La chica del cabello de fuego

De AlbaCherry

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Ella era una mala influencia, una chica mala. Con el tiempo Amaral se había ganado esa fama. Todos huían al v... Mai multe

La chica del cabello de fuego
Capítulo 1:
Capítulo 2:
Capítulo 4:
Capítulo 5:
Capítulo 6:
Capítulo 7:
Capítulo 8:
Capítulo 9:
Capítulo 10:
Capítulo 11:
Capítulo 12:
Capítulo 13:
Capítulo 14:
Epílogo
INFORMACIÓN!
Capítulo Extra
Capítulo Extra II
Capítulo Extra III
¡INFORMACIÓN!
Para dejaros con el HYPE a tope!
INFO9999

Capítulo 3:

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De AlbaCherry

Dan había pasado solo 2 días ingresado en el hospital, y aunque fuese poco tiempo yo había estado allí. Me sentía terriblemente culpable por todo, incluso aunque él me hubiese repetido infinidad de veces que no era culpa mía. Pero con quien no había vuelto a hablar es con Lexi, ni un mensaje, ni una llamada, nada de nada. Dan no había sacado el tema de ''yo borracha seduciéndolo'' y realmente se lo agradecía por que el tema es bastante incómodo.

No obstante, esos días había estado muy curioso sobre mi pasado, haciendo preguntas no demasiado cómodas para mí y a las que por supuesto no respondí. Quizá algún día se lo contaré, pero este no era el momento. Cuando habían dado de alta a Dan le ayudé a montar en el taxi que lo llevaría a casa, y ahora me concentraba en contactar a Lexi.

Y como fracasaba en contactarla, decidí ir a su casa. Tampoco estaba allí... Me aburría mucho, es un sábado por la tarde. Se me ocurrió que con la excusa de estar preocupada por él iría a visitar a Dan. Lo cierto es que, y ahora confesándolo, él me gusta un poquito. Hacía mucho tiempo que no sentía interés por alguien, y con Dan me sentía bien, sin hablar de lo realmente guapo que es.

Según Dan me había dicho, su piso era el segundo. Iba subiendo las escaleras cuando escuche unas voces hablando, me escondí en un lugar estratégico de modo que yo viese lo que ocurría y que no me viesen a mí. Los que estaban hablando no eran otros que Dan y Lexi, parecían muy metidos en la conversación. Él parecía agobiado. Y, lo que no me esperaba de ningún modo, era que Lexi fuese a engancharse del cuello de Dan para besarlo.

Entrando en estado de shock en 3, 2, 1...

No quería seguir allí, no solo por la situación que se desarrollaba frente a mis narices sino porque no quería ser descubierta. Salí del edificio procesando lo que mis ojitos habían visto. ¿Lexi y Dan besándose? ¿Desde cuándo estaban juntos? ¿Acaso sería yo la tercera en discordia? Si antes me sentía mal ahora me sentía aun peor. No sabía si sentirme engañada, traicionada o... no sé, solo estaba muy muy sorprendida.

Si estaban juntos y no me lo habían dicho es porque quieren esconderlo de mi ¿no? Yo pensé que Dan estaba abriéndose conmigo y contándome cosas sobre él, debería habérmelo dicho. Y de Lexi ni te digo, la conozco desde que tengo uso de razón y no me dice ni una palabra sobre esto. Sea como sea me siento dolida, han estado juntos a mis espaldas, y Lexi me conoce lo suficiente como para saber que Dan me gusta un poco.

Puede sonar posesivo y egoísta pero, joder... ¡Dan es mío! Yo lo conocí primero y él quiso acercarse a mí, ¿por qué ''traicionarme'' con mi mejor amiga? Esto comenzaba a parecerse a un culebrón. Y como si de un ave fénix se tratara, la ira que se había ido apagando acabó por reavivarse. Tenía sed de sangre. Y toda esa ira acumulada acabó pagándola un cubo de basura y un cartero que por allí pasaba, desafortunadamente para él.

El mayor error que cometí en ese momento fue el no alejarme lo suficiente del bloque donde vivía Dan, porque Lexi acabó viéndome y viendo el pequeño destrozo que había armado. Sus ojos me miraron con sorpresa, por supuesto, no esperaba verme allí, había sido pillada ''in fraganti''. Yo solo la miré con mucho odio y rencor, y salí de allí echa una furia. Escuché en la lejanía que ella intentaba llamarme pero la ignoré.

