La chica Osborn / Marvel - P...

By melmelisaok

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La hija menor de Norman Osborn, con solo diecinueve años, debe hacerse cargo de la empresa de su padre, lueg... More

Prólogo. †
Capítulo 1: Miss Sonrisas. †
Capítulo 2: Secretos. Parte 1 †
Capítulo 2: Secretos. Parte 2 †
Capítulo 3 : La sangre. †
CAPÍTULO 4: Perseguida.‡
CAPÍTULO 5: Perdona por mirarte desde la oscuridad.†
CAPÍTULO 6: El Silencio del corazón.
CAPÍTULO 7: Las fiestas terminan.
CAPÍTULO 8: La noticia.
CAPÍTULO 9: Asesino o Salvador.
CAPÍTULO 10: El verde y el azul.
CAPÍTULO 11: Descubrir el por qué.
CAPÍTULO 12: El horror.
CAPÍTULO 13: Un amigo.
CAPÍTULO 14: Te veo y me lastima.
CAPÍTULO 15: Demasiado dolor.
CAPÍTULO 16: La misión.
CAPÍTULO 18: La muerte de un rey.
CAPÍTULO 19: Infernales palabras.
CAPÍTULO 20: Reclutamiento.
CAPÍTULO 21: La Guerra Civil.
CAPÍTULO 22: La prisión.
EPÍLOGO.

CAPÍTULO 17: Lagos y acuerdos.

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By melmelisaok

MARATÓN: 3/3

Semanas después de encerrar a Montesco en u agujero de donde no pudiera salir, Hera se dedicó a espiar a Peter Parker. Lo extrañaba, y le dolía lo que él le había dicho, pero no podía dejarlo solo. Sentía que si hacía algo como eso, lo perdería, aunque sabía que la mayoría ya lo creía así.

Mientras miraba como Peter compraba algo a la tía May en el súper a unas calles, el teléfono vibró en su bolsillo trasero, haciendo que suelte un bufido y se aleje de la zona con el teléfono en la oreja.

-Debes venir, encontramos a Rumlow – Steve sonaba agitado y molesto.

-Sí, eso dijiste la última vez – la diversión de Hera exasperó al capitán.

-Ahora es ahora – la llamada se terminó, lo que provocó la molestia en la chica, que caminó hasta donde había dejado aparcada su motocicleta y condujo hasta el complejo de los vengadores llamando la atención de Peter cuando pasó junto a él mientras volvía a su casa, pero no le dio importancia cuando no la reconoció.

Hera aguardaba con Sam en la azotea de uno de los edificios cerca de la posición de Steve, Romanoff y Maximoff.

-Muy bien, ¿qué ves? – preguntó el capitán a Wanda.

-Policías comunes – comunicó la chica bebiendo de su taza, sentada en una de las mesas de un bar.- Estación de policía pequeña. Calle tranquila.

-Es un buen objetivo – dijo Hera mirando hacia allí de rodillas en el borde del edificio.

-Hay cajero automático en la esquina sur, ¿qué significa?- Continuó Steve.

- Cámaras.

-ambas calles son de una sola mano. – evaluó Rogers.

-El escape se dificulta más – Hera miró hacia la estación de policía un momento.- Al tipo no le importa ser visto, no teme hacer un desastre al escapar. – razonó luego.

-¿Ves ese Range Rover a mitad de cuadra? – inquirió Steve a Wanda.

-Sí, ¿el rojo? Es Lindo.

-Está blindado, lo que significa seguridad privada, o sea más armas, o sea más problemas para alguien. Posiblemente nosotros. – Natasha disfrutaba de un poco de café en otra mesa cerca de Wanda.

-Ustedes saben que puedo mover cosas con la mente, ¿no? –preguntó la rusa divertida.

-EJEM EJEM –Hera hizo ruido en el auricular.

-Mirar sobre tu hombro tiene que volverse instintivo. – replicó Romanoff.

-¿Nadie nunca te dijo que eres un poco paranoica? – Preguntó Sam provocando la risa de Hera.

-No en la cara. ¿Por qué, escuchaste algo? –replicó Natasha y Osborn seguía riendo con Falcon de pie junto a ella.

-Veo el objetivo, amigos. Es la mejor pista que tuvimos de Rumlow en seis meses, no la desperdiciemos. – La voz de Steve puso al grupo en posición.

-No será problema que nos vea venir – rio Sam.

