Fleur: Mi desesperada decisió...

By Ariana_Godoy

69.9M 6.9M 11.6M

[COMPLETADA] Una noche fue suficiente para cambiarlo todo, para destruirlo todo. Él acabó con mi familia, con... More

Prólogo
CAPÍTULO I
CAPÍTULO II
CAPÍTULO III
CAPÍTULO IV
Capítulo V
Capitulo VI
Capitulo VII
Capitulo VIII
Capítulo IX
Capitulo X
Capítulo XI
Capítulo XII
Capitulo XIII
Capítulo XIV
Capitulo XV
Capítulo XVI
Capítulo XVII
Capítulo XVIII
Capítulo XIX
Capitulo XX
Capitulo XXI
Capítulo XXII
Capitulo XXIII
Capitulo XXV
Capítulo XXVI
Capitulo XXVII
Capítulo XXVIII
Capitulo XXIX
Capítulo XXX
Capitulo XXXI
Capítulo XXXII
Capitulo XXXIII
Capitulo XXXIV
Capitulo XXXV
Capitulo XXXVI
Capítulo XXXVII
Capítulo XXXVIII
Capítulo XXXIX
Capítulo XL (Especial I)
Capítulo XLI
Capítulo XLII
Capitulo XLIII
Capítulo XLIV
Capítulo XLV
Capítulo Final
Epílogo
¡Fleur: Mi desesperada decisión ya en librerías!

Capitulo XXIV

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By Ariana_Godoy

Capitulo XXIV

Mis pasos resonaban por el largo pasillo del segundo piso, ya me sentía cómoda pasando por aquí al venir del consultorio del Dr. Newman, este piso se parecía mucho al primero y definitivamente no era escalofriante como el tercero, habían pacientes caminando libremente pero también habían algunas puertas cerradas como en el tercer piso. Supuse que habían pacientes más estables que otros.

Luego de pasarle por el lado a una chica delgada y cabello grasoso que le murmuraba a las paredes, levanté mi mirada hacia el frente y me detuve en seco.

Mason.

Dejé de respirar al verlo caminar en mi dirección, sin camisa de fuerza, sin restricciones, nunca lo había visto de pie y me sorprende lo ridículamente alto que es, es delgado pero no esquelético, su cabello negro seguía luciendo desordenado como si se pasara las manos por el constantemente. La diferencia en el color de sus ojos siempre me sorprendería. Sin embargo, su rostro me hizo fruncir el ceño, tenia un gran morado debajo de su ojo izquierdo y su labio inferior estaba roto, ¿Qué pasó?

Recordé su brusco beso, y sus palabras:

Le estoy enviando un mensaje a tu asesino, te puedo asegurar que vendrá a mí, ¿A caso...?

No podía ser, ¿El asesino de verdad fue a él? ¿Le había hecho eso? ¿Cómo era posible?

Los ojos de Mason se encontraron con los míos y una sonrisa torcida se formó en sus labios, mostrando el huequito de esa mejilla solamente.

Mi cabeza estaba dando mil vueltas cuando él se detuvo frente a mí, tuve que inclinar mi cabeza hacia atrás para mirarlo. Noté que tenia un guardia detrás de él, siguiéndolo.

Su voz es gruesa y profunda como la recordaba, —Nos encontramos de nuevo, bonita.

Tragué grueso, —¿Bonita?

Su sonrisa creció, —Eres bonita, no eres mi tipo, pero eres definitivamente muy bonita.

—Pareces estar de buen humor.

—Oh, ¿Es tan obvio?

Mis ojos cayeron sobre su herido rostro, —¿Qué te pasó?

—Tu sabes lo que me pasó.

Sostuve mi pecho con mi mano, —¿Él... fue a ti?

Mason soltó un suspiro dramático, —Siempre haciendo tantas preguntas.

—Y tu siempre ignorándolas.

Él soltó una risita por lo bajo, —Eso somos, tu tienes preguntas, yo respuestas pero en el momento en el que te de todas las respuestas que necesitas me echarás a un lado y digamos que no quiero que eso pase todavía.

