¿Es en serio? (Yaoi-Gay)

By sacchy

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[[EDITANDO Y ARREGLANDO ERRORES]] Benjamín es un estudiante que está por terminar la secundaria. Su padre e... More

AVISO
¿Es enserio? (Yaoi-Gay)
Prólogo
1#: A mí no me ganas fácil
2#: Patada de... ¿suerte?
3#: Sueños acosadores.
4#: Conociendo al Coyote
5#: Hermoso día, horrible
6#: Día rojizo
7#: Viernes de sorpresas
8#: ¿Cita?
9#: Te amo.
10#: Luna
Ojos negros [Especial medio corto]
11#: Mi propio enemigo
12#: Recuerdos imparables.
13#: Miroirs... brisés
14#: Elisabeth L'amore
15#: La curiosidad mata...
16#: El amor llega solo... ¡PERO NO BROMEES!
17#: La verdad... duele.
18#: Cambiando gustos
20#: Jorge Greenwirk
21#: La vergüenza del pasado
22#: Todo... ¿se acabó?
23#: Los cursis, ¿ganan? [Final]
Extra#: Antes del comienzo del fín
Especial#: Día de San Valentín
Especial2#: Benjamín, el Grinch
SEGUNDA PARTE♥
Nueva historia :DD

19#: Plan... ¡¿J.G?!

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By sacchy

B e n j a m i n

Tocan las 23:50 pm y aquí nos encontramos. Disfrazados. Sebastián y yo, los dos vestidos... algo raro. Mi papel es un vagabundo golpeado. El de Sebastián un empresario narigón y el de Jules... algo que no escuché muy bien, ya que cuando lo confesó no escuchamos muy bien. Elisabeth estaba caminando en círculos.

—¿Dónde está Jules?—Preguntó Sebastián con su disfraz. Era algo sencillo, pero ocultaba su cabello en una calva y tenía barba. También llevaba lentes oscuros, como los mafiosos de las películas de acción.

—No lo sé—Me encojo de hombros—Debería estar aquí.

Elisabeth suspira. Ella es la única que no está disfrazada, bueno, así es el plan...

—Benjamin—Una voz femenina susurra en mis oídos para luego lamerlos. "Ella" sea quien sea me está abrazando y estoy sintiendo unos grandes pechos... Me sobresalto al darme cuenta.

Me doy vuelta y veo a una muchacha muy bonita. De cabellos rubios hasta la cintura, con una camisa blanca, chaleco negro, corbatín de moño, shorts negros y medias largas hasta cinco dedos debajo del short. Ellas estaban sostenidas como un cable negro con... ¡¿LAS BRAGAS?!

—Perdón... ¿te conozco?—Pregunté algo dudoso. Aparte me miré unas tres veces a el espejo y me vi irreconocible, ¿Cómo es que ella...?

La señorita Mr. pechos, asiente.

—¿Jules eres tú...?—Pregunté a carcajadas. Dios, era una mezcla de Jules con una ¿prostituta?

Los tres comenzamos a reírnos. Jules hizo un puchero y habló con su voz normal.

—Es un poco complicado... tenía que vestirme así para no levantar sospechas.

—¿Y los JAJAJAJJAJA, los...—Sebastián no podía parar de reír—los pe... AJAJJAJAJA?

—Ah, los pechos...—Jules se los toca como si fueran pelotas los levanta una y otra vez. Si fuera una mujer sería demasiado raro.—Son falsos, pero parecen reales, ¿no?

Elisabeth paró su risa de golpe haciendo que la miráramos. Ella colocó su mano en su mentón y miró a Jules de abajo para arriba. Se acerco a él, levantó una mano y ¡TOCÓ UNO DE SUS PECHOS!

Sebastián y yo comenzamos a reír nuevamente. Que suerte que estábamos escondidos, si no...

—Sí, parecen reales.— Admitió ella.