-Los odia – afirmó Osborn.

-Sam, ¿ves el camión de basura? Márcalo. –Ordena Steve.

Dicho y hecho, Falcon soltó a su robot espía de su armadura, que voló a lo lejos hasta el camión mencionado por Rogers. Manejando el aparato desde su muñequera, Sam activó los rayos X, mientras Hera se ponía de pie.

-Ese camión tiene su carga máxima – dijo Osborn antes de que Sam lo dijera, la densidad cerca del camión era muy densa.

- Y el conductor está armado – completó el moreno.

- Es un ariete – murmuró Romanoff.

-Vayan ahora – ordenó Steve, Wanda soltó un qué de incomprensión.

-Su objetivo no es la policía – musitó Osborn saltando de la azotea y volando junto a Sam.

La morena que perseguía al camión vio como este se estrellaba de lleno contra la entrada de un instituto de enfermedades infecciosas y como el conductor de arrojaba del camión, Hera iba a tratar de frenar al camión, pero ya era tarde. Detuvo unos restos de concreto que casi aplastaba a dos guardias y observó cómo dos camiones amarillos entraban por el camino libre que había dejado el primero.

Cada uno se detuvo en dos lugares distintos y hombres armados comenzaron a descender y a disparar contra los civiles. Hera defendía a las personas de los disparos como podía, entonces bajó a pelear cuerpo a cuerpo contra los hostiles. El Capitán América golpeó al uno de los tipos que había disparado gas tóxico dentro del edificio mientras Osborn desarmaba a otro dos.

-Chaleco antibalas, AR-15s. Cuento siete hostiles. – Comunicó el capitán desde arriba de un vehículo evaluando la situación.

-Creo que ahora son cinco – dijo Hera viendo la llegada de Sam y Wanda. Osborn dio un golpe de energía a uno que atacaba a Maximoff – Cuatro.

-Rumlow está en el tercer piso – comunicó Sam.

-Wanda, justo como lo practicamos. – el Capital señaló a la chica.

-¿y qué hay del gas?

-Sáquenlo – dijo Rogers recibiendo impulso con ayuda de Maximoff para entrar en el edificio.

-Yo te cubro – Hera le dio la espalda a la joven mientras sacaba el gas y generaba un escudo de energía, viendo como Falcon terminaba con otros dos hostiles. – Me encanta esa cosa que hacen tus alas – comentó con una sonrisa divertida.

-Rumlow tiene el arma biológica – comunicó Steve apurado.

-¿Qué hacías mientras tanto? ¿Tomabas un café? – Hera rodó los ojos bajando el escudo de energía.

- Estoy en eso- Esa era Natasha, que se encargó de los hombres del camión, pero Rumlow la minimizó arrojándola a ella y una granada dentro de la parte trasera del camión. La pelirroja Utilizó a uno de los tipos como escudo justo a tiempo, saliendo volando por la parte trasera.

Rumlow disparó varios explosivos contra el capitán una vez que lo localizo, destruyendo la mayor parte del edificio.

-Hera, Sam, va al norte en un blindado de combate. –dijo Steve.

Eso hizo que los mencionados persiguieran el famoso camión por las calles de Lagos a toda velocidad. El transporte chocó contra una feria y los hostiles descendieron y se dispersaron. Hera y Sam quedaron sobre uno de los toldos. Falcon utilizó su armadura comunicando que eran cuatro y que se dispersaban. Natasha dijo que tenía a los de la izquierda y Hera dijo que iría por los otros dos, saliendo disparada por la derecha.

-Se deshicieron de sus equipos, hay que adivinar ahora. Uno de ellos tiene la carga. –dijo Rogers en el comunicador.

Hera interceptó al tipo y le propinó una patada justo cuando se volteaba, arrojándolo al suelo. Su compañero empezó a dispararle así que la chica frenó la balas generando un escudo de energía a su alrededor. Y Descargó su bruma verdosa contra su atacante que se golpeó contra una pared cercana quedando inconsciente. Cuando revisó su bolso, estaba vacío.

-Él no lo tiene. No tengo nada.

Mientras Natasha perseguía a los otros dos por los corredores de la feria. Se tiró sobre el primero haciendo que caiga al suelo, pero este se levantó sacando un arma de la que Romanoff se encargó. El segundo hombre apareció y ella le arrojó una canasta que tenía cerca, desestabilizándolo y volviendo a arremeter contra el primero. Cuando tomó el arma del suelo y apunto al segundo sujeto, el primero sacó el frasco con el virus.

