Fleur: Mi desesperada decisió...

By Ariana_Godoy

69.6M 6.9M 11.6M

[COMPLETADA] Una noche fue suficiente para cambiarlo todo, para destruirlo todo. Él acabó con mi familia, con... More

Prólogo
CAPÍTULO I
CAPÍTULO II
CAPÍTULO III
CAPÍTULO IV
Capítulo V
Capitulo VI
Capitulo VII
Capitulo VIII
Capítulo IX
Capitulo X
Capítulo XI
Capítulo XII
Capitulo XIII
Capítulo XIV
Capitulo XV
Capítulo XVII
Capítulo XVIII
Capítulo XIX
Capitulo XX
Capitulo XXI
Capítulo XXII
Capitulo XXIII
Capitulo XXIV
Capitulo XXV
Capítulo XXVI
Capitulo XXVII
Capítulo XXVIII
Capitulo XXIX
Capítulo XXX
Capitulo XXXI
Capítulo XXXII
Capitulo XXXIII
Capitulo XXXIV
Capitulo XXXV
Capitulo XXXVI
Capítulo XXXVII
Capítulo XXXVIII
Capítulo XXXIX
Capítulo XL (Especial I)
Capítulo XLI
Capítulo XLII
Capitulo XLIII
Capítulo XLIV
Capítulo XLV
Capítulo Final
Epílogo
¡Fleur: Mi desesperada decisión ya en librerías!

Capítulo XVI

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By Ariana_Godoy

"El temor agudiza los sentidos. La ansiedad los paraliza."

Kurt Goldstein.

Capítulo XVI

¿Era Lunes?

¿O Martes?

La verdad no importaba, los días perdían sentido en este lugar. Todos eran tan iguales, tan repetitivos.

Camille y yo solíamos odiar los lunes porque teníamos que ir a la escuela. Recordé los berrinches que ella solía hacer para no ir a la escuela o como a veces fingía estar enferma. Una sonrisa triste invadió mis labios al recordarla.

Mi mirada estaba enfocada en la ventana a un lado de nosotros. La terapia de grupo fluía como siempre, solo éramos 6 mujeres, contando nuestro progreso, siendo motivadas y presionadas a compartir lo que sentíamos. La habitación se sentía grande para solo nosotras y la psicóloga. El edificio del psiquiátrico lucia antiguo pero bien cuidado.

Me acomodé en la pequeña silla de madera, observando como el frío hacia que las ventanas se empañaran. El clima de esta parte de Canada siempre era tan deprimente, tan gris, tal vez esta no era la mejor ubicación para un psiquiátrico.

—Flor,— la psicóloga obtuvo mi atención, —¿Hay algo que quieres compartir hoy?

Mis ojos pasaron por los rostros de todas las pacientes a mi alrededor y se detuvieron en Lory, quien me miraba con anticipación.

Meneé la cabeza, —No, no estoy lista.

La psicóloga me dio una sonrisa reconfortante, —Todo lleva su tiempo, estoy segura de que pronto te sentirás cómoda para hablar con nosotras.— luego su atención cayó sobre Lory, —¿Lory?

Lory suspiró, —Tengo 46 días sin cortarme.

Todas aplaudimos, incluyendo la psicóloga, —Me alegra mucho escuchar eso, tu progreso ha sido increíble. Se que todas estamos muy orgullosas de tí.

Lory nos dio una sonrisa, y antes de que pudiera controlar mi boca, pregunté, —¿Por qué?— mis ojos se cruzaron con los de ella, —¿Por qué lo hacías? ¿Por qué te cortabas?

La psicologa se tensó, —Flor...

Lory no lucia molesta o irritada por mi pregunta. Tal vez entendía que no la hice con mala intención, solo quería entenderla, porque en mi cabeza, herirte de esa forma no tenia sentido no solucionaba nada. Y sabia que era hipócrita de mi parte pensar así después de haber intentado suicidarme, pero el suicido tenia más sentido en mi cabeza, era acabar con todo, terminar el dolor. Cortarte era más sufrimiento, agregar más dolor. Entonces, ¿Por qué lo hacia?

