Pagaran por lo que hicieron

By E_Rodriguez

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"Bienvenidos a mi tonta vida, maltratada, fuera de lugar, incomprendida, equivocada, siempre menospreciada, s... More

Pagaran por lo que hicieron
Capítulo1: Una infancia difícil
Capítulo 2: Bienvenidos a mi... vida
Capítulo 3: Macbeth primera parte.
Capítulo 4: Macbeth, segunda parte.
Capítulo 5: Bienvenida a la realidad
Capítulo 6: Empire State of Mind
Capítulo 7: Comenzar de nuevo
Capitulo 8: Pedido de ayuda
Capítulo 9: Acercamiento
Capítulo 10: Entrenador personal
Capítulo 11: Secretos
Capítulo 12: Mentiroso
Capítulo 13: ¿Cómplice?
Capítulo 14: Ya no más
Capítulo 15: Viejo Harvey
Capítulo 16: Laila
Capítulo 17: Fiesta y copas de más, primera parte
Capítulo 18: Fiesta y copas de más, segunda parte
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Capítulo 19: Citas
Capítulo 20: Sociedad y viajes
Capítulo 21: La presa y el predador
Capítulo 22: Juegos de seducción
Capítulo 23: Demons
Capítulo 24: Un viaje al pasado.
Capítulo 25: Problemas; Primera parte
Capítulo 26: Problemas; Segunda parte
Capítulo 27: Nuevas sensaciones
Capítulo 28: El día después; Primera parte
Capítulo 29: El día después; Segunda parte
Capítulo 30: Volver a casa
Capítulo 31: Rostros conocidos y otros no tanto
Capítulo 32: Rumores de Instituto
Capítulo 33: Alianza
Capítulo 34: Estrategia
Capítulo 35: El otro lado
Capítulo 37: Infiltrada
Capítulo 38: Hamptons; Primera parte
Capítulo 39: Hamptons; Segunda parte
Capítulo 40: Hamptons; Tercera parte
Capítulo 41: La feria
Capítulo 42: "Dime con quien andas..."
Capítulo 43: La confesión de la reina
Capítulo 44: Recuperación y reencuentro

Capítulo 36: La broma

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By E_Rodriguez

Derek

Despierto cuando siento un fuerte golpe en la entrepierna. Ruedo por la cama agarrando mis partes nobles.

—Maldito hijo de perra. —gruño y fulmino a Max con la mirada.

—No seas niña y muévete, llegaremos tarde al entrenamiento. —abre mi armario y me tira una camiseta a la cara.

—¿Cómo diablos entraste? —pregunto mientras intento erguirme.

—La puerta de entrada estaba abierta.

—Pero...

—Ya ¿a quien le importa? Vámonos de una vez. —me interrumpe y empuja hasta las escaleras.

—Pueden empezar sin nosotros. —me encierro en el baño y lo escucho quejarse a la vez que abre la nevera.

—Eres el jodido mariscal. ¿Acaso quieres que el entrenador te saque del equipo?

—Me haría un gran favor. —bufo y mojo mi rostro.

—¿De qué hablas D? Pareciera que quieres abandonar el equipo.

—Olvídalo, no es nada. —suspiro.

—Oye D, aquí hay un sobre para ti.

—¿Qué? —salgo del baño y me acerco hasta la encimera de la cocina, Max levanta el pequeño sobre en el aire para mostrármelo.

Con el ceño fruncido abro el sobre y saco primero un papel escrito por mi padre.

Una pequeña motivación para que ganen el campeonato.

                                                                                     Papá.

Doy vuelta el sobre y de éste cae en mi mano un pequeño auto, lo observo extrañado y a continuación lo presiono, provocando que un sonido provenga desde el garaje. Miro a Max que me observa algo sorprendido.

—¿De quién es? —me pregunta con ansiedad.

—De mi padre. Está extorsionándome. De nuevo.

Max me quita la llave de la mano y camina hasta la salida.

—Vamos, veamos qué te regaló esta vez.

Tomo las llaves del garaje y sigo los pasos de Max, una vez afuera presiono el botón que hace que la puerta del garaje se eleve y al ver lo que hay dentro mis ojos se abren como platos.

—¡Oh por Dios D! —grita Max tomándose la cabeza sin creerlo—¡Un Bugatti! ¡Acaban de regalarte un jodido Bugatti!

Miro el nuevo Bugatti Veyron estacionado en mi cochera sin poder creerme que sea para mí. Muchos podrán quejarse cuando los padres compensan la falta de afecto con cosas materiales, pero al ver esto realmente no puedo replicar.

—Oye viejo, por favor adóptenme.