-Suéltala – amenazó.- o yo suelto esto.

Justo a tiempo, el robot de Sam disparó al primer tipo, lo que distrajo al otro dándole tiempo a Natasha para disparar. Se arrojó al suelo alcanzando el frasco que estuvo a punto de tocar el suelo.

-Carga asegurada. Gracias, Sam – dijo Romanoff al androide.

- No me agradezcas a mí.

-No les agradeceré a esa cosa.

-Él se llama Redwing – insistió Falcon.

-Sigo sin agradecerle.

-Es lindo. Vamos acarícialo – bromeó Hera apareciendo junto a Nat con una sonrisa divertida.

Mientras tanto el Capitán peleaba contra Rumlow no tan lejos de allí.

-Esto es por dejar caer un edificio sobre mi cara – gritó el de la armadura dándole un puñetazo a la pared que debió ser la cara de Rogers. Pero este fue más rápido y lo desarmó.

Cuando Rumlow quedó en el piso, se sacó el casco y esperó por Steve que se posicionó frente a él. Rogers observó la piel cicatrizada de graves quemaduras.

-Creo que luzco bastante bien, considerando lo que pasó. – dijo el del piso.

-¿quién es tu comprador? – inquirió Rogers.

-Él te conoce. Tu amigo, tu compañero, tu Bucky.

-¿Qué dijiste?

-Él te recuerda. Estuve ahí, se puso lloroso. Pusieron otra vez su cerebro en la licuadora. Quería que tú supieras algo; me dijo ''por favor dile a Rogers, que cuando tienes que morir, tienes que morir''.-Rumlow sonrió. – Y tu vienes conmigo.

Justo cuando apretó un botón que detonó su chaleco lleno de explosivos, Wanda lo rodeó de energía escarlata sin dejar que la energía se propague, lanzando al tipo por los aires, lejos de Steve, pero cuando lo soltó, la explosión afectó a un edificio cercano.

Cuando Wanda vio lo que había causado, Hera corrió a consolar a su amiga muy preocupada.

Hera se dirigía a la sala de juntas del complejo Avengers, a paso rápido. Abrió las puertas lista para maldecir sonoramente en confianza con su gran amigo Tony cuando vio al secretario de estado hablando con él. La guerra de miradas entre Ross y Osborn fue tan densa que Tony se hizo a un lado.

-Un gusto verla, señorita Osborn – dijo el canoso con una sonrisa de cortesía.

-Ojalá pudiera decir lo mismo. – Hera sonrió de igual forma sentando en la mesa de brazos cruzados.

Cuando el resto de los Vengadores llegó, Ross se dedicó a hablar sobre un ataque al corazón que tuvo y la perspectiva, Hera decidió que quería romperle el cuello ahí mismo. Lo detestaba por todo lo que había pasado con Bruce Banner y su hija Betty, que casualmente había sido una gran amiga de ella hacía unos años, ya que la señorita Ross enseñaba en el internado donde Hera había crecido.

Justo cuando creyó que la situación no podía empeorar, sacó a flote el tema del supuesto peligro que eran los vengadores.

-... qué palabra usaría usted, señor secretario? – preguntaba Natasha.

-¿Qué les parece ''peligrosos''? – replicó Ross.

-Con todo respeto, a usted cualquier cosa que se mueva le parece peligrosa – la voz de Hera fue calma. Recibió una mirada frívola de parte del Secretario de Estado.

-¿Cómo llamarían ustedes a un grupo de mejorados con base en Estados Unidos, que a diario ignoran las fronteras e imponen su voluntad donde ellos quieran y que en verdad, parece no importarles lo que dejan atrás? – cuestionó el canoso, y Osborn soltó una risa de total ironía y molestia. Ross empezó a mostrar un mapa e imágenes en la pantalla – Nueva York. Washington, D.C. Sokovia. Lagos.

El dolor del grupo hizo que Hera sintiera un punzante dolor en la cabeza, que la hizo soltar un manotazo sobre él apoya brazos de su silla, llamando la atención de Steve, que pidió que Ross se detuviera.

