Siempre Te Encontraré (CLEXA...

By beamorote

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¿Es posible que una persona encuentre a su alma gemela en algún momento de su vida? ¿Es posible que estas alm... More

Capítulo 1: Hace 150 años
Capítulo 2: Clarke
Capítulo 3: Reportaje
Capítulo 4: Noche con amigas
Capítulo 5: Día Solidario
Capítulo 6: La Agresión
Capítulo 7: Deja que te Ayude
Capítulo 8: Primer Día
Capítulo 9: Tarde de Chicas
Capítulo 10: Conociendo a las Amigas de Clarke
Capítulo 11: No Todo es lo Que Parece
Capítulo 12: De Camping - Parte 1
Capítulo 13: De Camping - Parte 2
Capítulo 14: El Incidente
Capítulo 15: Nuevo Proyecto - Parte 1
Capítulo 16: Nuevo Proyecto - Parte 2
Capítulo 17: Confesiones
Capítulo 18: Lexa
Capítulo 19: Karaoke
Capítulo 20: Gratificación
Capítulo 21: Un Sábado Intenso
Capítulo 22: Un Domingo No Menos Intenso
Capítulo 23: Comida Familiar
Capítulo 24: Compensación
Capítulo 25: Cumpleaños - Parte 1
Capítulo 26: Cumpleaños - Parte 2
Capítulo 27: Recompensas
Capítulo 28: Navidad
Capítulo 29: Nuevas Experiencias
Capítulo 30: Feliz Cumpleaños Amor
Capítulo 31: Recuerdos
Capítulo 32: Despertar
Capítulo 33: Separadas
Capítulo 34: Juntas
Capítulo 35: Después de la Tempestad Viene la Calma
Capítulo 36: Fin de Semana
Capítulo 37: Cambios
Capítulo 38: Viajes e Investigaciones
Capítulo 39: Fechas
Capítulo 40: La Noticia
Capítulo 41: Despedida
Capítulo 42: Sí, quiero
Capítulo 43: Luna de Miel
Capítulo 44: Familia
Epílogo: 23 de Agosto de 2065

Capítulo 45: Superando Dificultades

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By beamorote

Había pasado un año y medio desde que decidieron adoptar a Aden y Mia. No hubo más peleas ni discusiones, una vez llegaron a la decisión de hacerlo, ambas se convencieron de que era lo que querían. Lexa traspasó el caso a Indra que encantada lo aceptó. Durante 6 meses los tuvieron en acogida hasta que finalmente le juez les dio la custodia, ese día, junto con el de su boda, era el más feliz de sus vidas. Para celebrarlo se fueron todo el fin de semana fuera con los niños y los perros, a disfrutar de un fin de semana en familia, ahora una familia de verdad. Ese mismo fin de semana fue la primera vez que Mia las llamó mamá, y a partir de ese momento Clarke fue mami, y Lexa fue mamá. A Aden le costó un poco más, pero al final se acabó acostumbrando a llamarlas así.

Estos 6 meses no habían sido fáciles. No encontraron ninguna pega para llevar la adopción hacia adelante. Pero con los niños fue diferente. Ambos tenían miedo, sus padres no los habían tratado nada bien, y siempre que pasaba algo se asustaban. También tenían pesadillas, que tanto Clarke como Lexa trataban de calmar. Clarke pensó en llevarlos a un psicológo para ver si así los ayudaba pero Lexa no estaba muy convencida, no creía que hablar y recordar todo les fuera bien. Clarke no dijo nada, pero fue la misma Lexa la que se dio cuenta de que si bien ella no había ido a ningún psicólogo, el contárselo todo a Clarke y desahogarse con ella fue lo que le ayudó a salir adelante y superarlo.

- ¿Por qué no les hablas de tu experiencia? - Le dijo un día Clarke a Lexa.

- ¿Yo? ¿Por qué?

- Porque nadie mejor que tu sabe por lo que ellos han pasado. Y a lo mejor oírte a hablar de ello y de cómo lo superaste les ayuda.

