar y posición, donde habían observado sólo una parte de la escena entre los signos de aire. Tauro había desaparecido minutos antes sin avisar nada, dejándolos solos. El signo de fuego mantenía su mano sujeta a la de Escorpio mientras que con la otra libre se encargaba de analizar el adormecido lugar donde Acuario había depositado cordialmente su puño. Tenía partido el labio y sangraba ligeramente.

—¿Duele mucho? —Preguntó en voz baja, mirándolo preocupado. Escorpio negó, indolente.

—Estoy bien.

—Pero... —Leo se mordió el labio inferior deslizando su mano desde la mejilla donde reposaba hasta el pecho ajeno. Frunció el ceño. —Es que... ¡Ugh! Eres un imbécil, ¿por qué te dejas golpear? ¿Qué diablos le dijiste para que se molestara tanto?

Escorpio desvío la mirada sin musitar palabra alguna, se impulsó con su mano e intentó ponerse en pie. Leo lo ayudó.

—Nada de otro mundo, sólo la verdad.

—Ah, entonces el señorito se puso a recriminarle cosas a diestra y siniestra.

—Lo hice, lo hice, ¿tienes algún problema, señor purpurina?

—¡Lo tengo! Claro que lo tengo cuando me toca encontrarte de esta forma. No es agradable.

—¿Hago que te preocupes?

—¡¿Tú qué crees?!

—No grites. —Escorpio cerró uno de sus ojos, con molestia.

—Estabas buscando que Acuario lo acepte, ¿verdad?

El signo de agua guardó silencio, pensativo.

—Simplemente estaba cansado de escuchar a Libra reprimir su llanto por las noches, duermo con él, no sabes cuán molesto es.

Leo negó con la cabeza, divertido.

—Mentiroso, estabas preocupado por él.

—Llámalo como quieras.

—A veces eres tan tierno.

Escorpio ladeó el rostro y Leo no supo si era por vergüenza o porque sencillamente no aceptaba sus palabras.

—Pero a pesar de tus buenas  intenciones hay maneras. —El signo de fuego le regaló un golpe directo a sus costillas, haciendo que el signo de agua suelte un quejido y se doblase hacia adelante. —Nunca te cansas de meterte en problemas, ¿verdad? —Leo de inmediato entró en pánico cuando el mayor empezó a lamentarse y toser con violencia.

—Ay, no, ay, no. Tranquilo, por favor. Perdón, lo siento mucho, no era mi intención.

Ambos ya estaban arrodillados en el suelo cuando una divertida risilla se dejó escuchar de los labios de Escorpio y el signo de fuego parpadeó, desconcertado. ¿Acaso el mayor se reía burlándose de él? Esta vez lo golpeó nuevamente con más ganas.

—¡Imbécil!

—Eres un exagerado.

—¡No vuelvas a hacer eso! —Sus golpes aún persistían.

—Bien, pero deja de golpear. Perdón, perdón. —Escorpio soltó un pequeño gemido cuando la pequeña rajadura en su labio se abrió más.

—Será mejor que cierres la boca de ahora en adelante, y no es una sugerencia. —Anunció Leo, mientras sus manos ahora libres tomaban otra dirección, decidiendo colocarlas sobre el rostro del más alto, de manera que lo sostenía con delicadeza.

—Cómo mande el jefe. —Dijo Escorpio y el otro sonrió.

Leo había estado tan preocupado, que tenerlo de esa manera le causaba una tranquilidad enorme. Fue inevitable el momento en que ojos se perdieron estudiando el rostro herido a sólo unos centímetros del suyo, pasando primero por aquellos orbes oscuros que lo contemplaban con interés, por su nariz elegante y perfilada, terminando su recorrido en sus muy apetecibles labios, ahora lastimados. Recordó la primera vez que los había probado y cómo el mundo había dejado de girar, en como le había hecho perder el juicio con un simple roce, en como siempre deseaba más y más. Así que, haciendo caso a sus instintos, de manera lenta y oscilante se encargó de terminar con la distancia que los separaba. Sintió a Escorpio sonreír sin descubrir exactamente el motivo por qué, para posteriormente corresponderle. Su corazón se aceleró cuando el mayor empezó a tomar control y lo sujetó por las caderas, tornándose en algo mucho más profundo y necesitado. Él jadeó, sintiendo la desesperación recorrerle la sangre y apretó más su boca con la impropia, ovacionado un choque de dientes y lenguas. El beso se había tornado sucio en cuestión de segundos y tenía un sabor metálico gracias a la sangre. Leo suspiró aún sin separar sus bocas y Escorpio aprovechó para tomar su labio inferior con sus dientes. Ambos podían sentir la piel ardiente y si seguían de esa manera no tendrían oportunidad de controlarse. El signo de fuego colocó sus manos sobre el pecho adverso, buscando distancia, pero Escorpio por el contrario trató apegarlo más a él.

—Para. —Susurró, entre risas.

—No puedo.

—Nos van a ver, basta. —Leo soltó un jadeo cuando sintió un escalofrío recorrer su espalda, al ser acariciada con sinuosa lentitud, sólo de esa manera que Escorpio sabía lo ponía vulnerable. El rostro del signo de agua se colocó en el hueco que había entre su cuello y hombro izquierdo, y se mantuvo quieto, respirando con dificultad; posterior a ello lo rodeó con sus brazos en una especie de abrazo necesitado. Leo guardó silencio, dejando que Escorpio repose sobre él. Algo estaba pasando por la mente del signo de agua, algo que seguramente lo tenía intranquilo.

—Me gustas. —Leo susurró y el cuerpo del mayor se tensó ligeramente.

—¿Por qué te confiesas otra vez?

—Sólo por si acaso.

Escorpio no dijo más y de manera sencilla afianzó el agarre contra el menor, atrayéndolo más hacia él de manera posesiva. Leo lo dejó.

—¿Cuánto tiempo crees que estarás conmigo?

—¿Qué clase de pregunta es esa? —El signo de fuego rió bajo, apoyando su cabeza en la ajena. Pero tras ello respondió. —Espero que siempre.

—Siempre es mucho tiempo.

—Es eso o nada. Lo tomas o lo dejas. —Leo escuchó la risa de Escorpio contra su hombro y sintió tiritar cuando éste lo mordió.

—Entonces lo tomo.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

Nunca puedo actualizar a la hora. Casi 15 minutos después de la meta establecida. /Lloranding.

Bueeeeeeee. Ya pronto el posiblemente último capítulo de este epílogo. ¡Esperen por él!

Besos, saludos y amor para ustedes. ¿Ya saben que los adoro? ;;

Continue Reading

You'll Also Like

19.2M 1.1M 195
No somos un horóscopo normal. Te mostramos el lado oscuro de tu signo del Zodiaco, lo peor. Sois perversos con almas negras. ♈ ♊ ♌ ♎ ♐ ♒ ♉ ♋ ♍ ♏ ♑ ♓ ...
202K 2.8K 28
Jinx manhwa
47.2K 12.3K 148
⚠️Solo a partir del capítulo 401, primera y segunda parte en mi perfil.⚠️ En un giro del destino, Jun Hao, un despiadado matón callejero conocido por...
148K 19.5K 68
Sinopsis Tras encender el gas para perecer junto a quienes codiciaban la fortuna de su familia, Lin Yi transmigró a otro mundo, ¡y estaba a punto de...