—¿Cómo lo sabes?, si tu ni siquiera tienes...—Habló Jules. Haciéndonos reír aún más fuerte. Elisabeth nos miró con mirada malvada y nos golpeó a los tres en la cabeza, haciéndonos quejar por el dolor.

—Bien... ¿empezamos?—Sebastián preguntó, realmente su aspecto daba de alguien adinerado. Barriga grande (falsa), barba, calvicie...

Todos asentimos y nos vamos a nuestro puesto. Claro, no sin antes de un "acontecimiento". Jules me abrazó por la cintura y me besó en la barba falsa.

—Aún así, eres el más guapo de todos—Me sonrojé.

—Sólo vete, ¿sí?—Moví mi mano espantando moscas.

—Te veo luego.—Asentí y me adentré en el callejón al lado del restaurante. Este lugar aún me daba escalofríos.

Saqué la botella de vino y me senté contra la pared. Se supone que era un vagabundo o algo por el estilo que está borracho.

—Hey, tú—Un hombre matón me habló.—Mueve tu trasero de aquí.—Me levanté como si estuviera mareado y me abalancee hacia él. Metí las manos en sus bolsillos sin que se diera cuenta y tomé las llaves.

—Mmsspiww..—Murmuré cualquier palabra. Él me empujó y me caí.

—Vete antes que te patea el orto. 

 Me levanté y me fui. Me dirigí hacia unos arbustos y me quité el disfraz.

—Ya las tengo.—Advertí por el microfono el cual escucharían todos.

E l i s a b e t h

—Está bien.—Dije a Ben. Ahora era mi turno...

Fui entre los arbustos y Ben me dió las llaves.

Me dirigí hacia el restaurante.

—¿Madmoiselle L'amore?—Uno de los guardias de Jack ya estaba dentro del restaurante, seguramente vigilando.

—Oh, ¿qué tal?—Pregunté. Tenía que estar encubierto, si me descubrían todo se iría... a mejor no decirlo.—¿Puedo sentarme aquí?—Pregunté corriendo una silla a un lado de él.

Él asiente mirándome fijamente.

Mi parte del "plan" era dsitraer a la cabeza de los matones. No recuerdo como se llama, pero se supone que no tiene una mano, y estoy frente a él señores.

—¿Cómo está usted?—Pregunta.

—Oh, muy bien, ya sabes... planeando el matrimonio, el color del vestido y esas cosas.

—Oh.

—¿De qué color cree que deberían ser las flores?—Mientras más preguntas hacía mejor era.

—Pues... no lo sé.

—¿Quiere tomar algo?, yo invíto. Mis padres me dan bastante dinero, ¿sabe?—Él asiente y sonríe.

—Creo que debería ser yo el que invite...

—Oh, no se preocupe. ¿Puede llamar a una camarera?—Él asiente.  Llama a una de las chicas y aparece Jules.

J u l e s

Luego de que me despidiera de mis queridos acompañantes, fui a la cocina y les dije a todos que Jack les ha dado el día libre. Suerte que eran todas mujeres, claro, menos los mayordomos que eran los "matones" de mi padre.

Tuve que dar algunos golpes a ellos, claro está. Primero seduciéndolos y luego golpearlos. Debe ser muuuuuuy fácil ser mujer seguro.

—¡Mesera!—Ahí entro yo. Rey llama a una de las chicas...

Tomo un anotador y una lapicera. Y camino hacia el zurdo y hasta Elisabeth con paso seductor.

Me relamo los labios y con voz coqueta pregunto.

—¿Cuál es su orden?—Pregunto. Él me ve de arriba para abajo y asiente lentamente. Lo tengo atrapado.

—Queremos dos tostados por favor—Elisabeth respodió, bien así es. Yo asiento y miro a Rey.

—¿Quiere algo más?—Pregunto.

—Pues...—él se levanta. Y mira a Elisabeth—Veré si hay algo para beber—Elisabeth asiente.

Rey coloca sus manos en mi cintura y me da empujoncitos hacia la cocina.