Lexa lo estuvo meditando. No le gustaba hablar de eso, pero Clarke tenía razón, como siempre, nadie mejor que ella sabía por lo que esos niños estaban pasando. Una noche de sábado Mia se despertó gritando por una pesadilla. Cuando entraron en la habitación Aden intentaba calmarla sin conseguirlo. Clarke la cogió en brazos y Mia se abrazó a ella, y mientras la paseaba por la habitación y la acariciaba le iba diciendo palabras reconfortantes en el oído. Poco a poco la pequeña se fue tranquilizando y Clarke se sentó en la cama con la niña en su regazo. Lexa estaba con Aden al que le decía que no pasaba nada.

Esa noche fue en la que Lexa les contó a los niños su pasado. Evitó muchas cosas, como las drogas, el alcohol o el intento de prostitución, cosas que unos niños de 5 y 7 años seguramente no entenderían, pero si que les habló de los golpes y palizas, y de cómo, igual que ellos, terminó en un hospital. Les habló de su estancia en el centro, de lo mucho que le hubiera gustado tener una familia pero que eso no había sido posible.

- Y... ¿Qué te ayudó a superarlo todo? - Preguntó Aden tímidamente.

Lexa sonrió y miró a Clarke.

- Clarke. - Dijo sin más Lexa.

- ¿Tú? - Preguntó Mia levantando la mirada hacía la rubia.

- Si, ella. - Dijo Lexa. - Me dio un hogar, una familia, y fue a la primera persona a la que se lo conté todo, que no me juzgó, que no me presionó y que siempre me apoyó. Hablar con ella me ayudó a superarlo.

- ¿Ya no tienes miedo? - Preguntó Aden.

- Si. Lo sigo teniendo. Pero se que tengo a Clarke aquí, conmigo. Y vosotros nos teneis a nosotras. ¿Vale?

- Vale. - Contestaron ambos niños a la vez.

Y la idea de Clarke tuvo éxito. Cada vez que tenían miedo o tenían una pesadilla, se lo contaban a una de las dos, o a las dos. Poco a poco les fueron contando a las chicas como había sido su infancia, nada buena, llena de golpes y amenazas, pero eso se había acabado.

Poco a poco las chicas iban conociendo a los niños. Descubrieron que a Aden le encantaba leer, así que estaba bien surtido de libros, y que en el colegio le gustaban muchísimo las ciencias naturales. Y la pequeña Mia quedó fascinada viendo a Clarke pintar, muchas veces cuando Clarke pintaba se sentaba con ella en el estudio mirando envelesada como pintaba, le preguntaba cosas a Clarke, y ésta le explicaba las cosas de forma sencilla y la niña la miraba fascina. Terminaron comprándole un cuaderno de dibujo y pinturas y la niña no podía ser más feliz, lo que ambas también vieron es que se le daba muy bien pintar.

Dos meses después de adoptarlos Clarke y Lexa decidieron continuar con su plan de vida. Si, por fin Clarke iba a intentar quedarse embarazada. Fueron a una clínica de reproducción asistida y empezaron el tratamiento para la inseminación artificial. Las dos primeras veces no hubo suerte, pero a la tercera va la vencida, dicen, y Clarke por fin estaba embarazada. No lo dijeron al momento, querían esperar hasta los tres meses, ya que son los meses donde hay más riesgo de aborto.

Y cuando a los tres meses todo iba bien y la ecografía había salido perfectamente decidieron que era el momento de dar la noticia. A los primeros que se lo dijeron fue a los niños, Mia quedó encantada con la idea de tener un hermanito y quería celebrarlo por todo lo alto, la pequeña siempre tan entusiasta. Aden no estaba tan contento, en realidad parecía hasta enfadado, y después de mucho insistir Clarke consiguió que le contara porqué, y es que el pobre se pensaba que como ahora iban a tener un hijo propio los echarían de casa, cosa que Clarke le dejó muy clara que no pasaría, que ellos eran tan hijos suyos como el que estaba por venir, así que al final Aden terminó contento por tener otro hermanito.

Los siguientes en enterarse fueron los abuelos, y recibieron la noticia cuando sus dos nietos le regalaron un marco de fotos, con una foto, una foto de la ecografía. No podían estar más encantados. Otro nieto en la familia, era una gran noticia.

