El aire que exhalaba después de cada respiración, se evaporaba en el aire frío de la noche oscura, dejando ver nubes blancas que desaparecían, frotó sus manos y dejó salir una carcajada contenida, mirando hacia atrás las columnas del castillo desparecer tras la colina -¿Alardea siempre sobre sus dotes en fuga y evasión con sus invitados? -se burló el pelirojo, caminando cuesta abajo por el sendero de tierra, al compás del mayor, abandonando con cada paso el desafío que salir del castillo había suscitado
El príncipe Kim le miró divertido, con ojos centelleantes y la felina sonrisa en su rostro -No -contestó con simpleza -es algo que suelo guardar para mi -suspiró -en parte, gracias a que la mayoría de nuestros invitados, cuentan con más de 60 años -se burló, riéndose un poco y contagiando al contrario del buen ánimo
-Fue divertido -aceptó Hyukjae con los últimos destellos de felicidad en sus labios -como una novela de suspenso, jamás había tenido que huir de mi propia habitación -habló, bajando la mirada a su propia ropa negra y, sintiendo la capucha que le ensombrecía el rostro -¿me hará caminar demasiado? -indagó, centrándose en el camino por delante que se extendía al horizonte
-Sólo un poco -murmuró el castaño, entonces, notó una mancha oscura de humedad sobre la capucha y frunció el ceño -Olvidé que has tomado un baño...
-me encuentro perfectamente bien -lo calmó el menor, siguiendo su caminata bajo la luz lunar, cuyo astro insistía en permanecer oculto tras las nubes del firmamento nocturno
El pasto a los costados del camino, estaba bañado por gotas de rocío, brillantes a la luz azulada y cada una, reflejando el universo entero, con ambos cuerpos oscuros caminando en soledad y silencio, a la intemperie de los mínimos sonidos de la noche, expulsando cada tanto fantasmas blancos de vaho y finalmente, llegando al límite del camino donde los árboles les esperaban ansiosos por tener compañía
El castaño caminó hasta un tronco especialmente grande, pasando por su lado para adentrarse en el bosque -No irá a arrepentirse ahora ¿o si? -cuestionó de pronto, esperando a que el menor le siguiese, teniendo como respuesta un bufido
-por supuesto que no -exclamó el contrario, apremiando el ritmo de sus pasos y colándose de igual modo al oscuro lugar, tropezando con alguna oportuna roca y escuchando la risa del mayor, entónces se levantó, tan sólo ignorándola elegante -su hermano mayor, a sido mucha mejor compañía que usted, me temo -declaró, mirándole unos segundos al rostro con broma
-¿es por ello que ha declinado mi oferta con tanta facilidad? -habló Donghae entre risas, dando un paso al frente, >ciertamente, no habían podido tomar éste paseo de mañana, pero, las circunstancias le habían favorecido de cualquier modo<, observó al pelirojo entre abrir los labios para rebatirle seguramente
-Encontré aquella, como una buena oportunidad para dar fin a la enemistad con el Príncipe Kim
Donghae sonrió -a costa de mi invitación
Entonces con un suspiro dulce, Hyukjae contestó a la sonrisa -existen prioridades Mi Lord -dijo, notando su cercanía con el cuerpo contrario, >tan cálido<
Los ojos aceitunados le miraron en una pausa, examinándolo aparentemente -Esperaría que si mi hermano le ha ofendido nuevamente, usted contase con la confianza de decírmelo, en todo caso, me disculpo en su nombre...
