Fleur: Mi desesperada decisió...

By Ariana_Godoy

69.6M 6.9M 11.6M

[COMPLETADA] Una noche fue suficiente para cambiarlo todo, para destruirlo todo. Él acabó con mi familia, con... More

Prólogo
CAPÍTULO I
CAPÍTULO II
CAPÍTULO III
CAPÍTULO IV
Capítulo V
Capitulo VI
Capitulo VII
Capitulo VIII
Capítulo IX
Capitulo X
Capítulo XI
Capítulo XII
Capitulo XIII
Capítulo XIV
Capítulo XVI
Capítulo XVII
Capítulo XVIII
Capítulo XIX
Capitulo XX
Capitulo XXI
Capítulo XXII
Capitulo XXIII
Capitulo XXIV
Capitulo XXV
Capítulo XXVI
Capitulo XXVII
Capítulo XXVIII
Capitulo XXIX
Capítulo XXX
Capitulo XXXI
Capítulo XXXII
Capitulo XXXIII
Capitulo XXXIV
Capitulo XXXV
Capitulo XXXVI
Capítulo XXXVII
Capítulo XXXVIII
Capítulo XXXIX
Capítulo XL (Especial I)
Capítulo XLI
Capítulo XLII
Capitulo XLIII
Capítulo XLIV
Capítulo XLV
Capítulo Final
Epílogo
¡Fleur: Mi desesperada decisión ya en librerías!

Capitulo XV

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By Ariana_Godoy

"Sus ojos lucían hermosos, hipnotizantes como los de un ángel caído, disfrazando la crueldad que se esconde detrás de ellos."

-Fleur Dupont.

Capítulo XV

—Pierce...— susurré sintiéndolo detrás de mí.

Estaba atrapada; un lado de mi cara presionada contra la puerta. No podía moverme, no estaba segura de querer moverme. El cuerpo bien formado de Pierce estaba contra el mío. Traté de darme la vuelta, pero él me presionó más fuerte en la puerta. Su aliento me acariciaba la parte de atrás del cuello lo cual produjo una sensación de hormigueo por todo mi cuerpo, —Pierce, suéltame.

—¿Por qué?— me habló directamente al oído. Tragué.

—Me estás lastimando— mentí.

—Eso no es cierto.— contestó frotando el lóbulo de mi oreja con sus cálidos labios.

—Pierce...

—¿Sí?— Sonaba divertido.

—Suéltame.— sorprendentemente, lo sentí retrocediendo, liberándome. Me di la vuelta confundida y lo encontré mirándome fijamente. Esos ojos grises que podrían enloquecer a cualquiera. Al instante, me ruboricé ligeramente —¿Qué?

—Eres tan fácil de leer, Fleur.— me sonrió y caminó hacia mi cama para sentarse en ella.

—¿Qué estás haciendo? No puedes estar aquí— crucé mis brazos sobre mi pecho.

—Estoy aburrido— suspiró y se dejó caer en mi cama.

—¡Oye! Bájate de mi cama.

—Obligame.— tomé una respiración profunda, —Tus abuelos parecen adinerados.

—¿Cómo...— No terminé mi frase; Era inútil preguntar cómo sabía de mis abuelos. Pierce parecía saber cada paso que daba.

—Me estás acosando.

Se puso las manos detrás de la cabeza, inclinándose hacia atrás contra la cabecera de la cama, —Ya quisieras.

—No, de verdad lo estas haciendo, no estoy bromeando.

—¿Por qué te acosaría?

Me encogí de hombros, —No se, tu dímelo.

Una sonrisa torcida se formó en sus labios, —¿Por qué siempre estas tan a la defensiva conmigo?

—Porque solo vienes a molestarme, tu mismo lo dijiste.

—Cierto.— admitió, —Pero también vengo a asegurarme que estés bien.

Eso me tomó por sorpresa, —¿Por qué harías eso?

—La primera vez que te vi estabas a punto de saltar de este edificio,— me recordó, no podía creer que lo dijera tan casualmente, —Digamos, que solo me aseguro de que no vuelvas a intentar eso.

—¿Por qué?

El alzó una ceja, —¿Tengo que tener una razón para evitar que alguien se suicide?

Me quedé en silencio por unos segundos, —Estoy bien, no te sientas obligado a cuidarme.

—No es una obligación para mi, disfruto bastante molestarte.

—Claro.

El subió los pies a la cama, —¿Cómo te fue con el psiquiatra?

—Bien... fue...— no podía contarle mucho sin revelarle el motivo porque el que estaba internada aquí.

—¿Difícil?— terminó por mi, —Hablar con un completo desconocido sobre tus debilidades puede llegar a ser complicado.

—Suenas como si hubieras pasado por eso.