Unos segundos de silencio pasaron, y la psicóloga se aclaró la garganta, —Lory, no tienes que responder eso, no—

—Esta bien.— Lory la interrumpió, poniendo un mechón de su cabello detrás de su oreja, sus ojos nunca abandonaron los míos, —Cuando el dolor se volvía insoportable, cuando no podia manejarlo, cuando...— pausó, —era demasiado, exteriorizarlo cortándome me ayudaba a sobrellevarlo. Suena estúpido, pero funcionaba para mi, el dolor físico me ayudaba a aliviar el dolor emocional, era como mi escape.

Le di una sonrisa genuina, —Gracias por responderme.

Ella solo me devolvió la sonrisa, —No hay problema, espero que pronto te sientas cómoda para hablarnos de ti.

La psicóloga terminó la sesión después de eso. La semana pasó sin muchos acontecimientos, no vi a Pierce lo que me pareció bastante raro. Tenía que admitir que lo echaba de menos, tampoco vi a Luke o a Adam, ¿Qué esperaba? Ellos no debían estar en el ala de las mujeres de todos modos.

—¿Flor? ¿Me estás escuchando?— La voz de Dana me sacó de mis pensamientos.

—¿Huh?— La miré. Ella sacudió su cabeza; nos dirigíamos a nuestros habitaciones.

—Dios, nunca me escuchas— se quejó y siguió caminando.

—Lo siento, ¿Qué decías?

—Luke me dijo que te dijera que se verán esta noche.

—Oh— un destello de emoción y sorpresa me invadió. Había estado aburrida —¿Dónde?

—Él vendrá a buscarte.

—¿Qué quieres decir? ¿Dónde a me llevará?

—No lo sé.

—Uh, entiendo— llegué a mi puerta.

—Nos vemos— Dana agitó su mano, —Oh Flor, ¿Encontraste el brazalete?

—Si.— mentí y entré en mi habitación, cerrando la puerta rápidamente antes de que ella pudiera preguntar otra cosa.

El brazalete...

Oh, ¿Cómo iba a enfrentar a Luke? Él podría pensar que no me gustaba o algo así si no lo llevaba puesto. Pierce definitivamente sabía cómo complicar mi vida. Puse mi mano en mi frente dramáticamente.

—Mentirosa.

—¡Ah!— Grité tan fuerte como pude.

Pierce estaba apoyado contra mi ventana casualmente. Una gran sonrisa plasmada en su hermoso rostro.

—¡Me asustaste! Necesitas dejar de aparecer así.— sostuve mi pecho. Pierce tenia las manos en los bolsillos de los pantalones del uniforme del psiquiátrico. Sus ojos grises estaban sobre mi con tanta intensidad como de costumbre. Su rostro estaba parcialmente cubierto por la oscuridad del mi habitación. Él me ponía tan nerviosa, aunque debía admitir que una parte de mí estaba muy feliz de verlo.

—No esta bien mentirle a tu mejor amiga.

Ignoré su comentario sobre como le mentí a Dana con el brazalete, —Tienes que dejar de invadir mi habitación de esta forma.

—¿Por qué?— ​​Había cierto malicia en su tono.

—Porque... es raro.

¿Por qué me ponía tan nerviosa a su alrededor? ¿Era porque se veía ridículamente lindo ahi parada con tanta confianza sobre si mismo? ¿O porque su cabello oscuro se veía desordenadamente sexy? ¿O por sus labios llenos de provocación?

—¿Ya terminaste de admirarme?— su voz ronca me arrancó de mis pensamientos. No pude evitar enrojecer rápidamente.

—Yo... no estaba...

—Claro— me interrumpió, caminando hacia mí. Eché a dar un paso atrás, olvidando que la puerta estaba justo detrás de mí. Cuando su rostro salió por completo bajo la luz que entraba por la ventana. Noté un moretón debajo de su ojo izquierdo. ¿Se había metido en una pelea?

—¿Qué te pasó?— Pregunté, ocultando la preocupación de mi voz.