Deteniendo sus palabras con las palmas al aire -basta- Hyukjae habló >habían sido ya, bastantes disculpas por hoy< -he dejado en claro ya, mi opinión sobre tomar las culpas ajenas -aclaró, pues él no aceptaría las palabras de perdón provenientes de quien no había pronunciado nada en su contra -ahora bien, puede tener la certeza de que no ha sido el caso, su hermano se ha comportado como un buen cachorro -bromeó, comenzando nuevamente la caminata, solo por la necesidad de alejarse un poco del almizcle masculino
-Me aseguraré de premiarlo- convino Kim, caminando sobre hojas secas a su espalda, en conjunto con risas divertidas -ha valido la pena entonces -el castaño dijo, alcanzándolo en su caminar
-De cualquier modo...- comenzó el menor, mirando entretenido el panorama -sus palabras no han sido mentiras lanzadas al vacío- Donghae frunció el ceño y el otro prosiguió -"Ojos color de la sangre" -repitió él, dejando caer la mirada
-Suficiente -enfatizó el mayor, captando así la atención del otro, empapándose en el vino embriagante dentro de sus ojos -no deberías repetir las palabras que te han ofendido
-¿No le parece que son ciertas?
-En absoluto -cortó, prefiriendo alzar unas cuantas ramas oportunas y revelando el ojo de agua que se mantenía oculto tras ellas como una novia tras el blanco velo
Hyukjae miró atónito el claro circular, repasando lentamente la manera en cómo la luz lunar acariciaba las flores esparcidas, las rocas, inclusive el soplo del viento sobre el pasto, un conjunto espléndido de belleza etérea bajo el manto de las sombras, parpadeó finalmente, dando el primer paso con cautela y siguiendo por la vereda del lago, donde la luna se veía vanidosa sobre el agua ondulante, blanca y redonda en su casi totalidad, mostrándose coqueta ahora, cuando hacía unos minutos atrás había estado oculta
-Las palabras parecieren no ser suficientes ¿no lo cree? -le habló el príncipe Donghae, escoltando sus pisadas, y el pelirojo asintió atónito
-No he visto un sólo lugar como éste en Ghealach
El mayor asintió deteniéndose a lado del otro, dando cara hacia el agua y exhalando un suspiro tomó lugar en la tierra, sentándose cómodamente como espectador -Y aún no ha visto lo mejor- el pelirojo le miró con sorpresa, sentándose poco a poco a su lado
-¿Me dirá lo que es? -dudó, jugando con el pasto entre sus dedos
-No -se burló Hae, y llevó el dedo índice por delante de sus labios, indicando silencio -deberá guardar silencio si desea saber -susurró la mirada solaz
Entrecerrando los ojos, Hyukjae aceptó -estoy ansioso -contestó con el mismo tono suave, optando por mirar la estrellas del edén, las mismas que les iluminaban amistosas
Los minutos transcurrieron, dejándoles recostados sobre la tierra y flores, perdidos en la gran inmensidad del cielo, sin palabras para compartir y con el permanente silencio como vigía, hasta que el más mínimo zumbido captó la atención del castaño -Ah comenzado -musitó bajo, incorporándose de a poco, no queriendo dañar el sosiego, el pelirojo por su parte, se levantó de la misma manera, con prudencia y afonía
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Sin saber qué era lo que esperaba, se concentró en copiar los movimientos del mayor, tan sólo mirando al frente, buscando algo que parecía ser invisible, cuando, un destello apareció entre la hierba >él parpadeó<, otro más contestó y, seguido a ellos, en el aire comenzaron a aparecer cada vez más, flotando desde las flores, destellando suspendidas en el viento, >un respiro escapó entre sus labios<, y como las estrellas de la bóveda celeste, el claro se iluminó mágicamente, en colores amarillos que, inclusive volaban sobre el agua con armonía y belleza
-¿Qué... -alcanzó a pronunciar Hyukjae, pero apenas sus labios se entreabrieron, fue nuevamente acallado, "shhh", apenas silvó el mayor, señalándole con la mirada sus propias manos, haciéndole mirar hacia abajo
Sus dedos temblaron, pero al ver la belleza del animal desconocido, se calmó; posado sobre sus dedos se hallaba uno de los autores de aquél espectáculo reluciente, batiendo sus transparentes alas diminutas y sorprendentemente emitiendo luz, y así lo admiró, a los pocos segundos un millar más apareció a su alrededor, zumbando amistosos
