❝Reflexionar serena, muy serenamente, es mejor que tomar decisiones desesperadas❞
-Fraz Kafka
La mayoría del grupo había salido ya de la casa cuando amaneció.
En su interior solo se encontraban Rick, Maggie, Michonne, Carl y Harley. Esta última se encontraba sentada junto a Maggie, la cual tenía a Judith sobre sus piernas.
La pequeña jugaba mientras tanto con los dedos de Harley, mientras las dos mujeres hablaban.
—¿Confías en Deanna? —quiso saber Maggie.
—No —contestó Harley casi sin dudar—. No confío en ninguna de estas personas. Sin embargo, no creo que sean capaces de hacernos algo malo. ¿Los has visto? Parecen corderos.
—La gente puede cambiar... Pueden pasar de no saber usar un arma, a convertirse en asesinos despiadados.
—Todos nosotros cambiamos —la consoló Harley—. Si no lo hubiésemos hecho, no habríamos llegado hasta aquí. Se han acostumbrado a este tipo de vida, y ambas sabemos que no durarían ahí fuera ni un día. Rick también lo sabe y quiere cambiarlo.
—¿Cambiarlo? —preguntó Maggie confusa.
—Deanna nos quiere para hacer lo que su comunidad no puede hacer. Nos quedaremos, pero no mantendremos a estas personas.
—¿Y de qué nos sirve eso? —cuestionó Maggie y Harley entrecerró los ojos.
—Esto es una comunidad. Se supone que todos deben aportar algo en ella. ¿Cómo te sentirías si solo algunos de vuestro grupo saliesen ahí fuera, arriesgando su vida, para alimentar a estas personas que ni siquiera conocen? Las cuales se quedan aquí, seguras, sin ninguna preocupación más que la de vivir un día más.
—Si pensamos así, entonces nunca conseguiremos encajar.
—No se trata de encajar, sino de sobrevivir.
La pequeña Judith empezó a agitarse y a balbucear cuando vio aparecer a su padre y a su hermano. Estiró las manos hacia su padre y Maggie se la entregó.
—¿Vas a ver a Deanna? —le preguntó Maggie a Rick. Él negó con la cabeza.
—Voy a explorar el lugar —contestó. Le dio un beso a su hija y se la pasó a Carl—. Ayer no pude hacerlo.
Maggie se levantó y cogió una chaqueta.
—Bien, yo tengo que irme. Deanna quería que fuese a hablar con ella —Rick asintió.
—Está bien —Maggie salió de la habitación y luego se escuchó la puerta cerrarse. Rick miró a Harley—. ¿Has visto ya la comunidad entera? —ella negó—. ¿Quieres hacerlo?
—Ahora mismo prefiero quedarme aquí —le contestó ella—. En otra ocasión —Rick asintió y, sin decir nada, salió de allí también. En aquella sala quedaron solo Carl, Judith y Harley. Ésta última, al ver cómo el niño la miraba con ojos serios, no pudo hacer otra cosa más que sonreír—. ¿No vas a acompañar a tu padre? —le preguntó.
—En realidad, quería hablar contigo —le confesó y Harley se sorprendió.
—Claro, dime.
—Bueno, te quería agradecer que hayas convencido a mi padre de quedarnos... Sé que si hubiese sido por él no hubiésemos ni venido.
—Oh, no fue cosa mía, Carl. Michonne y Maggie también estuvieron hablando con él. Habríais venido de todos modos si yo no le hubiese dicho nada —él hizo una leve mueca con la boca.
—Te lo aseguro. Conozco a mi padre. Sé que no habría cambiado de opinión aun sabiendo que es lo mejor para todos nosotros.
—¿Incluso sabiendo que era lo mejor para su hijo? —inquirió ella. Él se encogió de hombros.
—Él cree que así me protege. De lo que no se da cuenta es de que yo ya no necesito protección —ella sonrió levemente y se levantó de la silla, posando su mano sobre la de Cal.
—Todos necesitamos a alguien que nos proteja, Carl. Incluso tu padre.
Por la tarde, Harley decidió ir a ver a Eric. No lo había hecho desde que llegaron el día anterior y quería ir a ver cómo estaba su pierna.