Y las siguientes en enterarse fueron las amigas, habían quedado todas, más Lincoln, en casa de Clarke y Lexa y ese fue el momento que aprovecharon las chicas para soltar la noticia de que Clarke estaba embarazada de 3 meses. Recibieron abrazos y felicitaciones por parte de todas, y de Lincoln también. Después de que las chicas recibieran las felicitaciones fue el turno de Octavia, que con el pequeño Ricky en brazos, la que dio la noticia de que Ricky esperaba un hermanito, y es que si, Octavia volvía a estar embarazada de casi 4 meses.

- Serán dos niñas y serán tan amigas como nosotras, desde siempre. - Sentenció Clarke.

- Estas tú muy segura Griffin. - Dijo Raven divertida.

- Recuerda que yo siempre tengo la razón.

- Como olvidarlo.

- ¡Eh! Hasta ahora siempre ha acertado. - Apoyó Lexa a su mujer.

El embarazo de Clarke fue muy bueno, solo tuvo nauseas durante dos meses y ni siquiera eran todos los días. Para Lexa fue una suerte que Clarke no tuviera muchos antojos, los cuales casi siempre eran de chocolate, cosa de la que Lexa se aseguraba de estar bien surtida (pasteles, pastas, tabletas, helado... todo de chocolate). Y a Clarke le encantó compartir su embarazo con el de Octavia, que si bien también fue muy bueno la pobre tuvo bastantes más nauseas que Clarke.

En la ecografía de las 20 semanas ambas se enteraron de que esperaban niñas, así que la predicción de Clarke se había cumplido, bueno faltaba la mitad, y es que fueran grandes amigas, pero Clarke era algo que no dudaba.

Y si, todo iba de maravilla, hasta que llegó la semana 32 de embarazo. Una noche Clarke se despertó con un fuerte dolor en el vientre.

- Lexa, algo no va bien. - Dijo Clarke, despertando a su mujer.

- ¿Qué pasa? - Preguntó Clarke alarmada.

- Creo que he roto aguas. - Lexa miró a Clarke estupefacta, no podía ser todavía le quedaban dos meses de embarazo. Pero o se había orinado encima o efectivamente había roto aguas. - Llama a mi madre, tenemos que ir al hospital y alguien se tiene que quedar con los niños.

Lexa llamó a sus suegros, que en 15 minutos habían llegado a casa, efectivamente Clarke estaba de parto, había roto aguas y tenía alguna que otra contracción. Jake se quedó con los niños, mientras que Abby se iba al hospital con las chicas. De camino Abby había avisado y nada más entrar por la puerta la obstetra y la neonatóloga de guardia estaban esperando. No había nada como trabajar en el hospital.

Llevaron a Clarke a la sala de partos donde le hicieron un registro y una ecografía. En el registro confirmaron contracciones cada 15 minutos y en la ecografía que prácticamente no quedaba líquido amniótico, parar el parto no era una opción. Tanto la neonatóloga como la obstetra intentaron tranquilizar a Clarke diciéndole que todo iba a ir bien.

- Pero ¿Por qué? ¿Por qué he roto aguas? - Preguntaba Clarke sin entenderlo.

- La opción más probable es una corioamnionitis, que es una infección del líquido amniótico y de la bolsa, lo que provoca su rotura. - Le explicó calmadamente la neonatóloga. - No lo sabremos con seguridad hasta analizar el líquido amniótico.

- Pero... ¿Una infección? No he tenido fiebre, ni síntomas.

- Desgraciadamente un 80% de los casos son asintómaticos. A veces si se coje a tiempo se puede frenar el parto y madurar pulmonarmente al bebé con corticoides, aunque siempre se termina sacando al niño ya que es un riesgo muy grande para la madre y el bebé. - Continuó explicándole la neonatóloga.

- Pero... es muy pequeña.

- El peso estimado son 1800 gramos. - Dijo la obstetra.

- Es un peso adecuado para la edad gestacional. - La tranquilizó la neonatóloga.

- ¿Qué complicaciones puede haber? - Preguntó Lexa que había estado callada intentado digerir toda la información.

