Reencarné como una Academia M...

Von ElViejoDelCostal

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Un ligeramente pervertido pero muy normal Rumano, termina muerto después de recibir un tiro en la cabeza mien... Mehr

Capítulo 1: ¿Soy un qué?
Capítulo 2: Mis estadísticas, mi raza, mi... ¿Dios?
Capítulo 3: ¡Invocando un Ítem Sagrado!
Capítulo 4: Pervertido-Kun
Capítulo 5: ¡Hola! Mi nombre es...
Capítulo 6: ¡La libertad y la ebria!
Capítulo 7: Masacre de media noche
Capítulo 8: Mi pobre el'doraw
Capítulo 9: Como Nanya me robó mí el'doraw...
Historia Paralela 1: Un abrazo como ningún otro
Capítulo 10: Reporte de Illsyore
Capítulo 11: La Forma "Fácil" de Construir un Pabellón
Capítulo 12: Mis preguntas y las respuestas de Nanya
Capítulo 13: Mi primer [Vínculo de Confianza]
Capítulo 14: ¡Muhahaha!
Capítulo 15: La definición errónea de 'Fácil'
Capítulo 16: ¡El secreto de Nanya!
Capítulo 17: ¿Acabo de esclavizar a una princesa Real?
Capítulo 18: De monstruos y las bragas de Nanya
Capítulo 19: Las consecuencias de mis acciones...
Capítulo 20: El duelo con la pequeña profesora 'Como un Dios'
Capítulo 21: El destino de Ayuseya y la locura de Illsyore
Historia Paralela 2: ¡Una noche de "terror" en la Academia Mágica!
Historia Paralela 3: ¡¿Enserio?! ¡¿LAVA en el PRIMER PISO?!
Capítulo 22: Dos anillos que me atraparon en el infierno... ¿o el cielo?
Capítulo 23: Conflictos internos
Capítulo 24: ¡Nuevas Skills, nuevos calabozos, y un sandwich!
Capítulo 25: El último día de paz...
Capítulo 27: ¡Mi primera Skill de Rango Emperador!
Capítulo 28: Las Bromas de Nanya
Capítulo 29: Y entonces comenzó...
Capítulo 30: El Llanto de Mis Hechizos
Capítulo 31: ¡Haré como me plazca porque soy un 'Como un Dios'!
~ Capítulo 32: Fuego. Sangre. Confianza (Parte 1) ~
~ Capítulo 32: Fuego. Sangre. Confianza (Parte 2) ~
~ Capítulo 32: Fuego. Sangre. Confianza (Parte 3) ~
~Capítulo 32: Fuego. Sangre. Confianza (Parte 4)~
~Capítulo 33: Circunstancias imprevistas...~
~ Capítulo 34: La Batalla de Shanteya ~
~ Capítulo 35: El 'monstruo' escondido en las sombras de mi calabozo ~
Capítulo 36: El Dankyuneitor 3000 (Parte 1)
Capítulo 36: El Dankyuneitor 3000 (Parte 2)
CAPÍTULO 37: Rompiendo Los Límites

Capítulo 26: La llegada de Dankyun a la Academia Mágica Fellyore

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Von ElViejoDelCostal

Parte 1

[Punto de vista de Dankyun]

Esperé pacientemente en la frontera del territorio del dungeon. Sólo hace unos momentos, uno de los soldados entró brevemente y midió su nivel, era 64. Un nivel bajo para un dungeon con un territorio de este tamaño. Dudaba que la academia necesitara tanto, pero aún más importante, no me imaginaba a Nanya sacrificando su propia Energía Mágica para ayudar a un Dungeon sin importar la razón. Siempre desde que la conocí, esa mujer odiaba a los Dungeons desde su corazón. Se puede decir que esa fue la razón por la que me le acerqué. Ella simplemente disfrutaba destruir los núcleos de cualquier dungeon que encontráramos.

El arma que ella usaba, La Cazadora de Calabozos, era un arma poderosa como ninguna que hubiera visto antes, y funcionaba de maravilla contra ellos. Por supuesto, tan hermosa espada era inapropiada para alguien como ella, especialmente desde que ella se negaba a usarla tan seguido, así que cerré mis ojos contra mi propio odio por un momento y me le acerqué. Cuando fue el momento correcto, le robé la espada, maté al dungeon y activé las trampas mortales dentro. La tonta mujer pensó que yo estaba tras la Skill Suprema. Eso sólo llegó como un bono, ¡la hermosa espada que ella cargaba era mi verdadero premio! Después de todo, tales encantamientos eran difíciles de encontrar, en realidad, son difíciles de encontrar, y en toda mi vida, nunca había viso u oído de nada como esto, ¡un verdadero tesoro entre los tesoros!

"Maestro... peligro... en el bosque..." Algo habló.

Giré mi cabeza y miré a esa patética cosa que apareció corriendo desde detrás de un árbol. Su mano izquierda estaba rota, su pierna derecha estaba astillada, y básicamente lucía como si se hubiera encontrado con un ogro. Levantando una ceja, desenvainé mi espada y le apunté.

"¡Habla!" Ordené.

"Hay trampas en el bosque, maestro... No miré una, pero... entonces... volé por los aires. El golpe destrozó mi armadura mágica..." Dijo después de inclinarse ante mí.

Nada de lo que hablo me interesó en lo más mínimo.

"Estás en el territorio de un dungeon, ¿No era de esperarse?" Pregunté.

"Sí, pero... pero... ¡No había ninguna construcción ahí! Era una trampa puesta en medio del bosque, ¡como si hubiera sido hecha especialmente para mí!" Me dijo, pero podía decir que algo más le asustaba.

Sin embargo, estaba más que claro que había fallado miserablemente en su misión. Juzgando por lo que me dijo, no fue siquiera capaz de cruzar el bosque, por no hablar de colarse en el edificio de la academia y encontrar información acerca de la Princesa Ayuseya. Falló miserablemente, y por eso, no encontré razón para dejarlo respirando.

"Ya has hecho suficiente." Dije y una pequeña sonrisa apareció en su cara, creyendo que era perdonado. "¡Desmembramiento por caballos es la recompensa por tu fallo!" Declaré.

"¿Qué? ¡Mi señor! ¡Ten piedad!" Él pidió, pero lo ignoré.

Cuatro de mis soldados lo tomaron y lo arrastraron fuera de mí. Uno le tapó la boca para callar sus chillidos y gritos. Era mejor de esa manera. Había muchos nobles que preferían escuchar la canción de cuna de la gente torturada, pero yo prefería su silencio.

Mientras él era atado a cuatro caballos, me moví más cerca a los bordes del Territorio del Dungeon y esperé a que mis tropas acabaran. No tomó mucho tiempo para que lo desmembraran, eran caballos de arrastre, los más poderosos cuando se trataba de poder de pierna, y también los únicos capaces de cargar soldados draconianos. Los caballos de los humanos eran pequeños comparados con los de Teslov o aquellos en el continente Sorone.

"¡Ya se ha hecho, mi señor!" Dijo uno de mis comandantes de Rango Emperador.

"¡Bien! Avancemos ahora." Ordené.

"¿Alguna orden especial para nosotros?" Preguntó la asesina el'doraw mientras se me acercaba.

"Sí. Quiero que continúen con la misión de esa patética pieza de carne. Encuentren para mí la ubicación del calabozo y su núcleo. Descubran donde se esconde la Princesa Ayuseya. Averigüen lo que puedan de Loca Destructora Nanya." Ordené de manera calmada mientras entraba en el Territorio del Dungeon.

Mi espada tembló un poco cuando se activó el encantamiento Miedo. Esta causaría que el núcleo del calabozo temblara ante mí y quizá lo forzaría a cometer algunos errores. Si me atacaba, entonces tendría la excusa perfecta para destruir este lugar donde Nanya había encontrado refugio. Por supuesto, siempre puedo instigarla a que me ataque. De cualquier modo, planeaba hacer mi estadía larga y dolorosa para ella hasta que encontrara exactamente dónde se escondía mi mascota.

