Los sueños secretos de Sophie

By Hitto_

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Sophie siempre busca ser la mejor en todo. Sin embargo detrás de esa fachada esconde muchos secretos y sueños... More

1. Sophie Cohen
2. Ian Key
3. El pastel de cumpleaños
4. La esperada fiesta
5. Cómo deshacerse de Ian Key
6. Una cita casi perfecta
7. Paranoia y vida Zen
8. Al diablo con el zen
9. Un largo día
10. El intruso
11. Amor licano
12. La excursión
13. Olvidados perdidos y en problemas.
14. ¡Vamos a morir!
15. Nueva oportunidad
16. Persecuciones
17. Sangrienta venganza
18. Empieza el juego
19 ¡Yo quiero una invitación!
20. Todo por un vestido
21. La busqueda del tesoro
22. Él no me gusta ¿o sí?
23. De nuevo a escapar
24. ¡Yo no la choqué!
25. La casa de los decapitados
26. Hora de revelar sentimientos
27. Te diré mil veces que te amo
Regalos y multimedia (cap. especial)
28. Una promesa
30. ¿ Y a Sophie quién la cuida?
La oscuridad nos persigue
32. pTres mil litros de puddin de chocolate
33. Educación sexual
34. Quiero ser mejor
35. Tarde de chicos
36. La rebelión de Claudia
37. Nuevo semestre, nuevos problemas
38. Té con los Roach
39. El muro cae
40. Cambiar de sueños
41. Un voto de confianza
42. Bienvenida a Saint Abel
43. Desenmascarando a la princesa
44. La casamentera
Cantar o perder
46. Sombras del pasado
47. La decisión más difícil
48. El costo de los secretos
49. Igual a las novelas
51. Verdades que duelen
51. Buscando vías de escape
52. Un final y el inicio de algo nuevo
Epílogo

29. Algo de descontrol

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By Hitto_

Alan se levantó con dificultad, agarrando a Ian del cuello de su camisa, por la fuerza empleada perdió el equilibrio cayendo sobre él y empujándolo contra uno de los grandes ventanales de vitral que permitan el paso de luz a la sala desde el jardín.

Sophie hizo el ademán de correr hacia ellos con el instintivo intento de separarlos, sin embargo, su movimiento fue detenido por un par de brazos que la sostuvieron por los hombros.

— ¡Qué haces, detenlos! —gritó reconociendo enseguida el agarre de su hermano. Los chicos seguían propinándose golpes sobre los rosales y todos los invitados a la fiesta echaban porras efusivas a la pelea.

—Déjalos —dijo Tiago, aún sosteniendo a su hermana mayor—. Que terminen esto de una vez.

Sophie volteó a mirarlo incrédula, no sabía si era impresión suya o Tiago disfrutaba en cierta forma de la pelea. Olvidándose de los torpes pensamientos que su hermano pudiese tener, volvió la atención a Ian y Alan, no parecían parar y estaba segura que Ian se encontraba más lastimado por haber destruido la ventana con su espalda.

Los guardias de seguridad intentaban abrirse paso entre el tumulto que contemplaba la pelea, finalmente lograron llegar hacia ellos y separarlos con dificultad. Ian, enfurecido, quería seguir pese tener heridas sangrantes en el brazo y la espalda. Alan ya se encontraba calmado así que el guardia que lo sostenía ayudó a su compañero a detener al muchacho, quien ya vencía su agarre.

— Tú, afuera, no vuelvas a entrar. —Intentaron sacarlo de la fiesta, acto que a Ian pareció no importarle en absoluto. Sólo miró hacia Sophie y ésta en seguida corrió hacia él.

—No, esperen, que se quede. —Alan sonaba serio y preocupado al mismo tiempo. Él sangraba del labio y se cubría un golpe en el ojo, el cual seguramente acabaría morado, pero Ian tenía un fea cortadura en el ante brazo y por la bronca no se percataba que un fino hilo de sangre no dejaba de fluir.

Ian se mostraba molesto mientras Sara, la madre de Alan, le vendaba el brazo. Desde el otro extremo de la habitación, Sophie lo miraba con reprobación.

— ¡Ya está! Ya puedes mirar, tienes suerte de que no haya sido profunda, no necesitaras sutura, —La mujer le anunció a Ian para que pudiese voltear a ver su brazo en vuelto en una venda blanca, sin señales de rojo liquito que tanta repulsión le causaba.