—¿Qué crees tú?

—¿Has tenido una pelea?

—Tal vez.

Lo fulminé con la mirada, —Sabes, podrías usar sí o no para contestarme.

—Sí, lo sé— respondió fríamente.

Lentamente rodé los ojos, —Entonces, no vas a decirme qué te pasó.

Un atisbo de diversion cruzó su rostro, —No.

—¿Por qué?

—¿Por qué quieres saber?

—Porque eres...

Levantó una de sus oscuras cejas, —¿Soy?

—Eres mi amigo— No podía creer que lo hubiera dicho, pero bueno, él me había salvado la vida. Y bueno, habíamos compartido muchos momentos y charlas así que él era como un amigo para mí.

Pierce se echó a reír y me dio la espalda para volver a la ventana. Se estaba oscureciendo cada segundo que pasaba, —Ahora soy tu amigo, pensé que me odiabas.

—Nunca dije...— Me detuve. En realidad, le había dicho que lo odiaba varias veces. La luz que entraba por la ventana reflejaba algo que brillaba en la muñeca de Pierce. El brazalete... —¿Por qué llevas puesto mi brazalete?— Le reclamé dirigiéndome a él —Devuélvemelo.

—Es mío ahora.

Le di una mirada asesina, —No, no es tuyo. Lo quiero de vuelta— Crucé mis brazos sobre mi pecho.

—¿Por qué?— Sus ojos se centraron en la ventana.

—Porque es mío.

—Respuesta equivocada, sé por qué lo quieres.

—¿Qué quieres decir?

—Sólo lo quieres para ponértelo esta noche en tu cita con ese chico rubio— Sabía que se refería a Luke.

—En primer lugar, no es una cita y segundo, ¿Cómo lo sabes?— Me sentí como una tonta después de terminar mi pregunta. Pierce parecía saber todo sobre mí. No respondió y permaneció en silencio.

Ninguno de los dos dijimos nada por un tiempo, él parecía perdido en lo que había mas allá de la ventana, cuando habló de nuevo, su voz se tornó suave, —¿Cómo te va con el psicólogo?

Su pregunta me tomó por sorpresa, —Bien.

—¿Tu medicación?

—Todo esta bien.— respondí confundida, —Cualquiera diría que te preocupas por mí.

Pierce bajó la mirada para luego voltear su cara hacia mi y mirarme directamente a los ojos, —Tal vez lo hago.

Dejé de respirar, sin saber que decir. Él continuó, —¿Has mejorado expresando lo que sientes?

—Eso creo.

—Bien.— se pasó la mano por el cabello, sus ojos alejándose de mi y volviendo a la ventana, —Ignorar el dolor, fingir que no esta ahi solo te hará más daño.

Dolor...

La mención de esa palabra hizo que mi pecho se apretara. Fue en ese momento de silencio que me di cuenta de lo grande y desabrido que era el dolor dentro de mí.

—Y sé que es más fácil ocultarlo,— Pierce hizo una pausa,—pero tarde o temprano, llegará a ti y te devastará.

—No sabes de lo que estás hablando.— Apreté mis puños en un inútil intento de no dejar que lagrimas se formaran en mis ojos. Pierce empezó a caminar en mi dirección y luego se detuvo junto a mí.

—Sé exactamente de lo que estoy hablando— agarró el pomo de la puerta. —He pasado por eso.— Me di la vuelta, pero ya se había ido.

Me quedé mirando la puerta por un buen rato, la oscuridad llenó mi habitación.

He pasado por eso...

¿Que te pasó, Pierce?

¿Cuál es el origen de la tristeza y frialdad en tus ojos?

Reaccionando, salí de mi habitación, ya habían pasado varios días desde mi propuesta a los doctores sobre hablar con Mason, así que me dirigí a la oficina del psicólogo. Mis consultas con el eran todos los martes y viernes. Pero el martes cuando fui me dijo que aun no tenia una respuesta, que esperará hasta el viernes.

Hoy...