- Desde todas, a ninguna. - Le dijo la neonatóloga. - Al no estar madurada pulmonarmente seguramente necesitará algún tipo de soporte ventilatorio, pero eso hasta que no nazca y veamos como evoluciona no os lo puedo decir.

- ¿Qué me pones? - Preguntó Clarke a una enfermera que le administraba algo por la vía que le habían puesto nada más llegar.

- Es sulfato de magnesio. - Contestó la neonatóloga. - Se ha visto que tiene efecto neuroprotector en los prematuros y se ha administrar apróximadamente una hora antes del nacimiento.

- ¿Neuroprotector? ¿Qué quiere decir? - Preguntó Lexa.

- Uno de los riesgos de los prematuros son las hemorragias cerebrales. Y en los últimos estudios se ha visto que el sulfato de magnesio administrado antes del parto reduce considerablemente el riesgo.

- Doctora. - Interrumpió la conversación la obstetra. - Voy a tener que realizar un parto.

- ¿Un parto? Es muy pequeño, son 32 semanas. No tendrá fuerzas. - Comentó la neonatóloga.

- Es que está muy encajado. Si intento una cesaria voy a tener que hacer fuerza para desencajarlo. Ella está muy dilatada y es pequeño, no creo que tenga que hacer mucho esfuerzo.

- Está bien, tú eres la obstetra, tú mandas hasta que nazca.

- ¿Qué pasa? - Preguntó Clarke asustada.

- Nada. - Dijo la obstetra. - Los partos prematuros se suelen hacer por cesaria porque es mejor para el bebé, para que no se canse con el trabajo de parto. Pero la tuya está muy encajada en el canal de parto y no creo que tarde mucho en coronar su cabecita, así que vamos a hacer un parto.

- Pero...

- Es lo mejor, creemé.

- Clarke. - Dijo Lexa. - Todo va a ir bien, saben lo que hacen. ¿Vale? - Ahora era a Lexa a la que le tocaba ser fuerte por Clarke, estaba acojonada pero no pensaba dejar que Clarke lo notara, suficiente tenía ya.

- Vale. - Dijo Clarke. - ¿Puede estar mi madre en el parto también? - Preguntó.

- Claro. - Dijeron tanto la neonatóloga como la obstetra. Trabajaba en el hospital, eran compañeras, esas cosas siempre se hacían.

Menos de media hora después un fuerte llantó hizo que las tres mujeres respiraran tranquilas. Antes de cortar el cordón umbilical la obstetra le puso el bebé a Clarke en el pecho que sonrió y le dejó un besito en la cabecita. Lexa se agachó para hacer lo mismo y además le dejó un beso a su preciosa mujer.

- Madre mía, es igualita a ti cuando naciste. - Dijo Abby contemplando al bebé.

- Entonces será guapísima como su madre. - Dijo Lexa.

- Chicas, lo siento pero me la tengo que llevar. - Ambas asintieron mientras la neonatógola cogía a su niña para meterla en una incubadora y examinarla. - ¿Cómo se va a llamar?

- Eso. - Dijo Abby. Que si bien ellas ya lo sabían, no habían dicho nada a nadie.

- Brooke. - Dijo Clarke.

- Está bien, bonito nombre. Pues me llevo a Brooke a la unidad neonatal. Vosotras acompañad a la mamá a la habitación y cuando la mamá esté aposentada podéis subir a ver a la niña, así también nos dáis tiempo a hacerle las cosas necesarias al ingreso.

Poco después de que se llevaran a la niña, Clarke fue llevada a su habitación. La dejaron en la cama y después de limpiarla, la dejaron tranquila con su madre y su mujer.

- ¿Cómo te encuentras? - Le preguntó Lexa.

- Cansada.

- Pues descansa. - Dijo Lexa dándole un pico a su mujer.

- No. Quiero ir a ver a Brooke.

- No. - Dijo Lexa. - Yo iré. Ya has oído a la enfermera, nada de levantarse hasta dentro de 6 horas y cuando hayas comido algo.

- Pero...

- Pero nada. - Dijo Abby. - Lexa tiene razón. Además Brooke está en buenas manos.