La puerta se abrió con lentitud y Alan apareció con la mirada gacha y un aire de preocupación.

Sara se levantó cerrando el botiquín y le hizo una señal a Sophie para dejar a los dos chicos hablando solos. Sophie aceptó, por todos los medios quería evadir a Alan. Aún no estaba lista para hablar con él.

Ian permaneció sentado en la cama, esquivando la mirada, intentaba calmarse puesto que sabía que era capaz de volver a golpear a su amigo.

Exhalando, Alan se sentó a su lado.

— ¿Cómo estás?

—Bien, no es nada, Sophie pega más fuerte que tú —le respondió con desinterés. Alan bufó, parecía mucho más calmado.

—Sabes, he debido besar a no sé... un número considerable de chicas, y cada beso ha sido diferente, unos mejores que otros, pero todos buenos... —comenzó a hablar y el otro muchacho atisbó hacia él asesinamente, seguro de que Alan iba a echarle en cara lo bien que sabían los labios de Sophie—. Excepto uno. Jamás creí que besar a Sophie fuese tan desagradable. —Frunció el ceño e Ian lo miró con cara de asombro—. Es que, segundos antes de juntar mi boca con la de ella esperaba sentir algo agradable, pero mientras la besaba sentía que... pues sentía que besaba a Sophie. Fue igual a besar a una hermana o a mi madre. Qué horror. —Tuvo un ligero escalofrío y volvió la vista hacia su amigo—. Cuando Sophie se perdió en el bosque me aterré, es que la quiero demasiado, es mi mejor amiga, estuvimos juntos toda la vida y sabes que es como una niña pequeña y uno siente el impulsivo acto de protegerla ante todo. Mientras la buscaba comencé a desesperarme y pensé que era porque la quería como algo más que a mi hermana o mi mejor amiga; pero no es así, solo me confundí... —Echó la cabeza hacia atrás con despreocupación, esperando escuchar a Ian.

— ¿Es en serio? Los besos de Sophie son increíbles.

—Yo también beso increíble, pero créeme que si te besara a ti no te agradaría.

Ian sonrió de medio lado, sus instintos asesinos se habían calmado con la sinceridad de las palabras de Alan.

— Si me besaras no tendría tiempo de pensar en el desagrado, antes de darme cuenta estaría cubierto de tu sangre... ¿Entonces vas a dejarnos en paz? A mí y a Sophie.

—Por supuesto que no, no creas que dejaré que estés tan fácilmente con mi primita, y a Tiago la idea tampoco le agrada tanto, además espera a que mi tío se entere, si tu cuerpo aparece sepultado bajo una nueva avenida no será sorpresa.

—Correré el riesgo —dijo chocando su puño con el de Alan, las cosas volvían a ser como antes, al menos parecidas, la pelea por Sophie llegaba a su fin.

En ese momento la puerta se abrió de golpe y Sophie entró con mucha seguridad. Después de pensarlo un poco había decidido hacer frente a la situación.

—Escúchame Alan, no sé qué es lo que crees que sientes por mí, pero estás loco, somos primos y yo te quiero de esa forma, así que no me obligues a pegarte hasta que tus neuronas vuelvan a conectarse correctamente...

—Sophie... —Alan intentó interrumpirla, pero la chica no le prestó el menor interés.

— Si querías hablar de eso lo habríamos hecho con calma, pero besarme de esa forma fue... fue horrible y nunca voy a perdonarte, pero pretenderé que no sucedió. Así que ten en mente que te odio por besarme aunque aparente lo contrario.

—Sophie...

—Y nada de Sophie, no me amas, ¿de acuerdo? Repítelo: No te amo, eres mi prima, somos familia, y esto no será un romántico amor prohibido.

—Sophie no hay necesidad...

— ¡Repítelo! —Lo miró con odio y Alan repitió la frase presa del miedo—. Y en cuanto a ti. —La chica volteó hacia Ian—. ¡Menos cien!

— ¡Qué?! Él te besaba. ¿Qué querías que haga, esperar calmadamente a que termine?

— ¡Separarlo, no lanzarte sobre él!, además te lastimaste, por suerte fue en el brazo, ¡Qué tal si un vidrio saltaba y cortaba tu yugular! Luego morías desangrado en el piso y yo sufría eternamente sin poder quitar tu imagen inerte de mi mente, evitando que sea capaz de volver a amar. —De forma melodramática cayó de rodillas al piso recreando con gestos la trágica escena que se imaginaba.

