Bajamos del avión ya en el aeropuerto mientras unos guardias se amontonan a nuestro alrededor, nos guían hasta un auto de vidrios negros, cuando ya estamos acomodados en los asientos, el conductor enciende el auto y nos lleva por las calles de Paris hasta nuestro hotel. Ahora mismo en Los Angeles serían las nueve de la noche, pero aquí son las seis de la mañana.
-Oye,-Maxon saca la vista de la ventana y clava sus ojos marrones en mi-¿Ahora qué haremos?-Frunce un poco el ceño al no entender a qué me refiero.-Me refiero a si nos quedaremos en el hotel un rato o saldremos a visitar algunos lugares.
-¡Oh!-Sonríe-bueno... haremos lo que tú quieras. Podemos quedarnos en el hotel a descansar, o visitar algún lugar.-Me quedo pensativa por unos segundos.
-Hm... bueno después vemos, primero nos instalaremos y luego decidimos, ¿sí?
-Claro.-Me sonríe y entrelaza nuestras manos. Cuando estamos cerca, según Maxon, me señala la ventana para que vea, y cuando miro me quedo maravillada, es un hermoso hotel... y la Torre Eiffel está enfrente, dándonos una preciosa vista.
Cuando llegamos, nos abren la puerta del auto y llevan todas nuestras maletas con nosotros. Entramos al lujoso hotel, de seis estrellas, tomados de la mano, dentro hay mucho movimiento para la hora que es, supongo que es por nosotros. Enseguida que cruzamos la puerta aparece un chico, de no más de 20 años, en frente de nosotros. Hace una profunda reverencia y cuando nos mira veo que tiene algo de sudor en la frente.
-Bienvenidos al hôtel de luxe Tour Eiffel, Majestades, siéntanse como en casa, yo soy Etienne Comtois y estoy encargado de su estadía aquí, encantado.-Nos da una sonrisa algo temblorosa, a los que yo devuelvo con una dulce. Pobre chico, no puede más de los nervios. Me adelantó un paso.
-Muchas gracias. Yo soy America y él es Maxon.-Le digo, Maxon aguanta la risa y Etienne sonríe, mientras se relaja un poco.
-Lo sé, Su Majestad.-Claro que lo sabe, somos los reyes de Illea, sacudo la cabeza e intento no sonrojarme.-Permítanme acompañarlos hasta vuestra habitación.- Se da la vuelta y empieza a subir las escaleras cuando ve que lo seguimos. Yo quedo asombrada con el lujo que tiene todo esto, cuadros enormes, arañas gigantes, pisos de mármol, y muchas cosas más, aunque no se compara en nada con Palacio. Subimos unos pisos hasta llegar al último, que mientras en los otros pisos habían muchas puertas en este solo hay dos, y se da vuelta para volver a hablarnos.
-Esta es la mejor suite de todo París, espero que la disfruten.-Abre una de las puertas y nos permite entrar. Cuando entro a la habitación quedo boquiabierta, es muy grande, con una, si, una sola cama enorme, hay mucha decoración hermosa en distintos color crema y flores, y unos sillones de terciopelo marrón, pero eso no es lo que me impresiona, si no la hermosa vista a la Torre Eiffel que tenemos.
-¿Te gusta?.-Pregunta Maxon. ¿Qué si me gusta?, ¡me encanta! Controlo mi emoción, a pesar de querer saltar a sus brazos y besarlo, decido actuar con compostura.
-Me encanta, Maxon, en hermosa la vista.-Me sonríe con alegría y yo se la devuelvo antes de girar mi cabeza hacia Etienne, que sigue parado en la puerta, le doy una sonrisa y le hablo.
-Muchas gracias Etienne, es hermoso todo.-Él se sonroja un poco y me devuelve la sonrisa.
-Gracias a ti, Majestad, a los dos en realidad, por venir a este hotel. Espero que pasen muy bien.-Nosotros dos le damos un <Gracias> al unísono y se retira con una reverencia. Me vuelvo hacia Maxon y me tiro a sus brazos, el me alza un poco del suelo y esconde su cabeza en mi cuello.
-Muchas gracias por este viaje, por todo en realidad, soy tan feliz a tu lado.-Me aprieta un poco más riendo, antes de sacar la cabeza de su escondite, regalándome una sonrisa tierna y dulce.
-Yo también soy feliz a tu lado, cariño, no sé qué haría sin ti.-Saca una mano de mi cintura y la coloca en mi nuca antes de que nuestros labios se junten en un beso dulce. Tocan la puerta haciendo que me sobresalte y que nos separemos.- Adelante.-dice Maxon. La puerta se abre y aparece un hombre de unos cuarenta y tantos. Nos mira a ambos detalladamente con ojos azules muy fríos y hace una rígida reverencia. Se bien lo que ve en nuestras caras, mejillas sonrojadas y labios brillosos, no hace falta ser adivino para saber lo que hacíamos.
-Siento si interrumpo algo, pero les quería avisar que tengo su equipaje en la puerta.-Dice con voz grave.
