El Soldado Del Viento

By Elena_Ansan

112K 6.7K 638

Finales de la Tercera Guerra Mundial. En una España completamente desolada por la guerra, los soldados americ... More

Prólogo.
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29.
Capítulo 30.
Capítulo 31.
Capítulo 32.
Capítulo 33.
Capítulo 34.
Capítulo 35.
Capítulo 36.
Capítulo 37.
Capítulo 38.
Epílogo.

Capítulo 12.

3.1K 178 20
By Elena_Ansan

*Nota de la autora: Holaa! Os traigo un capítulo bastante largo,, asíq eu yo creo que merecerá la pena la espera.

Quería comentaros que estoy pensando en hacerme un twitter solo para las novelas que tengo. No es seguro, pero sería para hablar de las novelas, informaros de cuando subo capítulos, etc. Si al final me lo hago os avisaré :)

Muchísimas gracias por los votos y los comentarios, que me alegra mucho que leaís esta novela, así que sin más os dejo el capítulo!

Besos (LL.

La nochevieja se acercaba y tenía que empezar a buscar algo para cenar y sobre todo encontrar uvas. Era una tradición y yo quería seguir con esa tradición a pesar de que fuera muy difícil encontrar uvas hoy en día.

Había quedado con Alex y me dirigía al Parque del Reloj donde como siempre había varios soldados.

Todavía iba con las muletas pues quería recuperarme cuanto antes y llevaba casi una semana sin ir al trabajo.

-Hola.- me saluda Alex e inmediatamente me doy cuenta de que no para de mirar las muletas.

-Hola.

-¿Qué te ha pasado?

-Nada importante, me caí y me hice daño en la pierna.

-Tuvo que ser una gran caída.- dice evaluando mi expresión ya que no se cree nada de lo que le he dicho.- ¿Has ido a ver a un médico?

-Lo fue. Y sí, he ido a ver a un médico de confianza.- respondo intentando sonar segura. Pero queriendo cambiar de tema cuanto antes.- ¿Qué tal estás?

-Bien. Todo bien. ¿Y tú?

-Bien también.

Nos pasamos un rato contándonos cosas que nos han pasado los últimos días y sobre las Navidades.

-Alex, me preguntaba si tú habías conseguido uvas…- le digo un poco cabizbaja pues no quiero que se piense que soy una aprovechada o que solo le quiero por interés.

-Sí, mi tía tiene una vid y este año ha tenido muchos racimos. Si quieres puedo conseguirte unos cuantos racimos, ya sabes que mi madre movería cielo y tierra con tal de verte feliz.

Sonrío tímidamente, es verdad Marta y yo tenemos una conexión especial. Se llevaba muy bien con mi madre, y cuando ésta murió me consoló y me dio comida para mí y para mis hermanos.

-Te lo agradecería mucho. No he podido encontrar ningún racimo por los mercados.

-Vale, pero creo que mi madre querrá dártelo personalmente además también quería felicitarte el nuevo año.

-Entonces iré a tu casa.

-Bueno, y si quieres traer a tus hermanos no dudes en hacerlo. En mi casa hay sitio para todos vosotros.

-De acuerdo, iremos los tres.

-¿Mañana?

-Mañana.

-Vale, entonces nos vemos mañana.- dice Alex sonriendo y poniéndose en pie.

-Sí.

Alex me da un abrazo de esos que trasmiten tantas emociones y te hacen sentir viva. Aunque por supuesto se me hace demasiado corto. Son tiempos difíciles y tener a alguien como Alex en quien confiar se agradece.

-Alex, -digo antes de que se vaya demasiado lejos.- ten mucho cuidado por favor.

-Lo mismo digo.- dice guiñándome un ojo.

Sonrío aunque yo lo decía por el hecho de que el es un soldado y está en peligro todo el tiempo. Bueno, todo el mundo estamos en peligro.

Vuelvo a casa siendo observada por todos los soldados que miran como voy extremadamente lenta por mis muletas. Cuando llego a casa me encuentro a mis hermanos jugando a algún juego que Matt se ha inventado.

-Hola chicos.

-¡Hola Annie!

-¿A qué jugáis?

-A americanos y españoles.

Mi cara se frunce en un ceño. No creo que ese juego sea precisamente bonito.

-¿Y de qué trata?

-No lo entenderías Annie.- dice Matt sonriendo tontamente.

-¿Repite eso si te atreves?- digo mientras me acerco a él sigilosamente.