El se ríe, su ronca risa hizo que sintiera cosquillas en el estomago, —Por supuesto que he pasado por eso, pareces olvidar que también soy un paciente aquí.

Eso despertó mi curiosidad, lo observé con cuidado, no quería incomodarlo, la pregunta salió de mis labios antes de que pudiera controlarla. —¿Por que estas internado aquí?

Su sonrisa se desvaneció, una expresión seria invadió su pálido rostro, —No quieres saber eso, Fleur.

Si quiero...

Quiero saber mas de ti...

Porque aunque ni yo misma lo entienda, me gustas.

Ese pensamiento me hizo apartar la mirada, sentí el calor en mis mejillas. Necesitaba dejar de pensar esas cosas. Él no podía gustarme, no debía gustarme.

—¿En qué estas pensando?— lo miré con el rabillo de mi ojo, —Estas toda roja.

Meneé la cabeza, —En nada.

—No te creo.— dijo levantándose de la cama.

Al instante di un paso atrás. ¿Por qué estaba tan nerviosa de tenerlo cerca?

Porque te gusta, idiota.

Pierce caminó hasta que quedó frente a mí, —¿A caso estas pensando en el beso que me debes?

Mi corazón se saltó un latido, —Claro que no.

Él tomó mi rostro entre sus manos, su olor me envolvió, siempre huele tan rico, —¿Sabes porque aún no te he cobrado el beso que me debes?— pasó su pulgar por mi labio inferior, sus ojos siguiendo el movimiento con mucha atención, dejé de respirar, —Porque quiero que tu me pidas que te bese.

No podía formular una sola palabra, estaba perdida en su mirada, en su cercanía, —Quiero que estés completamente segura de que eso es lo quieres, porque una vez que me dejes probar tus labios, no descansaré hasta reclamar cada parte de ti como mía.

Por Dios Santo...

Pierce se inclinó hacia mi y me dio un beso en la mejilla, para luego soltarme y pasar a mi lado dirigiéndose a la puerta, —Nos vemos, Fleur.

No se cuanto tiempo me quedé ahí parada, sin moverme, mi mirada perdida en un punto fijo.

Pierce iba a volverme loca.

Bueno, más loca de lo que ya estaba.

Me senté en mi cama, frotándome las sienes. La cabeza aún me dolía un poco y pensar tanto tampoco ayudaba, me acosté, intentando relajarme, no pensar en nada. Sin embargo, mi mente era terca, seguía dandole vueltas a todo: Pierce, ese extraño hombre Adam, Luke, y hasta ese paciente del tercer piso: Mason.

El va a venir por ti...

Sus palabras daban vueltas en mi cabeza una y otra vez, ¿Cómo sabia sobre mi? Él me había explicado de como había escucho sobre de mi de doctores y enfermeras, y como había atado la información cuando Dana y Luke pasaron hablando de mi pero me parecía tan increíblemente imposible.

¿Y si él conocía al asesino?

¿Podia ser eso posible?

No podía creer que estuviese considerando volver a hablar con él. Sabia que el era peligroso, había una razón para que estuviera restringido de todo movimiento de esa forma. Sin embargo, aunque quisiera volver a hablar no podría el tercer piso estaba muy bien custodiado y bajo llave, no había manera de entrar sin autorización.

Se me ocurrió una idea y me apresuré a pedir una cita de emergencia con el psicólogo, el Dr. Newman no se molestó en ocultar la sorpresa cuando me vio entrar a su consultorio.

—Flor.— me sonrió, —Debo admitir que me sorprendió saber que querías verme.

—Hay algo de lo que quiero hablarle.

—Me contenta tu entusiasmo por venir a terapia.— me ofreció el asiento frente a su escritorio, —El Dr. Altman me informó sobre lo que pasó.

Sabia que se refería al desmayo que había sufrido, —Si, pero no es de eso lo que vengo hablarle.

Él se sentó, poniendo ambas manos sobre su escritorio, —Soy todo oídos.

—Hay... Cuando estuve en observación en el tercer piso, yo... hablé con uno de los pacientes de ella arriba.— me detuve, esperando su reacción.

—Continua.

—Este... paciente me dijo algunas cosas, él parecía saber cosas sobre el asesino de mis padres. Me preguntaba... si podía volver a hablar con él, solo una vez más.

El Dr. Newman se enderezó en su asiento, —Flor, la mayoría de los pacientes del tercer piso son considerados un peligro para si mismos y especialmente para los demás.

—Lo se, pero—

—No, no lo sabes, Flor.— me interrumpió, —Como tu psicólogo, no me gustaría que tuvieras ningún tipo de contacto con pacientes tan inestables.

—Pero el puede saber algo.

—O tal vez solo este jugando contigo.

