Fue Mi Error [EreMin]

By Minina_Kou

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Uno no siempre puede dirigir su vida a donde realmente desea. Por desgracia esta es nuestra naturaleza, la na... More

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Noticia de último minuto!

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By Minina_Kou

Abrí la puerta, miré a todos lados, no parecía que estuviera alguien en casa.

-¡Ya llegué mami!, ¿¡papá!?. ¿¡Abuelo!?.-Al llamarlo a él se escuchó un ruido desde la cocina. Mi casa es muy pequeña como ya lo e mencionado, les daré un pequeño tur para que comprendan.

Al entrar a mi casa te podrás encontrar con la mini sala negra de "terciopelo", una mesa pequeña con una figura de tigre. Enfrente de este está mi televisión plana de 40". A bajó de un mueble café con una consola y varios libros. Al fondo esta mi comedor para 6 personas, con vista a la cocina, si avanzas entre la sala y comedor está un pasillo que te lleva a las recamaras o habitaciones que son 3. En está casa hay dos baños, y uno de esos está en la habitación mía, y otro en el pasillo, sí tengo un poco de privacidad. Si quieres saber el color de la casa son dos, azul y rosa, no sé mi madre así la quiso; con una decoración, una franja de flores moradas al separar un color con otro.
Sólo que mi cuarto es azul completamente y bien ahí mi casa explicar que hay en cada habitación es pérfida de tiempo creo.

-Hijo ayuda a tu prima con su niño, ya salió, y ya la conoces perezosa y desobligada, yo saldré pero cuida al demonio tú.- Al adentrarme a la cocina vi al pequeño "demonio" forma en la cual mi abuelo lo llama. Ya que es muy llorón pero sólo con él, conmigo es un ángel. Mi abuelo me entregó al bebé en brazos con un biberón.
Mi "sobrino" tiene apenas dos años es una criaturita. Él es rubio y sus ojitos un misterio no los abre por desgracia, siento lástima por él, los doctores dicen que tiene una enfermedad en los ojos. Desvíe la mirada hacia el menor que traía en brazos y acomode de una forma más cómoda.

-Hola nene ¿tú mami te dejó solito otra vez?.- Le pregunté al pequeño mientras lo arrullaba. Miré a mi abuelo pidiendo explicaciones pero este ya salía de la casa, sin intenciones de regresar por mi angelito. Solté un suspiro lleno de resignación y me encamine para acompañarlo hasta la puerta.
-¡Cuidese abuelo!, así le contaré mi día en la escuela.- Mi abuelo se le veía irritado, seguro porque alguien no paraba de llorar.

-Armin si lo que estás tratando de conseguir es que cuide a ese mocoso no lo conseguirás.- Se colocó un sombrero y salió aunque se detuvo en la puerta. -Por cierto cuando le traigas un nieto a tus padres nunca te quedes como ama de casa,  es casi como un dejabu lo qué veo, la leche está ya preparada la dejaron en el refrigerador, su ropita jabón y demás es tan en la pañalera hasta al rato, cuida la casa pones seguro si vas a salir llevas ropa de más para ambos, la carreola creó que la dejaron en el pasillo. . . Y regresa temprano no le vaya hacer daño al pequeño.-
Dicho eso cerró la puerta, mi mente estaba en blanco, no tenía nada que decir y menos por las palabras de mi abuelo. Duré un tiempo parado frente a la puerta hasta que al fin decidí moverme he ir a la sala ahí mismo decidí que mejor sería salir de la tan anhelada casa. Camine hacia mi habitación y ahí dejé al pequeño, regresé a la sala principal para buscar las cosas del menor hasta que unos fuertes sonidos provenientes de la puerta me desconcentraron.

-¡¡¡Armin, abre la puerta, vengo cargada!!!.-Grito mi prima la irresponsable, madre del "demonio". Cuyo nombre no tiene por que aún es muy chico y mi prima al parecer no lo quiere.

-¡Oh que pena, mori de sueño!.-Dije fuerte para que me escuchará, igual la puerta no tenía seguros. Desde luego tampoco iría ha abrirle por que ella ea así conmigo cuando traigo cosas en las manos.

