Sus ojos temblaban, su voz se atoraba en la garganta, tartamudeando una y otra vez el nombre de su hermanito, a quien veía sin vida en medio de la habitación.
—A... Ah... —Intentaba articular alguna palabra coherente, pero aquella imposible imagen le impedían pensar en algo con claridad —¡Ah...! — Comenzó a caminar de forma lenta, inconsciente, encorvado, al tiempo que estiraba uno de sus brazos para tocar el cuerpo inerte.
En cuanto sus dedos tocaron la carne ajena, el cuerpo de Karamatsu comenzó a ser rodeado por pequeñas manchas negras, que lentamente iban ocultando su cuerpo.
—Ni... Nissan... — se escuchó desde lo alto, atrayendo la mirada del primogénito, quien aterrado pudo observar, como era visto por los abiertos y desorbitados ojos azules del menor —¿Por... Que...? — fueron sus ultimas palabras, antes de que un agujero se formase en su pecho, dejando caer por este grandes cantidades de sangre oxidada y putrefacta, manchando el rostro del mayor.
Sintió como el miedo lo consumió al ver como el cuerpo de Karamatsu era engullido por la oscuridad, como la sangre de su hermanito se deslizaba por su cara, cuello y se mezclaba con sus lágrimas.
—A... A... — Sus ojos temblaban como nunca, al igual que su boca y manos -—Aaaaahhh! — Sacó su voz, al tiempo que se arrojaba de rodillas al suelo, tapando sus oídos con ambas manos, queriendo que todo no fuese mas que una pesadilla.
—O... Tsu... — Una voz se escuchó a la lejanía, pero el la ignoró —... Matsu! — Otra vez, pero al igual que antes, prefirió ignorarla —¡Osomatsu! —
Levantó su cabeza, viendo a la persona de quien procedía aquella voz —Kara... Matsu... — Murmuró entre el llanto, observando a la persona que parecía estar asustada y preocupada por él.
—¿Oso... — No alcanzó a preguntar por él, sus palabras se callaron ante la sorpresa de ser abrazado con fuerza por el primogénito, quien frotaba su cara con el pecho del menor.
Se quedaron así por varios segundos, Karamatsu no sabía lo que sucedía, y no quería preguntar.
Mientras, Osomatsu se aseguraba de no estar soñando, tocaba cada centímetro de la espalda ajena, dándose cuenta de que era real.
—¿Osomatsu...? — En voz baja lo llamó, casi en un susurro que golpeo su oreja —¿Sucede algo...? — Dejó caer las manos en su espalda, comenzando a acariciarla.
—Nada... No pasa... Nada... — era una obvia mentira, pero eso era un indicativo para Karamatsu, de que no debía seguir preguntando, al menos, no ahora.
—Entiendo... — Siguió con su acto de consuelo, sintiendo como las lágrimas del mayor empapaban la ropa del hospital.
—¿Karamatsu(nissan)? — Se escuchó desde la puerta, donde estaban sus queridos hermanos menores.
—Buenos días buraza — Como era costumbre, los recibió con su sonrisa sacada de película americana —Hay que guardar un poco de silencio — Dijo en voz baja, apuntando a Osomatsu que parecía estar dormido en su regazo.
—¿Que le pasó...? — Preguntó preocupado Choromatsu mientras se acercaba lentamente —Y... ¿Estas bien? Karamatsu... — Continuó antes de que su primera pregunta fuese contestada.
—No lo se, estaba algo asustado hace poco — Mencionó enredando una de sus manos en los cabellos del mayor, quien al sentir dicho toque se aferro mas al pecho de Karamatsu —Y yo estoy bien, no tienes de que preocuparte, Choromatsu — Dibujó una amable sonrisa en su rostro.
Ante aquella despreocupada y común actitud suspiro de alivio —Ya ve... —
"Duele..." otra vez... aquella suave voz de niño asustado se apareció en sus cabezas, exaltando a los menores.
Karamatsu de inmediato lo notó, y su preocupación se hizo notar —¿Choromatsu? — Acercó una de sus manos para tocar la frente ajena —¿Te encuentras bien? —
Cuando su piel fue tocada por aquellas suaves manos, la imagen de Karamatsu cambio por completo, mostrándolo con una clara mueca de dolor, mientras lágrimas rojas caían por sus ojos.
De inmediato Choromatsu apartó la mano que se le había dado en señal de ayuda, a lo que todo volvió a verse como antes, solo que esta vez, el mayor parecía estar sorprendido al ser rechazado.