—¿Por qué?

Sus ojos vacilaron por un segundo, —Porque es muy divertido observar esta relación.

—Tu y yo no tenemos una relación.

Mason se inclinó hacia mi, sus ojos quemando los míos, —Lo se, me refiero a tu relación con el asesino.

Mi corazón se detuvo, Mason se enderezó, dándome una gran sonrisa, me quedé sin palabras.

Mason dio un paso a un lado y hacia el frente, nuestros cuerpos quedando en direcciones opuesta, su hombro casi rozando el mío, —Los lobos se disfrazan de ovejas, bonita, se inteligente o terminarás siendo devorada.

Silbando, comenzó a alejarse, dejándome completamente helada.

¿Mi relación con el asesino?

¿A caso... él quería decir que yo tenia una relación con el asesino? ¿De amistad? Mi mente viajó a Luke, Trent... ¿Amorosa? Pierce...

La desconfianza fluyó en mí, volviéndome un poco paranoica, sospechando de todo el mundo. No, Mason tenia que darme más respuestas.

Me giré sobre mis pies y me apresuré a seguirlo, cuando lo alcancé, me atravesé en su camino, bloqueándolo, —No puedes decir eso e irte así, necesito una explicación.

Mason suspiró, —Que impaciente.

—¿Tú sabes quien es?— él no respondió, —Por favor respondeme.

Mason volvió a inclinarse hacia mi y susurró en mi oído, su aliento dándome cosquillas, —Mañana cuando vengas a la cita con tu psicólogo, veámonos en mi habitación, numero 28, con mas privacidad y sin mi estúpida sombra.— sabia que se refería al guardia.

—¿Cómo se que no me harás daño?

—No lo sabes.

Hice una mueca, —Eso no es muy alentador.

—Ya te lo he dicho, no es de mi de quien debes cuidarte.

Con eso, me dio una ultima sonrisa antes de seguir su camino.

Yo seguí el mío, dirigiéndome al primer piso y a mi habitación, mis ojos se sentían pesados después de haber llorado, mi mente estaban en círculos, tratando de poner piezas faltantes juntas. Me estaba comenzando a doler la cabeza. A medida que me acercaba a mi habitación, alejé mis pensamientos de las palabras de Mason y recordé mi encuentro con el Dr. Newman y el agente Foster.

Ese chico es la razón por la que respiras y estas aquí ahora, es una lastima que no lo recuerdes para agradecerle.

Punzada en mi cabeza, ¿Quien era ese chico? ¿Un vecino? ¿Y por qué no puedo recordarlo?

Un chico, hijo de tus vecinos más cercanos, él parecía ser muy cercano a ti.

¿Cercano a mí? ¿Cómo podía olvidar a alguien cercano a mí? Eso no podía ser posible.

Cuando pedí explicaciones, que me dijeran el nombre del chico, que quería verlo, la respuesta del Dr. Newman me había dejado sorprendida:

Él esta aquí, pacientemente esperando que lo recuerdes.

Él estaba aquí y yo no tenia ni idea de quien era. El Dr. Newman le había asignado la tarea a Jazmine de contarme todo sobre ese chico, él había esperado que yo estuviera lo suficientemente estable para manejarlo y según el, ya lo estaba así que Jazmine estaba autorizada a contarmelo todo.

Así que mientras caminaba a mi habitación donde me esperaba Jazmine con respuestas, apreté mis manos a mis costados. No podía evitar sentirme nerviosa, asustada, pero a la vez tan curiosa, los últimos meses de mi vida habían estado llenos de agujeros negros, lagunas vacías sin recuerdos, sin explicaciones.

Me detuve frente a mi puerta, tomando una respiración profunda, estiré mi mano para tomar el pomo de la puerta pero unos dedos fuertes tomaron mi muñeca. Seguí ese brazo para encontrarme a Pierce, parado a mi lado, sus ojos grises brillaban con algo no que no podía descifrar. Una sensación de hormigueo invadió mi estomago. Llevaba puesta una chaqueta encima de su uniforme, ¿Venia de algún lado?