-No interrumpes nada, anda pasa.-Dice Maxon. Yo me quedo en silencio mientras el hombre entra con nuestras maletas y las deja en el centro de la habitación. Me mira de una forma que no logro entender, camina hasta la puerta y se gira hacia nosotros.
-Que tengan una buena velada.-Le sonreímos y se va. Suspiro, ese hombre tenía una forma de mirarme que no me gustó. Maxon me mira con el ceño fruncido y abre la boca para hablar pero lo interrumpo.
-¿Por qué no vamos a buscar algo para hacer?-Cierra la boca y asiente.
-Claro, ¿tienes hambre?-Yo sonrío.
-¿Cuando no?-Lanza una carcajada y camina hacia mí, hasta tomarme por la cintura.
-Tienes razón. ¿Quieres bajar a la cafetería o comer aquí?-Miro hacia el balcón, con dos sillones crema de aspecto cómodo, y una mesa blanca.
-Quiero comer aquí.-Me sonríe, asintiendo y camina hacia el teléfono. Yo me doy la vuelta y me dirijo afuera, me recuesto en el barandal y admiro toda la ciudad, es hermoso, se ven edificios, autos, y personas, y más allá está la Torre Eiffel. Lo admiro todo, embelesada, hasta que siento unos brazos rodeandome la cintura, y una cabeza que se recuesta en mi hombro, me apoyo en su pecho, coloco mis brazos sobre los suyos y nos quedamos así, en silencio, admirando de la vista y la paz, por unos minutos, hasta que tocan la puerta, me da un beso en la mejilla.
-Ya vuelvo.-Asiento y camino hasta sentarme en uno de los sillones y me hundo en ellos, tenía razón, son muy cómodos. Un minuto despues Maxon vuelve con una bandeja con comida y comenzamos a charlar y a comer animadamente, hasta la mitad de la mañana.
-Oye, ¿quieres ir a la piscina? Me dijeron que era toda nuestra mientras nos hospedemos aquí.-Lo miro asombrada desde su regazo, en donde estoy sentada cómodamente.
-¿En serio?-asiente sonriendo.-Eso es genial. Claro que quiero ir.
-Bien, vamos a cambiarnos, y vamos.-Nos levantamos y caminamos hasta el closet donde se encuentra nuestra ropa, que ya está ordenada por una doncella que vino hace un rato. Agarro un traje de baño y un vestido simple y suelto y camino hasta el baño.
-Hey, ¿no te cambiaras aquí?-Bromea con una sonrisa divertida. Me aguanto la risa y en cambio le doy una sonrisa provocativa.
-No... Aún.-Me regala una sonrisa traviesa.
-Tengo ganas de que ese aún ya llegue.-Le doy un último repaso de arriba abajo y le digo antes de entrar al baño.
-Tranquilo, porque no falta mucho.-Cierro la puerta, y me tapo mi cara sonrojada al entender mis palabras, no sé de donde me salió ese lado provocativo, pero por la cara de Maxon sé que le encantó y también lo sorprendió. Me cambio rápidamente de ropa, y me doy cuenta que el vertido me llega hasta la mitad del muslo, y que tiene la espalda descubierta, nunca use un vestido así, tan... Suelto, pero me queda bien. Salgo, y me encuentro con un Maxon ya vestido. Wow, nunca lo había visto en algo que no sea ropa formal, o básicamente algo que vista alguien de la realeza, pero ahora esta con una remera que se le pega a los músculos, que tanto me gustan y un short de baño rojo, por la rodilla. Que esposo mas sexy tengo. Vuelvo la vista hacia su cara y veo que él me está mirando con la misma aprobación.
-Ese vestido te queda muy bien.-Sonrío y camino hasta estar cerca de él.
-¿Te gusta?-Doy una vuelta para que me vea mejor y Maxon me sonríe con los ojos encendidos.
-Me encanta, estas preciosa.-Me toma de la mano y empezamos a caminar hacia la puerta.
-Gracias, tu tampoco estas nada mal-le doy un beso en la mejilla y él me sonríe mientras no aparta la vista de mí. Al llegar a la puerta, me quedo esperando a que abra, sin embargo, en un segundo me encuentro con los labios de él en mi cuello, y con mi espalda sobre la puerta. Rio sorprendida, mientras Maxon se dedica a darme suaves besos, trabajando una línea desde mi oreja hasta mi clavícula. Muerdo mi labio, cerrando los ojos, y le paso los brazos por los hombros. Me estremezco por las suaves cosquillas.
-Siento que lo haya hecho de improvisto, pero no me aguantaba más.-Yo vuelvo a reír y niego con la cabeza.
-No tienes que disculparte conmigo, y menos por esto.-Sus manos me sujetan con fuerza por la cadera, sin embargo, se separa un poco de mi, lo suficiente para mirarme a los ojos. Le guiño un ojo y él sonríe. Me da un casto beso en los labios y se separa, segundos después ya estamos rumbo a la piscina, este viaje está siendo muy, muy interesante y divertido. Espero que siga así.
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¡Nuevo capitulo! Espero que les guste.
Si pueden dejen su voto y comentario, que ayudan mucho y me dan ánimos para seguir ❤️
Besos,
Agus.