—¿Eres nueva en el menú?—Pregunta a susurros en mi oído. Sus manos suben hasta llegar a mis pechos. Hago que suelto gemidos. Él me atrae más a su cuerpo. Sólo un poco más...

Sus labios bajan hasta mi cuello mordiéndome fuerte. Oh no.

Tomo una de sus manos y le hago una llave. Él me muere más fuerte. Mierda. Tomo su otro brazo y lo doy vuelta, quedando boca arriba. Sin más coloco un brazo alrededor de su cuello y lo aprieto hasta que deje de respirar. No voy a tener compasión con nadie hasta que muera.

Rey deja de respirar y suelto mi brazo de su cuello. Inconscientemente llevo una mano hacia mi cuello. Su mordida fue mala.

Voy nuevamente con Elisabeth, ella extiende las llaves hacia mi y yo las tomo. Con estas puedo ir al sótano, donde estarán todos los cargamentos de armas, claro, luego de un gran laberinto de pasillos. Que suerte que vi el plano...

Suspiro.

Me saco la peluca y corro hacia las escaleras.  Abro con llave y corro hacia mi destino.

Izquierda. Derecha. Derecha. Izquierda. Derecha. Izquierda. Dos puertas.

Abro la puerta con la llave correspondiente. Abro la puerta color café. Allí se encuentran muchas cajas empolvadas. Abro una y me encuentro con una 9 mm. Oh lalá. La tomo entre mis manos y espero alguna señal de Sebastián.

—Aquí todo listo.—Aviso antes. Me agacho detrás de varias cajas y espero que el pelirrojo venga con los agentes matones. Veo mis manos por un momento. ¿Estoy preparado para tener sangre de mi padre en ellas?, no lo sé realmente, pero prefiero dar su vida por la de mi madre, la de Ben y de Elisabeth.

Se b a s t i á n

—Llegaron.—Ben advirtió desde su escondite. Suspiro. Es mi maldito momento. Debo de "hacer trato de tráfico" con el padre de Ben. ¿Algo asustadizo?, no. Bueno, si.

Camino hacia el oscuro callejón dónde vi a Benjamin en un cuarto.

Ahora mismo se encuentra la camioneta negra sin patente que estaba antes. Allí dos hombres están descargando varias cajas.

—¿Quién es usted y qué hace aquí?—Pregunta. Que suerte. Español. Amor al español, señores.

—Hi.—Hablo inglés y español.—My name is Carl Steven.

—Español y francés por favor. No tengo tiempo para meterme un diccionario en el orto.

Asiento y sonrío, acento inglés...

—Hola. Mi nombre es Carl Steven. Vengo a hacer un trato con el ¿Sr. Jack?—Hago que reviso mi teléfono.

—¿Qué clase de trato?—Uno de ellos escupe.

Sonrío ampliamente tratándo de que sea una sonrisa malévola.

—Tratos. He oído de hablar de...—Mierda. Olvidé su nombre...—Percy, Lercy...

—Oooooooh, Clercy—Asiento lentamente. Los dos matones me miran fijamente.

—Es un buen amigo mío. Necesito unos juguetitos para...—Entrecierro los ojos y miro de un lado a otro como si no quisiera testigos—Niños malos.

Los dos se ríen.

—Estamos ahora mismo con un cargamento. Nuestro jefe se encuentra a dónde llevemos estas preciosuras. Por favor, síganos.

"¿Jefe se encuentra dónde están las armas?"

Mierda. Espero que Jules haya algo al respecto, o se haya escondido o algo, si su padre lo ve... estará todo perdido.

Los sigo hasta que estamos en la cocina. Uno de ellos-el que en ningún momento habló-estaba revisando sus bolsillos. A cada momento se desesperaba. 

—¿Perdiste las llaves?—Preguntó uno. Bien. Ben hizo su trabajo perfectamente.

—Estaban aquí hace un rato...—Él abrió los ojos como platos. Y escuché que apretó la mandibula.—Ahora vengo.—Dejó la caja-eran dos en total- a disposición de su compañero. Su "compañero" suspiró.