[Punto de vista de Nanya]

Viendo como Illsy sentía tanto miedo hacia Dankyun me recordó cuan poderosa era la espada que él me robó. Muchos la veían como un verdadero tesoro cuando se trataba de eso, pero para mí, no era más que un recordatorio del sufrimiento por el que pasé gracias a ella. A menudo deseaba simplemente tirarla en el río más cercano, pero era demasiado poderosa para dejar que cayera en las manos de cualquiera.

En aquel entonces, cuando Dankyun me la robó, él me dijo que solamente un tonto pensaría en renunciar a tan poderosa arma. Sólo un loco pensaría en volverse débil en un mundo donde el fuerte regía sobre el débil. Quizá eso era cierto. Era una mujer loca que quería deshacerse de sus colmillos porque eran colmillos que me habían forzado a llevar y no unos que me hubiera ganado con trabajo duro. Para recibirlos, todo lo que tuve que hacer fue nacer, nada más.

¿Qué clase padre crearía y regalaría dicha cosa a su única hija? Un arma hecha sólo para derramar la sangre de indignos... compañeros. Pensé mientras veía hacia Ciudad Therion.

Cuando Dankyun me traicionó, pesé que nunca vería la espada de nuevo. Pensé que finalmente me había deshecho de ella, pero como un bumerang, esa cosa volvía de nuevo hacia mí.

Ahí fuera, el hombre que me traicionó, que mató a mi grupo, me robó, y me dejó a mi muerte en un calabozo se dirigía hacia mi pequeño santuario, en el Imperio Shoraya. Si pudiera haber elegido, habría elegido que esta maldita reunión nunca hubiera pasado. Luchaba contra dos pensamientos: recuperar mi espada y matar a Dankyun. No deseaba lo primero, pero anhelaba lo segundo.

Si fuera la vieja yo, a la cual él dejó a morir en un calabozo, ni siquiera me hubiera preocupado por este dilema. Hubiera saltado fuera del agarre de Illsy y hubiera corrido hacia él rugiendo como una maníaca. Hubiera dado mi todo por matarlo sin preocuparme de quien sería herido en el proceso... La vieja Nanya murió en ese calabozo.

Cerrando mis ojos, recordé el momento... Estaba obscuro, era frío, y sangraba mucho. Mis amigos estaban muertos, y uno de los monstruos se estaba dando un festín con las entrañas de Zero. El hedor me revolvía el estómago, y sabía que sería la siguiente. No podía moverme de ese lugar, donde estaba atrapada. Segundo tras segundo, minuto tras minuto, el tiempo pasó y lentamente me llevaba hacia mi final. Mi mente se negaba a la esperanza de una salida, se negaba a la posibilidad de escapar... Sólo esperaba... esperaba a ser asesinada.

Fue entonces cuando él llegó y me rescató, un joven mago con una brillante sonrisa, el que era llamado Tuberculus. Él mató al monstruo, bueno... muy apenas. Después de liberarme, me dio una poción sanadora y me sacó. Yo era un desastre total, pero si no fuera por él, no hubiera sobrevivido. Por supuesto, tan joven como era, él estuvo intentando llegar a mi corazón por un tiempo hasta que se dio cuenta de que no deseaba ser amada o amar a alguien. La última vez que lo intenté, terminé traicionada, robada, y casi muerta. El amor era sólo una herramienta que gente sin vergüenza usaba para explotar a otros, y yo era otra desafortunada tonta.

Decir que no confiaba en nadie no era mentira. Aunque Tuberculus intentó convencerme incontables veces de que era mi amigo, mi corazón nunca le creyó. Después de un tiempo, aprendía a confiar parcialmente en él, pero nunca por completo. Incluso cuando el peligro nos rodeaba por todos lados y peleábamos lado a lado, siempre esperaba ser apuñalada por la espalda en medio de la batalla. Nunca confíes en nadie, nunca muestres tu corazón a nadie, nunca ames de nuevo... eso fue lo que Dankyun me enseñó. Era la dura, y fría verdad de la vida en la que todos corremos.

Me permití confiar en él una vez. Me permití aceptarlo. Me permití creer que tal vez eso era posible y luego, justo cuando más lo necesitaba, él me dejo para que muriera, me abandonó para su propio beneficio y ganancia, me robó mis pertenencias más preciadas y me dejó a mi muerte.

Tuberculus no fue el primero en intentar conquistar mi corazón después de Dankyun, también hubo otros, pero cada vez que escuchaba las palabras 'amor' y 'confianza', recordaba aquel momento cuando ese bastardo me dejó a mi suerte... también recordaba la última noche que pasamos juntos, como me sostuvo en sus brazos, como constantemente me susurraba esas palabras a mi oído sólo para hacerme bajar mi guardia, como me prometió que siempre estaríamos juntos. Caí en su trampa, se me había quitado la razón y no podía ver los signos de las mentiras.

Debería haberme dado cuenta de que algo iba mal en el momento que él... Sacudí mi cabeza mientras recordaba el momento.

Esa noche, entré en su tienda... Le mostré mi forma sin el sello puesto y deseaba que me tomara... ¡No! No debería recordar eso. Eso sólo me hace sentir el terrible dolor de la traición aún más.

Aunque he cambiado desde entonces, aun quiero matar a ese bastardo, Dankyun, pero antes de hacerlo, me debo de asegurar de que nadie sufrirá en la batalla.

Quizá después de que él se vaya, lo perseguiré y lo mataré... Pensé mientras veía la Academia Mágica Fellyore entrar en mi rango de visión.

Nadie sospechaba nada. Ellos estaban calmados y ocupándose de sus días escolares como de costumbre, creyendo que estaban seguros con la presencia de los profesores de Rango Emperador y la mía, una Rango 'Como un Dios'. No tenían ni idea de que un Supremo con su ejército se dirigían hacia ellos en ese mismo instante.

A pesar de todo eso, aun había un pensamiento gracioso que cruzó mi mente: las palabras de Illsy.

Escuchar a un Dungeon Lord como él hablar de amor y confianza era ambos, divertido y extraño. Entendía que él era un raro e inusual Dungeon, pero muy difícilmente podía creer que él supiera lo que significaban esas palabras. Sin importar lo que Illsy me dijera o lo cerca que estuviera de mí, esperaba que me sacrificara a mí, Shanteya, y Ayuseya en el momento que las cosas se tornaran peligrosas para él. Después de todo, nunca dudé de la posibilidad de que él sólo estuviera fingiendo sus emociones hacia nosotras sólo para obtener lo que deseaba, lo que significaba una pareja poderosa, pero incluso así, en algún lugar dentro de mí, deseaba que estas fueran las mentiras y que sus emociones fueran completamente verdaderas. Deseaba que cuando el momento llegara, él no me abandonara, no me traicionara, que diera su todo, y eventualmente me probara que yo estaba equivocada y que el amor puede existir, pero aun así... Eso sólo era un sueño, ¿cierto? Posiblemente un dungeon no pueda amar.

Me pregunto, ¿cuándo me traicionará Illsy? Pensaba.

[Punto de Vista de Ayuseya]

Si alguien me hubiera dicho hace una semana que iba a terminar como la esposa de un Dungeon Lord, y de uno 'Como un Dios', hubiera pensado que ellos estaban locos, o quizá que querían burlarse de mí. Sin embargo, aquí estaba yo, con la prueba sobre mí de que pertenecía a uno, el anillo negro en mi dedo. En vez de uno de oro o de plata, o uno con una piedra mágica que asemejara el color de mis escamas, recibí un tatuaje mágico.

Siempre desde mi juventud, fui constantemente recordada sobre cómo debía de ser el comportamiento de una realeza de la familia Pleyades. Tenía que permanecer siempre refinada, elegante, con una belleza impecable, y una sabiduría sin igual. Tenía que ser un ejemplo, pero al mismo tiempo, tenía que tener todos los atributos correctos para conquistar a un Supremo. Mi rol dentro en mi familia era simple: conquista a alguien poderoso y tener sus hijos, y así continuar con el linaje real.

Por esa simple misión, tuve que estudiar artes, literatura, política, economía, magia, cualquier cosa que pudiera usar para encantar a alguien y mostrarles que yo no era como todas esas otras mujeres tontas en el reino. El fallar no era una opción. Fallar significaba participar en una 'baile'.