—Suerte con ella —dijo Alan saliendo de la habitación.

—Exagerada. —Ian se arrodilló frente a la muchacha, quien ya se encontraba recostada en el piso simulando su muerte. Ella se incorporó a medias, el muchacho la miró a los ojos y la sostuvo del rostro—. Tengo que quitarte el mal sabor de boca —le dijo aproximándose para besarla.

Sophie no puso resistencia, ya habían pasado días desde la última vez que se habían besado y ya extrañaba esa sensación: la dulzura de sus labios, la firmeza de su abrazo y sus caricias, las cosquillas en el estómago que crecían y se multiplicaban por todo su cuerpo.

De nuevo se dejaba llevar, con Ian era fácil, solo cerraba los ojos prestándole atención a los suaves roces que recorrían su espalda, su cintura y su hombros; Ian deslizaba sus manos con delicadeza y sus labios le besaban el rostro y luego el cuello.

—Te amo Ian —le susurró de forma inconsciente.

— ¿Ya somos novios? —preguntó aprovechando lo feliz y complacida que se encontraba ella mientras él la acariciaba y besaba en el piso de la habitación.

—No —rió levantándose.

— ¿Por qué me haces sufrir tanto? —la abrazó con fuerza y le habló al oído.

—Porque es divertido, pero ya te falta poco, te daré puntos extra solo porque se me da la gana. —Terminó el abrazo besándolo en la mejilla y bajaron para reintegrarse en la fiesta.

—Despierta idiota. —Camila se encontraba más que furiosa con su hermano menor, quien aún dormía plácidamente.

Vincent se despertó con dificultad y su estado de embriaguez pasó al ver la ropa que traía puesta.

—Qué diablos... —exclamó.

—Que hiciste el ridículo frente a todos, ¡Eres un imbécil! Cuando papá se entere va a matarte. —Golpeándolo salió de ahí y Vincent se quitó el vestido con desesperación y volvió a colocarse su ropa, la cual por suerte se encontraba en la habitación.

Bajar las gradas hacia la calle fue el momento más humillante de su vida, todos se reían de él, lo señalaban y se burlaban de la misma forma en la que muchos de sus compañeros habían sido humillados por su culpa. Apretando los puños salió de ahí, primero arreglaría cuentas esa noche y luego se encargaría de destruirlos a todos.

***

Al bajar las escaleras, Sophie encontró a su hermano besándose con alguna chica desconocida, volcó los ojos y continuó su camino. A veces su hermano le causaba repulsión, se besaba con cualquiera y ella no comprendía cómo podía intercambiar saliva con una completa desconocida por la cual no tenía ningún sentimiento, es más, hasta donde podía recordar, su hermano jamás había tenido una novia ¿Qué acaso no había nadie que le gustase?

Ya era un poco tarde y algunos chicos habían regresado a casa. La fiesta estaba más vacía, lo que en términos normales significaba llena, no atestada con tanta gente que apenas y se podía caminar.

Alan volvió a separarse con su grupo de amigos, esta vez incluyó a Ian, y a Tiago lo dejó donde estaba, seguramente antes que acabase la noche iba a encontrar otras chicas con la cuales pasar el rato.

Sophie los siguió molesta hacia el jardín, enojada porque su "casi novio" y su mejor amigo la dejaban de lado.

En cuanto la vieron, Alan ocultó la botella que llevaba.

— ¡Le diré a mi tía Sara! —los amenazó descubriéndolos infraganti.

—No dices nada y te invito un poco —dijo Alan sirviendo en un vaso una generosa cantidad de gaseosa y un corto chorro de ron.

—Ni que fuera una niña. —Se cruzó de brazos y se sentó al lado de Ian, a punto de recibir el vaso.

Ian se lo arrebató antes de que pudiese agárralo.

—Esto no es para niñitas como tú, luego no quiero cargarte y que tu padre me eche la culpa por devolverte ebria a casa.

—No voy a tomar mucho, solo que estoy harta de que tú, Alan y Tiago me traten como a una niña pequeña. —En un primer momento no había pensado en tomar nada, el alcohol no le gustaba y menos sus efectos, pero su orgullo podía más en ese instante.

Ian suspiró y dejó que tomase, el preparado de Alan era más gaseosa que otra cosa, con un grado de alcohol casi nulo. Con eso Sophie dejaría de molestar y no habría problema.

