A las 9 de la mañana sonó el despertador de Clarke. Se despertó algo cansada, no había dormido muy bien, y el despertador la pilló desprevenida dándole un buen susto. No se acordaba de lo que había soñado esa noche excepto de una intensa y hermosa mirada verde que no había visto nunca. En realidad solo conocía a alguien con los ojos verdes, Octavia, y tenía muy claro que esos ojos no eran de su amiga. Pero que ojos... estaba segura de que si los hubiera visto alguna vez no se olvidaría de ellos, que preciosos. Sacándose esos pensamientos de su cabeza y como hacía cada día se entretuvo unos minutos en la cama desperezándose, hasta que una cosa peluda y marrón acabo encima de ella y no le quedó más remedió que levantarse. Se metió en la ducha, preparó su desayuno, le dio a Heda el suyo, bueno y parte del de ella también, y después se vistió y fueron a dar un largo paseo por la playa donde como siempre la perra disfrutaba persiguiendo las olas.
Al volver a casa Clarke dejó a Heda, cogió su cámara de fotos y salió hacia su destino que no era otro que una casa de acogida para niños huérfanos o niños de los cuales sus padres no se podían ocupar y estaban bajo la tutela del estado. Clarke iba allí un par de veces al mes y jugaba con ellos, les enseñaba a dibujar, a tocar la guitarra y les hacía fotos, a los niños les encantaba verse después en la cámara, sobre todo a las niñas, que hacían pases de modelo y todo.
Flashback
Clarke descubrió la casa por casualidad. Un día iba paseando y se topó con la casa, los niños estaban en el pequeño jardín jugando y se les escapó la pelota ya que la tiraron muy alta. Clarke se acerco para devolvérsela y los niños curiosos como son, le preguntaron cómo se llamaba y a que se dedicaba. Y cuando les dijo que hacía fotos se armó un gran revuelo y empezaron a pedirle que les hiciera unas fotos a ellos. La cuidadora les dijo que no podía ser que esa chica tenía prisa, pero Clarke le aseguró que no le importaba, que en realidad le encantaba sacar fotografías. La dejaron pasar y Clarke empezó a hacerles un montón de fotos y después la invitaron a merendar con ellos.
Una semana después Clarke volvió al centro para llevarles las fotos que les había hecho, se sentaron todos delante de la tele y pusieron las fotos, todas eran preciosas, había fotos individuales y de los niños jugando. Una de las cuidadoras le preguntó a Clarke si podían usar las fotos en las fichas de los niños ya que habían quedado preciosas y muy naturales y Clarke dijo que sin problemas.
Antes de irse ese día una de las cuidadoras, llamada Thalía, le dijo que esperaba que esas fotos ayudaran a esos niños a encontrar la familia que tanto necesitaban y Clarke le dijo que si eso era así a ella no le importaba venir las veces que hiciera falta.
Dos semanas después de esa segunda visita, Clarke volvió a aparecer por el centro con una sorpresa para los niños, había revelado en gran tamaño una de las fotos grupales que les hizo el primer día, le había puesto un marco chulo y se la llevó para que pudieran ponerla en el centro y hacerlo su casa. Ella les decía a los niños que en su casa siempre había un montón de fotos, de ella y de la gente a la que quería y que como esa casa era de ellos se merecían una bonita foto. Los niños estaban la mar de emocionados y contentos y pusieron la foto en el gran salón donde pasaban la mayoría de su tiempo.
Thalía no dudó en darle las gracias a Clarke, ya que su gesto había emocionado mucho a los pequeños, que no estaban acostumbrados a recibir ningún tipo de regalo. Además le informó que gracias a sus fotos dos de los niños habían empezado el proceso de acogida en una familia y que esperaban que todo saliera bien. Y en ese momento Clarke tuvo claro que iría a ver a esos niños siempre que pudiera, jugaría con ellos y les sacaría preciosas fotos para que pudieran encontrar una familia perfecta.
Fin del flashback
Y ahí estaba ella, después de 2 años, otro domingo yendo a visitar a los peques y a Thalía, una de las cuidadoras de esos pequeños y una buena amiga de Clarke. Y este domingo tocaba jugar al baloncesto y allí estaba ella animando a los niños y sacándoles fotos. Todas las fotos que sacaba se las entregaba a Thalía en la siguiente visita, algunas acababan en la web, otras no. Otras acababan adornando el estudio de Clarke y los clientes sonreían al verlas, pero pocos preguntaban la historia que había detrás de las fotos.
Después de jugar con los niños, que ya se iban a comer, Clarke cogió sus cosas y salió hacia su siguiente destino, que no estaba muy lejos de la casa de los niños. Y ese destino era la protectora de animales de la ciudad, donde terminaban aquellos animales que sus dueños no querían y abandonaban.
Flashback
Hace 3 años Clarke se mudó a vivir a la casa de su abuela, y después de reformarla y convertirla en su casa y su trabajo decidió que la casa era muy grande para ella. Le habían hablado de una protectora donde por poco dinero (el suficiente para cubrir los gastos de vacunas, chip y esterilización) se podían adoptar perritos sin hogar. Así que después de pensarlo, al final se decidió y fue a ver la protectora. Allí casualmente conoció a Wells, un chico que trabajaba de voluntario y que le preguntó qué tipo de perro buscaba. Clarke no lo tenía muy claro así que Wells empezó a guiarla por las diferentes jaulas, a Clarke le daban mucha pena todos, pero fue una perrita pequeña, color canela, de unos dos años y con mirada pillina la que se llevó su corazón. Y así fue como Heda y Clarke se conocieron.