Aunque muchos creían que yo era la mayor de la familia, eso no era precisamente cierto, yo era la mayor de las que aun vivíamos. Muchos años atrás, yo tenía una hermana que era mayor que yo por cuatro años. Su turno llegó demasiado pronto a causa de la maldición, y fue forzada desde una edad temprana a encontrarse marido, pero ella falló. Incapaz de ver su vida desperdiciarse de esa manera, ella aceptó unirse a un 'baile'. Ahí, ella durmió con tantos hombres como pudo para tener una mayor oportunidad de quedar embarazada.

Por el exterior, el 'baile' era sólo otra fiesta elegante, pero una vez el reloj llegaba a las 12, se convertía en una orgía. Varios hombres draconianos de Rango Emperador de linaje noble, así como simples aventureros en el área eran invitados a la fiesta. Ahí, eran forzados a usar unas mascaras especiales encantadas con magia para mantener su identidad oculta. Hasta la media noche, tenían permitido comer, beber, y bailar todo lo que quisieran, pero luego, el verdadero propósito del 'baile' era revelado. Vistiendo nada más que una máscara, mujeres de varios linajes llegaban para entretener a los invitados. Los hombres tenían su oportunidad con ellas, pasando por las más hermosas uno a uno como lo harían con una botella de vino.

A través de la historia draconiana, dichos eventos eran frecuentemente organizados cuando los draconianos no querían saber quién era el padre o la madre de su posible hijo. Cualquiera puede unirse mientras sean mayores de edad. Por supuesto, para la gente normal, el rango de aventurero carecía de importancia.

Un mes después, mi hermana recibió la noticia de que estaba esperando un niño, des-afortunadamente, nunca consiguió criarlo. Ella murió un mes después de darle a luz.

Si yo hubiera fallado en encontrar a un esposo de Rango Supremo en los siguientes cinco años, hubiera sufrido el mismo destino. Hubiera tenido que participar en un 'baile' y rezar para quedar embarazada, de otra manera, iba a morir como un fracaso para mi familia.

Mi hermana siempre se arrepintió hasta su último aliento por el hecho de haber sido maldecida con una vida así, el vivir y morir sólo para dar a luz un hijo y preservar así el linaje. Era ridículo, pero no había nada que ella pudiera hacer. La maldición existía y la mantenía encadenada como un animal incluso aunque había nacido en la familia real draconiana.

Temía tener el mismo destino, y honestamente hablando, estuve feliz cuando me enteré de que sería la esposa de Dankyun. Tener que servir a un solo hombre se sentía como una bendición, pero no me tomo mucho el darme cuenta de que esta era sólo otra parte de mi maldición. Ya fuera en las manos de un hombre o en las de muchos, no veía una razón para llevar una vida con ese propósito. Fue por esa razón por la que corrí lejos, pero al hacerlo, avergoncé a mi familia.

Dejando salir un suspiro, volé hacia mi librero. En esta obscuridad llamada la Mente Interna de un Dungeon Lord, no veía ni una ruta de escape, quizá era como una prisión temporal. Sin embargo, había una gran diferencia entre el que era temido por todos los hombre y mujeres sin importar su edad y fuerza y aquel que era aclamado como un heroico y poderoso aventurero de Rango Supremo. Mientras uno me curaba de mis maldiciones y me liberaba, el otro agregaba otra maldición y trataba de matarme si no obedecía.

Levanté un libro viejo y lo abrí a la mitad. Solo una carta estaba ahí. El papel que la envolvía se veía usado, pero el sello estaba intacto, prueba de que nunca había sido abierta.

¿Quizá ya es tiempo? Pensé mientras sentía suavemente el viejo papel.

Esta era una carta escrita por mi madre justo antes de morir, una advertencia final que nunca fue capaz de decirme. Esto me hacía preguntarme qué tipo de palabras podría encontrar escondidas dentro y como una joven chica, siempre estuvo avivando mi imaginación y fascinándome, como un tesoro oculto dentro de un calabozo lo haría para un grupo de aventureros.

Respiré profundamente y rompí el sello. Mantuve el aire en mis pulmones mientras abría el sobre lentamente y sacaba la carta que se escondía dentro. Mientras exhalaba, empecé a leer la primera línea.

Mi querida hija, lo siento... Naciste en una familia maldita, una que se cree no tiene futuro ni esperanza. Te dejo esta carta sabiendo que la leerás después de que te cases con un Supremo y con suerte no asistas a un 'baile'. Por ahora, probablemente notes que tu nombre es un poco diferente que aquel del primer príncipe. El nombre Drekar ha pasado inadvertido para muchos oídos, pero no soy yo la que te lo dio, sino tu padre. Este era su nombre, y él era un Verdadero Dragón.

Cuando el momento llegue, mi hija, tienes que saber que después de que tu primer hijo nazca, serás sacrificada ante nuestros dioses y con tu vida, la maldición de nuestra familia se verá reducida a la mitad.

Escribo estas palabras para advertirte, ¡pero rezo y deseo por que no hagas algo tonto como huir lejos de esta gran responsabilidad! Tu hijo tendrá la sangre de un Verdadero Dragón y como tú, ellos serán sacrificados al momento adecuado. De esta manera, tus bisnietos serán capaces de liberarnos de esta terrible maldición, y ellos ascenderán al trono como gobernantes, ¡tal y como les corresponde! Ayuseya Drekar Pleyades, se te ha otorgado un gran honor, ¡mi niña! ¡Así que no temas a la muerte y abrázala! Ten un hijo o más, y tienes que saber que, a través de sus muertes, ¡Ellos traerán honor a nuestra familia real!

Mi hija, con gran tristeza te escribo las siguientes palabras para ti, ¡y rezo porque este nunca sea el caso!

Si huyes de esta responsabilidad... ¡que los dioses te maldigan con su eterna ira! Por arruinarnos esta oportunidad, por destruir la única esperanza con la que cuenta esta familia, ¡espero que sufras el dolor de un millar de muertes!

Mis manos temblaron, y dejé caer la carta. Lágrimas corrían por mis mejillas como ríos en una inundación. No pude contenerlas, no podía soportar el dolor en mi pecho, y el miedo en mi corazón. A donde girara, el mundo parecía hacerme a un lado, pero nunca esperé algo así, no de mi propia madre...

El ser usada como un sacrificio para los dioses. Ser forzada a ofrecer mi vida con el objetivo de debilitar la maldición que fue puesta sobre mi familia, sólo porque mi padre fue un Verdadero Dragón. ¿Cómo podía yo, cómo podía cualquiera aceptar algo así?

Lloraba y me secaba las lágrimas yo sola en esa obscuridad, en el lugar donde me escondía de aquel que supuestamente me llevaría de regreso a mi reino y para quien supuestamente daría a luz un niño, y sólo así poder ofrecer mi propia vida a algún dios.

No podía creer que la tierna y cálida sonrisa de mi madre me escondiera tan terrible destino. ¿Era esta la razón por la que Dankyun quería de manera tan desesperada que fuera su esposa? ¿Quizá quería que la familia real se recuperara? No... incluso si eso era cierto, había muchas otras maneras de mantenerme a su lado. Él podría haberme mentido y susurrado palabras bonitas de amor, engañarme para que le fuera leal. Lo que me hizo fue por puro odio, sino, ¿por qué maldecirme de esa manera? Él quería el oro en nuestros bienes y el poder de nuestro ejército, no el futuro de nuestro reino.

¿Pero por qué los grandes nobles y los sacerdotes no actuaban diferente hacia mí mientras estaba ahí? ¿Sabían ellos acerca de esto? Ese debe ser el caso, pero ¿qué tal si ellos sabían, pero no deseaban que la familia real se recuperara?

Cerré mis ojos y traté de pensar en algo más. La política de mi tierra natal, el engaño que mi propio reino tenía que soportar. Eso dolió, realmente dolió... pero estaba sola. Al parecer, toda mi vida, estuve sola. Incluso mi propia madre sólo me veía como una herramienta para restaurar el reino...