Después de tocar la puerta y escuchar un 'Pase' entré tímidamente en la oficina del Dr. Newman, el cual me recibió con una sonrisa, —Bienvenida.

—Gracias.— tomé asiento, con cada consulta, estaba aprendiendo a sentirme cómoda en este lugar.

—¿Cómo ha estado tu semana?

—Bien.— admití, —Aunque... hay cosas que aún me confunden.

El doctor apoyó sus codos sobre su escritorio, escuchándome atento, —¿Cómo cuales?

—El otro día estaba pensando en mi familia,— respiré profundo, cada vez se hacia un poco mas fácil hablar de ello, —Y por alguna razón... no pude recordar mucho de esos tres meses que vivimos en las montañas antes de aquella terrible noche.— no sabia como explicarlo, —Todo ese tiempo es tan borroso en mi mente, no puedo recordarlo claramente, como si mis recuerdos desde que nos mudamos aquí se desvanecieran. Y no tiene sentido, entiendo que no puedo recordar aquella noche por lo traumática que fue pero, ¿Por qué no recuerdo bien un periodo tan largo antes de eso? ¿Estoy loca?

El Dr. Newman meneó la cabeza, —No estas loca y creí que ya habíamos establecido que no usaríamos esa palabra.

—Lo se pero es que no tiene sentido.

El doctor entrelazó sus dedos sobre el escritorio, —Flor, la mente humana es tan compleja que la hemos estudiado por siglos y aún existen muchas cosas que no entendemos. Sin embargo, pienso que tu cerebro solo se esta protegiendo a si mismo, bloqueando todo aquello que considera doloroso para tí, ¿Por qué bloqueó un periodo tan largo antes del suceso? Tal vez lo relaciona con aquella noche de alguna forma.

Suspiré, —Es tan... el no poder recordar las cosas bien... me hace sentir perdida, vulnerable de alguna forma.

—Es completamente normal que te sientas así.— El Dr. Newman me da una sonrisa ratificante, —Flor,— lo miré, —Has hecho un gran progreso y has sido muy fuerte, creo que necesitas darte más crédito por todo lo que has logrado. Pasaste por algo extremadamente traumático, sobreviviste y sigues luchando cada día.

Sus palabras llegaron a mi corazón, era la primera vez que alguien reconocía mi constante batalla para seguir adelante, —Gracias.

Él solo me sonrió, —Solo digo la verdad.

El ambiente es cómodo y agradable así que aprovecho para preguntar, —¿Ya han considerado mi petición?

El doctor asintió, — Si.— esperé por su respuesta, —A pesar de los riesgos, el Dr. Altman y yo hemos decidido dejarte hablar con Mason una vez,— no pude evitar el alivio que me recorrió, —Solo una vez, Mason estará completamente restringido, habrán dos guardias y el Dr. Altman estará ahi. Debes seguir cada regla y protocolo de seguridad o se cancelará el asunto de inmediato.

—Muchas gracias.

—Y si en algún momento cambias de opinion o te sientes incomoda, solo dilo y será olvidado el asunto. Tu seguridad y bienestar son nuestra prioridad.

—Esta bien.

Salí de ese lugar, sonriendo. Me sentí loca al hacerlo pero sabia que Mason sabia algo o por lo menos eso me parecía y podría aclarar la duda. El proximo lunes seria capaz de subir al tercer piso y hablar con él. Me preguntaba si Mason esperaba que volviera.

Entré al pasillo de las habitaciones, mi mente daba vueltas sobre la consulta que tuve con el doctor cuando escuché una voz en la distancia, pronunciando mi nombre perfectamente.

—Fleur.

No puede ser... tenia que ser mi imaginación.

Levanté la mirada para encontrarme con la ultima persona que esperaba ver.

xx

Nota de la autora: No se lo notaron pero Mi desesperada decision llego al puesto numero #1 de misterio y suspenso, say whaaat? Quiero agradecer a mi madre, a mi padre... no mentira, gracias de verdad, la recepción de esta novela me deja sin palabras, nunca pensé que le iría tan bien.

Los quiero,

A.G.

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