-Ahh... ¡Armin hijo de mi tía!... Ya entré.- Desvíe mi mirada contemplando a cierta chica de ojos verdes, tez clara, y por si fuera poco cabello negro la verdad es que desconocía su color ya que siempre se lo pinta, la señorita estaba adentrándose con tres bolsas en casa mano, no parecían de comida ni nada de eso,  más bien sus porquerías típicas de una chica.
Ella se paro frente a mi dejando sus cosas en el piso se cruzo de brazos, no traía mucho en las manos sólo su bolso. Su cara se veía que venía en sus días. Se echó arriba de mí apretando. -No creas porque ahora eres un aprendiz de doctor ya te dejaré de molestar. ¿Dónde está el ciego?.-Preguntó mi prima Elizabeth, sí así se llama. Frunci el ceño molestó intentando apartarla.

-Él niño no tiene la culpa de tus tonterías para que lo llames de esa manera.-Pareció retroceder y soltar su agarré aunque apretó más dejando de ser un juego.

-¿Armin?, no te molestes por un niño, que en poco tiempo dejaremos de ver.- Con mucho descaro dijo entre risas, algo tenía planeado para él pequeño,  y seguramente nada bueno.

-Deberías hablar con él, si ya te aceptaron mis tíos seguro que él los aceptará, y más si te dejas de esconder.- Aparte sus manos de mi cuello molestó. La historia de mi prima es larga pero la diré corta, ella tiene 23 años ya es mayor de edad pero en ese tiempo vivía con sus padre, ella tenía un novio que le ordenaba hacer lo que sea y ella lo hacía sin quejas. Un día mi prima quedó embarazada pero abortó, unos cinco meses más volvió a quedar embarazada pero ella no sabía hasta los 4 meses, al enterarse sus padres la sacaron de su casa. Ella dejó de ver a su novio pues según ella quedaría decepcionado, y pues se quedó sola por unos meses, luego yo les comenté a mis padres (dado que yo le hablaba todavía en ese tiempo), desde luego no la aceptaron, por tonta y por irresponsable, pero al mes la dejaron quedarse en nuestra casa para que descansará, ella comenzó a trabajar hasta cierto tiempo y comenzó a vivir en un departamento pequeño. Y regularmente deja al niño en su casa sólo, algunos días viene a la casa y lo deja. Luego de un tiempo le encontro defectos al niño y penso en dejarlo, y no por un defecto van a tirar a alguien ni que fuera basura.

-Eres un niño. Míralo ve sus defectos ningún padre quiere un hijo enfermo que será inútil toda su vida, esa cosa yo no la quiero. A ver que familia tonta lo quiere y lo cuidar. Porque él ya no tiene madre biológica.- Se limpió su uniforme de mesera, se dirigió a mi cuarto molesta. ¿Lo dejará no es así?. Lo hará. Corrí hacia mi cuarto intentando dejarla atrás, cerrando de un portazo la puerta antes de que entrará.

-¡Si es así yo lo quiero cuidar!. No está en mis planes casarme, pero sí cuidar a un niño..., o niña. Y no creó que por algún defecto merezca ser maltratado, ya está aquí y merece el mismo cuidado que te dieron así sea "especial". Y si tú no piensas cuidarlo como buena madre yo lo cuidaré. Sólo que cuando sea grande y tú quieras un niño no llores por él, no verás en que se convertirá ni que es de él. De ser así también quiero que no vuelvas a está casa si no quieres cuidarlo, da una patada en la puerta si estas de acuerdo en dejarlo, da dos si no quieres.- Al terminar de decir eso se escuchó una patada y una pisadas de tacón correr por el pasillo,  y al mismo rato una puerta estrellarse con fuerza.
-Hice lo que pude... lo siento.- Comenté para mi mismo mejor espero a que vengan mis padres.

...

-¡Hey Armin! ¿qué sucede por qué esas lágrimas? de molestia, ¿acaso te hicieron molestar tanto en la Universidad?.-Se burló mi madre apenas llegó y le comenté todo lo sucedido, bueno ignorando el hecho de la universidad sólo lo de mi prima.

