Dedicado a Ami, me inspiró para este capítulo.
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Hoy es viernes y es la cuarta semana desde que Max se convirtió en mi jefe, sé que es raro contar el tiempo que hemos estado trabajando juntos, pero no puedo evitarlo.
Dando un vistazo al reloj me preparo para regresar a casa. Ha sido un día largo, hoy tuvimos una reunión con los directivos del personal, Max necesitaba saber en qué estado se encuentra la empresa desde que ha asumido el cargo de CEO. Las juntas con el señor T. tenían fama de ser siempre animosas, no importara cuál fuera el tema, si entrabas a la junta escucharías risas y bromas de tipo empresarial. Ahora, con Max a cargo las cosas son distintas, no hay risas ni chistes, todo es sumamente profesional, menos familiar, pero estoy segura que es porque Max es joven y apenas lleva un mes a cargo. Con el tiempo las juntas cambiarían, no serían iguales que antes, mas habría un aire familiar, de eso estoy segura.
Salgo de mi oficina y cierro la puerta para encontrarme a Max esperándome.
-Hey- dice
-Hey- respondo
-Buen trabajo en la junta.-
-Gracias-
Hay un silencio incómodo entre nosotros.
-Bueno, creo que debería irme a casa.-
-¡Espera!- Max me toma de la mano para evitar que me marche -¿Tienes algo qué hacer hoy?-
-No- respondo sincera.
-Bien, porque si no te molesta. ¿Estarías dispuesta a acompañarme al parque de diversiones?- dice Max con una sonrisa mientras me enseña dos boletos.
No puedo evitar sonreír como el gato de Chesire.
-Me encantaría -
Max no espera ni un solo minuto y me toma de la mano mientras corremos al elevador. Fue una buena idea usar zapatos de piso el día de hoy.
Al salir del elevador Max se gira frente a mí y me hace una pregunta.
-¿Has venido a trabajar en tu carro?-
-Sí -
Max frunce un poco el ceño para luego mirarme de forma traviesa.
-Entonces tendrás que seguirme, princesa -
Conduzco por la ciudad siguiendo el auto de Max para luego aparcar a lado de él en el estacionamiento del parque de diversiones.
Solo he estado en este tipo de lugares un par de veces y estoy segura que ninguno de ellos es tan grande como éste.
-Wow - digo, y sin perder tiempo tomo la mano de Max para hacer cola en una enorme montaña rusa. Cuando miro a Max lo veo tragar y palidecer ligeramente. O tiene miedo a las alturas o a este tipo de atracciones.
Una idea se forma en mi cabeza, Max siempre tiene esta actitud seria cuando estamos trabajando con otros mas cuando estamos solos busca la manera de molestarme. Hoy tendré mi revancha.
-¿Qué pasa?, ¿al gran y nuevo jefe de la empresa le asusta una simple atracción de niños?-
Sé que he dado en el blanco porque Max aprieta la mandíbula, desde que éramos pequeños he sabido que Max odia que lo reten, y odia aún más perder un reto. Es bueno saber que algunas cosas no cambian con el tiempo.
-¿Tener miedo?¿yo?. Pff, me encantan las montañas rusas.-
-Pruébalo-
-Ya verás, princesa- dice Max.
Cuando nos subimos al carrito de la montaña rusa el cuerpo de mi jefe se tensa y se sujeta de la barra de metal frente a nosotros, haciendo que sus nudillos se pongan blancos.
-Aún puedes bajar- le digo a Max- estoy segura que nadie te culparía-
-No pasará, princesa. Tú y yo nos subiremos a todas las atracciones mecánicas de éste lugar.-
-Tomaré muy a pecho eso señor DiAngelo.-
Y literalmente lo hago, para cuando la noche cae nos hemos subido a cada una de las atracciones mecánicas del lugar con excepción de la rueda de la fortuna. Ahora estamos comiendo en un pequeño restaurante familiar que se encuentra dentro del parque.
-Está bien- dice Max mientras le doy un bocado a mi hamburguesa- tú ganas, odio las montañas rusas. No creí que tomarías tan en serio lo de subir a cada una de ellas-
Después de darle a un sorbo a mi malteada de vainilla me dirijo a Max.
-Bueno, honestamente me encantan este tipo de atracciones, pero también creo que me he pasado. Lo siento-
-Está bien princesa.- hace una pausa como si considerara algo - ¿Puedo preguntar algo?-
-Dispara la pregunta-
-¿Cuál es tu color favorito?-
Me atraganto con el trozo de hamburguesa que estoy masticando, Max me da unas palmaditas en la espalda y tomo mi malteada para pasar el pedazo de comida que casi me mata.
-¿Es en serio?, de todas las posibles cosas que podrías haber preguntado escogiste preguntar mi color favorito.-
Max se sonroja ligeramente y frota la parte de atrás de su cuello.