No fue fácil para ella encontrar la enfermería. Cada vez que se acercaba a alguien para preguntarle dónde estaba, éstos la miraban con miedo y recelo y Harley no podía hacer más que rodar los ojos y seguir andando, decidiendo que la mejor opción sería encontrarla por ella misma.
Finalmente, encontró a Aaron por el camino y lo llamó, sabiendo que él sí podría ayudarla.
—¡Aaron! —le llamó y él dejó de andar para mirarla—. ¿Dónde ibas?
—A ver a Eric —contestó y ella sonrió.
—Genial, te acompaño.
Él al principio se sorprendió un poco, pero sin decir nada dejó que ella andase junto a él hasta llegar a donde la enfermería se encontraba.
Una vez dentro, Harley se tomó un tiempo para observar el lugar. Vio que no era demasiado grande y que tampoco estaba bien equipado como para situaciones graves. Solo tenía dos camillas y una de ellas era en la que se encontraba Eric. La otra estaba vacía.
Ella se acercó a él, quien sonrió al verla llegar.
—Eh —la saludó—, ya pensaba que no te volvería a ver —ella se encogió de hombros.
—Quería ver qué tal estaba tu pierna —dio una rápida mirada al lugar de nuevo y luego paró en Eric—. ¿No te han hecho ningún informe sobre tu estado para ver cómo evolucionas?
—¿Qué? —preguntó confuso él.
—¿No habéis apuntado en ninguna ficha médica tus síntomas, cómo evolucionas ni las medidas tomadas? —Eric se encogió de hombros—. ¿Qué tipo de médicos tenéis aquí?
—Médicos como yo —se escuchó la voz de un tercero. Harley se giró y encontró a un hombre rubio, con una bata blanca y mirándola con una sonrisa—. Creo que no nos conocemos. Soy Pete.
—Mi doctor —añadió Eric.
Sin embargo, Harley no contestó. Pete era uno de los pocos, sino el único, de aquella comunidad que se había acercado a hablar con ella. Y esa gran confianza de su parte generaba desconfianza por parte de ella.
—Ella es Harley —añadió Aaron—. No suele... comunicarse demasiado con los que no conoce —Pete sonrió.
—Estoy seguro de que podremos cambiar eso... ¿no crees? —ella ladeó la cabeza.
—No, no lo creo —contestó ella finalmente y luego se giró hacia Eric—. Solo venía a ver cómo estabas —le explicó—. Veo que sigues vivo, así que supongo que eso es buena señal —él sonrió y ella se giró para salir de la enfermería.
Cuando llegó justo a la puerta, encontró a Deanna, la cual estaba a punto de entrar.
—Oh, te estaba buscando, Harley.
—¿Por qué?
—Ya he encontrado el trabajo perfecto para ti. En realidad, no podía haber sido otro más que ese —ella calló esperando a que Deanna le dijese cuál era—. Me gustaría que junto a Pete, fueseis los médicos de esta comunidad —ante el silencio de Harley, Deanna continuó—. Puedes rechazarlo si quieres, pero hay una regla muy importante en este lugar. Hay que contribuir de alguna manera. Si no quieres este trabajo, puedo ofrecerte cualquier otro. Pero, me temo que si no haces nada, no podré dejar que te quedes aquí.
—No, está bien... Lo haré. La cosa es que creía que traeros comida y protegeros ya era suficiente para quedarse aquí —ella sonrió.
—Por eso me gustaría que tú no salieses. De verdad que me gustaría que te quedases aquí.
Harley sabía que aquello no pasaría. Y Deanna también.
Aun así, ambas actuaron como si se creyesen sus propias mentiras y sonrieron conformes.
Justo en ese momento se escucharon unas voces provenientes del exterior de la sala.
Extrañada, Harley esquivó a Deanna la cual estaba justo delante de la puerta, y salió de la enfermería, viendo a lo lejos a unas cuantas personas discutiendo sobre algo. Al ver a algunos miembros del grupo de Rick, decidió acercarse.
—¡Ahí fuera debéis obedecerme! —oyó que le gritaba uno de la comunidad a Glenn.
—Sí, ¿no? Para que nos pase lo mismo que a los otros —se mofó él.
Harley llegó por fin a donde estos dos se estaban peleando. Estaban rodeados de otras dos personas del grupo de Rick, de los que todavía no sabía sus nombres, y varios de la comunidad.