—Toma un momento.—Dejó las dos cajas muy pesadas en mis manos y sacó su propia llave. Abrio la puerta sin ganas y tomó nuevamente las cajas, caminamos por unos largos pasillos.

Izquierda. Derecha. Derecha. Izquierda. Derecha. Izquierda. Derecha. Una puerta.

Algo está mal... Jules me hizo memorizar todo de memoria y claramente me llevó hacia una derecha más y sólo una puerta.

Me paro abruptamente.

—¿Ocurre algo?— Pregunta. Niego con la cabeza, debo seguir el plan. Él deja las cajas en el suelo y saca sus llaves nuevamente. Un chirrido suena en su auricular-dónde seguramente está hablando con el otro matón-y sonríe pícaramente.

—Sigamos.—Abre otra puerta y a los dos pasos de adentro observo el ambiente. El piso está alfombrado con piel, sintética seguramente. Cinco faros se encuentran en el techo alumbrando totalmente la sala. Esta está constituida por unos diez metros por veinte de largo. Aquí claramente pueden entrar unas veinte o treinta personas sentadas. Los únicos muebles que se encuentran son una mesa de unos siete metros con veinte sillas de tablón de cerezo. Al final de la larga mesa, se encuentra un hombre con una copa de champagne. Sus ojos son celestes. Y una gran cicatriz recorre su rostro.

El padre de Jules.

—Hello my compañero—Grita burlándose de un tono inglés. Lo compadezco. Me inclino hacia él como si fuera un rey-lo que seguramente quiere- y asiento hacia la silla más cercana que tengo.—Claro, toma asiento.

Tiro la silla hacia atrás y respiro hondo al oír el chirrido de la silla contra el piso. Él se da un tiempo para tomar un sorbo de su copa. Las paredes moradas resaltan la luz amarillenta como si fuera un lugar terrorífico, lo que para mi... realmente lo es.

—Bien. ¿A qué vienes aquí...?—Hace señas a su hombre. Ahora que lo pienso sólo somos nosotros tres. ¿Por qué no tendrá tanta seguridad como Jules dijo?, eran unos cinco hombres que digamos.

—Quiero hacer un trato.—Le digo firmemente con el mismo tono inglés que practiqué durante días.

Él hizo una seña para que prosiga.

—Unos de tus cuantos juguetitos por dos millones.—Jack-como se supone que se llama-sonríe maliciosamente.

—Oh. Bien, sólo si haces algo por mi... para ver tu confianza, por supuesto.—Asiento lentamente. Mantén la cordura. Mantenla. Mantenla.

Jack hace un chasquido y su hombre levanta las cajas sobre en el medio de la mesa, a unos cuantos metros de mi y de él. Abre una caja y lanza el contenido en la mesa. Unas veinte armas caen en la mesa haciendo eco. Todas del mismo tipo unas Glock 22 generation 3, unas de las mejores. El hombre me lanza una y la atrapo. Puedo notar libremente que NO está cargadas al igual que las otras debido a su peso. Algo bueno.

 El hombre deja las armas allí y se queda parado como un soldado, firme. El jefe habla.

—Trae al marica.—¿Marica?, ¿de quién rayos está hablando?. "...no te olvides contar con tu amigo marica", las palabras de Ben estallan en mi cerebro, ¿lo atraparon?, ¿qué?, ¿el plan falló?. Me pongo nervioso. Pasan varios minutos hasta que el hombre vuelve abriendo la puerta de una patada, me sobresalté al escucharlo, pero Jack no. Definitivamente estaba acostumbrado. El matón traía en sus manos a...

—¿Jules?—Pregunté. Lo cuál alarmó mucho a el "jefe".

—¿Lo conoces?—Sigue el plan maldición, plan, plan y plan. Aunque necesitaría un maldito plan B.