Mi móvil sonó en el bolsillo y cuando miré quien era simplemente no lo cogí. Era Dan, seguro que Lexi le había contado que los había pillado y ahora me diría lo típico de ''oh, no, no es lo que tú piensas...'' y yo tendré que patear su hermoso culo por mentirme.

Y durante el día llamó y llamó, y yo seguí ignorándolo. Había pedido pizza para cenar y al poco rato tocaron a la puerta. Feliz por la rapidez con la que repartían abrí la puerta. Y enseguida me abofeteé mentalmente y me dije ''Nota mental: mirar quien hay tras la puerta antes de abrir''. Porque, para mi desgracia, no era la pizza era Dan.

Entró en mi casa con cara de póker que acabó por volverse de enfado.

-¿Se puede saber que te he hecho para que me ignores? Te llamé y no lo cogiste, al final acabaste apagando el móvil.

-Tú sabes lo que has hecho... No te hagas el tonto ahora...

Se quedó callado, pensando que era lo que había podido hacer. Rodé los ojos.

-No, definitivamente no se de que me hablas.

-¡De ti besándote con Lexi! ¿Contento?

Parecía confuso por un momento. -Yo, Lexi... besándonos... ¡Ah! ¿Y tu como lo sabes?

-Vaya, no lo desmientes... Fui a visitarte y os vi juntos.

-No, si, quiero decir... No, no estoy con Lexi, no tengo nada con ella. Mira lo cierto es que ella vino a agradecerme por protegerla en la disco, yo le dije que os estaba protegiendo a ambas, ella me dijo que yo le gustaba y ¡me besó! pero yo no le correspondí, te lo juro...

-No te creo.

-¿Acaso estás celosa? -Me dijo sonriendo pícaramente.

Bufé. -¿Celosa? ¿Yo? JÁ, celosa dice...

-Mira es cierto que yo no siento nada por ella porque me gusta otra persona. ¿Contenta?

-Nope, ahora me pica la curiosidad ¿quién es la afortunada? -Le di unos codazos bromeando.

-Te lo contaré cuando me cuentes sobre ti. Nuestra amistad no es justa. Tú sabes todo sobre mí y yo no sé nada sobre tu vida, lo único que sé es que te gusta el color morado, que odias las cebollas y que tienes una cicatriz en el codo, poco más. Quiero saber de ti, confía un poco en mí...

-Mi vida es complicada Dan... Y turbia... No desconfío de ti pero... -Suspiré.

-Vamos... Quiero conocer de verdad a esta ''chica del cabello de fuego''.

-Te contaré mi historia, primero ponte cómodo, segundo no hagas preguntas, y tercero si me das una sola mirada de pena o compasión partiré tus piernas.

Dan solo asintió y ambos nos acomodamos en el sofá. Bien, aquí vamos...

-Verás... Mi familia siempre ha estado compuesta por mis padres y yo, nadie más, no había más familia. Mis padres fueron bastante horribles conmigo, no fui un bebé deseado. Mi padre estaba en el alcohol y golpeaba a mi madre. Y ella acababa por pagar sus frustraciones conmigo. Lo cierto es que nunca me dieron ni una pizca de cariño. -Me salió una sonrisa amarga. -A pesar de ser la primera en calificaciones a ellos nunca le parecieron bastante. Mamá me golpeaba bastante... No tuve amigos en el colegio por qué no tenía una vida normal. Lo único que me hacía feliz era el atletismo. Estuve en atletismo desde siempre, era la más rápida. Y del atletismo apareció también el que fue mi apoyo moral, mi entrenador, mi profesor de atletismo. Era mi tutor, mi amigo, era amable conmigo y me trataba bien. Las peleas de mis padres iban a peor cada vez. Y un día mi vida se torció para siempre... Uno de los días al salir de atletismo estaba sola en el vestidor, iba a cambiarme cuando mi entrenador abusó de mí... Nadie nunca lo supo... Después de aquello corrí a casa y me encontré a mi madre en el suelo con un montón de sangre y sin pulso. Mi padre se había vuelto loco de verdad y había acabado matándola, y cuando me vio quiso quitarme de en medio también. Me rompió el codo. La policía llegó antes de que lograra hacer algo más. Tuvieron que pegarle un tiro ya que estaba fuera de sí y pretendía agredir a algún policía también. Mi vida fue así de horrible durante muchos años. Yo tenía 16 años y al ser menor y no tener más familia tuve que ir a un orfanato. Ahí fue donde fui sacando mi personalidad agresiva y cerrada... En cuanto pude salir escapé de allí. Se me olvido omitir el detalle de que intenté suicidarme... Mi vida era una locura, un autentico infierno. Y ahora estoy en el presente...