-He dicho que no lo entenderías.

Me tiro sobre él mientras le hago cosquillas y él empieza a gritar y a retorcerse mientras Rose huye intentando librarse de mí.

-¡Luego voy a por ti Rose!- digo por encima de los gritos de Matt.

-¡No!- chilla ella corriendo hacia nuestra habitación.

-¡Para! ¡Para por favor!- grita Matt.

Dejo de hacerle cosquillas y me levanto dispuesta a ir a la habitación. Aunque siento que mi pierna esta adolorida por tirarme al suelo. Pero ahora poco me importa mi pierna. Solo quiero ver a mis hermanos felices y riendo.

Voy a nuestra habitación para encontrarme a Rose escondida en el armario.

-Ven aquí. Solo te voy a hacer un poco de cosquillas. Soy el monstruo de las cosquillas y me alimento de cosquillas.

-¡No! ¡No quiero!- dice riéndose.

La cojo en brazos, la saco del armario y la dejo sobre la cama mientras ella se mueve intentando librarse de mí. Pero la empiezo a hacer cosquilla y empieza a gritar pero es un grito de felicidad. Y eso hace que mi corazón duela menos.

-¡¿Qué demonios es todo este jaleo?!- se oye la voz de mi padre mientras entra en casa.

Matt viene a la habitación y yo paro de hacer cosquillas a Rose. Salgo de la habitación sabiendo que mi padre necesita una explicación y no va a parar hasta conseguirla.

-Lo siento, ha sido  mi culpa- digo sin mirarle a los ojos.

-¡Esto no es un gallinero! ¡No podéis gritar así en mi casa! ¡¿Entendido?!

-Sí.

Vuelvo a la habitación. Mis hermanos están jugando al juego de americanos y españoles otra vez. Yo decido ponerme a estudiar un poco aunque con mis hermanos jugando va a ser imposible. En un momento dado oigo a Rose decir:

-Te quiero, Gavan.

Me quedo quieta y sigo escuchándoles. Entonces Matt dice:

-Yo a ti no, Annie.

-¡No digas eso!- grita Rose.-  Sí que la quiere.

Están hablando de Gavan y de mí. No sé si reírme o llorar. ¿Por qué están jugando a eso?

-Pero no quiero decir eso.- se queja Matt.- Es muy cursi.

Oh, mi pequeño hombre. Una pequeña carcajada sale sin permiso de mi boca. Rose se me da la vuelta y me mira.

-¡A qué si que te quiere!

-Rose, no digas tonterías.- digo intentando no reírme para que no se enfade.

-¡Pero es la verdad!

El ruido de la radio me desconcentra. Mi padre debe de estar escuchando las noticias, y la tiene demasiado alta. Así va a ser imposible estudiar.

-“Últimas noticias: Hoy ha habido varios levantamientos del pueblo español por diferentes zonas de la península. Las ciudades con más número de muertos han sido Madrid, Barcelona y Bilbao. Por desgracia en lo que respecta a nuestra comunidad autónoma la ciudad más perjudicada por estos levantamientos ha sido la nuestra. Con la cifra de ciento cincuenta muertos y trescientos heridos.”

Siento como todo mi cuerpo se tensa. Nuestra ciudad era la que más muertos y heridos había tenido en la comunidad y eso que somos de las más pequeñas. No sé porque pero tengo un mal presentimiento. Tantos muertos y heridos… seguro que alguno de ellos es conocido.

Estoy por ir a visitar a Carla y a Noe pero entonces mi padre empieza a quejarse de que tiene hambre así que solo puedo rezar porque estén bien y ponerme a hacer la cena.

Antes de irme a dormir me doy la pomada sobre mi muslo y rezo una última vez por los que han sufrido alguna desgracia en el levantamiento. No es que sea muy cristiana pero en estas ocasiones necesito creer que alguien superior acompaña a los desgraciados.

A la mañana siguiente me levanto temprano y lo primero que siento es que herida ya no duele tanto. Camino hasta la cocina sin muletas y aunque voy bastante despacio lo consigo.

Preparo el desayuno para todos y decido que iremos a comprobar que Noe y Carla están bien y luego iremos a casa de Alex a por las uvas y así ver si él también está bien.

Después de desayunar mi padre se va a trabajar y nosotros nos vamos a casa de Noe.

El camino hacia casa de Noe se me hace eterno, solo necesito que está bien pero sigo con el presentimiento de que algo malo ha pasado. Quizás no, y sean tonterías mías pero prefiero asegurarme.