-Los últimos cuatro años, operaron con poder ilimitado y sin supervisión. – continuó el secretario de Estado. – Eso es algo que los gobiernos del mundo no puede tolerar más. Pero creo que tenemos una solución. – En la mesa, justo frente a Wanda, Ross dejó un encuadernado.- Los acuerdos de Sokovia, Aprobado por 117 países, dicen que los Vengadores no pueden ser más una organización privada. Sino que operarán bajo la supervisión de un grupo de las Naciones Unidas, que dirá si es necesario que actúen y cuando.

Las palabras de Ross provocaron la indignación por parte del grupo. El hombre caminaba alrededor de la mesa con aires de tranquilidad.

-Los Vengadores fueron creados para hacer más seguro el mundo – dijo Steve mirando la mesa – creo que logramos eso.

-Dígame Capitán, ¿sabe usted donde están ahora Thor y Banner? – Ese comentario hizo que Hera se enojara mucho, y sus ojos se tornaron verde brillante.- Si perdí dos misiles de 30 megatones puede estar seguro de que habrá consecuencias. Mutuo acuerdo. Reconfirmación. Así es como funciona el mundo. Créanme este es el punto medio.

-Así que hay contingencias – dijo Rhodey señalando los acuerdos.

-Dentro de tres días la ONU se reúne en el Complejo de Las Naciones Unidas, para ratificar los acuerdos, para discutirlos. – Steve miró a Tony que permanecía infernalmente callado.

-¿Y si llegamos a una decisión que no le gusta? – Natasha pasó la mano sobre la mesa en un gesto nervioso.

- Entonces se retiran. – dicho esto el Secretario de Estado, se retiró del complejo.

Hera se levantó de su lugar pero fue detenida por la mirada reprobatoria de Romanoff.

-No puedo creer que trajiste a este mamarracho a decir tantas estupideces en tan solo media hora – le espetó Osborn a Stark, que se limitó a mirar sus manos y quedarse totalmente callado.

-El secretario Ross tiene una medalla de honor del Congreso que es una más de las que tú tienes – Discutía Rhodey a Sam detrás de Steve que leía los acuerdos con cara de pocos amigos mientras Hera estaba sentada en el suelo, recostada en las piernas de Wanda que estaba en el sillón de la derecha.

-Supongamos que estoy de acuerdo con esto; ¿cuánto pasará hasta que nos rastreen como a una banda de delincuentes? –Ese era Sam.

-Lo quieren firmar 117 países, Sam, 117, y tu dices '' no, estamos bien, podemos manejarlo''. – replica máquina de guerra.

-¿Cuánto más vas a jugar para ambos lados? – inquirió Falcon.

-Tengo una ecuación – interrumpió Visión que estaba sentado junto a Wanda y Hera.

- Oh, esto lo aclara todo. –Osborn rodó los ojos aliviada de que Falcon y Rhodey se callaran.

- En los ocho años que pasaron desde que el señor Stark dijera que es Iron Man, el número de personas mejoradas que se conoce, aumentó exponencialmente. En el mismo período los eventos que podrían destruir el mundo aumentaron proporcionalmente...

-¿Dices que es nuestra culpa?- Preguntó Steve con una ceja alzada.

-Digo que puede haber una casualidad – replica Visión con tranquilidad. – Nuestra fuerza invita a desafiarla, el desafío incita a los conflictos, y los conflictos causan catástrofes. La supervisión no es una idea que se pueda desechar.

Hera hundió la cara entre sus manos soltando un suspiró de molestia.

-Tony, estás atípicamente poco verborrágico – Natasha estaba sentada en el sillón de la izquierda, donde Stark estaba recostado.

-Es porque ya decidió – dijo Hera molesta.

- Chica, me conoces muy bien – Tony se levantó de su lugar y fue hasta la cocina.- En realidad estoy lidiando con una jaqueca electromagnética. Eso es lo que me pasa, Hera, solo dolor. Es malestar. – Tomó una taza del mueble- ¿quién está tirando borra de café en el triturador? ¿Le doy alojamiento y desayuno a una banda de motociclistas?

-Técnicamente, yo vivo con el Capi, así que ellos son los revoltosos – dijo Osborn con sarcasmo.

Tony sacó su teléfono e hizo que una imagen apareciera frente a los vengadores.