—¿Quieres escapar conmigo?— Preguntó, su voz ronca.

—¿Escapar? ¿Escapar a dónde?— Me aclaré la garganta.

—Afuera.— dijo, sus ojos sin dejar de mirarme. Sentí la necesidad de cerrar la distancia entre nosotros y besarlo como si no hubiera mañana. Negué con la cabeza, intento recuperar mi auto-control.

—¿Ahora?— Tenía curiosidad. ¿A dónde me llevaría? Él se limitó a asentir.

Fue entonces cuando recordé la razón por la que necesitaba entrar en mi habitación, Jazmine estaba esperando.

—Lo siento, pero ahora no es un buen momento.— Pierce me sonrió —¿Qué? ¿Qué es tan gracioso?

—Todavía pareces no conocerme.— explicó dando un paso hacia mí.

—¿Qué? ¿Por qué dices es— se agachó y me agarró de las piernas para lanzarme sobre su hombro.

—No estaba pidiendo permiso.

Comenzó a caminar por el pasillo. Juro que podía imaginar la gran sonrisa que tenía su cara en ese momento.

—¡Suéltame!— Grité, solo pudiendo ver el suelo y la parte de atrás de sus pies.

—No.

—¡Pierce!— Grité frustrada.

—¿Sí?— Preguntó en tono burlón.

—¡Suéltame! ¡Tengo algo muy importante que hacer! Jazmine me—

—Blah— me cortó —Bla, bla.

—Eres tan inmaduro.

—Lo sé.— ¿Ni siquiera iba a negarlo? Dios mío, era arrogante.

—¡Suéltame! Juro que si no me me bajas voy a... — amenacé, tratando de sonar seria.

—¿Vas a qué?— ​​Bromeó y se rió entre dientes.

—Voy a hacer algo muy malo a...— Mi voz se apagó mirando su culo muy bien formado. Nunca lo había notado antes. Pierce tenía un muy buen culo. Pierce siguió caminando como si nada estuviera pasando.

¿A caso yo no pesaba nada? Ni siquiera se aprecia cansado —Pierce, si no me pones en el suelo, voy a gritar tan fuerte que tus oídos sangraran.

—¿En serio?— Podía oír la diversión en su voz, me dio una nalgada suave, sorprendiéndome.

—¡Pierce!— Exclamé, el calor en mis mejillas, ¿Acaba de nalguearme? ¿En serio?

—Grita y haré algo peor que eso— un escalofrío pasó a través de mí. Abrí la boca para decir algo y la volví a cerrar, —Eso esta mejor.— dijo triunfal.

Cruzamos una puerta de madera y salimos del edificio. Hacía mucho frío. Yo no estaba en mi mejor traje para estar fuera. Vi el suelo rocoso, mientras Pierce parecía adentrarse más profundo en el bosque. Podía sentir la sangre bajando a mi cabeza.

—Pierce, sangre cabeza...— susurré.

Pierce se detuvo y cambió hacia abajo. Aterricé en sus brazos y él ahora me llevaba cargada al estilo de novia. Miré hacia arriba para encontrarlo mirándome. Me sentía tan bien en sus brazos. Me sentía segura —Bajáme, puedo caminar.— le dije luchando un poco. Pierce me sonrió y comenzó a caminar de nuevo —Pierce, estoy segura de que puedo caminar.

—¿Qué pasa si te escapas? No puedo correr ese riesgo.— Claro, como si pudiera escapar de él. Probablemente me atraparía en unos pocos segundos.

—No voy a huir, lo prometo.— lo miré, suplicante. Sus ojos siempre me deslumbraban. Podría perderme en ellos. Él me dio su atractiva sonrisa torcida.

—Lo siento, princesa, no puedo correr ese riesgo.

—¿Princesa?— No podía creer que acabara de llamarme así. Se rió en mi cara.

—Debiste ver tu cara.

—No eres divertido.— dije conteniendo una sonrisa. Se veía tan lindo cuando se reía.