—Lo-lo siento... — Mencionó cabizbajo con una amarga sonrisa en su rostro.
—A-Ah, no... — Trató de explicar su reciente reacción, pero no pudo seguir, ya que un ligero sentimiento de rechazo, tristeza y culpa lo comenzó a invadir.
—¿Nissan...? — Ante aquel sentimiento Jyushimatsu empezó a caminar hasta ganarse al lado de su hermano mayor —¿Estas triste...? — Preguntó inocentemente.
—¿Eh...? — Aquella pregunta lo sorprendió, era la primera vez que se la hacían, al menos sus hermanos —No estoy triste, solo algo... Sorprendido... — Volvió a dibujar una suave sonrisa.
"¿Por qué me rechazan...?"
—¿De que hablas? Karamatsu-nissan... No te estamos rechazando... — Mencionó Todomatsu ya asustado de escuchar aquella voz en sus cabezas.
—¿Eh...? ¿Rechazar...? Yo no e dicho eso... — Miró confundido al menor de todos.
"Mentirosos"
—¿Quien es el mentiroso? Kusomatsu — Replicó Ichimatsu ya enojado con esa voz, al tiempo que una fuerte punzada en su corazón se hizo presente.
—Yo... Yo no e dicho nada... — Estaba confundido, no sabía porque sus hermanitos se comportaban de manera tan extraña —¿Les sucede algo, chicos? —
"Crueles"
—¡Callate de una vez! — Gritaron el tercer y cuarto hermano, mientras sostenían sus cabezas con ambas manos, exaltando al resto.
—Lo... Lo siento... — Murmuró con sus ojos decaídos, apartando su mirada del resto, quienes de inmediato se dieron cuenta de lo que habían echo sin querer.
—No... No es tu culpa Nissan... — Mencionó Jyushimatsu llamando su atención —No llores... — Miraba atónito las lágrimas que salían de los ojos ajenos.
—¿Eh...? No estoy llorando Jyushimatsu... — movió una de sus manos para verificarlo, notando como no había ninguna lágrima por su rostro —¿Que les pasa a todos? Me estoy comenzando a asu... — No pudo terminar, ya que fue abrazado con fuerza por el de amarillo —¿Jyushimatsu...? —
Lo abrazaba con fuerza, sin despegarse de él, pero algo no andaba bien, no había sonido, no se escuchaba nada, ni el murmullo de sus hermanos o el chillido de las maquinas.
—¿Nissan...? — movió su cabeza para ver a Choromatsu y los demás, notando atónito como estos ya no estaban en su lugar, y los alrededores habían cambiado por completo, mostrando paredes destruidas, malgastadas por la humedad y moho.
Parecía que el tiempo hubiese avanzado años, desgastando todo a su alrededor.
—Jyushimatsu... — una rasposa voz llamó su atención.
—Ni... — Abrió sus ojos con terror.
Bajo un cielo tapado por grises nubes, un cuerpo esquelético lo observaba. Tenía puesta la sudadera azul de su hermano mayor, se veía rota, rasgada con fuerza o rabia, con manchas rojas en cada costura partida.
—¿Que me haz hecho...? Jyushimatsu... — Habló la calavera, al tiempo que se comenzaba a deshacer lentamente —¿Por que lo hiciste...? — Alzó una de sus putrefactas y esqueléticas manos para tocar la mejilla del menor —Yo creí en ti... Jyushimatsu... — Su mano, al igual que su cuerpo, de un momento a otro se convirtieron en polvo —Me fallaste Jyushimatsu... Aun cuando yo te amaba... —
—¡AAAAHHHH! — de inmediato soltó la sudadera de su hermano, tirándose a si mismo hacia atrás, queriendo escapar de aquel tétrico lugar.
—¿¡Jyushimatsu!? — La voz del tercer Matsuno se escuchó a su lado.
—Nissan... — Tapaba con fuerza sus ojos con las mangas de su sudadera -Yo...- Levantó su cara apretando sus dientes en una mueca de dolor —¡Yo maté a Nissan! — Exclamó sin destapar su cara, llorando sin control, repitiendo una y otra vez aquellas palabras.
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Disculpen por la larga espera, no sabía como empezar este capítulo, y todo lo que escribía no me terminaba por convencer.
Perdonen por lo feito del cap y las faltas de ortografía.
Espero les guste.
Muchos besos y abrazos >//////<
Dato curioso: ni siquiera Karamatsu sabia cual era el verdadero alcance de su poder.