El me miraba y yo esbocé una leve sonrisa, entrelazando nuestros dedos decidimos llegar abajo.
- Te ves hermosa. – Alagó mirandome a los ojos unos segundos.
- Bueno, tenía que llegar a tu altura. – Bromeé chocando su hombro.
- Creo que me pasaste. - Mencionó. - Quiero que bailemos durante la fiesta.
- Claro que sí, se supone que eres mi novio. – Obvié.
- Entonces tendré que hacer bien mi papel. – Hizo una reverencia, exagerando la situación. – ¿Me premite esta pieza, señorita? – Dijo besando mi mano.
- Con mucho gusto, caballero. – Tomandolo del brazo salimos de casa hasta la carpa que estaba en el jardín, donde era la fiesta.
Todo el jardin estaba iluminado con luces, se veía mágico y romántico, sonreí, mi familia en serio se había esmerado.
La noche estaba tranquila, se podía escuchar algunos ruidos de la naturaleza.
Al entrar del brazo de Justin todos voltearon a vernos, nos dirigieron unas sonrisas amables a lo cual correspondí. Me sentía bastante feliz, era mi primera fiesta que hasta ahora me gustaba y marchaba bien. Ojalá dure así toda la noche.
Había música y una mesa con bocadillos, tambien había un bar, las telas que decoraban el lugar le daban un tono elegante. Empezamos a saludar a las personas, algunos tìos, abuelos, primos, viejos amigos, viejos compañeros, aunque éstas últimas se quedaban mirando a mi compañero embelesadas, como si yo no existiera. Reí por dentro, eso causaba en todas.
- Buenas noches. – Saludó mamá tomando el micrófono. Oh no por favor, que no me haga quedar en vergüenza otra vez.
Volteé a Justin nerviosa, él me susurró “tranquila". Me aseguré a brazo pidiendole al cielo que por favor mi madre supiera comportarse, y que esa copa que cargaba en sus manos sea la primera de la noche.
- Muchos sabran que a ________(tn) no le gustan las fiestas. – Todos rieron por lo bajo. – Pero quería decirles unas cosas, aún recuerdo el primer día que tuve a mi pequeña en los brazos, era tan hermosa con eso grandes y hermosos ojos color verdes, que me enamoré por completo de mi pequeña. Ahora ya tiene 20 años y está del brazo de un marivolloso hombre que tiene por novio, no sé a que hora mi nena se creció. Ella es tan valiosa, tan frágil... pero siempre se muestra fuerte y llena de valor, hace 3 años cuando se mudó a Atlanta para ir a la universidad fue lo más doloroso que me pudo haber pasado, sentí como si me hubieran quitado un pedazo de mi y las que son madres me comprenderán. - Algunas personas sonrieron. - Amo a mi princesa, es la consentida de la casa, muchos sabrán que cuando era pequeña era algo extraña. – Mis ex compañeros le daban la razón mientras reían y yo tambien lo hice, con lágrimas en los ojos. – Ella era diferente a todas las niñas de su edad, a ella le gustaba las patinetas, los colores oscuros y amaba pasar horas mirando el cielo. Ahora es toda una mujer, cariño, quiero decirte que estoy muy orgullosa de ti. – Al bajar del escenario improvisado nos acercamos para abrazarnos mientras los invitados nos dedicaban aplausos. Nos separamos con los ojos algo llorosos y con una sonrisa tomé el micrófono.
- Hola, buenas noches antes que nada. - Respiré hondo. - Bueno, gracias por ser parte de mi vida a todos las personas presentes, tambien quería presentarles a una persona que amo, mi amor, ven aquí. – Llamé a Justin con un gesto de mano y se acercó sonriendo. – Damas y caballeros, mi novio. – Todos aplaudieron, Justin me hizo mirarlo y me dio un pequeño beso en los labios, me dió una vuelta mientras reía. - Disfruten la noche.
La fiesta siguió y a pesar de todo ésta vez mi fiesta de cumpleaños no había sido un desastre, hablaba con todo el mundo mientras Justin carcajeaba con mis hermanos. Tocaron mi hombro y volteé.
- ¡Chaz! – Salté para abrazarlo.
- Nena. – Dijo riendo. – ¿Cómo estas?
- Bien, muy bien.
- Ya veo por qué. - Desvió su mirada a Justin y me sonrojé. – No me habías dicho que había algo.
- No lo sé, Chazi, como siempre me conoces mejor que yo misma. – Hizo una mueca ante su sobrenombre, lo detestaba pero lo dejaba pasar porque solo yo le decía así.
- O sea que si estas enamorada de él. – Suspiré.