—Por favor, Dr. Newman, solo una vez, quiero saber si el sabe algo.

—Voy a llamar al Dr. Altman, creo que lo vi mermando este piso hace rato. Él como psiquiatra encargado del tercer piso puede ayudarnos a ver si esto es posible. Yo solo soy el psicólogo.

Eso lo sabia, la gran diferencia entre un psiquiatra y un psicólogo. El psiquiatra estudiaba medicina y luego escogía la rama de psiquiatría por eso eran los encargados de prescribir la medicación mientras los psicólogos solo estudiaban la carrera pero no eran médicos así que solo podía dar terapia y ejercicios para ayudar.

Después de un rato, el Dr. Altman entró, sonriente, —Hola, ¿Cómo sigues, Flor?

—Estoy mucho mejor, gracias.

El Dr. Newman le estrechó la mano al sonriente doctor, —Lamento hacerte venir hasta aquí, solo tengo una consulta.

—Esta bien, estaba en el piso de todas formas, ¿En qué puedo ayudar?

—Al parecer, Flor interactuó con uno de los pacientes del tercer piso.

Noté como la expresión del Dr. Altman se tornaba un poco seria. El Dr. Newman continuó, —El paciente parece haberle dicho que sabia algo sobre el asesino de su familia y Flor quiere volver a hablar con él.

El Dr. Altman me miró, —¿Cuál es el nombre del paciente?

Me aclaré la garganta, —Mason Stevens.

El Dr. Altman no parecía sorprendido, —Flor, Mason es un paciente altamente peligroso, no podemos dejarte acercarte a él. Seria un riesgo que no podemos tomar.

—Solo una vez.— supliqué, —Puedo hablar con él a través de la puerta, usted puede estar ahí supervisando. Por favor, doctor, si el sabe algo, lo mas mínimo que pueda ayudarme a encontrar a ese monstruo, quiero saberlo.

El Dr. Altman se sentó en la silla a mi lado, su cuerpo girado hacia mi, —Flor, él probablemente te dijo todo eso con este objetivo, hacerte volver a él. La manipulación es uno de sus fuertes, él puede meterse en tu cabeza, jugar contigo, así es como obtiene satisfacción.

Manipular...

Satisfacción jugando con las personas...

¿Psicopata?

Recordé cuando investigué ese termino para mi clase de orientación en la secundaria.

—¿Él es un psicopata?

El Dr. Altman compartió una mirada con el Dr. Newman, —No puedo responderte eso debido a la confidencialidad del paciente pero solo puedo decirte que él es muy peligroso, no por lo que pueda hacer fisicamente sino por lo que puede lograr con su mente.

—No estaré en peligro si usted esta ahí, ademas el esta restringido y encerrado.

El Dr. Altman suspiró, —Eres bastante testaruda, Flor.

Le di una mirada de disculpa, —Lo siento, solo quiero saber lo que sabe, es todo.

—¿Qué opina usted, Dr. Newman?— le preguntó al psicólogo.

—Creo que es muy peligroso.

Sabia que me iban a decir que no, así que opté por otra forma de presión, —Si involucro a la policía, ellos de seguro conseguirán una orden para interrogarlo si les digo que sabe algo, ¿no?

Ambos doctores se quedaron en silencio, —Pero no quiero involucrar a la policía porque se que él tal vez no quiera hablar con ellos ni revelarles nada, y tal vez a mi si. Por favor, doctores, ponganse en mi lugar. 

—Lo discutiremos y te dejaremos saber la respuesta en tu próxima cita.— explicó el Dr. Altman.

Con un poco de esperanza, salí de ahí. Tal vez estaba loca por intentar eso pero no tenia nada que perder. Había algo que me decía que Mason sabia algo.

De nuevo en mi habitación, me metí debajo de mis sabanas para dormir. Miré mis manos, deseando que mis padres estuvieran aquí. Desde el momento que supe que se habían ido, me sentí tan miserablemente sola.

Mis padres me hacian sentir segura y eso era un sentimiento que extrañaba mucho. A pesar de ya tener 18, me sentía demasiado joven para sobrevivir sin ellos, pero sabía que tenía que intentarlo. Tantos sentimientos me llenaban cuando pensaba en ellos: ira, tristeza, amor, culpabilidad. Era una combinación muy fuerte de emociones. Las lágrimas llenaron mis ojos, pero las retuve. No quería llorar porque sabía que no iba a poder detenerme después de que empezara.

Camille...

No me di cuenta de lo mucho que amaba a mi hermanita hasta que la perdí. Cuando ella nació, estaba tan celosa de ella porque recibió toda la atención de mis padres, pero luego se convirtió en mi pequeña mejor amiga, ella era tan linda. Una lágrima escapó de mis ojos y rodó lentamente por mi mejilla. La limpié rápidamente. No podía llorar, no lloraría. Solo necesitaba cerrar los ojos y dormir.