Después de un rato Clarke empezó a quedarse dormida. Lexa y Abby la dejaron sola un momento, amenazándola con no dejarle ir a ver a la niña si se le ocurría levantarse sola y hacer tonterías.

Lexa y Abby fueron hasta la unidad neonatal para poder ver a Brooke. Les explicaron las normas de entrada a la unidad y las acompañaron hasta la incubadora donde estaba la pequeña.

- ¿Qué es eso que lleva en la cara? - Preguntó Lexa nada más ver a la niña.

- Es un CPAP. - Le contestó una enfermera. - Es un aparato que le da un flujo de aire, y oxigeno si es necesario, para que ella no tenga que hacer tanto esfuerzo al respirar y no se canse.

- Pero... ¿Respira ella? - Volvió a preguntar Lexa.

- Si, el aparato simplemente le ayuda, pero no respira por ella. No te preocupes, es lo más habitual en esta edad gestacional.

- Y... ¿Todo lo demás que lleva?

- Es para monitorizar las constantes, una vía para el suero y una sonda por la boca que va hasta el estómago, ya que hasta las 34 semanas no empiezan a coordinar succión/deglución con respiración y hasta entonces comera por la sonda.

- ¿Puedo... puedo tocarla?

- Pues claro. - Dijo la enfermera que le enseño a abrir y cerrar las puertas de la incubadora.

- Que pequeña. - Comentó Lexa mientras acariciaba el bracito de la niña.

- No tanto. Su peso está muy bien para su edad gestacional. - Dijo la neonatógola que había aparecido en ese momento. - 1750 gramos y 45 centimetros, está dentro del promedio.

La neonatóloga les explicó que todo estaba muy bien, que el CPAP creía que lo llevaría pocos días. Le habían hecho una placa de tórax que estaba bastante bien, una analítica donde todo era correcto y llevaba un suero por una vía ya que las primeras horas no podría comer, ya que los bebés prematuros tenían el sistema digestivo muy delicado y era mejor empezar poco a poco para que no hubieran complicaciones. Le dijero a Lexa que si Clarke no estaba muy cansada que pidera un sacaleches y se estimulara, que en las primeras 6 horas suele salir más leche y después baja la producción hasta el segundo día más o menos que es cuando vuelve a subir. También le dijeron que por poca leche que se sacara que la trajeran porque cuando la niña empezara a comer de aquí unas horas era mucho mejor que lo hiciera con leche materna.

Antes de salir de la unidad Lexa le hizo varias fotos a la niña ya que estaba segura de que Clarke se las pediría. Tendría que explicarle muchas cosas y no sabía si se lo sabría explicar todo pero Abby le dijo que ella la ayudaría. Además la neonatóloga dijo que en un rato bajaría para hablar con Clarke y que le hiciera todas las preguntas que quisiera.

Al llegar a la habitación se encontraron a Clarke despierta, pidieron el sacaleches y Clarke aprovechó para estimularse mientras Lexa y Abby le contaban todo y le enseñaban las fotos de su pequeña. Abby salió de la habitación para llamar a Jake y contarle como había ido todo, le había mandado algún mensaje pero ahora que todo estaba tranquilo llamó para hablar con él y así dejaba a las chicas solas.

La neonatóloga tenía razón y Clarke se había sacado unos 10 mililitros de leche en menos de 15 minutos. Cuando Lexa iba a llevar la leche a la unidad justo entró la neonatóloga que les dijo que eso era estupendo y que le iría muy bien a la pequeña, además se ofreció a llevarlo ella a la unidad. Estuvo un rato con las mamás respondiendo a todas sus dudas y les dijo que a ella, como salía de guardía, ya no la verían hasta el día siguiente pero que cualquier duda que tuvieran preguntaran a sus compañeros o a las enfermeras que se ocupaban de la niña.

Poco después de que la neonatóloga se fuera Clarke se quedó dormida en los brazos de Lexa, que a insistencia de Clarke se había tumbado a su lado en la cama. Cuando Abby volvió de hablar con Jake sonrió a Lexa y le dijo que se iba a casa con Jake y que más tarde les traerían a los niños para que pudieran conocer a su hermanita.