-Sí pero no tanto en la escuela, fue Elizabeth, ella tiene la culpa de todo y yo sólo quería ayudar y creó que empeore todo.-Me abracé a ella sintiendo sus brazos corresponder con lástima.

-Qué hiciste tontito, le hablaste sobre ese chico, te dije que la dejarás en paz, no eres un Dios para ayudar a todos.-Me apartó de ella limpiando mis ojos con un tono molestó. Rodé los ojos disgustado no me parece que ella le de la razón a mi prima.

-No es eso ella dejó al niño sólo por sus defectos, ¡y me parece injusto!. ¿Madre tú me hubieras dejo si hubiera nacido con una discapacidad?. -Los ojos de mi madre se habrieron de sorpresa. Por cierto mi madre es pelirroja bueno no rojo sino naranja, con cabellera lacia, sus ojos azul pero muy claro, es algo alta, su tez creo qué es blanco pero con un toque rosado no sé, su nariz es muy pequeña ante mi parece.

Con una sonrisa llena de melancolía negó, paso su mano a mi cabello he lo colocó atrás de mi oreja.
-Claro que no, hacer eso sería un pecado, no podría llamarme madre si sé que mi único hijo lo dejé por defectos.- Con ligera lentitud se apartó completamente de mí. Caminó hacia la puerta mirando al niño. -Pero si dejó a ese niño según tú y está aquí quiere decir que tú serías su padre o no sé así que cuidalo tú, por cierto no lo cuidaré yo, como un hermano tuyo por si llegaste a pensar eso. Vamos ya es hora de cenar.- Salió del cuarto dejando la puerta abierta. Suspire tomando un poco de dinero, seguro mi padre accederá.

-Hola familia.-Me senté en mi silla observando la comida. Al parecer mi abuelo ya se fue pues otra vez no estaba. Sólo mi padre sentado. Nuevamente la descripción de mi padre pues ¿qué puedo decir de él?, tiene su cabellera color ámbar no la tiene muy larga como yo, de echo es corto, sus cejas no son finas son ligeramente gruesas, es algo alto y sus ojos son como los míos. Su nariz es más grande que la de mi madre su carácter es serio cuando le molesta algo pero siempre es muy alegré.

-Hola hijo veo que al fin sales de tu cueva. ¿Cómo te fue hoy?.-Sonrió mi padre tomando un vaso de cristal.

-Bien, estuvo perfecto espero y las clases sean así de fáciles como hoy.-Mí madre se sentó al lado de mi padre doblando una servilleta. Mi padre arqueo una ceja mirando de reojo a mi madre. Cuando mis padres se volteaban a ver es que habían problemas que me ocultaban pero no siempre sino eso sería muy sospechoso, sólo cuando se ven con negatividad.

-¿Fácil eh?. Eso es perfecto, seguro que saldrás bien si piensas así. Hijo verás tu madre y yo eh... estamos cortos de dinero y queremos que hagas algo por nosotros.-Propuso mí padre pasando sus manos arriba de la mesa. Claro ayudar mientras trabajó y estudio para mi no será ningún problema.

-¡Desde luego!.-Sonreí contento mis padres se tomaron de la mano agachado la mirada. ¿Acaso esperaban que fuera negativo?.

-Verás, estuve platicando con un viejo amigo, él no tiene familia y pues... yo... le pedí que te cuidara mientras nosotros "buscamos" un trabajo en el cual podamos pagar tu colejiatura.- Hizo comillas con sus dedos mientras pronunciaba eso. No es lo que pensaba, pero aún así tengo que hacer caso.

-Hah... ¿claro?, seguro sólo serán un par de días tampoco perderé mucho.- Traté de mostrar una sonrisa auque no estaba tan de acuerdo.

-Hijo si es por el niño de Elizabeth nosotros lo cuidamos, olvida lo que dije.-Mí madre soltó una lágrima a lo cual mi padre apretó el agarre negandole con la cabeza baja. Seguro tampoco hay problema por él.

-No hay problema madre, ¿cuándo me iré?.-Pregunté para evitar ver a mi madre en ese estado. Los ojos de mi madre se abrieron demasiado, apretó los dientes mostrando su perfecta dentadura.