Ian dejó de beber cuando empezó a sentirse un poco mareado. Se levantó para llevarse a Sophie antes de que presenciara a un grupo de chicos ebrios que posiblemente intentarían sobrepasarse con ella.

Desde que había terminado su vaso que permanecía quieta e inexpresiva. Ian la picó un par de veces al notar que ella se encontraba ausente. Lenta e impasiblemente ella volteó a mirarlo y con mucha lentitud aceptó su mano para levantarse. En cuanto se hubo incorporado cayó al piso.

Alan e Ian se asustaron en un primer momento, pensando que podía ser algo referente a su enfermedad, pero al verla sonriendo desde el piso se dieron cuenta que se encontraba ebria, o un poco ebria, era difícil decirlo puesto que no había tomado prácticamente nada.

— ¿Está borracha? —preguntó Alan sorprendido.

—Parece que sí —Ian rió mientras la alzaba. Era increíble como Sophie podía haber caído con tan poco. De haber sido cualquier otra persona habría pensado que se trataba de una broma—. Mejor la llevo arriba, seguro se le pasa rápido.

—Voy contigo —le avisó de manera sospechosa—. No los dejaré solos.

—Ni que fuera a aprovecharme de ella —protestó Ian.

—No sé, mejor te vigilo de cerca. —Comenzaron a caminar e Ian puso una mueca, por supuesto no pensaba aprovecharse del extraño estado de Sophie, pero sí quería pasar un tiempo a solas con ella.

En un medio tiempo, y mientras buscaba otra chica que le gustase, Tiago vio como su primo y su amigo se llevaban a Sophie al segundo piso. Corriendo detrás de ellos llegó a tiempo para verlos recostándola en la cama de Alan.

Con espanto pasó la mirada de su hermana en estado de semi inconsciencia hacia los dos chicos.

— ¡Qué!... ¡Voy a!... ¡Son unos!... ¡Díganme por qué no debería matarlos ahora!

—Sophie está algo ebria, no pasa nada de lo que tu muy pervertida mente está pensando. —Ian terminó de recostar a la muchacha.

— ¡Y cómo es qué la embriagaron! ¡Sophie no debe tomar nunca! ¡Jamás! ¡Se pone mal con solo oler le alcohol medicinal!

—Ya nos dimos cuenta —acotó Alan y Sophie despertó con el grito.

— ¿Qué pasa? —preguntó, parecía ya encontrase bien.

—Pasa que estos irresponsables dejaron que tomes. —Tiago sonó tan similar a su padre que tanto Alan como Ian tuvieron un escalofrío.

—No son unos irresponsables. —Sophie se levantó al parecer en sus cinco sentido—. Alan es mi mejor amigo y a Ian lo amo. —Se abalanzó hacia el castaño y ambos entornaron los ojos—. Ian también me ama, ¿verdad Ian?

Ian asintió con algo de miedo, Sophie le acariciaba el pecho indiscretamente y tanto Alan como Tiago parecían a punto de matarlo, como si él fuese quien se aprovechaba de la muchacha.

—Voy a llevármela a casa, mi madre sabrá qué hacer. —Seriamente Tiago separó a su hermana de Ian y la cargó en su hombro con facilidad.

Alan regresó a hacerse cargo de la fiesta y los últimos invitados en tanto que Tiago bajó a Sophie en compañía de Ian.

—Déjame cargarla —pidió Ian.

—No.

— ¡Imbécil, esta me las vas a pagar! —antes que ninguno de los dos se diese cuenta, Vincent empujó a Ian de improvisto.

Tiago dejó a su hermana en el piso y alejó a Vincent, pero el chico no estaba solo. Un par de sus amigos lo acompañaban, Esteban entre ellos.

Sophie enfureció al verlo, en su estado de semi embriaguez recordó todas las cosas que un par de meses atrás su ex -novio había dicho de ella.

— ¡Eres un idiota, nunca me acosté contigo! —le gritó interrumpiendo la pelea.

Todos los chichos la miraron, la muchacha aparecía de improvisto sacando un tema inesperado.

— ¿Sabes? ¡No eres mi primer amor! ¡Tampoco fuiste mi primer beso! Ian me besó antes ¿y sabes? Lo bese cuando tú aún eras mi novio.

Ian se llevó las manos a la cara, suficientes problemas tenía con ese grupo de chicos como para que la inoportuna de Sophie lo metiera en más.