-Luciérnagas -murmuró Donghae, levantando su propia mano, para que algunas de ellas se posaran con confianza, cosquilleándole la palma con la suavidad de una pluma
Con una sonrisa sin motivo aparente, el príncipe Lee le miró a profundidad -es, la primera vez que las veo -pausó, y miró más de cerca al curioso animal sobre sus pálidos dedos -son... magníficas -agrandó la sonrisa, dándole al contrario una vista privilegiada de las blancas perlas en su boca
-Finalmente ah podido hablarme de tu -Hyukjae inspiró -continúe haciéndolo -le animó Donghae, sonriéndole con calma, teniendo al animalillo revoloteando entre ellos, elevándose al cielo
El pelirojo sintió el repentino cambio en sus ojos, mirando directamente al suelo para esconderlo -¿Por qué has decidido aceptar las ofensas de mi hermano? -escuchó hablar a Donghae e instintivamente levantó los ojos, habiendo podido contener el cambio a bermellón, entonces las palabras brotaron de su garganta, sintiendo la seguridad conducida por el instinto
Exhaló vaho blanco -Mi madre perdió su último aliento, por mi -reveló, mirando estable los rasgos ajenos -al nacer yo, ella, una joven de mejillas sonrosadas y frente agotada, sufrió demasiado, dando vida a un bebé que había terminado por succionar todas sus fuerzas vitales, inevitablemente siendo una mantícora, y no un cachorro común -rió amargo -jamás la conocí más allá de lo que dejó escrito en diarios, nadie la menciona, más las duras palabras de Lord Kim, resultaron elocuentes sin saberlo, el color de la sangre se mira en mis ojos - >sin embargo, su madre aún de 17 lunas, le había escrito que le amaba, que amaba a la criatura que le había robado el último soplo de efímera juventud<
Donghae escuchó atento y callado, reconociendo aquella como una sonrisa de melancolía y pesadumbre, la cual, ocultaba una carga inmensa que no correspondía -Ella te amó -susurró, tan seguro de su afirmación como de que las hojas caían en otoño, sin embargo, prefirió no hablar más sobre un tema tan personal para el corazón ajeno, sólo agradeciendo la confianza depositada -Amanecerá prontamente -anunció entonces, viendo el camino que la Luna había recorrido a lo largo del elíseo e impulsándose hasta estar de pie y ofrecer su mano como pilar de apoyo
Hyukjae levantó el rostro hacia las facciones del castaño, en silencio, con el silbido del viento empujando las copas de los árboles unas contra otras, con choques orquestales -Sin importar las habladurías de nadie, vuestros ojos merecen ser portados con orgullo, en memoria de una dama incomparable -le enunció el mayor, reiterando su caballerosa asistencia con un sutil movimiento de mano, misma que el pelirojo admiró por unos cortos instantes, antes de elevar la comisuras malva de sus labios, con la genuidad legítima de un atisbo de alegría -¿También suele elogiar a las madres de sus invitados? -bromeó entonces, justamente posando su palma sobre la calidez de la otra, con la intención de impulsarse fuera del suelo
Un hormigueo le agitó la palma, subiéndole por la extensión de su brazo hasta haber colmado su cuerpo entero, seduciéndole a cambiar de forma para ronronear adecuadamente, agitado, parpadeó, mirando rápidamente la reacción contraria y arrepintiéndose por ello
Donghae le observaba a detalle, con postura rígida e intimidante -Regresar sería lo más adecuado -le habló bajo, dejándole observar a la perfección el reflejo ígneo de sus ojos carmín en los suyos, perdido unos instantes en ello, hasta que la mano que aparentemente había estado acogiendo la suya, se deslizó fuera y, vio entonces al príncipe Kim girar y darle la espalda para comenzar la ruta de vuelta al castillo
Con un singular sentimiento de decepción golpeándole el pecho, Hyukjae dejó salir finalmente el aire retenido, miró su palma y la agitó al aire, esperando que la ansia se alejase de ella sin conseguirlo, entonces, dio el primer paso tras las huellas, cuestionándose mentalmente