—Sabes que si lo soy.— me guiñó un ojo y mi respiración quedo atrapada en mi garganta. Él definitivamente sabía cómo ser sexy. Sabia que si el hablaba, iba a ser un rompecorazones excepcional. Él no solo estaba bueno, también emanaba confianza sobre si mismo, un aura que podría volver locas a las chicas.

No podía evitar sentirme afortunada de estar en sus brazos, de ser la única con la que él hablara.

Pierce se detuvo y volvió a la realidad. Él me puso en el suelo y miré al frente de nosotros sorprendida. Estábamos en el pequeño acantilado de una pequeña montaña rocosa no era muy alto pero la vista era impresionante. El atardecer ya estaba aquí, el cielo naranja se veía inmenso sobre los arboles, las nubes pálidas en contraste con el colorido cielo.

—Esto es increíble.— Era tan tranquilo aquí. Pierce se subió a una roca grande y se sentó sobre ella.

—Ven aquí.— Me llamó y negué con la cabeza, —No seas tan gallina.

—No, gracias, me gustaría mantener todos mis huesos en perfecto estado por ahora. —Pierce negó con la cabeza riéndose —¿Qué?— Crucé los brazos sobre mi pecho. Se bajó de la roca y se sentó en el borde del acantilado. Él tocó un punto a su lado, haciendo un gesto hacia mí para que me sentará allí. Suspiré y lo obedecí.

Me senté junto el, manteniendo una distancia prudente entre nosotros. Una brisa fría rozó mi piel, y temblé un poco.

—¿Tienes frío?

—Estoy bien— mentí.

—Fleur.

—¿Eh?

—No me mientas. Siempre puedo saber cuando estás mintiendo.— lo dijo con arrogancia.

—¿En serio?— Levanté una ceja.

—Sí— dijo quitándose una chaqueta.

—Pierce... no tienes que hacer eso.— Él me ofreció su chaqueta.

—No se te ocurra decir que no, a menos que quieras otra nalgada.

Mis ojos se abrieron en shock y me sonrojé.

—Cállate.— Pedí agarrando su chaqueta y poniéndomela.

Giré mi cabeza hacia él y por unos segundos, los dos nos quedamos mirándonos fijamente a los ojos sin parpadear. Se humedeció los labios y eso rompió mi concentración. Parpadeé y aparté la mirada derrotada.

Pierce se rió y negó con la cabeza —Las caras que haces son tan divertidas.

—Claro.— Me enfoqué en la vista, relajándome un poco.

Le eché varios vistazos con el rabillo del ojo y una parte de mi tenia tantas preguntas, sabia tan poco de él. Tal vez esta era mi oportunidad de preguntarle, —Pierce, ¿Puedo hacerte una pregunta?— Mantuve los ojos en la vista, no quería ver su reacción.

—Claro.

—¿Por qué dejaste de hablar? ¿Por qué sólo hablas conmigo?— no pude evitar mirarlo esta vez, noté como se tensaba.

—¿De verdad quieres saber?— Preguntó con frialdad.

—Sí.— respondí con honestidad.

—No es una historia bonita, ni con final feliz.

—No espero que lo sea.— Me le quedé mirando, él estaba concentrado en la vista pero su mente hacia en otro lado.

—Sucedió hace dos años,— comenzó —Una semana después de mi cumpleaños numero dieciocho, fui a una fiesta en la piscina con unos amigos y mi padre me recogió cuando estaba listo para volver a casa. Mi hermano pequeño estaba en el asiento trasero, jugando con su robot de transformers. Cuando volvíamos a casa, mi padre detuvo el coche en medio del caminó y se bajó. Le pregunté que estaba haciendo y él simplemente me tiró las llaves y me dijo 'Tu conduce' Yo estaba tan sorprendido que no me moví durante unos segundos, —Se detuvo sonriendo con tristeza, —Desde que había cumplido la mayoría de edad, le había pedido tantas veces que me dejara conducir y siempre me había dicho que no y de pronto, esa tarde estaba dispuesto a confiar en mi. Yo estaba tan contento de que confiara en mi, que no lo pensé dos veces y me metí en el asiento del conductor.

Él se tomó una pausa, mirando hacia el cielo, y yo esperé con paciencia.