Poco después de adoptarla Clarke envió unas fotos de la Heda jugando en la playa, y feliz descansando en su sofá. Wells al verlas le pidió si podía pasar por la protectora ya que tenía una proposición que hacerle. Así que un día se acercó por allí y Wells le dijo que le habían encantado sus fotos de Heda. Clarke le dijo que era fotógrafa y Wells le preguntó que si le importaría hacerles fotos a los perros para ver si así tenían más posibilidades de ser adoptados, mucho no le podían pagar pero intentarían darle algo. Clarke dijo que si sin dudarlo, que sin falta el siguiente fin de semana vendría a empezar a hacer fotos, pero que ni hablar de pagarle, Wells iba a protestar pero Clarke lo interrumpió diciéndole que a cambio de las fotos solo pedía autorización para colgarlas en su estudio o presentarlas a algún concurso si se daba el caso.
Y fue así como Clarke y Wells cerraron el trato. Y Clarke iba una o dos veces al mes a hacerle fotos a los perritos, jugar con ellos o sacar alguno de paseo. Y también iba a ver a su amigo Wells. Porque si, Wells y Clarke se hicieron buenos amigos, y aunque Octavia y Raven insistían, la cosa nunca fue a más.
Fin del Flashback.
Así que otro día más estaba allí Clarke sacando fotos de los perritos nuevos que habían entrado en la protectora. Todo hay que decirlo, y desde que Clarke hacía las fotos, las adopciones habían aumentado considerablemente, por lo que las entradas de nuevos perros en la protectora también. Pero hoy estaba allí para otra cosa, además de para hacer fotos a los nuevos perros. Hoy estaba allí porque Wells quería que Clarke le ayudara a que los perros que llevaban más tiempo en la protectora tuvieran una oportunidad. Clarke como siempre estaba dispuesta a ayudar y su idea era sacar fotos de los perros dentro de las jaulas y después sacarles fotos paseando y jugando. Creía que la campaña podía ser efectiva, ya que se vería el contraste del perro triste en la jaula y feliz en libertad. Tanto Clarke como Wells esperaban que la campaña fuera un éxito, porque había varios perros que llevaban más de dos años esperando su oportunidad.
Después de la sesión de fotos Wells y Clarke fueron a comer a un pequeño chiringuito de la playa donde servían buenas tapas y estuvieron hablando de sus cosas. Durante estos años Wells y Clarke se habían contado toda su vida y no tenían secretos y estaban al día de las relaciones del otro. Ninguno de los dos tenía ninguna relación seria por el momento pero siempre hablaban de sus ligues. Así que esta vez no iba a ser menos.
- ¿Y qué tal la vida amorosa? – Le preguntó Wells a Clarke.
- Pues como siempre, un asco. Ayer Octavia y Raven me buscaron otro ligue. – Dijo Clarke algo asqueada.
- ¿No estaba bien? – preguntó Wells que conocía bien a su amiga y algo le decía que no.
- No es que no estuviera bien, esta vez era una chica y se la veía maja, pero es que estoy harta de que intenten buscarme una pareja. – Dijo Clarke cansada.
- Ya, te entiendo, mis amigos también me van buscando ligues, pero la última vez acertaron.
- ¿Cómo? – Dijo Clarke anonadada – ¡Cuéntamelo todo, ya estas tardando!
- Bueno la verdad es que de momento no hay mucho que contar, nos estamos conociendo pero se la ve una chica muy maja y tenemos bastantes cosas en común, así que espero que la cosa prospere.
- ¡Qué bien verte así! Me alegro mucho por ti. ¿Y cómo se llama la afortunada?
- Glass.
- Pues me alegro mucho de verdad, espero que esta vez sea la de verdad.
Después de un rato más hablando se despidieron y Clarke puso rumbo a casa, nada más llegar Heda se le abalanzó, dejando claro que ahora ella también quería irse por ahí. Así que dejo las cosas, se cambió, cogió la correa y ambas se fueron a correr por la playa. Al volver Clarke se duchó, se cambió, cogió su cuaderno de dibujos y se fue al parque que tanto le gustaba. Se sentó en su banco favorito, con vistas al lago y se dispuso a dibujar una hermosa puesta de sol.
De repente, cuando el sol prácticamente se había ido, se oyó un grito detrás de los arbustos y árboles que rodean el lago. Sin pensar bien en el peligro Clarke, cogió sus cosas y se acerco a donde había oído el grito, encontrándose con un hombre intentando propasarse con una chica, y justo en el momento en que ella llegaba la chica volvió a chillar llamando la atención de más gente por lo que al agresor no le quedo más remedio que huir.
Nota: Glass es una amiga de Wells en los libros y Thalía una amiga de Clarke también de los libros.
La perrita de Clarke en realidad se llama Cana y solo se la presto a Clarke para el FIC, que quede claro que es mi petarda, jajaja.