Al llegar a casa de Noe llamo a la puerta. No oigo a nadie y me empiezo a poner más nerviosa.

De repente la puerta se abre y me encuentro con su madre al otro lado.

-Hola Annie.- dice ella alegre.- Pero mira a quién tenemos aquí, ¡si también han venido Rose y Matt! ¡Qué alegría veros!

Suspiro aliviada al ver su sonrisa. Todo está bien.

-Hola. ¿Está Noelia en casa?

-Sí, y Carla también. Están en su habitación. Entrar en casa.

Carla también está allí. Están las dos bien. Siento como mi corazón empieza a calmarse al igual que todo mi cuerpo.

Entramos en la casa. No es muy grande, pero es de las que mejor se conservan de toda la ciudad. Solo hay unas pequeñas grietas en la pared.

-¿Os puedo ofrecer algo de comer?

-Gracias señora Sánchez, pero no hace falta. Solo quería hablar un momento con Noelia.

-De acuerdo.

La madre de Noelia nos acompaña hasta su habitación aunque ya me conozco el camino.

Abre la puerta y veo a Noe y a Carla sentadas en la cama y charlando tranquilamente. En cuanto me ven sonríen y Noe es la primera en decir:

-¡Annie! No te esperaba. ¡Anda, pero si vienes acompañada!-Noe se agacha y saluda alegre a mis hermanos. Luego se levanta y dice en un tono bajo evitando llamar la atención de los demás.- ¿Va todo bien?

Asiento y esbozo una pequeña sonrisa. Sí, era solo un mal presentimiento pero no ha pasado nada malo. Todos estamos bien.

-¿Queréis que os traiga algo de comer o de beber?- pregunta la señora Sánchez.

-No hace falta, mamá.

La madre de Noelia sale de la habitación y cierra la puerta.

-Chicos, contarme qué os ha traído Papá Noel.- dice Noe mientras nos sentamos al lado de Carla.

-¡Una muñeca!- exclama Rose agitando la muñeca entre sus manos.

-¡Ala qué bonita! Yo tenía una igual.- dice Carla.

-¿Y a ti Matt? ¿Qué te ha traído Papá Noel?

-Un coche de policía.

-¡Guau! Qué bien se ha portado Papá Noel, ¿no?

-¡Sí!- exclaman los dos.

-Y a Annie le ha traído un collar precioso.- añade Rose.

Las miradas de Carla y Noe me miran con los ojos abiertos y entonces Noe dice a mis hermanos:

-¿Sabéis qué? Mi madre tiene unas galletas deliciosas. ¿Por qué no vais a pedírselas y nos traéis unas cuantas?

Rose y Matt se miran dudosos pero luego asienten y salen corriendo de la habitación.

-¿Descubriste quién te regalo el collar?- pregunta Noe emocionada.

-Sí.

-¿Y a qué esperabas para contárnoslo?

-Es que no quiero que os penséis cosas que no son. Que os conozco.

-¡Cuéntanoslo!- exclaman las dos casi gritando.- ¡Venga, qué van a volver tus hermanos!

No quiero contárselo, se que me van a mirar raro y van a pensar cosas que no son verdad. Fue un regalo, nada más.

Suspiro pesadamente muy dudosa de decirlo y al final de mis labios se escapa el nombre en un susurro.

-Gavan.

Mis amigas abren más los ojos y se miran entre ellas casi apunto de gritar.

-¡Lo sabía!- dice Noe pero no le da tiempo a decir nada más ya que mis hermanos entran en la habitación con un plato lleno de galletas de chocolate.

Nos comemos las galletas mientras charlamos y mis amigas se dedican a mirarme y sonreír tontamente.

Sabía que no era una buena idea decírselo.

Al poco rato nos vamos ya que todavía tenemos que ir a casa de Alex. Nos despedimos prometiendo que volveremos a vernos muy pronto para contarnos todo. Aunque no hay nada más que contar.

No hay un largo camino desde la casa de Noe hasta la casa de Alex así que en cinco minutos estamos en su casa.

Llamo a la puerta y pasa bastante tiempo hasta que esta se abre. Es Rubén.

-Hola Rubén. ¿Cómo va todo?- le saludo con una pequeña sonrisa.

El ver que no me devuelve la sonrisa me extraña, es un chico muy risueño pero ahora tiene una expresión seria casi como si estuviera apunto de llorar.