—Cállate —le dijo alejándola de Esteban, quien más que sorprendido, se enfadaba al sentir su orgullo herido, inclusive sus amigos lo miraban con burla.

—Eso es porque eres una puta, no me sorprende —habló procurando mostrase desinteresado.

Ian no se aguantó, lo empujó con la mano lastimada, alejándolo lo suficiente de Sophie como para pegarlo y esa vez los guardias aparecieron como si hubiesen sido invocados. Agarraron a los chicos que se habían colado en la fiesta y Sophie les pidió que se detuvieran.

En cuanto la curiosidad de los guardias permitió que Esteban y los otros tres chicos que lo acompañaban se diesen la vuelta, Sophie saltó a los labios de Ian, quería demostrarle a Esteban que él no significaba nada para ella, que todo lo sufrido por él, los malos tratos por parte de sus compañeros y la noches en vela pensando en lo mucho que creía estar enamorada, no habían valido la pena.

Ian recibió el beso con los ojos abiertos al principio, luego la abrazó con fuerza, besándola apasionadamente, era la perfecta oportunidad de demostrares a todos que estaba con Sophie.

Se separaron, Ian sonreía satisfecho, sobre todo al notar cómo a Esteban parecía reventarle la úlcera.

Tiago solo miraba al igual que el resto de invitados y Sophie volvió a arruinar la situación abriendo la boca.

— ¡El me ama y yo lo amo! Soy virgen a pesar de lo que dijiste en el colegio y solo haré el amor con Ian.

Tiago abrió la boca con horror y antes de poder evitar que su hermana siguiese haciendo un inapropiado show, Sophie comenzó a desabotonarle la camisa a Ian.

— ¡Hazme el amor! ¡Demuéstrales que me amas! —le gritó mirándolo a los ojos.

Ian permanecía estático, la escena parecían tan surreal e increíble que se preguntaba si no había cruzado a otra dimensión. Sophie se embriagaba con unas cuantas gotas de alcohol y eso provocaba que dijese cosas que en otras circunstancias jamás se habría animado a decir.

Mientras la chica le besaba el cuello, algunos silbidos se escuchaban por parte de los presentes.

— ¡Maldita sea! ¡Te estás dejando! —gritó Tiago viendo como Ian sonreía de medio lado permitiendo que Sophie lo besara y desvistiera.

En solo cuestión de segundos y antes de que Tiago la separara y matara a su amigo, Sophie cayó nuevamente al piso, esta vez profundamente dormida.

—Era cuestión de tiempo para que pasara eso —dijo Ian levantándola y colgándosela del hombro. Antes de que los guardias salieran de la sorpresa por ver a una jovencita dar semejante espectáculo, Ian miró triunfante hacia Esteban—. Esta fue la noche más extraña de mi vida —dijo volviendo a recostar a Sophie en el piso de arriba.

Tiago llamó a su tía, era mejor que Sophie pasase la noche ahí, conociendo a su padre, todos terminarían castigados por devolver a Sophie en ese estado.

Sara entró a la habitación mirando sorprendida s su sobrina.

— ¿Cuánto tomó? —les preguntó preocupada. Sophie tomaba medicamentos y no estaba segura si una gran cantidad de alcohol pudiese tener algún efecto secundario.

—Medio vaso de ron con gaseosa —respondió Ian levantando los hombros.

—No, ya en serio. ¿Cuánto? Solo Alan estará castigado, le dije que nada de alcohol en la fiesta.

—Hablo en serio, no solo su mentecita es extraña, su cuerpo también.

—Vaya... esta niña tiene menos tolerancia al alcohol que un pollo, lo cual es extraño, sus padres toman como marineros. Una vez Alan apostó con Thaly a que tomaba más shots de tequila, Thaly lo tumbó en cinco minutos... —Comenzó a reír recordando y Tiago la volvió a traer a la realidad.

—Sophie ebria, yo en peligro de muerte si mi padre se entera; ¡¿Puedes concentrarte?!

—Está bien... —se dispensó y se acomodó al lado de Sophie, lo suficiente para hablarle al oído —. Sophie —le susurro —. ¡Tu padre vino a recogerte, está abajo y está furioso!—gritó de pronto y Sophie se incorporó más con espanto por las palabras que por el grito.

— ¡No! ¡Él no puede verme así, me matará! —Histérica se movió en la cama y se detuvo al ver que todos la contemplaban curiosos.

