Lunes por la mañana en clases y no podía dejar de ver el reloj, quería salir para al fin poder comer mi almuerzo, mi estómago gruñía y esto me estaba poniendo de mal humor.
Con mi lapicero golpeaba la mesa al ritmo del reloj, ésta clase me resultaba aburrida, ya me sabía este tema. Tocó de pronto el timbre y empecé a recoger mis cosas para salir rápido.
Camino a mi casillero me preguntaba cómo estaría Justin. Después de como quedamos ayer no hemos hablado. Apenas llegué a mi casa me quedé dormida, estaba cansada y con muchas cosas en mi cabeza, gracias a eso hoy me levanté tarde y me gané una mirada enojada del maestro de ciencias, supongo que me dejó pasar porque nunca había sucedido y soy estudiante destacada.
Suspiré mientras abría mi casillero, por detrás sentí como alguien se acercó para taparme los ojos. Deseaba que fuera Justin pero por el aroma de la persona no era. Con mis manos toqué la cara de la persona y sonreí al reconocerla.
- Ryan, basta. – Dije riendo.
- ¿Cómo sabes que soy yo? ¿Eres bruja o qué?
- Porque eres el unico idiota que tapa mis ojos. – Carcajeé y él me miró mal.
- ¿Qué? ¿Acaso tu Justincito no lo hace? – Dijo en tono de burla y yo lo fulminé.
- No me hables de él. – Di media vuelta para volver a mi casillero y guardé algunos libros.
- ¿Los tortolitos amanecieron de mal genio?
- ¿A qué te refieres? – Pregunté.
- Bueno, Justin está de un genio que no lo aguanto ni yo, y dejame decirte que yo soy el unico que lo aguanta. –Rió.
- Bueno, no me interesa. – Cerré mi casillero empezando a caminar.
- ¿Vas a la cafetería? – Preguntó.
- Si, tengo un hambre que podría comerme un caballo. - Suspiré. - Mejor no, los caballos son lindos.
- Nos vemos luego. – Se despidió y desapareció.
En la cafetería agarré un sandwich con jugo de manzana, pagué todo y me dispuse a mirar donde me sentaría. Normalmente prefería sentarme afuera del campus bajo un árbol, donde comíamos Caitlin y yo, o me quedaba en algún salón.
Vi una mesa vacía y fui hasta allí para empezar a comer.
- Hola, Julieta. – Miré quien me hablaba y era Ryan sentandose a mi lado.
- ¿Por qué Julieta? – Pregunté, el dió un mordisco a su hamburguesa.
- Justin es Romeo y tu Julieta. – Dijo con la boca llena, yo reí. – ¿Qué? – Preguntó con un poco de salsa en la cara.
- No hables con la boca llena, tonto.
- Ay, ni que tu fueras tan educada. – Rodeé los ojos.
- Al menos no me unto como tu. – Carcajeé.
- ¿Qué? ¿Dónde?
- Ven aquí y te limpio idiota. – En ese momento recordé a Justin y me dió tristeza, Ryan miraba hacia un punto fijo.
- Me van a matar.
- ¿Qué? ¿Por qué? – Dije mirando hacia donde él lo hacía y me di cuenta por qué lo decía.
- Justin. – Dijo en burla.
- No te puede hacer nada. – Volví a concentrarme en mi comida.
- Si, claro que si, me matará por meterme con su chica. – Reí falsamente.
- ¿Chica? Yo no soy chica de nadie. - Fruncí el ceño.
- ¿Me puedes decir que paso entre ustedes que andan tan cachondos?
- Una larga historia, Ry. – Sonrió.
- Tengo mucho tiempo, querida amiga.
- ¿Sabes? – Me miró. – Eres el unico verdadero amigo que me queda. – Dije nostálgica y agachando mi cara.
- Ya se solucionarán las cosas, estoy seguro.
- Mira quien esta mirando para acá. – Con una mirada cómplice miré a mi amigo.
- ¿Quién? – Se volteó y cuando sus ojos encontraron el objetivo me volvió a mirar sonrojado.
- Aún te gusta Caitlin, aún te gusta Caitlin. – Canté con burla.
- No. ¿Cómo crees? – Respondió avergonzado.
- ¿En serio? – Levanté una ceja.
- Está bien, me muero por ella. – Reí y lo abracé.
- Definitivamente, Ryan, los hermanitos Bieber nos tienen mal.
- Despues de clases vamos a dar una vuelta y me cuentas. ¿Bien? – Asentí con la cabeza, terminó el almuerzo y tuvimos otras horas de clase que pasaron rápido.
Timbraron para la salida y me encontré con Ryan afuera. Me subí a su moto y pude ver a los dos hermanos Bieber mirandonos, Ryan y yo reímos y arrancó su moto.