-No muy bien la verdad.

-¿Qué ha pasado?- pregunto como siento como mi corazón se acelera.

-Es mi hermano. Ayer en el levantamiento le dispararon en un brazo y no tiene muy buen aspecto.

Intento mantener la compostura mientras el mundo se cae sobre mí.

-¿Puedo verle?

-Claro, seguro que le alegra tu visita.

Entramos en la casa y lo único que puedo pensar es en Alex.

-¿Sabes dónde está su habitación?- me pregunta Rubén.

Asiento débilmente.

-Si quieres me puedo quedar con tus hermanos.

-Sí, por favor.

-De acuerdo. Vamos chicos, tengo algunos juguetes viejos para vosotros.

Subo las escaleras rápidamente y abro la segunda puerta a la derecha.

Alex está en la cama apoyado en la pared pero no completamente echado. No tiene puesta ninguna camisa, con lo que primero en lo que me fijo es en que tiene una gran parte del torso y del brazo izquierdo vendado.

Tiene una expresión cansada con grandes ojeras y el pelo muy alborotado.

-¡Annie!- dice esbozando una pequeña sonrisa.

-Hola.- respondo mientras me acerco a la cama.

-Todavía cojeas un poco, ¿por qué no llevas las muletas?

-Porque me encuentro mucho mejor.

-Ven, siéntate aquí.- dice dando pequeñas palmadas en la cama.

Me siento junto a él apoyado en la pared tal y como él está.

Sé que no quiere que hablemos de su brazo ni de lo que le pasó, porque piensa que es fuerte y que no necesita ayuda de nadie pero aún así le pregunto:

-¿Qué tal tu brazo?

-Bien, tampoco ha sido para tanto.

-Alex, no tiene buena pinta…

-Tranquila, no te preocupes de verdad que estoy bien.

No me convencía para nada, yo lo veía mal. Muy mal.

-¿Te ha dado mi hermano los racimos?

-No, pero no importa.

-Bueno luego se los pides, ¿de acuerdo?

-Gracias, Alex.

Él me responde con una pequeña sonrisa y en un gesto fugaz entrelaza nuestras manos. No me opongo solo dejo que haga lo que quiera, si es que eso le hace sentir bien.

Nos quedamos así un rato, en silencio, sin hacer nada hasta que oímos el sonido de la puerta principal.

Me incorporo como si me hubiese despertado de un sueño.

-Será mi madre.- dice Alex.

-Yo…debería irme.

-Vale, pero no te olvides de coger los racimos.

-De acuerdo.- digo con una sonrisa.

-Mañana te vendré a visitar.

-Pero si es nochevieja.

-Da igual, vendré a ver como estás.

Alex sonríe ampliamente.

-Hasta mañana.

-Hasta mañana, Alex.

Bajo las escaleras y me encuentro con Marta dando besos a mis hermanos, parece realmente feliz.

-Hola Marta.

-¡Annie!- exclama mientras me da un abrazo.- ¡Qué alegría veros! ¿Has visto a Alex?

-Sí, he estado un buen rato con él. Y le he dicho que mañana volveré a ver cómo está.

-Gracias por preocuparte Annie.

-No hay de qué.

-Ah, por cierto aquí tienes los racimos.- dice dándome una bolsa con cuatro racimos de uvas.

-Muchas gracias, Marta.

-No tienes que darlas, Annie. Ya sabes que sois como de la familia. Si necesitas otra cosa solo dímelo.

Me despido de Marta y de Rubén. Y nos vamos hacia casa.

Rubén les ha dado viejos juguetes a Rose y a Matt. Rose no está muy contenta ya que todos los juguetes son de chicos, pero aún así está feliz por los regalos.

Continue Reading

You'll Also Like

31.9K 909 12
Un matrimonio... ¿destruido? Un accidente... donde algo ahí muere. Pasado pisado, dicen ¿no? Pues este no es el caso, aquí el pasado se hace presente...
24K 968 29
Su mama la maltrataba y cuando Dylan cumplio 10 años , su madre se mato enfrente de ella.. Dylan no es como las demas, ella es fria, egoista y de car...
2.9K 159 40
Espero que le guste a todas aquellas que son fans de Stephen James.
21.5K 1.7K 37
Selena Gomez es una chica estudiosa, callada, se podría decir que la típica chica buena, amaba aprender cosas nuevas, pero aspiraba mucho y sus padr...