Sin Daños a Terceros

Od jessace13

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Jamás imaginé que mi vida cambiaría tanto en un abrir y cerrar de ojos. Si me hubiesen preguntado un año atr... Viac

(1) Te voy a amar
(2) Vientre de cuna
(3) Inevitable
(4) Primera vez
(5) Mientes tan bien
(6) Fuiste tú
(7) Locura automática
(8) Tú lo sabes bien
(9) Y tú y yo
(10) Sin frenos
(11) Final de capítulo
(12) No es cierto
(13) Desde hoy
(14) Sanitarios
(16) Me llamaré tuyo
(17) Primera Vez
(18) Dime si no es verdad
(19) En las nubes
(20) Hay amores
(21) Tú serás
(22) Tarde
(23) Hoy es un buen día
(24) Te amo
(25) Una mentira
(26) Un poquito más
(27) Amigos, simplemente amigos
(28) Contra viento y marea
(29) Qué hago yo?
(30) Vuelvo a ti
(31) Que nadie sepa
(32) Poco a poco
(33) Que fuimos
(34) Te santifico
(35)Te quiero pa'mí
(36) Tu amor me hace bien
(37) Aquí me tienes
(38) La persona correcta, en el momento equivocado
(39) Quisiera
(40) Deja que se enteren
(41) Cómo pagarte?
(42) Vámonos lejos
(43) Tu nombre
(44) Lo que siento por ti
(45) Se acabó
(46) El amante
(47) Cuando una mujer
(48) Epílogo: Después del adiós
(49) Epílogo: Lo aprendí de ti
(50) Epílogo: Quiero caminar de tu mano

(15) No es cierto

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Od jessace13

I'm back! Mil disculpas por mi desaparición :(

************************************************************

Intentaba disimular la alegría tan grande que sentía corría por mi cuerpo.  Era una mezcla de emociones; verlo acompañado de su esposa, ver a Caleb indiferente hacia mí;  pero esa felicidad sobrepasaba todo.  Aun recordaba nuestras miradas durante la canción; esa burbuja en la que solo nosotros dos estábamos en aquel momento.

“Nos vamos?” preguntó Caleb sacándome de mis pensamientos.

“De acuerdo…” qué remedio me quedaba? 

Comenzamos a despedirnos y pude notar que Erick y Lilliam se estaban despidiendo también.  Así que luego de la despedida casual, Caleb y yo salimos de aquel lugar. 

No sé porqué, tal vez era muy reciente o tal vez no asimilaba aun que Caleb no me amaba, pero intenté tomar su mano mientras caminábamos.  Este no perdió el tiempo en rechazarme, poniendo como excusa las llaves del auto. Qué humillación! Y esto creció más al notar que Erick y Lilliam venían detrás de nosotros; qué pensaría él de mí?

Subimos al auto, sin decir una palabra.  Me limité a abrochar mi cinturón y mirar hacia la carretera, notando inmediatamente el auto de Erick pasar por el lado de nosotros.  Lo curioso era a la velocidad que iba ese auto; realmente me impresionó. 

Mil cosas pasaron por mi mente; pensaba en la conversación que probablemente llevaban ambos en el auto, en lo que harían cuando llegaran a su casa, en lo dulce que podía ser él con su esposa.  Jael…basta!  Ellos son un matrimonio, déjalos en paz! Tú solo eres una intrusa que aun no me explico cómo has sido capaz de lo que has hecho en estos tres encuentros.

Fue entonces cuando el alcohol me pegó fuerte.  Intentaba disimular que no estaba bien; algo que lograba con mucha facilidad.  Además, Caleb no se fijaba mucho en esas cosas, menos ahora que ya no le importaba mucho. 

No pasó mucho tiempo de haber llegado a mi casa, cuando recibí un mensaje de Erick.

“No puedo evitar pensar que esta noche tú y tu esposo estarán de luna de miel.”

 

Qué?! Ese mensaje de Erick me dejó media estúpida.  Caleb y yo, de luna de miel?  En sus sueños! No estábamos en buenas circunstancias, y en realidad, si no servía para unas cosas, menos para cosas como esas. 

“Erick, estás bien?  Por favor, claro que eso no ocurrirá.”

 

“Jael, tú y él están solos.  No puedo evitar pensar en una posible reconciliación entre ustedes.  Por favor, no lo hagas.”

 

“Erick, eso no ocurrirá, te lo prometo.  Ni siquiera nos hemos hablado desde que llegamos.  No te preocupes por eso. No habrá luna de miel, mucho menos reconciliación entre nosotros…”

 

Debo aceptarles que no fue fácil hacerle ver a Erick que entre Caleb y yo no ocurriría nada.  Mucho menos existía la idea de una reconciliación en mi mente.  Caleb estaba decidido en cuanto a lo que quería, y aun cuando, doloroso para mí, me estaba haciendo la idea de lo inevitable.

Muchos mensajes fueron intercambiados esa noche.  En todos Erick me pedía que no me entregara a Caleb; algo que me sorprendía pues apenas habíamos salido tres veces y él amaba a su esposa.  Su matrimonio estaba de buenas, mientras que el mío poco a poco se iba destruyendo. 

Luego de unos cuantos mensajes más, y de ya estar rendida por el sueño, logré convencer, más o menos, a Erick.  Este se quedó algo tranquilo e inmediatamente me pidió perdón, insistiendo en que parte de todo el espectáculo, según él, que me estaba haciendo, era a raíz de todo el alcohol que había ingerido.