- Si. – Admití no tan feliz.
- ¿Por qué ese suspiro?
- Es una larga historia.
- Está bien, sabes desde el primer momento que escuché hablar de Justin supe que iba a haber algo entre ustedes.
- ¿Por qué lo dices? – Pregunté divertida ante su suposición.
- Como dicen por ahí, del odio al amor solo hay un solo paso. – Bromeó y reí levemente, sentí unos brazos rodearme por detrás y por el aroma supe que era Justin.
- Chazi, este es Justin, Justin este es Chaz, mi primo favorito pero no le menciones a nadie. – Chaz rió.
- Un gusto. – Dijo Justin dandole la mano.
- El gusto es mío, sabes, he oído hablar mucho de ti.
- ¿Ah sí? – Sonrió mirandome.
- Bueno, una chica a la que le hacias la vida imposible y ella decia odiarte. – Justin me dio un beso en la mejilla tratando de ocultar su sonrisa. – Hablamos luego, tengo que ir a buscar a mi esposa. – Avisó.
- Nos vemos. – Ambos nos despedimos, sin separarnos del abrazo. – ¿Quieres tomar algo? – Pregunté.
- Si. – Tomó mi mano y nos dirigimos al bar, pedimos una botella de vino. Cargó un poco en dos copas y volvió a tomar mi mano. – ¿Vamos a tomar un poco de aire?
- Claro. – Le dije sonriendo.
S salimos de la carpa y fuimos hasta la piscina, una vez ahí nos sentamos. Quedé embelesada con el cielo, estaba hermoso, y la luna llena brillaba como nunca, ni siquiera hacía falta prender las luces.
- La noche está hermosa. – Susurró Justin, volteé a verlo, era justo lo que estaba pensando.
Se veía tan lindo bajo la luz de la luna. Nos sonreimos.
- La fiesta no salió tan desastrosa como pensabas. – Mencionó bebiendo de su copa.
- Creo que esta vez me impresionaron. – Imité su acción y bebí un sorbo.
- ¿Estas feliz? – Preguntó y lo miré.
- No sabes cuanto. – Suspiré. – Hechaba de menos a mi familia.
- Se nota que los quieres.
- Si, más que a mi vida. – A lo lejos se escuchaba la música y Justin y yo estabamos en silencio, hasta que se levantó y me tendió su mano.
- Me prometiste un baile. – Me recordó sonriendo.
- ¿Aquí? – Pregunté.
- Si, ¿por qué no? - Se encogió de hombros. – No me digas que eres incumplida.
- Claro que no, yo sé cumplir lo que prometo. – Tomé su mano para levantarme. Me acercó a su cuerpo y rodeó mi cintura con sus brazos, yo lo imité con mis brazos alrededor de su cuello.
Hacía circulos y figuras cualquieras en el nacimiento de su cabello, también masajeaba su nuca, me daba cierta tranquilidad y ayudaba a mis nervios, podía concentrarme en eso y no en tener su cuerpo tan cerca del mío.
Justin por momentos cerraba sus ojos, alcé mi mieada y observé como sus ojos se enfocaban en mi.
La música se escuchaba a lo lejos y el tiempo pasaba volando.
Empezamos a escuchar Heaven de Bryan Adamas, aquella balada ochentera que hablaba de jóvenes libres y salvajes que se sentían en el cielo cuando estaban juntos. Justin me miró, podía ver claramente como observaba todo mi rostro con detalle, como si quisiera grabarme así, justo en este momento.
Susurrando delicadamente oía como cantaba la canción, a los segundos lo seguí también. - Por una vez en tu vida encontrarás a alguien que pondrá tu mundo al revés, que te levantará cuando te sientas mal, nadie puede cambiar lo que significas para mi... - Era como si trataramos de decirnos algo, cerró sus ojos y se acercó aún más a mi. Sus labios rozaron los míos y nuestros alientos se mezclaron.
Susurró las últimas palabras de la canción y terminó. A pesar de eso no nos separamos, quedandonos así podía escuchar el latir de mi corazón al igual que el de Justin.
Cerró los únicos centímetros que nos separaban y unió sus labios con los míos. Afianzó su agarre en mi cintura, como no queriendo que nos separaramos por nada del mundo. No era un beso cargado de tensión sexual, más bien era uno de esos que te hacen sentir amada, que te hinchan el corazón de tanto amor que dos personas se podrían dedicar.
Una de mis manos se deslizó hasta su cara mientras la otra seguía tocando el nacimiento de su cabello. A su vez los dedos de Justin no dejaban de marcar diferentes figuras en mi cintura.