-Ah por cierto, él es Charles Spencer. Un gran muchacho. Se graduó de ingeniería informática, promedio de 3,6 sobre 4 iba a tener un buen trabajo en Intel en otoño. Pero primero quería ganar un poco de experiencia antes de atornillarse en un escritorio. Ver el mundo. Ser útil, quizás. – tomó aire. - No quería ir a Las Vegas o a Fort Lauderdale, donde yo querría ir. No fue a París ni a Ámsterdam, que parece divertido. Decidió pasar el verano construyendo casas sustentables para los pobres, adivinen dónde. En Sokovia. – Todos se miraron entre ellos callados. – Él quería marcar la diferencia, creo. No lo sabemos porque le tiramos un edificio encima mientras peleábamos. –Tony bebió agua con una pastilla en la boca.- Aquí no hay un proceso de toma de decisiones. ¡Tenemos que rendir cuentas! De cualquier forma acepto. Si no podemos aceptar limitaciones, si no tenemos fronteras no somos mejores que los malos.

-Tony, si alguien muere cuando estas a cargo, no te rindes. – replicó Steve.

-¿Cuándo dije rendirse?

-Lo hacemos si no asumimos la responsabilidad de nuestros actos, este documento solo transfiere la culpa. – Hera ya no estaba molesta, estaba totalmente exhausta.

- Lo siento, Steve, Hera – Rhodey interrumpió lo que dije.- Lo que dicen es peligrosamente arrogante. Estamos hablando de las Naciones Unidas, no es el concejal, ni S.H.I.E.L.D., ni HYDRA...

-Está dirigida por gente con prioridades y esas prioridades cambian. –Interrumpió Rogers.

-Eso es bueno. Por eso estoy aquí. – Tony se volvió a acercar a los demás. – Al darme cuenta de lo que mis armas podían hacer en manos equivocadas, cerré y dejé de fabricarlas.

-Tú decidiste hacerlo – replicó el anterior. – Si firmamos esto, renunciamos a nuestro derecho de elección.

Se hizo algo de silencio.

-¿qué pasa si nos mandan a un lugar donde pensamos que no deberíamos ir? – continuó el rubio. - ¿Y si hay un lugar donde necesitamos ir y no nos dejan? Quizá no somos perfectos, pero es más seguro decidir por nosotros.

-Si no lo hacemos ahora, después nos lo van a imponer – Stark no iba a perder la discusión. – Es la realidad, no va a ser agradable.

-Dices que vendrán por nosotras – Wanda miró a Hera preocupada.

-Las protegeríamos – Visión miró a Maximoff a los ojos.

-Quizá Tony tiene razón – Habló Romanoff – Si tenemos una mano en el volante podemos manejar, si nos las sacan...

-¿Eres la misma que mandó al diablo al Gobernador hace unos años? – Osborn miró a su amiga con total incredulidad.

-Solo estoy tanteando el terreno. Cometimos algunos errores muy públicos, necesitamos volver a ganar su confianza.

-Espera. Disculpa, ¿te escuché mal o estás de acuerdo conmigo? – ni siquiera Tony creía lo que oía.

-Ahora quiero retractarme.

-No, no puedes retractarte.

Hera tenía la mirada puesta sobre Steve, quien miraba su teléfono con mucha tristeza. Se disculpó y se fue, dejando al grupo algo desconcertado. Osborn se levantó y fue tras él, lo vio apoyado en el barandal de la escalera. Lentamente se acercó abrazando a su amigo fuertemente. Le contó, que su amiga y gran amor, Peggy Carter, había fallecido mientras dormía.

El velorio de Peggy era en Londres, en una hermosa catedral que Hera se quedó admirando desde el fondo. Había dejado a Sam con Steve adelante y ella por falta de lugar se había quedado atrás, medio escondida en silencio. Luego de que cada uno pasara a decir adiós a la mujer en el cajón, al atril de la iglesia subió Sharon, o la agente trece. Hera la miró sorprendida cuando la mujer rubia le contó a toda la iglesia que Peggy era su tía. Esa información no aminoró el desagrado que producía en Osborn en lo más mínimo, pero por una cuestión de educación se quedó mirando el suelo.

Cuando terminó el velorio Hera se levantó apresurada y salió del lugar, encontrándose con Natasha.

-Steve se quedó dentro – dijo la morena sonriendo a su amiga sabiendo que ella no dejaría a Rogers solo en un momento tan difícil.

-¿Te gustaría venir al complejo de la ONU conmigo?- preguntó la pelirroja antes de entrar.

-Lo siento Nat, pero no puedo firmar. Adiós, te veré en casa. –Hera de fue de ahí en total silencio dejando la iglesia atrás.

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