Sola... Susurré entre sollozos.

Entonces, en ese momento, como si la obscuridad sintiera mi sufrimiento y supiera la manera de calmar el dolor en mi corazón, me dejó escuchar el eco de las palabras que Illsyore dijo el día anterior, cuando robó mi primer beso.

Escucha, Ayuseya... No te voy a mentir... De ahora en adelante, voy a intentar... te miraré como una mujer, mi mujer. Ahora eres mi esposa... incluso si todo esto empezó como una broma de 'no no no'... Me voy a hacer responsable... y eventualmente me ganaré tu corazón... Puede que aún no confíes en mí... y probablemente yo tampoco confíe totalmente en ti por ahora, pero este beso que te acabo de robar... es un sello del pacto... de que haré mi mejor esfuerzo... ¡para eventualmente robar tu corazón!

Las palabras se entrecortaban en varias partes, pero esa era en definitiva la voz de Illsyore. Las recordé, pero no las creía. En mi mente, la idea de que él tenía motivos ocultos se mantenía haciendo eco en mis oídos y me mantenía en guardia. No confiaba en un dungeon, no podía, pero cuando sugerí que me convirtiera en su esclava una vez más y me escondiera en este lugar, sabía muy bien que arriesgaba mi libertad, aunque, al parecer no tenía mucha desde un inicio. Tal vez esa fue siempre su intención, especialmente cuando pensaba en ese ridículo anillo, pero entonces otra vez...

Incluso si todas esas eran mentiras, él era el único que me había dicho ese tipo de palabras... Dije en voz alta mientras extendía mi mano hacia la obscuridad como si deseara tomarlo y traerlo hacia aquí, conmigo, para que me ayudara a pasar por ese terrible momento.

¿Sabes? Me asuste cuando me besaste... Estaba incluso más asustada cuando desperté y sentí tu mano en mi muslo. Dije y mostré hacia la obscuridad una sonrisa empapada en mis lágrimas. Este matrimonio... es ridículo, pero como mi esposo, tienes todo el derecho de tocarme. Eso lo sé... Sé que no se me permite resistirme, apartarte de mí, aunque esté asustada. Aun así, ¿por qué? ¿Por qué fue tu beso tan gentil? ¿Por qué fueron tus caricias tan tiernas? ¿Por qué no me usaste? ¿Por qué no me forzaste a hacer lo que tú quieras? ¡Respóndeme, Illsyore! ¿Por qué? Cuando tenía miedo, cuando estaba a tu merced, ¿por qué no te aprovechaste de mi como cualquier otro hombre haría? ¿Por qué no rasgaste mis ropas e hiciste lo que quisieras? ¿Por qué no pediste nada a cambio de quitar mi maldición? Por ponerte, y a esta escuela en peligro. ¿POR QUÉ? Grité a la obscuridad mientras mis lágrimas fluían sin detenerse por mis mejillas y caían por la punta de mi barbilla.

Estaba gritando solo a un eco... a la obscuridad... No había nada ahí, así que seguí llorando, me mantuve llorando sola.

Lo siento, Ayuseya... Él me respondió, y miré hacia arriba sorprendida. Él no estaba ahí, pero el sonido de su voz hacía eco a mi alrededor. Era triste y suave, como si sintiera dolor al decir esas palabras. No pensé en eso... Yo... Yo simplemente amé la forma en que tocabas, las suaves melodías que creabas, y deseé ayudarte de alguna manera. Recibir un pago por retirar tu maldición nunca cruzó mi mente... y por lo otro... Ayuseya, lo siento. No quería asustarte. No quería que sintieras miedo. Sólo deseaba mostrarte que hacía mi mejor esfuerzo por estar a tu lado, por ser tuyo, como tu esposo... Yo... no... Ayuseya, si de ahora en adelante quieres dormir sola, lejos de mí, entenderé. Fue mi culpa por obligarte. Te asusté, te atemoricé, y eso era exactamente lo opuesto a lo que quería mostrarte. Supongo que sólo quería que supieras que, aunque soy un dungeon, no es mi intención tratarte diferente por tu estatus o especie. Quería mostrarte, que puedo intentar enamorarme de ti y sentirme seguro en tus brazos, así como también deseo que te sientas segura en los míos. Lo siento... Sus suaves palabras terminaron, y con ellas, la obscuridad a mi alrededor cayó en silencio una vez más.

Me quedé sin palabras.

Un dungeon se disculpó hacia mí. Un dungeon disculpándose por sus errores. Un dungeon... nunca quiso lastimarme, no, Illsyore nunca quiso lastimarme. Si sus palabras eran ciertas, entonces yo era la tonta.

Illsy... Dije con una voz suave, pero sólo cerré mi boca y acerqué mis piernas a mi pecho. Mi mente y corazón estaban deshechos. ¿Qué debería creer ahora?

Parte 2

[Punto de vista de Illsyore]

Nunca esperé escuchar a Ayuseya gritando de esa manera, escuchaba sus sollozos y llanto como arañazos en el fondo de mi mente y perforaban mi corazón en un eco tembloroso. Sus palabras fueron duras, pero comprensibles. Yo fui el tonto que actuó y creyó que podía alejarse con sólo eso.

Puede que haya cometido un terrible error y en vez de acercar a Ayuseya hacia mí para obtener su confianza, la alejé. Si eso funcionó con Shanteya, no significaba que también funcionaría con la princesa draconiana o la aparentemente joven profesora. Puede que haya sido un tonto, pero sólo ahora recordé lo que Alina una vez me dijo: 'El corazón de una mujer está lleno de misterios, y lo que ella no quiere mostrar, lo esconde bien.'

Miedo y preocupación están dentro de esos misterios, y Ayuseya me mostró que, aunque era una mujer fuerte que puede aguantar mucho, incluso ella tenía su límite. Mi beso pudo haber sido ese límite, pero pensar que esto la molestaría hasta el punto que llorara a causa de eso, sólo me puedo sentir avergonzado por mi comportamiento. Pero, aun así, en lo profundo, mi estúpido corazón no veía razones para disculparse. Este todavía se sentía contento por el hecho de que dormí en sus grandes pechos, de que la abracé, de que la besé, y por qué estuve junto con ella al igual que como lo estuve con Shanteya. Estos pudieron haber sido mis verdaderos, y honestos sentimientos, o quizá fueron sólo una representación de mis pensamientos pervertidos.

De cualquier manera, la esperanza de crear un. [Vínculo de Confianza] con Ayuseya se había ido por la ventana. Un solo error fue todo lo que necesitó, ¡uno solo!

Dejé salir un gran suspiro y miré hacia abajo, a la academia. Los estudiantes habían sido evacuados a la parte posterior, excepto por los sirvientes de Ayuseya, que eran un total de seis: dos sirvientas, dos mayordomos, dos guardaespaldas. Se mantuvieron molestando a Nanya preguntándole la ubicación de la princesa. Esa mujer sabía cómo entretejer palabras de tal manera que incluso los detectores de mentiras modernos tendrían problemas.

"¡Illsy! ¿Qué tan lejos se encuentran?" Ella me preguntó.

Tragando saliva, miré hacia esa dirección y en cuanto sentí sus fuerzas de vida, esa terrible espada reaccionó y el miedo recorrió mi cuerpo. Este era un encantamiento desagradable, pero gracias a Nanya, estaba empezando a entender como ignorarlo. Sólo tenía que empezar a pensar más lógicamente y recordar constantemente que lo que estaba sintiendo no era nada más que una mentira inducida a través de magia.

"¡Deberían entrar en nuestro rango de visión en un minuto o algo así!" Respondí.

Frotando su barbilla, Nanya pensó en algo por un momento y entonces se giró hacia Tuberculus. Ella apuntó hacia la academia y le dijo algo, pero estaba demasiado lejos para oír. Yo estaba en el mirador.

Lo que sea que hubiera dicho, el director accedió. Mientras él se dirigía hacia los sirvientes de Ayuseya, ella corrió hacia el bosque y se escondió en algunos arbustos. Nanya lanzó algún tipo de hechizo entonces perdí su rastro, pero por lo menos, aun podía sentirla. Este sólo era un simple pensamiento que me decía: 'Mi esposa, Nanya, está por allá. Esta segura.'