—Fleur— La dulce voz de Camille llenó mis oídos en su lindo Frances, —¡On va jouer!

—Je ne peux pas, Camille— Le dije que no podía jugar con ella. Tenia muchas tareas que hacer de la escuela.

Ella cruzó sus pequeños brazos sobre su pecho.

—Je le sais, Camille.— respondí sabiendo que no se rendiría. Me alejé de la computadora y caminé hacia ella quien me sonrió y me dio su muñeca favorita. Suspiré y empecé a jugar con ella.

—¿Flor?— Alguien me sacudió por los hombros suavemente.

—No, Camille... je ne vais...— susurré débilmente.

—¿Flor?— La voz de Dana me arrastró fuera de mis sueños. Abrí los ojos lentamente. Mi pecho se apretó un poco porque era sólo un sueño. Camille no estaba allí pidiéndome que jugara con ella, todo era un sueño —¿Estás bien?— Asentí y me senté —Lo siento por despertarte, solo quiero asegurarme que estés bien. Ya es mediodía.

—Está bien— dije frotando mis ojos. Dana me miró, como si me estuviera evaluando.

—¿Quién es Camille?— El dolor me invadió por un momento.

—Sólo... ella es sólo...— Tragué, sintiendo mi garganta seca —una amiga— dije finalmente.

—Oh, ¿La echas de menos?— El dolor en mi pecho creció como un fuego amenazador.

—Sí.

Dana le echó un vistazo a mi muneca, —¿Te gustó el regalo de Luke?

Oh Dios... el brazalete...

—Oh no...— Pierce me lo había arrebatado y yo lo había olvidado por completo recuperarlo.

—¿Te lo quitaste?— me preguntó frunciendo el ceño. —¿No te gustó?

—No, me encantó... Sólo... me lo quité para guardarlo. No quiero perderlo— Oh Pierce iba a pagar por esto. Odiaba las mentiras.

—¿En serio?— Dana entrecerró sus ojos.

—De acuerdo, lo perdí pero lo recuperaré.

—¿Qué? ¿Cómo ... dónde lo perdiste?

—Lo recuperaré, confía en mí— Dana quería decir algo más, pero sólo se quedó en silencio. Ella me lanzó una mirada de desaprobación —¿Lo siento?

—Espero que lo encuentres, Luke se va a sentir tan herido si no lo haces.

—Lo haré— dije segura.

Después de que Dana se fue, estaba acomodando mi habitación cuando escuché alguien tocando la puerta suavemente.

—¿Quién es?— exclamé acercándome a la puerta, tal vez era Dana, pero no obtuve respuesta. Un pequeño trozo de papel se deslizó bajo la puerta. Fruncí el ceño y me agaché para tomar la nota. Abrí la puerta, pero no había nadie allí. Cerré la puerta y procedí a leer la nota:

'Nos vemos en la azotea a medianoche'

No había nombre en la nota. ¿Se suponía que debía a adivinar quién era? ¿Pierce? Él y yo nos habíamos conocido en la azotea, lo vi el día anterior, ¿Por qué querría volver a verme? ¿Adam? ¿Luke? ¿Y si era el asesino?

Me estremecí de miedo. No había forma de que fuera ahí sola.

Caminé hasta mi ventana y miré hacia el exterior. La oscuridad venía; El cielo tenía ese color gris que solía alcanzar cuando llegaba la noche. Las nubes oscuras cubrían las pocas estrellas y hacían que el bosque luciera completamente negro.

Un suave viento movía un poco las ramas de los árboles. No necesitaba abrir la ventana para saber que hacía mucho frío afuera.

El va a venir por ti...

Y pensar que el monstruo que había arruinado mi vida, que me había quitado todo estaba ahí afuera, libre y tal vez planeando como acabar conmigo. Necesitaba recordar, necesitaba encontrarlo, antes de que él me encontrara a mi y terminara lo que empezó aquella noche del asesinato.

Los arboles creaban sombras tenebrosas en el pasto, me abracé y deseé una taza de chocolate caliente. Algunas personas prefieren café, pero yo no era fan de la cafeína.

Al rato, comenzó a llover, las gotas de lluvia chocaban contra mi ventana, de alguna forma, tener algo en pensar, algo que hacer mantenía mi mente ocupada, había encontrado un motivo para seguir en esta tierra.

Encontrar al asesino.

xx

Nota de la autora: Uf, casi se termina el fin de semana sin actualización. Espero que le haya gusta el capitulo.

¿Que les parece el nuevo personaje (Mason)?

Abrazos,

Ariana G.

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