—Oh sí... por lo diarios.—Sonreí. Mis palabras salieron nerviosas, pero Jack negó mi tono ya que se notó que él se creyó mi teoría. El hombre que lo sostiene lo tira al suelo. Al principio parecía inconsciente-y como no, debido a que su cara está molida en golpes y se sostiene la costilla, seguramente rota- pero al rato comenzó a moverse del dolor.

Jack se levanta y camina hacia Jules, los dos están completamente a unos dos metros de mi. Debido a que el hogar (chimenea) está apagada, una brisa pasa por mi espalda. La habitación se está volviendo fría.

Su padre me lanza una caja de municiones-la cual coloco rápidamente con dedos sudorosos- y le toma del mentón como si fuera una bolsa de basura y comienza a hablar.

—Vamos, no creíste que en verdad no te estaba vigilando de cerca, ¿o no?, hasta tus calzones tienen micrófonos, por favor, no creíste que sería tan estúpido de dejarte libre.—Jules abre los ojos al igual que yo. ¿Sabe todo el plan?, ¿Este es el maldito fin para nosotros?

Jules me mira con compasión. Sé lo que quiere. Levanto el arma y apunto directamente a la cabeza de Jack, él se estremece.

—Aléjate—Ordeno. Él me mira y sonríe.

—Vaya, vaya. El pelirrojo tiene agallas—Mueve su mano como espantando moscas y lo único que logro escuchar luego son unos pasos rápidos. Me coloco contra la pared aún apuntando a la cabeza del jefe. Si hace un movimiento en falso, sabe que está muerto.—Vamos como era... Ah sí, Sebastián. No querrás que alguien salga herido...—Mira a Jules—Bueno, más de lo que están. Sólo déjame a este maldito crío y puedes irte como un conejillo con Benjamin y Elisabeth.—Niego con la cabeza.

—Supongo que si sabes mi nombre, también debes saber que fui uno de los mejores en puntería en la escuela de Mighton de Inglaterra. ¿Cierto?—Cualquier rastro de su sonrisa maliciosa desaparece. Chasquea su lengua. El único matón me está apuntando también, pero al estar más cerca de la victima-si es suficientemente inteligente-sabe que sería más rápida la muerte de Jack que la mia.

La puerta se abre fuertemente nuevamente y entran unos cinco hombres. Jack toma ventaja y se levanta. Los hombres me rodean apuntándome. Él aplaude y sigo apuntándole, un círculo se formó alrededor de Jules, su padre y yo. Miro mis oportunidades. 1. Matar a el jefe. 2. Morir en el intento, lo cuál seguro haré aún si no disparo.

—Tráiganlos.—Ordena. Me quedo incompuesto. ¿A quiénes?.

—¡Suéltenme malditos!—Soplo. Ben.—¡Se hará justicia! ¡Estúpidos!—Gritaba.

Dos hombres más entran en la ronda. Uno-el que vi cargando las cajas-lleva a Ben en sus brazos casi ahorcándolo y otro lleva a Elisabeth. Por lo menos ella no chilla...

Los ponen de rodillas y apuntan a su cabeza.

—Si me matas a mi, ellos no dudaran en dispararte a ti, y a ellos.—Sonríe. No tengo ninguna maldita opción, tiro el calibre y levanto las manos hacia arriba y me tiro al suelo.

—Bien, bien.—Los hombres me ponen unas esposas al igual que a todos. Y lo último que veo es un puño cerrado directo hacia mi cara.

J u l e s

Mi padre nos pone en celdas en el sótano. Todos estamos esposados, hasta Elisabeth, que ni siquiera tocó un arma o golpeo a alguien-fuerte- en la cara alguna vez.

Suspiro.

—¿Este es el fin, verdad?—Pregunta Ben. Mi costilla derecha me está matando, seguramente la debo tener rota. Pero no tenía posibilidad contra cinco hombres armados hasta los huesos.