Mirando el escenario, decidí usar este tiempo y cambiar algunas cosas en la academia. Agregué dos láseres AGLCM detrás de las ventanas en el ático. Esperaba tener un buen tiro desde ahí, pero además esperaba no verme en la necesidad de usarlos. Pensé en agregar algunas trampas en el suelo, pero iban a ser notadas fácilmente. Bueno, si algo sucediera, siempre podía crear hoyos debajo de ellos y luego disparar bolas de fuego dentro.

Así que, esperamos. Yo flotaba sobre ellos, Tuberculus estaba sentado frente a los jóvenes estudiantes, listo para encontrarse con el temible Dankyun. Mientras tanto, sólo tenía que recordar que mientras dijéramos y probáramos que Ayuseya no estaba ahí, él sólo caminaría de regreso y nos daría el tiempo suficiente para correr y prepararnos para su siguiente visita. Hablando de eso, Shanteya aún estaba cazando. Ya había alcanzado el nivel 66, pero ya se estaba acercando el momento en el que tenía que ir a recoger los cuerpos apilados de los monstruos que asesinó.

"Espero que no me tome mucho tiempo... Ugh, ¡por favor Dankyun! ¡Que te duela el estómago, te de diarrea o algo! ¡Sólo date la vuelta y tropieza o algo y muere! ¿Por favor?" Dije con una voz baja mientras lo miraba acercarse a la academia.

Al final, mis deseos fueron ignorados por los dioses de la suerte, y llegaron a salvo en frente de la Academia Mágica Fellyore. Él dirigía todo el grupo sólo con una mirada, podía notar la ridícula diferencia entre él y los demás.

Dankyun era un gran draconiano de más de 2.5 metros de altura. Las escamas en sus mejillas y cola eran de un café obscuro, y sus ojos eran de un verde obscuro. Mantenía una presencia imponente sobre él, así como una ridícula armadura. Si mis estimaciones eran correctas, esa cosa pesaba demasiado. Era una armadura plateada completa, decorada con runas de oro y plata, pero el material base lucía como un aluminio de cierto tipo. Para mi sorpresa, él no llevaba un casco, pero podía ver uno colgando al lado izquierdo de su caballo. Esto simplemente era una muestra de confianza. Era su manera de decirnos que no lo necesitaba para proteger su cabeza vacía. Espera, ¿estaba vacía? Tengo que darle unos pequeños golpes cuando tenga oportunidad... con un martillo de 10 toneladas.

"¡¿Quién anda ahí?! ¡Esta es una pacífica academia aprobada por el rey de Shoraya! ¡Dinos a que vienes, forastero!" Gritó Tuberculus mientras golpeaba la tierra con su bastón.

Hizo una pose imponente frente a él, pero Dankyun no se mostró impresionado. De hecho, lo ignoraba y escaneaba la academia con sus ojos.

Cuando su mirada alcanzó el cuarto donde mi cuerpo de cristal se escondía, él entrecerró sus ojos, y mostró una sonrisa confiada. Se estaba burlando de mí, ¡podía sentirlo!

"¡Este es el estimado Señor Dankyun Alttoros! ¡Prometido de la Princesa Ayuseya Drekar Pleyades! ¡Demanda que la regrese ya que su país aguarda su regreso!" Dijo uno de sus matones con un tono de voz firme e imponente.

La mayoría de los soldados detrás de él llevaban armaduras de cota de malla con cascos de acero, pero había tres que sobresalían de entre ellos. Ellos llevaban armaduras de acero plateado como Dankyun, pero las de ellos no lucían tan pesadas o tan cuidadosamente decoradas.

"Entonces, ¡es un invitado de honor de un país extranjero! Pero temo decirle que la princesa no se encuentra aquí. Ella se fue hace algunos días sin decirle a nadie una sola palabra. ¡Se la llevó una caravana!" Respondió Tuberculus.

El soldado miró a su comandante, y me pregunté si se había tragado la mentira.

"¿Estás diciendo QUE la princesa se fue, y no se llevó sus... mascotas con ella?" Preguntó Dankyun con una ceja levantada.

Al ser llamados mascotas, los seis entrecerraron sus ojos al Supremo draconiano.

"Hm, al igual que la última vez los veo a todos, tan enérgicos e irrespetuosos como siempre. *Suspiro*, mi prometida nunca ha tenido buen gusto para los sirvientes. Sin embargo, ¡ustedes!" Dijo él y luego apunto a Keltaru, el hombre el'doraw que peleó con Nanya y quedó hecho pulpa. Él ya había sanado por completo. "Dime justo ahora donde se encuentra ella." Le ordenó.

Keltaru dio un paso hacia adelante y miró derecho a Dankyun, sin reprimirse o mostrar la más mínima señal de miedo.

"¡No tengo ni idea de donde se encuentre la princesa en estos momentos, pero si lo supiera, nunca te lo diría! ¡Mi lealtad es sólo a mi princesa!" Él declaró firmemente.

Y aquí estaba yo pensando que él se inclinaría y le diría de inmediato todo lo que sabía. ¡Supongo que Nanya le metió algo de sensatez a golpes! Pensé con una sonrisa.

"¡Hmph!" Dankyun no estaba impresionado. Él levantó su mano y luego dijo "Viejo, este chico pertenece a mi país. Si interfieres, lo veré como un acto en contra de mi nación." Él no esperó la respuesta de Tuberculus y simplemente miró a sus soldados. "¡Ustedes dos! Vayan y denle una buena paliza." Él apunto a los dos que quería que obedecieran sus órdenes.

Los dos hombres asintieron una vez y de inmediato bajaron de sus caballos. Ellos desenvainaron sus espadas y se acercaron a Keltaru, el chico que se atrevió a hablar contra Dankyun.

"Ahora entonces, ¡tú!" Esta vez el draconiano apunto a una de las sirvientas. "A diferencia de él, eres una draconiana pura sangre. ¡Habla!"

La sirvienta dio un paso al frente y miró a Keltaru, que se encontraba enfocado en los dos enemigos frente a él. Estaba claro que el hombre no tenía manera de ganar, y quizá eso fue lo que ella también pensó.

"Nosotros..." El sonido de espadas que chocaban se escuchaba a su izquierda, pero ella no giró su cabeza. "Nosotros realmente no sabemos dónde se encuentra, mi señor. La princesa se desvaneció de nuestra vista la mañana de ayer, pero muchos de los hombres aquí en la academia me dijeron que la vieron llevar sus bolsas al segundo piso para que el Dungeon Lord se las llevara a otro lugar." Ella dijo inclinando la cabeza.

¡No podía faltar el soplón! ¡Siempre hay uno! Sorprendentemente, este no fue Keltaru, y hablando de eso, él no lo estaba haciendo tan bien contra los dos soldados.

Desde el momento en que ellos se pusieron frente a él con sus espadas desenvainadas, él ya estaba seguro de que esto no terminaría nada bien para él. Sus expresiones presuntuosas, la mirada confiada en sus ojos, y la pose de ataque que tomaban advertían al el'doraw del peligro inminente. Al igual que ellos, él también desenvainó su espada y se separó del resto para tener espacio suficiente para poder usar sus habilidades contra los dos correctamente, sin preocuparse de poder golpear a sus aliados. Estaba listo para atacarlos y darle una mano, pero no lo iba a hacer a menos que creyera que le iban a dar un golpe mortal.

Cuando la sirvienta empezó a hablar, los tres chocaron sus espadas y a pesar de la diferencia en rangos, Keltaru se estaba defendiendo bien, sin embargo, para el ojo entrenado, era demasiado claro que ellos sólo jugaban con él, dejándolo caer en la trampa de qué pensará que iba ganando. Afortunadamente, Keltaru no bajaba su guardia hacia ellos. La paliza que le dio Nanya le hizo darse cuenta que tan débil era contra los rangos mayores, especialmente cuando ella presentó la prueba de los cubos de granito al final de su duelo. Dominar una habilidad de un cierto rango no significaba que tenías un salto garantizado a ese rango. En papel, se podría hacer, pero entre aventureros, ellos eran reconocidos solo y solamente después de que probaran su fuerza a través de dicha prueba.