—No me digas que estás quejándote de tu nuevo Camaro. Ni siquiera ha salido a la venta y tu madre ya te ha conseguido uno.

Me acerco a él y tomo la llave de mi nuevo auto para subime a éste.

—No, pero no puedo competir con tu nuevo Bugatti. —responde sentándose en el lugar del copiloto.

—Amigo, con o sin Bugatti. Nunca podrás competir conmigo. —me burlo y doy marcha al motor.

Una sonrisa se forma en mi rostro al oír el rugir del motor y salgo a toda velocidad en dirección el instituto. Maldigo a la idiota de Trish por haber hecho que los entrenamientos oficiales sean los sábados a la mañana.

—¿Ocurre algo? —digo cuando veo a Max con la mirada perdida.

—Creo que mis padres van a divorciarse. —responde con el ceño fruncido.

—¿Por qué lo dices? —me detengo en un semáforo en rojo.

—Los escuché discutiendo hace un par de noches. Mi madre le dijo a mi padre que cree que se está enamorando de otro hombre. Que la hace sentir joven y no sé cuantas mierdas más.

Alzo ambas cejas por la sorpresa de lo que acaba de decir Max. Mira por la ventana y resopla rascándose la cabeza.

—Las mujeres son unas perras. —se queja y fija su mirada en el camino.

Una llamada llega a mi teléfono y ruedo los ojos antes de contestar.

//—¿Qué? —doblo en una esquina.

—¿En donde estás? —dice las voz de Amber del otro lado del teléfono.

—En un auto. ¿Qué quieres?

—Saber en donde estás y por qué no estás en el entrenamiento.

—Repito. Estoy en un auto. —respondo tosco.

—Der...//

Cuelgo antes de que comience con sus estupideces. Estoy harto de todo esto, hace dos años ya que... no importa.

—No tienes por qué tratarla así.

—Si no te conociera creería que estás del lado de Amber, y no del de tu mejor amigo. —lo desafío con la mirada.

—Por supuesto que estoy de tu lado D. —carraspea un poco y vuelve a mirar al frente.

—Además, las mujeres son unas perras, ¿cierto?.

—Sí. —responde y se ríe nervioso.

Apenas llegamos al instituto, el entrenador comienza a gritarnos y amenazarnos sobre sacarnos del equipo, lo cual sé que no es cierto. El cretino le tiene mucho miedo a nuestros padres y haría lo que fuera por un poco más de dinero.

Durante el descanso me acerco a las bancas para tomar una botella de agua y veo a lo lejos a Amber y Brooke acercándose.

<< Aquí vamos. >>

—Hola bebé. —Amber se cuelga de mi cuello y planta un beso en mis labios, luego de asegurarse de que las chicas que están en las gradas nos están mirando—Qué sea la última vez que me cuelgas el teléfono. —amenaza con sus labios pegados a los míos.

—No estaba de humor para oír tus chismes. —respondo de la misma forma que ella y aprieto su trasero.

—¿Chicos qué les parece si vamos a la casa de mi padre en los Hamptons en tres semanas? —dice Max acercándose a nosotros.

—¿Crees que tu padre dejará que tú estés a cargo de la casa? —pregunta Amber soltándome al fin.

—Creo que podré convencerlo. —responde y me da una mirada cómplice. Si en verdad van a divorciarse, será más fácil extorsionarlo, digo convencerlo.

—¡Sí, al fin conoceremos tu casa en los Hamptons! —Brooke comienza saltar como niña pequeña.

—Pero primero. —interrumpe Max y se acerca a Amber apuntándola con el dedo índice—Debes prometer que dejarás que invite mi nueva y sexy vecina. —Amber se le queda viendo sin saber de quién está hablando—Laila...

—Oh, sí claro. —responde como si nada la rubia.

—¿De verdad? —digo sin creer que haya aceptado tan fácilmente. Laila es la típica chica que Amber tomaría como amenaza—¿Qué estás planeando?

—¿Es muy difícil pensar que por una vez estoy siendo amable?

—Sí. —respondemos Max y yo al unísono.

Amber rueda los ojos y se cruza de brazos—Sólo piénsenlo, su padre es una de las personas más poderosas de Nueva York, es muy conveniente tenerla en nuestro grupo. —hace una pausa y comienza a hablarme a mi—Además en los pasillos están diciendo que quiere robarte de mí, quiero tener a la perra controlada.

—¿Qué hay, Max? —saluda James, uno de los peores jugadores que he visto en mi vida.

—Olvidas que nadie puede robarme de ti. —respondo haciendo énfasis en la palabra "robarme".

—Cielos D, que cursi eres. —se mete James, sin comprender el verdadero mensaje.