Un par de horas después Clarke despertó y las enfermeras aprovecharon para acicalarla un poco, controlar las pérdidas y levantarla, trayéndole, además, algo para comer. Le dijeron que aprovechara para estar un rato sentada y que se estimulara a ver si salía más leche y que después si se veía con fuerzas podía pedir una silla de ruedas e ir a ver a su hija.

"¿Qué si se sentía con fuerzas?" Estaba claro que no conocían a Clarke Griffin.

Y dicho y hecho, poco después Clarke y Lexa enfilaban dirección a la unidad neonatal para que Clarke viera a su hija. Igual que cuando fue Lexa, le explicaron las normas de la unidad y la acercaron hasta la incubadora de su hija.

- ¡Oh! ¡Qué pequeña! - Exclamó Clarke con lágrimas en los ojos al verla. Lexa la abrazó por detrás. Lexa le explicó como abrir las puertas de la incubadora y la ayudó a sentarse en una silla para que no se cansara y pudiera tocar a la niña.

- Según tu madre es igualita a ti cuando nacistes, así que si es igual de tozuda seguro que todo va a ir genial. - Dijo Lexa intentado animar a Clarke. - ¡Dilo!

- ¿El qué?

- Que todo va a ir bien.

- Eso no lo sabemos.

- La neonatóloga ha dicho que si, que estaba muy bien. Además... Tú siempre tienes la razón ¿no? - Clarke la miró con una sonrisa sin dejar de acariciar a la niña y asintió. - Pues si lo dices se cumplirá.

- Todo va a ir bien. - Dijo Clarke.

Y efectivamente todo fue muy bien. Solo llevó tres días el CPAP y el suero. Clarke tuvo leche suficiente para darle por la sonda y en ningún momento tuvieron de darle lactancia artificial. A las 48h de vida empezaron el método canguro, el piel con piel, una lo hacía a la mañana y la otra a la tarde. Los niños conocieron a su hermana, la cuál también les pareció muy pequeña, y ambos prometieron cuidarla y protegerla, matando de amor a sus madres. Octavia y Raven también conocieron a la pequeña, Octavia tuvo la osadía de echarle en cara a la pequeña haberse adelantado para ser mayor que su pequeña, que se llamaría Marie, y en principio tenía que ser la mayor ya que Octavia estaba embarazada de 3 semanas más que Clarke.

A las 34 semanas empezaron a poner a la niña al pecho, y la verdad es que era una pequeña muy espabilada, que si bien se cansaba con facilidad, cosa normal en estos pequeñines, le ponía mucho interés y lo poco que estaba al pecho lo hacía muy bien. Las enfermeras empezaron a bajarle la comida que se le daba por la sonda cada día un poco, ya que cada día ganaba peso. Una semana y media después la niña ya estaba haciendo lactancia materna exclusiva.

Clarke y Lexa estaban encantadas con el trato que habían recibido. Además habían hecho un máster en cuidados: baño, masajes, alimentación, cambio de pañal... y es que ese máster es imposible hacerlo con 3 días de ingreso, o 5 si tienes suerte y es una cesaria.

A las 36 semanas y 3 días y con 2250 gramos, Brooke pudo irse a casa. Todo había ido tan bien que no se lo creían. El miedo de que naciera tan pequeña se les fue llendo poco a poco viendo como su pequeña crecía bien y sin complicaciones. Les había costado un poco compaginarse con el cuidado de Aden y Mia, sobre todo a Clarke, ya que como tenía que darle de comer a la niña no podía estar por ellos todo lo que quería pero los pequeños lo entendieron a la perfección, estaban hechos todos unos hermanos mayores.

El adelanto del parto les había pillado con la mitad de cosas por hacer y comprar. Pero con la ayuda de Jake y Abby tuvieron todo lo necesario a tiempo: cochecito, silla para el coche, cuna, pañales, ropita...

El día en que le dieron el alta a Brooke, los pequeños habían preparado una pequeña fiesta para su hermana y su mami. Y Clarke y Brooke fueron recibidas por todos sus amigos. La fiesta no duró mucho, porque Octavia tuvo a bien ponerse de parto en ese mismo momento.