Con eso dicho, Keltaru no tenía manera de ganar, y los dos soldados se lo dejaban claro mientras avanzaban hacia él. Aunque reunía todo su poder en cada golpe, ellos lo esquivaban o lo desviaban. Esta danza continuó lentamente hasta que Keltaru quedó más y más cansado con cada golpe.

Mientras esto pasaba, nadie intervino, Tuberculus permaneció de pie, pero el agarre en su bastón era muy fuerte, la madera se agrietó. Los otros sirvientes que permanecieron a su lado mantenían sus cabezas inclinadas en frente de Dankyun e ignoraban la pelea que se estaba llevando a cabo no muy lejos de ellos.

"Basta de seguir jugando." El hombre dijo de manera calmada después de un momento.

"¡Sí, mi señor!" Dijeron los dos soldados al mismo tiempo.

Con una malvada sonrisa en sus caras, ellos atacaron al chico, levantando sus espadas y demostrando, por fin, su verdadero poder. Uno destruyó su armadura mágica de un simple golpe, mientras el otro atacó su cuerpo indefenso con la empuñadura de su espada. El golpe dio en el lado derecho de sus costillas. La armadura del el'doraw apenas y lo protegió, y el sonido de costillas rotas fue escuchado.

"¡Ugh!" Él gimió mientras era lanzado algunos metros en el aire.

Los ataques de los soldados no eran nada comparados con los de Nanya, pero fueron capaces de causarle mucho dolor y daño. Keltaru cayó sobre sus pies, pero antes de que pudiera levantar su guardia, el soldado que lo atacó primero se precipitó hacia él y lo golpeó en la cara, rompiendo sus dientes y cortando su labio superior.

"¡Omph!" Él cayó sobre su espalda.

Los dos soldados se movieron a su izquierda y a su derecha respectivamente, preparándose para usarlo como una bolsa de carne y huesos. Ese era el momento en el que planeaba interferir, usar una simple [Bola de Fuego] para golpearlos a los dos y mandarlos a volar, pero antes de que tuviera oportunidad de hacerlo, Nanya Actuó.

La aparentemente joven profesora saltó fuera de los arbustos en los que se escondía, tomó a los dos soldados por sus cabezas y los golpeó uno con el otro. La fuerza que ella aplicó fue suficiente para destruir sus armaduras y abollar sus cascos. Fueron dejados inconscientes al instante.

Sus acciones me sorprendieron. Pensaba que ella se mantendría alejada de esto y esperaría hasta que Dankyun se fuera, pero ella no pudo quedarse mirando que le daban a Keltaru una paliza como esa frente a la escuela. Cuando ella hizo le hizo eso, ella ganó en un duelo oficial y se aseguró de enseñarle una o dos cosas acerca de la fuerza real, pero ahora, no era más que intimidación, una paliza sin sentido.

"¿Oh? ¡Miren a quien tenemos aquí!" Dijo Dankyun con una sonrisa.

Nanya le lanzo una mirada furiosa y después miró a Keltaru.

"¿Estás bien, chico?" Ella preguntó y lo ayudó.

"Ugh, No lo creo..." Él respondió y tosió un poco de sangre.

"Ve con Tuberculus y deja que te revise." Ella le dijo.

"Nanya, mi cielo, ¿Qué crees que le haces a mi súbdito?" Preguntó Dankyun mientras la miraba.

"No soy tu subordinado... ugh, Soy de Ayuseya." Dijo y con eso aseguró su lealtad una vez más.

"¿Hm?" Él levantó su mano y sin siquiera hacer un canto, lanzó una bola de fuego.

Nanya se puso frente al ataque y lo detuvo de un golpe. El hechizo explotó, pero no hizo siquiera una abolladura en su Armadura Mágica, ni hablar de a sus guantes de metal.

"Vete." Ella le dijo a Keltaru.

"Gracias..." Respondió mientras asentía.

Mientras tanto, los otros llamados sirvientes ni siquiera levantaron la cabeza para mirar la escena. Su lealtad estaba clara, y no era hacia su princesa.

"Nanya, si vuelves a ponerte frente a mi ataque una vez más, dejaré de ser agradable con ustedes." Él dijo de manera calmada mientras le apuntaba con su palma.

La sonrisa en su rostro mostraba la representación perfecta de una sonrisa de villano que creía que podía derrotar de manera fácil al héroe. Todos en el ejercito de esbirros detrás de él mostraron una sonrisa malvada similar. Disfrutaban la escena y esperaban a que el enemigo cayera ante el poder de su maestro.

Si esto continua... Dankyun atacará a Nanya. Pensé e intenté de manera desesperada el pensar en algún modo de evitar que hiciera algo peligroso, pero entonces apuntó su mano al cuarto donde se encontraba mi núcleo.

"No te rendirás de manera tan fácil, pero me pregunto si debería destruir ese dungeon primero. Suena como un trato lo suficientemente justo por tu... ¿interferencia?" Dijo, y tragué saliva.

Si él iba a atacar mi cuarto con una bola de fuego similar, no tenía por qué preocuparme. Esas paredes de súper-aleación podían tomar fácilmente dicho ataque incluso sin encantamientos en ellas. Aun así, ¿qué tal si iba a atacar con algo más, algo más poderoso? Él era un Supremo, y eso significaba que podía usar hechizos de Rango Supremo. una bola de fuego súper-cargada con picos de hielo probablemente no era suficiente para derretir mi cuarto, pero podría dañarlo severamente y probablemente herir a los estudiantes que se escondían dentro del edificio.

"Solo inténtalo, pero te cortaré la mano antes de que tengas oportunidad de atacar." Ella le dijo de manera calmada.

"¡Oh, dios! ¡Qué miedo! ¡Puhahaha!" Él rio en voz alta y bajó su mano.

Nanya lo miró, pero no dijo nada.

"¡De hecho estoy realmente sorprendido de que alguien como TU haya dejado a un dungeon vivo! ¡Hahaha! Dime otra vez, ¿cuántos de ellos has matado? Hm, ¿eran 200 o 240? Recuérdamelo, al parecer lo olvidé, pero eso no importa." Se encogió de hombros. "Lo que me sorprendió, sin embargo, es lo que me llevó a preguntarme ¿por qué será que dejaste de matarlos y dejaste este vivo? ¿Hm?" Él preguntó, pero honestamente no encontraba ni una conexión entre lo que él decía y lo que ordenaba hace un momento.

Parte 3

Por un momento, pensé que él quería hacer que la academia pagara por la insolencia de Keltaru o por lo que él percibió como una, pero algo se salía de lo común. Dankyun no hizo nada contra el el'doraw, Tuberculus, o el sirviente que le dio el reporte, pero cuando Nanya apareció, sus acciones cambiaron por completo. En vez de ordenar a sus soldados que atacaran, él actuó por sí mismo.

"¡No tengo necesidad de responder a un maldito traidor y ladrón como tú!" Ella escupió a sus pies.

"¿Oh? ¿Hablas de esto?" Él preguntó mientras desenvainaba su espada y apuntaba hacia ella.

¿Es de Nanya esa... Pensé mientras la miraba.

E diseño era como el de una claymore del siglo 15 de la tierra, una espada larga de dos manos, sin embargo, el filo era negro y tenía grabadas unas runas de un rojo obscuro que brillaban suavemente. La empuñadura estaba cubierta con cuero negro, y el protector estaba ligeramente curvado hacia dentro. Mirando su funda, me di cuenta de que este hacía juego con el diseño de plata y oro de su armadura. Esta combinación extraña de colores hacía que la espada destacara completamente cuando él la blandía.

Tragué saliva.

El aura de obscuridad y peligro alrededor de ella me hacía temblar. Cerré mis ojos por un momento y pensé en lo que Nanya me había dicho anteriormente ¡No hay nada que temer! ¡No hay nada que temer! Es el resultado de un poderoso encantamiento, ¡eso es todo! Solo un encantamiento... Desafortunadamente, el momento en que abrí los ojos, era todavía tan aterrador como antes.