—No digas eso.—Respondo. Me acerco hacia él, sentándome a un lado suyo. Por suerte nos pusieron a todos juntos. Ben apoya la cabeza en mis piernas. Me inclino y le beso la frente. LO besaría en los labios, pero las esposas y mi dolor lo impiden.

—Todo fracasó.—Repite Elisabeth. Su mirada está perdida en Sebastián inconsciente. Su mirada enamorada está totalmente herida y perdida.

—Deberías confesarte ya entonces.—Le digo, si este era su fin, no quiero que lo haga con secretos. Ella suspira.

Ben se levanta y sonríe. Camina hacia Sebastián y lo patea en los hombros despacio hasta que despierta.

—¿Ya morimos?—Pregunta.

—Para tu mala suerte, aún no.—Responde Ben. Sebastián mueve su cabeza.

—Fin del mundo, bro. Por lo menos apunté a alguien malo como Tris o Cuatro.—Ben asiente. ¿De qué carajos hablan?. Elisabeth tampoco sabe de que están hablando.

—Hora de confesiones—Sonrío. Ya es hora bro. Sebastián me mira con cara de dudoso y luego a Elisabeth. De Elisabeth a Ben y luego al suelo.

—Vamos, no tenemos todo el tiempo del mundo.—Elisabeth me mira y asiento.

—Esta bien. Sebastián me gustas, pero no como amigo, te amo.—Uuuh, muy directa. Aunque creo que recién se dio cuenta de ello, ya que se volvió totalmente un tomate, al igual que él. Un poco corto el discurso. Ben estuvo hasta semanas con eso, y sólo me lo dijo cuando clavé mi entrepierna en él.

Sebastián se coloca a su lado y la besa en la mejilla.

—Y-yo... también.—Responde. Elisabeth lo mira fijamente como estudiándolo. Se levanta y lo besa en los labios.

—Esa es mi hermana—Digo. Ben me mira con cara "ya se a quién salió". Dios. Esto sería un buen momento si no nos quedaran sólo minutos, u horas de vida o hasta tal vez segundos.

Ben se inclina sobre mi y me besa con ira. Amo estos momentos. Se separa de mi y habla.

—Si tan solo no tuviera estas malditas esposas.—Dijo. Reí con él y me encogí de hombros.

—Definitivamente te violaría.—Él se sonrojó. Por fin soy yo el que hace sonrojarlo.

—Esto es totalmente tierno.—Una voz conocida habla a través de las rejas. Todos miramos hacia esa dirección.

—¿Q-qu-queeeeeeeee?—Ben grita. Pero el hombre de allí... hace un gesto de silencio.

—Voy a sacarlos de aquí.—Saca un arma y apunta al cerrojo. Da en el blanco en la primera, ¿desde cuándo?, ¿por qué?... Tengo tantas preguntas que de seguro si me preguntaran por mi nombre diría el de él.

—¿Que haces aquí?—Le pregunta Ben. Él solo niega con la cabeza.

—Luego te explicaré toda mi vida, ¿sí?. Ahora no tenemos tiempo, hijo.—Jorge Greenwirk. Nos está ayudando con un arma en la mano, el hombre más amable que ni siquiera mataba una mosca disparó un arma.

¿Es enserio?

Hola chicos, espero que les haya gustado y lamento el retraso. Aquí en buenos aires hubo una tormenta y estuve un tiempo sin internet, pude conectarme desde el celular por vía Movistar, pero era imposible escribir con eso.

Bueno, ahora la cosa es que faltan muy pocos capítulos para el final, lo que me lleva a una conclusión.

Ahora los capítulos se publicaran una vez a la semana. Cada día miércoles, habrá un nuevo capítulo-espero que también largo-.

Por si no entendieron el título "Plan... ¡¿J.G?!" de plan significa a el plan normal y J.G signifia Jorge Greenwirk, el padre de Ben.

Los quiero mucho y gracias por leer.

Pregunta: ¿Cómo creen que sería Jules mejor?, ¿mujer o hombre? e-e

Imagen: de Jules xdddddd

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