Fuimos al parque, reímos, conversamos, caminamos y hasta nos compramos un helado. Ryan se puso molestar a uno niñitos a lo que yo lo regañaba para que los dejara en paz. Le conté absolutamente todo.
- ¿¡Qué tu y Justin casi lo hacen!? – Gritó como chica.
- No seas bullisoso. – Dije tapandole la boca. - Eres una jodida niña a veces, Ryan. - Gruñí.
- Oh por Dios, ustedes no pierden el tiempo. – Dijo riendo.
- Bueno casi, pero Justin no me ama asíque no pasará. ¿Ahora ya vez por qué quiero olvidarlo? – Ryan se quedó callado como si estuviera pensando en muchas cosas al mismo tiempo. – ¿Qué? Dímelo.
- No puedo decirte nada, pero te pido que luches por él.
- ¿Qué? ¿Por qué?
- Hay… ciertas actitudes de Justin contigo que jamás había tenido con otra chica. – Aclaró.
- Eso no significa nada, el sólo lo hace porque es mi “amigo”.
- Yo no lo hago y soy tu amigo.
- No. – Dije. – Tu eres peor. – Sonreí.
- _________(tn) estoy enamorado de ti, casate conmigo. – Se arrodilló y tomó mi mano.
- Ya parate de ahí, que no estan mirando raro. – Ordené y él rió sentandose a mi lado.
- Ryan. – Me miró.
- ¿Qué?
- Besame.
- ¿¡Qué!?
- Que me beses
- Estas loca.
- Solo quiero provar algo. - Me defendí.
- No. – Se negó.
- Por favor. - Insistí.
- No.
- Besame.
- No.
- Que me beses.
- Esta bien. – Rápidamente me besó, cerré mis ojos y traté se sentir algo, después de unos segundos nos separamos.
- ¿Sentiste algo? - Pregunté.
- No. ¿Y tú?
- Nada.
- Definitivamente estamos perdidos _________(tn). - Dijo en un suspiro.
- Por lo menos tu y Cait no tienen una relación, ni se han besado.
- Es peor aún, deseo esos labios.
- ¿Vamos a ahogar nuestras penas?
- ¿Quieres? – Preguntó.
- Si, quiero emborracharme y olvidar esto.
- Esta bien, no se diga más, vamos. – Nos levantamos y yo lo seguí hasta su moto, fuimos directo al bar de siempre.
(...)
- Ya _________(tn), baja de ahí, estas borracha. – Ryan estaba riendo.
- Tu tambien. – Carcajeó.
- Si, tienes toda la razón.
- ¿Qué hora es?
- No lo... - Hipó. - sé.
- Creo que son como las tres de la mañana.
- Debemos irnos, llegaremos tarde a la universidad. – Ryan trató de poner su mejor cara seria pero falló, no paraba de reírse.
- Ryan, la universidad es hasta las ocho.
- Ahh, verdad. – Rió. – Es que estoy borracho.
- ¿Nos vamos? – Pregunté bajandome de la mesa. Ya me dolían las piernas de tanto bailar.
- Si quieres si, pero en la moto no, o sino nos matamos.
- Pidamos un taxi y te quedas conmigo. – Agarré su brazo para sostenerme mejor.
- ¿________(tn) quieres que Justin me mate?
- ¡No! Yo no le intereso, solo le gusta besarme y calentarme para luego dejarme con las ganas. – Okay tal vez estaba diciendo demasiado pero seguramente no recordaríamos esto mañana.
Ryan y yo teníamos dos pies izquierdos, casi cerca de la salida nuestros pies se engancharon y terminamos en el piso. Eramos un desastre.
- Creo que podemos pasar la noche aquí. – Empecé a reírme como si no hubiera mañana.
- Si, esta muy cómodo. – Respondí.
- Ya levantemonos. – Tambaleándose se puso de pie y luego me ofreció su mano, casi volvimos a terminar en el suelo de nuevo.
- ¿Sabes Ryan? Eres el chico perfecto que toda chica quisiera tener.
- Todas menos la que quiero.
- Si yo no estuviera enamorada de el idiota de Justin lo estaría de ti. - Confesé sin ningún pudor, nuestra amistad era muy sólida así que sabía que no se podía arruinar con un comentario así, a parte ambos nos queríamos solo como amigos.
- Haríamos muy buena pareja. – Reímos.
- Si, maldita sea que se pudran los hermanitos Bieber. – Grité.
- ¡Amén! – Levanté mi mano y pedí un taxi.
- Adios motico, mañana te busco. – Ryan se despidió de su moto y subimos al taxi.
- ¿Sabes _________(tn) ? Te quiero como la hermana que nunca tuve.
- Yo tambien. – Dije abrazandolo.
- Lastima que el idiota de Justin no te diga lo que siente... _________(tn)... ¿Me escuchas? ¿_________(tn)? Mierda ya te dormiste.