La hija menor de Norman Osborn, con solo diecinueve años, debe hacerse cargo de la empresa de su padre, luego de que su hermano haya sido internado en un hospital psiquiátrico debido a sus crímenes cometidos en Nueva York.
Hera prefiere manten...
Ya no sabía cuánto tiempo llevaba encerrada en aquellas cuatro paredes, pero se me hacía insoportable. El dolor de mi cuerpo se me había hecho tan normal como respirar, y estaba segura de que eso no estaba correcto, pero con tantas torturas y violaciones, tanto sufrimiento... ya había aprendido a acostumbrarme.
Estaba medio acostada en una camilla incómoda de laboratorio. Desde pequeña había odiado todo eso de los hospitales, las pruebas y los médicos, solo cuando crecí me di cuenta de que solo era miedo, que debía superarlo. Pero en esos momentos, me volví a sentir como la niña que alguna vez fui.
Tenía la boca seca, los labios me dolían como si los hubieran lijado con el papel más áspero, mis ojos eran como el infierno, ardían y daban a todo a mí alrededor un ligero tinte rojizo. Y aun así, con el dolor extenuante en mis músculos, yo seguía tan consciente como la primera vez que me sometieron a pruebas. Pero ya no me importaba, porque cuando sentía la electricidad correr por mi cuerpo, hiriendo mis órganos y estos regenerándose nuevamente, mi mente como en un intento de hacer el dolor un poco menos pesado, me llevaba a Peter Parker. Y es que la única razón por la que no me había dejado vencer por esos asesinos era por él, también por Steve, incluso por Harry, aunque sabía que el único material que él había negociado con Vladimir, era yo. Até cabos, no fue tan difícil: ¿qué mejor que alguien que se cura a si mismo de casi cualquier herida para hacer pruebas letales? El plan fue perfecto, no podría haberlo ideado mejor.
Miré hacia un costado en la Sala Azul: era larga, e iluminada, y en toda su extensión las paredes llevaban en el color de su nombre. Había asientos desocupados casi siempre cuando estaba yo, pero esa vez, había algunos otros sujetos de prueba, en realidad solo uno. Una chica, tan rubia que su pelo casi parecía incoloro, estaba sucia, como yo, tenía heridas nuevas y viejas. Parecía no preocuparle en lo más mínimo que una tipa estuviera pinchándola y tomando muestras de ella. Su mirada de total tranquilidad me recordaba a alguien y se me hacía muy familiar... pero no recordaba a quien.
Me estaba mirando. Sus ojos azules eran tanpenetrantes como el océano mismo. abbcZAy
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Justo cuando mi verde y su azul se encontraron las luces del lugar parpadearon. Los científicos se miraron entre ellos y decidieron parar para comprobar que pasaba, se fueron dejándonos solas.
Henry Lutherking, quien había sido mi único confidente en todo ese tiempo que llevaba prisionera entró en la habitación vestido de negro, estaba hecho una furia, detrás de él, alguien alto y tan conocido para mí como mi propia casa apareció enfundado en ese estúpido traje de barras y estrellas.
Steve.
Bueno, bueno, bueno. El capítulo es corto, pero se viene ese drama <3 gracias a los que leen, besos.