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Mientras más ascendían por la colina, el viento se tornaba inclemente, azotando destemplante en su contra, hasta helarles los huesos -me temo que deberá ensuciar su pelaje -Hae dijo, convocando a su león interno, suspirando de alivio al hallar la calidez de su pelaje dorado, giró a su espalda, buscando al atezado felino y, en su lugar, dando con el príncipe aún en forma humana
Sin la habilidad de poder pronunciar palabra, Donghae permaneció mirándole cuestionante, >¿pensaba enfriarse hasta desfallecer?<, así comenzó a avanzar, acercándose al pelirojo quien, simplemente pareció matar algunas palabras en sus labios, arrepintiéndose de la idea de decirlas y cambiando igualmente, a una figura estilizada en negro pelaje y ojos ardientes
El príncipe Lee en ésta ocasión, tomó delantera hacia el castillo, siendo inmune a las fuertes ráfagas y pasando junto al león dorado -Gracias -le expresó, por la recién adquirida conexión mental, sonando en la mente ajena como un dulce eco
Por su parte, el castaño alzó la orejas, con una sensación gratificante y de paz recorriéndole al haber establecido la conexión -no hay nada que agradecer -contestó, caminando conjunto al contrario, acabando por subir la colina
Llegaron hasta las puertas, viéndolas desiertas y más importante aún, cerradas -No había considerado que a ésta hora, los guardias duermen -habló Hae, viendo las torres sin un alma en ellas, >¿cómo entrarían con las cerraduras selladas?< , habían podido salir gracias a los recorridos que los guardias hacían en torno al castillo, pasando por puertas y corredores, ahora la hazaña se había tornado altamente compleja
-Veo que es usted un genio para las fugas ilícitas -contestó burlón la mantícora -¡ha pensado en todo!- finalizó, sonriendo internamente, dejando de mirar las altas torres de piedra
El león dorado compartió su sonrisa mental, aceptando el buen ánimo y ocupándose en buscar alternativas convenientes para adentrarse al castillo, realmente sería una incordio el tener que dar explicaciones sobre dónde habían pasado la noche, y de ninguna manera por que el Reino fuese inseguro, si no, porque habían roto todos los protocolos existentes, a su madre, a su hermano y primeramente al consejo real, no les vendría en gracia saber de las "relaciones diplomáticas" que habían versado
Dando pinceladas con los ojos jade a la estructura de la torres, una idea fugaz iluminó su mente -podría tomar vuelo hasta su alcoba -sugirió, teniendo resguardado el deseo por ver aquellas alas extenderse en el aire, >un espectáculo grandioso seguramente<
La negra mantícora se sentó entonces, echándose poco después bajo las llamas de las antorchas posadas en la entrada, acogiéndose en el calor que emanaban -no funcionará -dijo, cruzando una pata sobre la otra
-¿porqué? -se interesó el príncipe Kim, tomándo lugar cerca suyo
-he atrancado mi ventana desde el interior -confesó, ahora colocando la cabeza sobre sus patas y relajando poco a poco su cuerpo
El león alzó la cabeza al cielo, perdiéndose en las constelaciones que alguna vez su padre le había enseñado -podrá al menos admirar las estrellas toda la noche, si así lo desea
Hyukjae miró la ancha inmensidad del manto nocturno que recaía en ellos, decidido a admirarlo por el poco tiempo que quedaba, hasta que el sol tomase lugar, >no recordaba haber presenciado cielos tan claros desde su propia ventana, a excepción de las imágenes que su madre le había obsequiado en diarios, siempre describiendo paisajes tan bastos y hermosos, con tanta solemne claridad que incluso él podía dibujarlos en su mente< aunque ahora, >alguien se los había mostrado como algo más que un sueño<
Cerró los párpados y se concentró en el sonido del respirar ajeno, casi palpando el latir, con el cansancio abrumándole y una extraña calidez presente, alejó todo pensamiento culposo hasta dormir
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¡Psst!---> imagen final del capítulo en la galería del principio XD
Se están volviendo más cercanos, pero aún falta una guerra por ganar
¿Qué pasará a la mañana siguiente?
!Espero estén disfrutando del maratón!