Tragué saliva de nuevo y miré a Nanya de nuevo. Ella le miraba y apretaba su puño. La usualmente calmada aparentemente joven profesora apenas y se detenía de atacarlo.

"¿Hm? ¡Esto es muy impresionante! ¡No esperaba que tuvieras esa... esa reacción cunado me vieras de nuevo! Honestamente pensé que correrías hacia mí, gruñendo y maldiciéndome y luego te apuñalaría en el corazón, te decapitaría, ¡y dejaría que las ratas devoraran tu cuerpo! ¡Hahaha!" Él dejó salir una sonrisa divertida.

"No soy la misma chica que alguna vez conociste." Ella replicó, pero lo dijo apretando los dientes.

"¡Ya veo! ¡Ya veo! Entonces, ¿qué pasaría si... déjame ver... ¿Lanzo mi Skill Suprema justo ahora, justo aquí, sobre esta academia?" Preguntó con una sonrisa mientras levantaba la mano que tenía desocupada hacia arriba.

"Dankyun..." Gruñó Nanya y dio un paso al frente.

El aire entre ellos era tenso. Frente a nosotros, el draconiano y la joven chica se desvanecieron y fueron reemplazados por dos monstruos aterradores. Sus motivos para chocar espadas y saltar al ataque serían un misterio para aquellos que no sabían por lo que habían pasado. Entre los de la academia, probablemente yo y algunos de los profesores éramos los únicos que podíamos deducir la verdadera razón tras la ira de Nanya y el afán de Dankyun de instarla a una batalla.

A pesar de este evento y la manera en que las cosas cambiaban de mal a peor, sólo había un pensamiento que me inquietaba. Si ese draconiano atacaba con su skill Suprema, entonces toda esta academia, exceptuando mi habitación, muy probablemente acabaría destruida. Los profesores probablemente sobrevivirían gracias a sus armaduras mágicas, pero los estudiantes serían sacrificados bajo una lluvia de bolas de fuego. Una vez que eso sucediera, nada detendría a Nanya de ir a matarlo.

¿Qué pasaría con Shanteya? Pensé y luego busqué por su señal de vida.

Aunque lejos de nosotros, ella aún se encontraba dentro del 1 km de diámetro que cubría la Skill Suprema. Con solo ese ataque, Dankyun podía robarme mi hogar, mi esclava, mis amigos, y a los que tenía que proteger.

¿Puedo construir algo para protegerlos rápidamente? Pensé, pero no había manera de que pudiera. Aun no era lo suficientemente fuerte. Mi Energía Mágica se acabaría para cuando terminara la segunda capa, y eso sería sin encantamientos.

Tragué saliva.

Solamente había una salida. Tenía que matar a Dankyun. Tengo que destruirlo...

Si lo mato antes de que inicie su ataque, entonces... Si lo mato ahora mientras se enfoca en Nanya, puedo salvar a los estudiantes. Entonces Nanya se podría encargar de los soldados junto a los maestros. Pero, ¿podría lastimar a un Supremo? Quizá... Tengo que lanzar un muy poderoso ataque. Tengo que enfocar mis láseres aglcm en él y dispararlos mientras que al mismo tiempo lo ataco con una [Bola de Fuego Dirigida x18] de 7000 u 8000 de Energía Mágica. Sí... él tiene que morir... pero, ¿puedo matarlo? ¡Sí! No... Tengo que... Sí, tengo que... Pensé mientras luchaba con la horrible decisión de tomar la vida de alguien.

La razón de que dudará se debía más bien al miedo que sentía por parte de su espada, me hacía pensar en que sería lo más seguro, me hacía dudar de mis intenciones y fuerza. Al final, lo que me ayudó a decidirme fue recordar el hecho de que yo ya había asesinado en este mundo. Esto no era la tierra. No iba a terminar con la policía en mi puerta. Podía matar siempre y cuando tuviera una buena razón para hacerlo y nadie me iba a juzgar por ello. Este mundo no tenía los mismos valores morales que mi mundo anterior, por lo tanto...

Matar... Debo matar a Dankyun... Debo matarlo para proteger a Nanya, Shanteya, y a toda la academia.

Mis pensamientos resonaban dentro de mi cuerpo de cristal y enviaban un escalofrío por todo el territorio de mi calabozo. Como con cualquier otro dungeon, una niebla obscura se levantó de la tierra hasta cerca de un metro de altura, pero era más espesa cerca de Dankyun y más fina alrededor de Nanya y la academia. Mostraba claramente mi deseo e intención de asesinar a ese draconiano.

"¿Hm? ¿Qué es esto? ¿Finalmente se unirá el dungeon a nuestra pequeña pelea?" Preguntó el hombre mientras miraba al rededor.

"¿Por qué estás sorprendido?" Preguntó Nanya.

"No lo estoy. Sólo estoy curioso del por qué el dungeon mostró sus intenciones de asesinar en este momento." Él se encogió de hombros.

"¿No es obvio?" Preguntó ella levantando una ceja.

"¡Ilumíname! Si tu respuesta me divierte, no destruiré este lugar." Él contestó con una sonrisa arrogante mientras miraba a Nanya.

"Si te atreves a hacer esa tontería, ¡no dudaremos en atacarte con todo lo que tenemos! ¡No he mostrado intenciones de matarte incluso aunque haz venido y amenazado con destruir la academia y con matar a todos los estudiantes inocentes! ¡Incluso si eres un Supremo, debes saber que una masacre así no pasara desapercibida! Los hijos de algunos nobles poderosos se encuentran aquí, y algunos tienen formas de comunicarse con sus padres en sus casas. Incluso si los matas antes de que envíen el mensaje, ¡no serás capaz de borrar la evidencia dejada por tus horribles acciones! ¿Cuantos crees que estarán dispuestos a pasarlo por alto? Sus fantasmas pasearan por este lugar, y una vez que traigan a un Vidente, él será capaz de comunicarse con ellos. ¡La verdad saldrá a la luz, y serás cazado por todos los reinos como el vil perro que eres!" Ella le escupió.

A pesar de los insultos lanzados hacia él, Dankyun le mostró una sonrisa llena de arrogancia. Disfrutaba la manera en la que había hecho que Nanya actuara. Su coraje y odio hacia él lo alimentaba como la madera seca o gasolina alimentaba al fuego. En cuanto a mí, yo lo miraba, listo para lanzar mi hechizo.

"¡Esto sólo era una broma, Nanya, querida! ¡No quiero lastimar a ninguno de los estudiantes inocentes aquí presentes!" Él dijo de repente, bajando la mano y encogiéndose de hombros como si no fuera nada.

La obscuridad a su alrededor no se disipó. No le creía. No iba a bajar mi guardia tan fácilmente.

"¡Lo que el chico te dijo es la verdad! La princesa Ayuseya se fue sin decir a nadie a donde iba. Creo que ella ya sabía que sus sirvientes no le eran precisamente leales a ella, así que esa puede ser la razón de que no les dijera nada a ellos. Atacar esta academia no te traerá nada más que problemas y si no me crees, eres libre de probar todo lo que quieras. Conociéndote, tu probablemente pusiste alguna clase de hechizo que te dijera donde está. ¿Por qué no lo usas?" Preguntó Nanya mientras cruzaba sus brazos en su pecho.

"Hm... Cierto, si tengo ese hechizo, pero es extraño, ¿sabes? Este sigue diciéndome que ella está aquí, aun así, todos ustedes lo niegan. Muy extraño, de hecho." Dijo y frotaba su barba lentamente.

"No puede ser." Nanya sacudió su cabeza. "¡Si lo supiéramos, yo la traería personalmente ante ti para no tener que ver tu fea cara nunca más!" Ella sacudió su cabeza.

"¿O podrías ocultarla de mí sólo para molestarme?" Él comentó.

"¡No estoy tan enojada como para arriesgar la seguridad de mis estudiantes o como para interferir en materia política de este nivel!" Ella negó tal cosa, pero ya que yo conocía la verdad, podía ver lo bueno que era para mentir. Si ella viviera en la Tierra de tiempos modernos, hubiera sido una excelente actriz.