La mañana siguiente, casi al despertar, tenía un nuevo mensaje de Erick, donde me pedía disculpas nuevamente por el espectáculo.  Me aseguraba que no sabía lo que le había sucedido, y me pedía disculpas; en realidad, no estaba molesta con él, jamás!  Les juro que hasta una emoción extraña sentía; hacía tiempo, años, que no sentía que alguien me…celaba?

Esto lo echamos a un lado y continuamos nuestras pláticas a diario, contándonos de nuestras vidas, escuchándonos el uno al otro.  Era agradable saber que en medio de lo ignorada que me sentía en mi hogar, tenía a alguien en quien confiaba ciegamente, quien me escuchaba y me ayudaba a sentirme mejor como mujer.

Una tarde, luego del trabajo, tenía una cita médica.  Allí, en la sala de espera, comencé a intercambiar mensajes con Erick, y gracias a esto, ni siquiera me di cuenta de cuán rápido pasó el tiempo.

“Ya salí de la oficina del médico, voy para tu casa” le escribí a Erick en tono de broma, ya que el complejo de oficinas donde me encontraba, estaba a solo dos minutos de su hogar.

“Eso es de la boca para afuera. Tú no te atreves venir aquí” fue la respuesta de este, despertando de cierta manera la mujer atrevida en mí.

“Que no me atrevo, Erick?  Dame unos minutos y estoy allí.”

 

“Te creo cuando te vea llegar.”

 

Ya no tenía que buscar, ni pensar más.  Esto era casi un reto y quería demostrarle a Erick que me atrevía a ciertas cosas.  Aunque no les voy a negar a ustedes que todo me temblaba de camino a la casa de él. 

Estaba segura de que Lilliam no estaba, y que aun se tardaría en llegar, pero de igual forma, no podía evitar los nervios.  Eso no cambiaba la decisión de verlo, hacían ya varios días que no nos veíamos en persona; qué daño podría hacer este encuentro?

Una vez me estacioné frente a su casa, fue cuando comencé a temblar de verdad.  No podía demostrarle mi nerviosismo, y tenía que proyectarme muy segura de mí.  Así que levantando mi rostro, acomodando mi mahón y mi blusa marrón, comencé a caminar con sumo cuidado hacia la puerta de su casa. 

Digo con sumo cuidado ya que andaba en unos tacones un poco más altos de los que acostumbraba a utilizar.  No quería besar el suelo antes de besar los labios de Erick; porque en realidad, eso era lo que quería, besarlo, sentirlo, abrazarlo. No importaba si solo eran cinco minutos, pero eso me hacía realmente feliz.

Erick me recibió con esa sonrisa que tanto me encantaba.  Esa sonrisa que me demostraba la alegría que sentía al verme; esa sonrisa que hacía que las mariposas bailaran en mi estómago.  Algo cursi, lo sé, pero les tengo que reafirmar que soy una romántica empedernida, y a mi edad, no había sentido algo así como lo que estaba sintiendo por Erick.

“De aquí no pasaremos” me dijo mientras pisaba el recibidor de su casa.

No tenía ningún problema con eso, en realidad, esto era algo demasiado grande para mí.  Entrar a su casa, era una sensación extraña; nervios, culpabilidad, venían incluidos en todo esto.  Jamás pensé entrar allí en esta situación. 

Pero sin permitirme pensar mucho, o sentirme más culpable, Erick me puso contra la pared y me besó. No me resistí, para nada, disfrutaba de esos besos, de esos brazos alrededor de mí, de sentirme deseada de cierta manera, de sentir, después de tanto tiempo, que me miraban como mujer nuevamente.

“Te ves hermosa!” me dijo Erick una vez terminamos el beso. 

Yo no podía evitar sonreír como una idiota.  Esas palabras, hacía mucho que no me las decían, y que de alguna manera, sabía que eran ciertas.  Erick me hacía sentir en las nubes, me hacía sentir hermosa, me llenaba de alegría de una manera que no podía expresar.

“Gracias” le respondí algo tímida, como siempre.

“Te vi vestida así, y no pude evitar recordar hace años atrás cuando salíamos juntos” decía este mientras me miraba de pies a cabeza.

Esas palabras terminaron de hacerme el día.  Que importaba si llegaba a mi casa a recibir el rechazo, bueno mejor dicho, el que mi esposo me ignorara.  Que importaba si no nos hablábamos, o si me pedía hablar sobre divorcio; eso podía ocurrir y no me iba a importar luego de estas palabras que me llenaron de tanta alegría, tanta emoción.

“Sabes? Si es cierto que el infierno existe, tú y yo nos vamos a quemar en él solo por esto…” comentó Erick, tomándome por sorpresa y sin evitar sentir cargo de conciencia.

Sus palabras eran muy ciertas.  Había roto los límites al haber pisado esa casa, al estar besándome con él allí. Que  importaba si era solo en el recibidor, pero…malditasea! Estaba en el hogar de Erick, qué estaba haciendo yo?

Pero en el fondo, algo dentro de mí, me aseguraba que esta no sería la primera vez que visitaría este sitio.  Esto era solo el comienzo de algo, que sin duda alguna, iría creciendo.  Algo que por más que intentáramos controlar, se saldría de los límites sin duda alguna.  Ya había señales de esto…pero, hasta donde?

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