- Sé que sonará raro, pero hemos estado trabajando juntos y no sabemos casi nada el uno del otro, pensé que sería una manera de conocernos.-
-Lila- digo
-¿Cómo?-
-Mi color favorito es el lila. ¿Cuál es el tuyo?.
-Gris-
-Un tanto monótono ¿no crees?-
-Créeme, Juli. Si supieras la razón no creerías que es monótono. Mi turno...-
Ambos continuamos haciéndonos preguntas triviales hasta que nos acabamos nuestra comida y bebidas. Aún no es muy tarde, deben ser cerca de las ocho de la noche, el parque cierra a las diez por ser viernes. Mientras Max y yo caminamos en un silencio cómodo por el parque una idea cruza mi mente y lo tomo de la mano al tiempo que nos encamino a la única atracción mecánica a la cual no hemos subido.
-¿A dónde vamos?- pregunta Max
-A la última atracción en la cual no hemos estado -señalo una rueda enorme a unos metros de nosotros -la rueda de la fortuna.
La fila para subir no es muy larga sorpresivamente, de manera que pasamos rápido. Max y yo estamos sentados uno al lado del otro, todavía estamos tomados de la mano pero no quiero separar mi mano de la suya, y parece que él tampoco.
Cuando llegamos al punto más alto no puedo evitar suspirar. La vista que tenemos de la ciudad es bellísima. Las luces de los grandes edificios brillan al igual que las estrellas y la Luna llena resplandece como si no hubiera un mañana. Admiro cuanto puedo la escena, no tomo una foto con mi teléfono pues sé que no podría capturar lo preciosa que se ve la ciudad.
Después de bajar de la cabina de la rueda de la fortuna, Max me guía rápidamente por el parque a un pequeño estanque que no había notado.
Madre mía, no estará pensando en asesinarme ¿o sí?
-Baila conmigo- dice Max con seguridad
-Pero no tenemos música- respondo
-Eso puedo arreglarlo fácilmente- Max saca su teléfono y pone una canción que no conozco.
Mientras la introducción instrumental suena Max me hace una pregunta.
-Ahora que tenemos música ¿te gustaría bailar?-
-Sí- respondo
Max me toma entre sus brazos con facilidad, sus manos se encuentran en mi cintura y las mías en sus hombros. La música no es rápida pero tampoco lenta. Al principio me encuentro algo tensa pero me relajo poco a poco y me permito mirar a Max a los ojos. Él me mira con tanta intensidad que casi me tiemblan las rodillas, contemplo la idea de desviar mi mirada, mas en el momento que estoy a punto de voltearme comienza la letra de la canción y se mete a mi cabeza.
Hay que vivir el momento
Max me acerca a su cuerpo aún más y no pongo resistencia alguna, aún estamos con la mirada conectada. Dentro de mi estado de relajación un pensamiento lúgubre me desconcerta ¿y si descubre quién soy?
Qué nos importa el pasado
Dejo ese pensamiento a un lado, hago caso a la letra de la canción y me dejo llevar por la sensación de cariño y seguridad que me da Max.
Hay que ser sinceros y hacer desde luego
lo que manda la ocasión...
Minutos pasan y juro que nunca me había sentido así, ni siquiera cuando había estado enamorada de él cuando éramos adolescentes. Esto es tan fuerte que no lo puedo describir, me asusta y me encanta al mismo tiempo ¿cómo puede ser eso posible?.
Recargo mi cabeza en el pecho de Max, estoy tan cerca de su corazón que puedo oírlo palpitar rápidamente. ¿Estará nervioso?
De repente siento algo humedecer mi frente, ¿estará Max llorando?. Alzo mi rostro, mis sospechas estaban erróneas, si Max no esta llorando, eso quiere decir...
Antes de poder advertirle a Max que parece que lloverá, un aguacero se suelta sobre el parque. Max me toma de la mano y corremos hacia el estacionamiento, cuando por fin llegamos a donde dejamos nuestros autos él se gira hacia mí.
-Lamento que nos mojáramos. No se supone que esto terminaría así.- dice con el rostro lleno de culpa.
-Está bien -le digo- No importa que no haya terminado como querías, me he divertido mucho. Y he tenido la mejor noche de mi vida. Gracias por todo -
Miro atentamente a Max. Ahora estamos frente a mi auto.
-No fue nada. ¿Nos vemos luego?- pregunta con la intención escondida de poder salir juntos de nuevo.
-Sip.-
Estoy a punto de subirme al auto cuando una ola de valor me inspira a hacer algo arriesgado para mí, pero no importa porque decido vivir el momento.
Me paro de puntillas y le doy a Max un beso en la comisura de sus labios. Rápidamente me alejo de él, subo al asiento del conductor y arranco mi auto dejando atrás a Max con una sonrisa boba aplastada en nuestros rostros.