Dankyun la miró por todo un minuto, mientras yo oraba que él dejara este lugar y tratara de no pelear contra nosotros. Mis intenciones asesinas no desaparecieron aun así, pero sabía que, si lo atacaba en el momento, había posibilidades de que Nanya quedara frente a mi ataque, o que yo fuera el que dañara la academia. Si yo atacaba primero, él tendría razón política suficiente para destruir el lugar. Si no fuera estúpido, habría visto esta táctica antes. Incluso en las cortes de días modernos, tu caso no tiene ni una pizca de esperanza si es que tu golpeas primero. Esa táctica era simple: espera a que él haga el primer movimiento al insultarlo un poco y luego eres libre de matarlo. Era legítima defensa, pero dudaba que fuera esto lo que Dankyun esperaba. Él sólo necesitaba una excusa para los grandes círculos políticos. Conmigo o Nanya atacando primero, él incluso podía declarar que era un posible asesinato de un dignatario extranjero.

Espera... después mata... espera, después mata... o, ¿solo mata? Si lo mato primero, entonces me deshago del peligro... Me mantuve pensando mientras miraba al hombre draconiano amenazando con destruir la paz y quietud de este lugar.

"Digamos que te creo, pero no lo hago." Él dijo después de un momento mientras envainaba su espada.

El efecto del encantamiento de Miedo se redujo.

"..." Nanya entrecerró los ojos hacia él.

"Me quedaré aquí por algunos días, y ustedes dejaran que mis hombres busquen muy bien por el área, en cada rincón y grieta de esta academia, incluyendo cada uno de los calabozos que su patético Núcleo de Calabozo haya construido. No necesitan preocuparse por mostrármelos, mis exploradores ya han encontrado la mayoría de ellos. Si no encuentro nada, los dejare en paz. ¿Qué opinan acerca de este... trato?" Él preguntó con una sonrisa.

Honestamente sonaba bien, pero en algún lugar dentro de mí, seguía escuchando a un cierto personaje de película de ciencia ficción gritándome: "¡Es una trampa!"

Aun así, ¿teníamos alguna otra opción aparte de una batalla sin cuartel con los estudiantes como víctimas de un fuego cruzado?

Si lo dirigía a mi calabozo, ¿podría matarlo? Sus hombres de seguro morirían, pero ¿qué pasaría con él? Me pregunté mientras calculaba las posibilidades en mi mente.

Era una buena idea, pero al recordar el daño que Nanya y los profesores de Rango Emperador les hicieron a mis primeros dos pisos, no pude evitar el sentir que estaba subestimando considerablemente a mi oponente. Se suponía que el calabozo sería mi última defensa.

"Oh, y si se atreven a mover su núcleo de ahí, lo tomaré como una declaración de guerra hacia mí." Él apuntó hacia mi cuarto.

Tragué saliva.

Incluso la idea de mover mi núcleo hacia mi calabozo podía iniciar una batalla ahora, pero todo estaba bien. Mientras no hiciéramos el primer movimiento, yo estaba seguro, y siempre podía mover mi núcleo de ahí antes de que él penetre los muros de Inconel.

"Muy bien. ¡Todos accedimos al acuerdo, y tu verás por ti mismo que esa princesa tuya no se encuentra aquí! El núcleo de calabozo también permanecerá allí, nunca lo movemos para empezar. Su única función es reparar la academia y avisarnos de peligros. Los calabozos que encontrarás también son simples. Él no ha construido nada más." Ella le mintió con indiferencia.

"¡Que así sea!" Él levantó su mano, y sus soldados desmontaron. "Ahora, sobre esta niebla negra..." Él dijo mientras trataba de empujarla como una nube de humo, pero la niebla de mi instinto asesino era algo obstinada.

"Por supuesto, iré y le diré al dungeon que te trate a ti y a tus hombres como aliados. Él es uno algo tonto, así que es natural que reaccione por instinto hacia... MI espada." Nanya mintió y entrecerró sus ojos hacia él.

"Perdón, pero ¿te refieres a MI espada? Es cierto que te perteneció en algún punto, pero las buenas espadas siempre escogen a su maestro y en este caso, ¡esta eligió bien!"

Nanya sólo pudo gruñir hacia él mientras se giraba y caminaba hacia la academia. Rápidamente volé hacia ella, pero aún no me deshice de mis intenciones asesinas.

"¿Qué debería hacer?" Le pregunté.

"Deshazte des tus intensiones asesinas. Si esto fuera algo solo entre nosotros y él, ya te hubiera regañado por no haber atacado aún, pero hiciste bien. Somos fuertes, pero no creo que podamos proteger a los estudiantes de sus ataques aún. Afortunadamente, él nos dio el tiempo suficiente para empezar a hacer preparaciones. Dudo que se vaya a ir como dijo. ¡Él no es un buen draconiano, es escoria, un bastardo, un pedazo de basura! ¡Grrr!" Ella dio un golpe fuerte a la pared, haciendo una gran grieta en ella. La reparé y la seguí rápidamente. Ella se dirigía a mi habitación. "Pretenderemos hacer lo que siempre hacemos, pero mientras tanto, ¡construye lo que puedas para mandar a los estudiantes lejos! Hazlo sin decirle a nadie más que a mí. Oh, y oculta la entrada a tu calabozo grande." Ella explicó.

"Ya lo hice, pero aun no hago un túnel de escape para los estudiantes. Trabajaré en él esta noche. Pero... ¿podemos ganarle?" Pregunté.

"Eso depende Illsy. Su armadura no es normal. Es probable que se un ítem 'Como un Dios'." Ella me dijo mientras entraba en mi cuarto.

"Entonces, ¿puedo usar ese hechizo que tú sabes? Lo dejaré desnudo, y será más fácil pelear con él." Le dije a ella con una sonrisa.

"No, eso no servirá a menos que pueda ignorar un encantamiento de [No Robar]. Si incluso uno de sus objetos tiene esa cosa en él, entonces él sabrá de inmediato que intentaste robarlo, y entonces lo tomará como una ofensa directa y no dudará en atacarnos." Ella explicó y dejó salir un suspiro.

"¿[No Robar]? ¿Existe algo como eso?" Pregunté levantando una ceja.

"¿Cómo crees que los nobles y la realeza hacen para salir a pasear sin preocuparse de que alguien les robe? Todos ellos llevan eso." Ella explicó.

"¿Incluso tú?" Pregunté.

"El hechizo funciona en mí, ¿o no?" Ella me recordó mientras levantaba una ceja.

"Oh, ¡Cierto!" Dije.

"Illsy, deshazte de tus intenciones asesinas." Ella me dijo.

"Bien..." Asentí e hice como me dijo.

La niebla negra se desvaneció, y Tuberculus se acercó a Dankyun. Probablemente él iba a arreglar que se preparara un lugar para que se quedaran, ya fuera en el edificio principal de la academia o en los dormitorios. Ya que yo me encontraba dentro del edificio no pude escuchar de lo que hablaban.

"¿Puedo sobrescribir los encantamientos?" Pregunté a Nanya.

"Lo intenté varias veces, pero esa espada no es normal... Además, necesitarías el hechizo [Desencantar] y por lo que recuerdo, tu sólo tienes [Encantar]." Ella agitó la cabeza.

"Ya veo..."

[Punto de vista de Dankyun]

Ver a Nanya en su forma sellada después de tantos años era excitante, tanto que no me pude abstener de incitarla a iniciar una pelea. Realmente esperaba que ella saltara hacia mí al instante, pero al parecer realmente cambió. Sin embargo, esto sólo hacía el juego más interesante. Disfrutaré destrozando la cordura de Nanya y obligarla a que me ataque. Una vez que ella lo haga, seré libre para empezar... a torturarla.

Pero, ¿cómo haré para lograrlo? Hm... ¿quizá tenga que hacerle algo a sus queridos estudiantes? Si accidentalmente hiero o toco a uno o dos de los campesinos, ¡estoy seguro que haré que se moleste! Pensé mientras era dirigido por el viejo director humano hacia mi habitación temporal en los dormitorios.

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