— ¿Ven? Ya está —afirmó Sara con una sonrisa—.Ahora ¿Dónde está Alan? Debo sacar a todos de la casa y pensar un muy buen castigo para él. ¡Tal vez le obligue a comer algo que Thaly haya cocinado! O haré que limpie la casa de los vecinos, o mejor... que bañe a la abuela de los vecinos. —Sus ojos brillaron con ilusión y maldad mientras bajaba a buscar a su único hijo.

Tiago e Ian volvieron centrar la atención en Sophie, quien ya se encontraba sobria nuevamente.

— ¿Qué paso? ¿Me dormí verdad? Sí, me dormí —afirmó levantándose de la cama.

—Te embriagaste con un traguito de alcohol e intentaste violarme frente a Estaban —le dijo Ian mirándola con superioridad, mas ella no cambió su semblante—.No te culpo, sé que no puedes mantener tus manos lejos de mí.

—No es cierto, eso no pasó, yo lo soñé todo, o tú también lo sonaste y fue un sueño compartido —afirmó tranquila.

—De hecho Sophie... eso sí pasó —intervino Tiago y Sophie los miró a ambos con un aura diabólica.

—Eso no pasó, fue un sueño —habló apretando los dientes —. Y más les vale creer que así fue —remarcó sus palabras infundiéndoles miedo.

Ella no se encontraba tan ebria como para no recordar lo ocurrido, con esas dosis de alcohol podía desinhibiese y ser parcialmente consciente de sus actos, y en el corto momento que había permanecido dormida, el pequeño atisbo de razón le habían dicho que debía negar lo ocurrido o enterrarse debajo de una roca hasta que todo el mundo lo hubiese olvidado. Decidiendo que lo mejor era negarlo, se puso firme en su posición.

—Reitero, esta fue la noche más extraña de mi vida y tu hermana es el ser más extraño del mundo —Ian no salía de su estado de incredulidad, por un momento Sophie pareció haber sido intercambiada por otra persona y luego regresado. Tomó la nota mental: nunca jamás dejar que Sophie tomase en público, estando a solas con ella... bueno eso era diferente.

Alan entró después de haber despachado a sus casas a quienes permanecían sobrios y los guardias se habían encargado de sacar a quienes como él, habían metido alcohol a la fiesta.

—Creo que hasta ahora fue mi mejor cumpleaños —suspiró tumbándose en la cama.

Sophie se sintió con ganas de morirse, solo se alegraba de que Alan no la hubiese visto también y que los chicos que habían presenciado su escena frente a Esteban no fuesen de su colegio ni la conocieran.

Ninguno podía negar que se habían divertido. La venganza contra Vincent, la pelea, y el espectáculo de Sophie ebria, habían sido los más remarcables momentos de la noche, y ahora les quedaba disfrutar hasta el amanecer jugando videojuegos o viendo películas.

— ¿Por qué no invitaste a Evan también? —preguntó Sophie, pese a que él había ayudado a Vincent a amarrarla a una cama, creía que debían invitarlo por haberlos ayudado al final.

—Evan no es de los nuestros, sigue siendo un idiota arrogante pese a todo, y además no puede salir hasta tan tarde, Grecia llora si no lo encuentra a media noche —explicó Alan mientras sacaba del armario un par de bolsas de dormir.

Todo volvía a ser como antes, los cuatro disfrutando juntos del fin semana. Alan e Ian volvían a ser amigos, Tiago ya no se sentía presa de la tensión entre ellos, y por algún extraño motivo Ian seguía molestando a Sophie y esta retándolo a todo; como a quién se acababa la gaseosa antes, quien comía más rebanadas de pizza, incluso quien se metía antes en la bolsa de dormir, y como siempre, Ian ganaba y ella hacía su pequeño berrinche.

Cerca de las cinco de la mañana Sophie se dormía pese a intentar ver una película. Los parpados le pesaban y antes de cerrarlos totalmente, su tía Sara la despertó.

—Sophie, Tiago, debemos irnos, rápido —les dijo con una preocupación por demás inusual en ella.

— ¿Qué pasa? —preguntó Tiago con molestia, su tía interrumpía en la mejor parte.

—Es que...—titubeó —Su madre se puso muy mal, está en el hospital.

Hola! gracias por leer.

Gracias por sus comentarios y votos los leo siempre y los aprecio aunque no siempre pueda responder.

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