Cómo usar las manos
—Hyung, ¿se siente bien? —preguntó el menor con las manos cubiertas de una sustancia resbalosa mientras parpadeaba hacia el pálido hombre.
—Sí, sí, así —gruñó—. Oh... —YoonGi suspiró con satisfacción ante las hábiles manos del rubio y se mordió el labio inferior cuando estas subieron y bajaron con fuerza y con algo de presión—. Sigue. Buen robot, eres un buen robot... —arqueó la espalda.
—Me alegra que le guste —sonrió con inocencia.
—Me encanta —gimió ronco, su cuerpo se sentía en el aire.
—¿Y qué tal así? —ahora sólo usó el movimiento de sus pulgares contra la piel del pelinegro y este como respuesta soltó un sonidito entre gemido y jadeo, se sentía jodidamente bien.
—Hmm, eres increíble para esto, niño...
JiMin detuvo su movimiento parcialmente y miró confuso al pelinegro, provocando que este soltara un quejido por la abrupta interrupción.
—Hyung, yo no soy un niño —explicó—, ni siquiera lo aparento, mucho menos soy humano —continuó, luciendo bastante confundido—. ¿Ya se le olvidó? ¿Tiene amnesia?
—Ah, JiMin —se quejó—. Ignora eso y sigue con el masaje que aún me duele la espalda —levantó la cabeza del sofá y se apoyó con sus codos para poder ver al rubio.
El rubio dejó de hablar y colocó nuevamente sus manos sobre la espalda ajena, empezando a moverlas sobre su extensión nuevamente y usando la crema especial para masaje como un experto. YoonGi agradecía enormemente que estuvieran pasado aquel programa hablando sobre los spa y sus métodos justo cuando su espalda dolía como mil demonios.
YoonGi suspiró con satisfacción.
—No debería cargar cosas pesadas —aconsejó con una voz casi como regaño.
—Te estaba cargando a ti, inepto —dijo de inmediato como defensa—. Es mejor que a la próxima no me retes a cosas tan tontas.
—Hyung, eso no fue mi culpa —hizo un puchero—. Usted fue el que quería "defender su masculinidad".
—Silencio, tonto —se quejó sin tener más argumentos, provocando que el contrario inflara sus mejillas—... Aunque no tan tonto, después de todo eres increíble con las manos —suspiró ahora más sonoro que antes porque JiMin estaba atacando sus puntos claves.
—Puedo hacer muchas cosas con mis manos —anunció sonriente.
YoonGi se quedó en silencio, sin saber muy bien cómo interpretar esa frase.
—¿C-Cómo qué? —no estaba seguro de lo que esperaba escuchar.
—¡Masaje de pies! —exclamó—. Acaban de pasar una técnica de masaje por la televisión y se ve muy sencillo —explicó con entusiasmo.
YoonGi casi se abofetea a sí mismo por la cochinada mental que se había imaginado.
—Entonces después de esto las pones a prueba —hizo un ademán con su mano, regresando su rostro al sofá.
—¿También le duelen los pies? —sus cejas se arquearon en preocupación.
—Sí —rió—, digamos que sí.
—Oh, está bien~ —continuó con su trabajo.