-Supongo que lo más antes posible, ahorita guarda tus cosas; ropa, calzado, libros y libretas y todo lo que necesites.-Sonó como una orden. Señaló el pasillo y se levantó tomando su teléfono.

-Ven en tres horas aproximadamente.-Volteó a verme frunciendo el ceño, trono sus dedos. Apuntando varias veces el pasillo, está es la primera vez que veía a mi familia así. Mi madre cubría su cara entre sus manos y mi padre sólo hablaba.-Armin ve y arregla tus cosas ¡ya!.-

-¡¡¡Sí!!!.- Salí corriendo a mi habitación, tomé las maletas negras que guardaba a bajó de mi cama. Metí todo a presión, al igual que cobijas y libros y libretas. Metí también mi ropa y uniforme, mi celular y laptop. Así hasta asegurarme de no dejar nada. Ya tenía como mínimo tres maletas una de mano y dos de llantas como diría mi madre. Observé al niño y le tomé una fotografía con mi celular hace rato lo había dejado pues no tenía batería. Besé la frente de él y salí nuevamente hasta el comedor viendo a mi padre abrazar a mi madre. Y enfrente de él estaba un sujeto con finta de un militar oh soldado.

-Sí será un placer cuidarlo mientras ustedes arreglan esos problemas económicos.-La voz de él era muy fuerte, tome con fuerza ambas maletas y las solté viendo a mis padres ocultar su llanto.

-Hijo cuidate mucho.-Sonrió forzosamente mi madre limpiando sus lágrimas. Soltó a mi padre y me abrazó tan fuerte,  correspondi su abrazó, no perdia nada, mi padre sólo me vio con los ojos un poco rojos evitó abrazarme aunque fue inútil.

-Ya es hora, nos vamos, adiós.-Pronunció él sujeto, tomó mis maletas y fue el primero en salir.

-Hijo guarda muy bien nuestro número por si acaso.-Asenti saliendo de la casa, observando una camioneta NISSAN ROGUE completamente negra. Él sujeto metía mis maletas adentro de está, luego me indicó que entrará. ¿Por cuándo tiempo durará esto?. Me pregunté viendo como mi casa después de unos minutos quedaba atrás, el sujeto prendió la radio en lo primero que apareció lo dejó ahí, al parecer es un anuncio de una tienda, tomé un bocado de aire y me acerqué al medio de los asientos.

-Disculpe ¿cómo se llama?.-Pregunté sin tener respuestas.-¿A dónde vamos?.-Volví a preguntar mientras él seguía conduciendo. -¿Mis padres desde cuando y cómo lo conocieron?, ¿es muy serio o alegre?.-En eso frenó el seco se giró volteandome a ver dándome un gran susto.

-¡Deja de preguntar!, ¡demonios!, no te diré nada hasta llegar a mi casa.-Volvió a conducir subiendo mucho el volumen de la radio. ¡Ay! mis oídos. Que sujeto tan más grosero.
Mientras observaba el camino deje de reconocer el caminó. En eso a lo lejos vi una gran residencia muy bonita, y eso que sólo era la entrada.

-Ya es aquí pero no preguntes nada hasta estar en la casa.- Al momento en que la camioneta se detuvo en la entrada para abrir unas grandes puertas salieron dos chicos con un rifle en la espalda.

Ok poco normal; casi sacado de una películas de Ciencia-ficción. Al avanzar la camioneta se cerraron automáticamente las puertas, vi un gran caminó adornado con una cerca pequeña pero, atrás de esté un hermoso jardín lleno de flores y árboles muy bien cuidado. Estaciono su camioneta en un garage para autos lleno de más camionetas iguales, y sólo un pequeño carro. Al instante llegaron dos señores y ayudaron con mis maletas, entramos en la gran casa con una bienvenida de dos señoras vestidas de traje negro y camisa blanca, una en cada lado de la puerta. "Gran casa que no me gustaría terminar de conocer"; en medio de la casa estaban escaleras que iban a dos lados derecho y izquierdo. Para el lado izquierdo en la primera planta sólo vi una cocina muy grande, y al lado derecho todo un centro de diversiones a primera vista. Los señores me entregaron las maletas hicieron una reverencia y se fueron.

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