- Ves, ya dije yo que el destino de estas dos estaba ligado, Brooke y Marie serán muy amigas. Marie ha visto que su amiga ya estaba en casa y ha decidido salir a conocerla.

Todos asintieron ante la afirmación de Clarke, divertidos. Y es que parecía que efectivamente, había sido así.

Los primero meses dicen que son duros, pero para Clarke y Lexa fueron maravillosos. Su niña se portaba muy bien, solo protestaba para comer o si estaba sucia, y las dejaba dormir bastante por la noche. Además Aden, y sobre todo Mia, eran unos cuidadores excepcionales, no tenían queja alguna.

El nacimiento de Brooke dio una idea a Clarke. Otra exposición, una exposición más personal. Y una exposición que tuvo un tremendo éxito. Pidió permiso al hospital, que se lo concedió sin problemas. Y montó una exposición títulada "El milagro de nacer antés de tiempo", que consistía en fotos y cuadros de su pequeña, aunque en ninguno se podía apreciar bien la carita, eso estaba hecho a posta, nadie tenía porque tener en su casa la cara de su hija colgada. Las fotos eran de los primeros días de vida: la incubadora, las bombas, el CPAP... haciendo el método canguro con ellas, cogida en brazos por sus hermanos... En ninguna foto se podía ver bien la cara de ninguno de la familia, pero se podía apreciar el mensaje que Clarke quería transmitir: tener un bebé prematuro puede ser una bendición pese a lo mal que se pasa al principio. Los cuadros eran por el contrario la evolución de la niña, aunque no su niña, había cambiado sus rasgos para que, igual que con las fotos, nadie tuviera colgada a su hija en casa. Eran cuadros del primer año de vida: cuando se sientan por primera vez, gatean, caminan...

El nacimiento de Brooke y Marie había unido todavía mucho más a Octavía y Clarke. Se juntaban mucho con Octavia y sus dos hijos Ricky y Marie. En cuanto las niñas empezaron a gatear supieron que a esas dos juntas no iba a haber quien las parase, es que no podían ser más compenetradas, siempre pensando en alguna trastada. Empezaron a gatear juntas, y a caminar también. A Lexa y Clarke ya les dijeron que excepto para las vacunas, en todos los demás aspectos de la niña tenían que tener en cuenta la edad corregida (es decir la edad que tendría su hubiera nacido cuando tocaba) y no la edad cronólogica. Eso hizo que ambas niñas prácticamente empezaran a hacer las mismas cosas juntas.

Brooke era clavadita a Clarke, rubia con unos ojazos azules que encandilaban a todo el mundo, hasta había heredado su lunar, excepto que en vez de en el labio lo tenía en una mejilla, haciendo las delicias de todos. Marie también era clavadita a su madre, morena con preciosos ojos verdes, lo único que parecía haber heredado de su padre eran sus labios.

Cuando Brooke cumplió 18 meses Lexa le planteó algo a Clarke. Los tres niños ya dormían y ambas estaban sentadas en el sofá.

- Cariño. - Dijo Lexa.

- ¿Sí? - Le preguntó Clarke.

- Yo... esto... es que...

- ¿Qué pasa Lex?

- Nada, es igual.

- Lex...

- Es que no es nada, en serio.

Clarke se acercó más a su mujer y le encaró la mirada.

- ¿Sabes que a mi no me engañas, no? ¿Qué pasa?

- Quieroquedarmeembarazada. - Soltó Lexa de golpe y sin respirar.

Clarke se quedó en shock un momento, intentado procesar lo que acababa de escuchar.

- ¿En serio? - Dijo Clarke abriendo mucho los ojos. Lexa asintió ya que no creía ser capaz de pronunciar ninguna palabra. - Esto no me lo esperaba.

- Es que... - Empezó Lexa cuando pudo recuperar el habla - Me pareció tan bonito todo, que también quiero sentirlo. Se que Brooke es tanto mía como tuya pero no se, quería vivir la experiencia, sentirla. Se que tenemos tres hijos estupendos, pero no se... me apetece... - Clarke miraba a Lexa con una mirada indescifrable para la castaña. - Bueno es igual, no pasa nada, ya tenemos tres hijos, es familia numerosa, está bien, déjalo no he dicho nada. Tres es un buen...