Nos necesitabamos, no queríamos que terminara este momento, pero la falta de aire se hizo evidente y nos separamos lentamente.
Depositó unos cortos besos haciendome sonreír.
Abrí mis ojos lentamente y él aún los tenia cerrados. Junté nuestras frentes y seguimos disfrutando del momento. Estuvimos unos segundos en silencio, hasta que habló.
- Deberíamos volver. – Susurró, y se separó de mi, comenzó a caminar y yo me quedé ahí parada, mirando como se alejaba de mi y un terrible dolor se apoderó de mi ser. ¿Acaso el no sentía lo mismo? ¿No se daba cuenta de que estoy enamorada de él? Se dió la vuelta y me miró.
– ¿No vienes? – Cuestionó. Me acerqué y caminamos de regreso a la carpa. Después de eso en toda la noche no volvimos a hablar, trataba de evitarlo. ¿Qué había sido eso? Las preguntas me inundaban y con ellas el dolor, cada vez que me miraba yo esquivaba su mirada y me ponía a hablar con alguien más, Justin estuvo con mis hermanos muy lejos de mi.
¿Qué debía hacer? Tenía que averiguar si él tambien me quería.
Ya eran como las dos de la mañana y tenía que saber de una vez por todas los sentimientos de Justin hacia mi. No podía seguir con estas dudas en mi cabeza.
Decidida me levanté del asiento y me dirigì hacia donde estaba Justin con mis hermanos.
- ¿Justin me acompañas? – Mis hermanos me miraron extrañados ante mi actitud seria.
- ¿Adónde?
- Solo ven. – Resoplé estirando mi mano, él la tomó y me siguió, salimos de la carpa y empezamos a caminar por el jardín alejandonos poco a poco de la casa. Caminabamos en silencio, aún sostenía mi mano y yo estaba nerviosa porque correría el riesgo de perderlo para siempre.
- ¿_______(tn) adónde me llevas? – No respondí y segui caminando. - ________(tn). - Se detuvo.
Quedé mirando al gran roble delante de nosotros, tomé valor y volteé a verlo.
- Es aquí. - Avisé mientras tiraba una piedra.
- ¿Qué hay aquí? – Preguntó, tiré otra piedra hacia el árbol y de el calleron una escaleras que colgaban. Me quité los zapatos y empecé a subir al árbol.
- ¿_______(tn) qué haces?
- Solo sube. – Sonreí al estar en mi casita del árbol.
Me traía tantos recuerdos de mi infancia. Recuerdo que siempre escapa y me escondía aquí, empecé a tocar cada cosa que había ahí, juguetes, pelotas, muñecas, fotos... Y luego miré por la ventana, desde ahí se podia ver la carpa donde era la fiesta y toda mi casa.
La gente ya se estaba empezando a ir.
- ________(tn). - Dijo Justin cuando subió. – ¿Qué hacemos aquí?
- Te presento mi escondite – Dije alzando los brazos. – Esta es mi casita del árbol y tu eres el primero al que se la muestro. – Sonrió.
- ¿En serio? – Se acercó a mi sin esconder su alegría.
- Si. – Me di vuelta para recostarme en la ventana, me daba fuerzas observar a lo lejos mi casa.
Se paró a mi lado y miró hacia donde yo lo hacia.
¿Cómo se lo diria? ¿Cómo le preguntaría qué sentía el hacia mi? ¿Cómo decirle que lo quiero y estoy enamorada de el? Suspiré.
- ________(tn) - Lo miré. – ¿Qué te pasa?
- ¿Por qué?
- Estas callada.
- Solo pienso. – Respondí y volví a mirar hacia la casa, ya era la hora, debìa decirselo.
- ¿En qué? – Volteé a verlo.
- En volver. – ¿Qué acabo de decir?
- ¿Cómo que en volver?
- No lo sé, extraño a mi familia y en Atlanta no tengo a nadie.
- ¿Qué? Es broma, ¿cierto?
- No, no es broma Justin, aquí esta toda mi vida, mi familia, mi infancia, y en Atlanta no tengo nada. – Callate maldita sea.
- ¿Cómo que no tienes nada en Atlanta? – Un tono enojado se asomaba en su voz.
- Nada.
- ¿Y yo que? ¿Eh? Yo no soy nada. – Dijo furioso.
- Justin yo… - Me interrumpió, estaba furioso.
- Justin nada. – Exclamó. – Es bueno saber que no significo nada para ti. – Luego se dió vuelta, y empezó a bajar del árbol.
- ¡Justin! – Lo llamé, pero no me hizo caso.