De modo amenazante, el hombre que estaba hablando con Glenn dio varios pasos hacia él y acercó su cara a la suya.
—Repítelo —le susurró, provocandole.
—Déjalo Aiden —le pidió una chica de pelo negro. Una de las del grupo de Rick.
—No pasa nada, Tara... —susurró Glenn.
Aiden dio otro paso hacia él, esperando su respuesta.
—Eh —intervino Harley, dando un paso hacia ellos dos. Miró al Aiden y luego a Glenn—. ¿Qué está pasando?
—No podemos quedarnos aquí, Harley —le contestó—. Esta gente son unos salvajes. Matan a los suyos.
—¿Y qué, eh? —inquirió Aiden—. ¿Tenéis miedo de lo que os podamos hacer? Ni siquiera deberíais haber entrado.
—Estamos aquí porque nos necesitáis.
Ese comentario le molestó a Aiden, porque cerró los ojos y luego se fue contra Glenn, levantando el puño para pegarle.
Glenn pudo esquivarlo con facilidad y le devolvió el golpe que Aiden iba a darle, haciendo que este último cayese al suelo.
En ese momento, dos de la comunidad fueron hacia Glenn, preparados para pelear contra él por haber pegado a Aiden.
Harley le dio una patada en el estómago al primero que llegó y éste cayó al suelo. Una vez ahí, se agachó y posó su rodilla sobre su garganta mientras cogía sus manos para mantenerlo completamente quieto.
Vio que justo a su lado había aparecido Daryl y estaba sobre el otro que había ido a atacar a Glenn. Tenía sus manos posadas sobre la garganta de él y estaba apretando con fuerza. El pobre hombre debajo de él ni siquiera podía respirar.
—Daryl —le llamó Rick, quien también acababa de llegar. Harley levantó la cabeza para mirarlo. Estaba intentando quitar a Daryl de encima del hombre—. No hagas eso.
—Díselo a él —murmuró entre dientes.
—¡Aiden! —gritó Deanna al llegar cuando este volvió a levantarse—. ¡Para!
Daryl finalmente dejó libre al hombre.
Al rededor de aquella escena, se encontraban un montón de personas observando, tanto del grupo de Rick como ciudadanos de aquella comunidad. Esa situación hacía que todos ellos desconfiasen cada vez más. Nade se fiaba de nadie.
Aquello no iba nada bien.
Harley sintió un mano sobre su hombro y levantó la cabeza para mirar a Rick. Él no le dijo nada y ella no movió ni un solo músculo. Simplemente le miró fijamente durante unos segundos, para luego bajar la mirada al hombre debajo de ella.
Su cara se había vuelto roja por la presión de la rodilla de Harley sobre su garganta, la cual le dificultaba la respiración. Además, se movía bajo ella para intentar escapar aunque, por más que lo intentaba, Harley no hacía más que apretar el agarre en sus muñecas para que dejase de moverse.
—Harley —susurró.
Ella siguió con la mirada fija en el hombre, hasta que finalmente soltó sus manos con brusquedad y se levantó.
Deanna la miró por unos segundos, para luego pasar la vista por todas las personas que se encontraban allí.
—¡Escuchadme todos! —gritó—. Harley, Rick y los suyos forman parte de esta comunidad igual que nosotros. Como iguales. ¡¿Entendido?! —la mayoría de los que estaban allí asintieron levemente, aunque en el fondo no estaban conformes con todo aquello—. Bien... —Deanna giró la cabeza y miró a Aiden—. Luego hablaré contigo.
Tras aquello, todos empezaron a irse del lugar.
Allí solo quedaron Rick, Daryl, Michonne, Harley y Deanna.
Esta última se giró para mirar a Rick con una sonrisa.
—¿Qué pasa? —preguntó él.
—Ya tengo el trabajo perfecto para ti —Rick ladeó la cabeza—. Quiero que vuelvas a ser policía. Eso es lo que eras. Y sigues siéndolo —miró a Michonne—. Y tú también. ¿Aceptáis?
Rick bajó la cabeza y sonrió. Luego miró a Harley, la cual asintió. Él se remojó los labios antes de hablar.
—Vale.
Daryl dio un bufido de desaprobación y se dio la vuelta, alejándose de todos ellos.
Harley lo miró hasta que luego volvió a mirar a Rick.
Había aceptado que se quedarían allí.