Lexa no pudo terminar de hablar porque Clarke se había apoderado de sus labios para acto seguido invadir su boca. Se colocó a horcajadas sobre Lexa sin dejar de besarla y sin separar sus labios le dijo:

- Me encantaría tener otro hijo contigo.

Lexa sonrió en el beso y se abrazó a la rubia que le devolvió el abrazo.

- Lo quiero todo contigo Lex.

- Pero a lo mejor es muy pronto, no se, Brooke todavía es pequeña y...

- ¿Tú lo quieres ahora?

- Si, pero Brooke... - Lexa otra vez no pudo terminar de hablar porque Clarke la cortó.

- Entre que te haces las pruebas, te embarazas, los nueve meses... Brooke posiblemente tendrá casi tres años... Creo que si quieres, es un buen momento.

- ¿De verdad?

- Claro. Tú lo aceptaste cuando yo quise.

- Bueno... me costó un poco.

- Lo sé... Pero... Mira ahora que familia tenemos... ¿Mereció la pena?

- ¡Pues claro!

- ¿Juntas?

- Juntas. - Sentenció Lexa.

Y como bien había predicho Clarke, 2 meses antes del tercer cumpleaños de Brooke nacía Erin, ésta en vez de adelantarse decidió que se estaba muy bien dentro de su madre y nació a las 41 semanas de embarazo cuando la obstetra ya se estaba planteando inducir el parto, pero al final fue un parto natural, que duró bastante más que el de Clarke y que dejó a Lexa agotada pero feliz. Ninguna de las dos podía ser más feliz. El embarazo había sido incluso mejor que el de Clarke, no tuvo nauseas, y solo al final del embarazo Lexa empezó a sentirse cansada y pesada. Erin resultó ser más guerrera que su hermana, y aunque se portaba bien, no las dejaba dormir tanto como lo había hecho Brooke. Los hermanos recibieron encantandos a la nueva integrante de la familia aunque Brooke al principio sintió algo de celos. Erin heredó los hermosos ojos verdes de Lexa y sus carnosos labios, castaña también, aunque un tono más oscuro que el de su madre.

Y es que la familia Griffin no podía ser más feliz. Tenían 4 niños que les daban la vida, cuatro niños a los que proteger y cuidar, que además se cuidaban y se protegían entre si. Había habido momentos malos, pero eran los que menos. La felicidad casi siempre estaba presente en la casa. Lo peor fue la adolesciencia de los 4, pero pese a todo no fueron malos chicos, lo típico de los adolescentes, sin excederse. Clarke y Lexa sabían que cuando ellas ya no estuvieran se tendrían los unos a los otros, que siempre se cuidarían, así que eran felices sabiendo que su familia siempre estaría unida.


Nota: Aquí el último capítulo del FIC :'( ... Pero falta el EPÍLOGO, aunque no creo que sea muy largo pero como no lo tengo escrito nunca se sabe.

Quiero dedicar el capítulo al pequeñito Otger, un bebé de 28 semanas, que si bien lo ha tenido y lo va a tener más difícil que nuestra pequeña Brooke (no iba a ser tan mala en el FIC), es todo un campeón y que ha ido superando las dificultades una a una, y por fin se pudo ir a casa con sus dos mamis, y que suerte a tenido con sus mamis, porque os puedo asegurar que cada vez es más difícil encontrar el sentido maternal que toda mujer debería tener innato, sobre todo si quiere ser madre... del paternal mejor no hablemos... María e Isabel ahora disfrutan en casa de su pequeñín, que si bien les va a dar trabajo está claro por las fotos que nos mandan, que también les va a dar muchas alegrías, solo hay que verlo en las fotos sonriendo, cuando se pensó que no saldría de la unidad eso es lo mejor.

El fin de semana que viene subo el epílogo, no creo que pueda antes porque la semana que viene trabajo todas las tardes y dos mañanas tengo curso... así que liada estaré un rato. Aunque si puedo subiré el primer capítulo del nuevo FIC, estoy en ello, ya veremos que pasa al final.

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