—Debí haberle dicho que había tomando un par de tragos de tequila en la fiesta pero estaba tan sumergido en mi emoción que se me olvidó. Además, era de día, pensé que iba a tenerlo bajo control.— Había tanta tristeza en su voz. —Pero pensé mal, un camión se atravesó en nuestro camino y traté de esquivarlo con poco éxito, todo sucedió tan rápido. El camión golpeó el coche en el lado derecho, volviendo el asiento del copiloto en nada. Todo se volvió negro para mí.— Tomó una respiración profunda, yo estiré mi mano y la puse sobre la suya, —Cuando me desperté, estaba en el hospital. Mi padre había muerto, mi hermano pequeño estaba en terapia intensiva y yo tenía sólo tres costillas rotas y una contusión.— Su voz cambio del tono triste a la rabia, —Mi padre murió, mi hermano pequeño estaba luchando por su vida y solo terminé con tres costillas rotas y una contusión.— repitió.

—Pierce...— apreté su mano.

—Yo no podía hablar después de eso, mi padre era todo para mí. Nunca había sido cercano a mi madre, ella era un extraña para mí, pero mi padre era... increíble, era más como un hermano mayor para mí que un padre. La culpa no me dejaba hablar, no importaba lo mucho que lo intentara. Peter, mi hermano pequeño, sobrevivió pero tuvo una fractura en su columna vertebral que probablemente no lo dejé volver a caminar.— Las lágrimas llenaron mis ojos. Me sentí tan mal por él, podía ver la expresión de dolor en su rostro mientras hablaba —No vi el punto de hablar, ¿Para qué? Nadie me entendía, incluso cuando decían que podían. Mi madre ni siquiera me mira a los ojos. Sé que me culpa y tiene razón. Maté a mi padre y arruiné la vida de mi hermano pequeño.

—Pierce... No fue tu culpa.

—Sí, lo fue. Tal vez si hubiese estado completamente sobrio podría haber parado el coche o esquivar el camión, es mi culpa. Cada vez que veo a Peter, me siento como una mierda. Es tan joven para estar pasando por todas esas terapias físicas dolorosas. Después de eso, me acostumbré a no hablar...— se detuvo y me miró, —Hasta que te llegaste tu.— él limpió las lagrimas que bajaban por mis mejillas.

—¿Por qué yo?

—Cuando te vi en ese techo, me vi reflejado en tí. En realidad me intrigabas porque tenias la fuerza para acabar con tu vida mientras yo no había podido intentarlo durante estos dos años. No pude evitar sentir curiosidad sobre ti así que busqué tu archivo.— Estábamos mirándonos a los ojos fijamente. Nunca me había sentido tan conectada a alguien en mi vida —Cuando descubrí lo que te pasó, me sentí tan débil y patético porque tu habías pasado por algo peor que yo y todavía te las arreglabas para caminar, hablar y vivir— dijo sonriendo tristemente, —Tu fuerza me llamó la atención y cuanto más tiempo que pasaba contigo, más me gustabas y te admiraba.— otra lágrima se escapó de mis ojos y corrió por mi mejilla. Pierce la limpió suavemente —Eres increíble.

—No lo soy.— mi voz se quebró.

—Sí, lo eres. Eres asombrosa, Fleur Dupont.— bajé la mirada, intentando contener las lágrimas. Sus palabras resonaban en mi cabeza.

—No soy fuerte.

—Sí, lo eres.— Me tomó de la barbilla, obligándome a mirarlo de nuevo. Me encontré con esos ojos grises que me parecen tan lindos. Estaban llenos de honestidad —Y sé que piensas que te salvé la vida esa noche en el techo pero en realidad tú salvaste la mía.

xx

Nota de la autora: Capitulo largo, ¿Eh? Espero que lo hayan disfrutado, si encuentran imágenes o frases que se parezcan a esta historia, déjenme el link en los comentarios o etiqueten en Twitter (Arix05) o Instagram (Ari_godoy) en esas redes en donde ando mas activa. 

¿Preguntas después de este capitulo?

Muakatela,

Los quiero. 

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