—¿Qué tal, James? —saludo sin moverme.

—Oigan chicos, ¿saben qué sería genial? —comienza a hablar entusiasmado—Que hagan otra de sus bromas.

—Sí... no estamos muy... inspirados últimamente. —respondo intentando mantener la calma y le hago un gesto a Brooke para que se deshaga de él.

—James ¿puedes acompañarme a los vestuarios de chicas? Olvidé algo ahí y me da miedo ir sola. —hace un puchero con los labios y lo toma del brazo para llevárselo con ella. Brooke es la clase de chica que es tonta solo cuando le conviene.

—Sigamos con el entrenamiento. —dice Max cuando el aire se vuelve más denso entre nosotros.

—¿Por qué quieres que Laila vaya a los Hamptons? —pregunto cuando llegamos al centro del campo.

—Porque cuando esté en la terraza, observando como la luna se refleja en el mar generando el ambiente perfecto con el cielo estrellado, le confesaré mi amor eterno. —responde haciendo gestos como si le quitara los pétalos a una flor y luego me queda mirando completamente serio—Porque dormiré con ella idiota ¿tu qué crees?

—No tienes oportunidad con ella. —me burlo de él.

—Claro, y tu sí. —bufa.

—Tengo oportunidad con todas. —afirmo con confianza—Doscientos dólares al que duerma con ella antes de que volvamos de los Hamptons.

—Shh... no pueden sospechar de que engañas a Amber. —dice en voz baja y corroborando de que nadie nos oye—Y acepto el reto. —responde estrechándome la mano.

Aunque no me guste admitirlo, la charla con el torpe de James me ha dejado algo distraído. Todo se fue a la mierda después de esa broma y todo por culpa de Trasero de elefante. Por culpa de ella y su huida a todos nos metió en un gran lío.

Hace dos años...

Entro a la cafetería seguido por Max y nos dirigimos al lugar donde el resto del equipo se encuentra y nos sentamos con ellos. A lo lejos veo a mi chica acercarse con dos de sus amigas. Se acerca a mí y muerde mi labio inferior juguetonamente, como respuesta pongo mi mano en su trasero.

—Se me ha ocurrido una idea genial chicos. —nos informa— Será la broma del año. —dice con una sonrisa maliciosa. Se ve tan jodidamente sexy cuando hace eso.

—¿Quién es el objetivo? —curiosea Max desde su lugar.

Amber muerde su labio inferior mientras sonríe y mira hacia un extremo de la habitación, logrando que todos miremos en la misma dirección tratando de adivinar de quién se trata.

—Trasero de elefante. —susurra.

—Y ¿Cuál es el plan? —pregunto con el ceño fruncido y consigo que voltee a verme.

—Dependerá en gran parte de ti...—dice jugando con el cuello de mi camiseta y haciéndome ojitos— Debes enamorarla.

—No. Definitivamente no. Que asco.

—Vamos, por favor. —insiste.

—¿Por qué debo hacerlo yo? ¿Por qué no se lo pides a Max?

—Porque todos saben que Max es un cretino... sin ofender. —Max rueda los ojos a sus espaldas— Además, te lo compensaré. —finaliza y planta un suave beso en mis labios.

—De acuerdo. —respondo no muy convencido y una sonrisa instantánea se forma en el rostro de mi chica.

—¡Genial! Sígueme la corriente.

Durante el tiempo que pasé alejado de mis amigos noté que tenía varias cosas en común con Trasero de elefante, y extrañamente, me divertía estando con ella pero obviamente nunca lo reconocería en voz alta.

El día que finalizamos la broma casi se arruina todo, afortunadamente Trasero de elefante no llevó a su hermana a mi casa y pude avisarle a los chicos que ése era el día en que terminaríamos con la broma. Aunque hubo unos cuantos chicos que no esperaba, y tampoco a sus cámaras.

Luego del día de la broma fue cuando todo se fue al diablo, literalmente. Ese video no se suponía que saliera a la luz, pero uno de los imbéciles que estaban ahí se lo envió a alguien y esa persona a otra y otra, y fue así como el video, para nuestra mala suerte se viralizó. Y lo que es peor de todo es que la torpe de Julie desapareció luego de nuestra broma, lo que significó que Max, Amber y yo fuéramos sospechosos por su desaparición ya que nuestras voces se oían en el video.

Su madre intentó denunciarnos, pero gracias a mi padre todo eso quedó atrás. Aunque nuestra relación ya no volvió a ser la misma, ahora debemos hacer todo lo que mi padre dice y pretender que todo sigue igual que antes. Todo estará bien mientras los demás no descubran qué es lo que ocurre realmente.

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