Dan escuchaba atentamente cada palabra que salía de mi boca.

-Entonces... se puede decir que eres así porque tienes miedo a que alguien te haga daño de nuevo...

-Sí, algo así... Cuando te conocí tú eras tan... normal, sencillamente normal, amable e interesándote en mí. De alguna forma contigo no podía ser como los demás y que otros me vieran siendo ''débil'', por llamarlo de alguna forma, no me gustaba.

Me tomó totalmente por sorpresa que Dan me abrazase. Se sintió... demasiado bien que él me abrazara. Y sin soltarme aun, me dijo: -Te prometo que no te haré daño nunca. Siempre, sin importar qué, seremos amigos. Te lo prometo.

Es bastante tarde y sin darme cuenta me quedo dormida, pero a los pocos minutos vuelvo a despertarme al sentir movimiento. Dan me ha cogido en brazos y me lleva a mi habitación, no quiero que me suelte así que me hago la dormida, me deposita en la cama y se acuesta a mi lado, como estoy de espaldas me giro para quedar cara a cara y le sonrío.

-¿No estabas dormida?

-Lo estaba.

Estamos bastante cerca. Dan pasa una mano por mi cintura y me acerca a él un poco más. Nos miramos a los ojos, mientras me da una suave caricia en la mejilla. Es inevitable para mí no soltar un suspiro. Siento un cosquilleo que me recorre desde los pies hasta la cabeza. Ahora observándolo con detenimiento es más guapo de lo que pensaba. Tienes unas pecas casi imperceptibles, sus ojos son un tono más oscuro en el borde, la pequeña cicatriz en la comisura de sus labios solo hace que se vea aun mejor. Inconscientemente he acercado mis dedos a esa cicatriz para tocarla.

Dan cierra los ojos cuando lo toco, así se ve como un niño, y no puedo resistirme más. Acerco mis labios a los suyos, cierro mis ojos, y los rozo suavemente. Me separo un instante para mirarlo, aun tiene los ojos cerrados, un pequeño rubor ha subido a sus mejillas, y suelta un suspiro. Esta vez junto mis labios con los suyos en un beso de verdad. Y no sabría explicar lo que siento... Algo así como que las maripositas de mi barriga están bailando danza del vientre.

Dan me agarra del cuello para pegarme más. Y ya no existe separación ninguna entre nuestros cuerpos. Y durante un rato, no sé exactamente si son minutos, horas o segundos, nos besamos. Dan abre sus preciosos ojos azules y me mira feliz, me da un beso en la frente. Me gira para que le dé la espalda y me agarra desde atrás por la cintura. Y así, en posición cucharita, nos quedamos dormidos.

No dijimos nada mas, supongo que las palabras sobraban. Sí podíamos decir que nos gustábamos, mucho, mutuamente. Dan era demasiado lindo, amable, atento, divertido, cariñoso... Demasiado bueno para alguien como yo con una personalidad un poco problemática. Pero al contarle mi pasado quería dejarle entrar en mi vida, de algún modo quizá Dan consiguiera cambiarme para mejor.

La mañana llegó, como siempre molestando con sus rayos de sol, interrumpiendo el hermoso sueño que estaba teniendo. Abrí mis ojos poco a poco, y los recuerdos del día anterior fueron llegando a mi mente, hasta que recordé el beso, sonreí como idiota. Pero cuando estiré mi brazo hacia atrás y no encontré el cuerpo de Dan temí que todo aquello hubiese sido un sueño de verdad.

Me levanté de la cama y salí al pasillo, ahí me inundo un riquísimo olor... Hmm... Tostadas, magdalenas y ¿tortitas? Me asomé tímidamente al salón para encontrarme una imagen que, posiblemente hubiera tirado de espaldas a cualquier mujer que tuviera ojos en la cara. **HIPERVENTILANDO** Dan, sin camiseta, cocinando. Demasiado para mí. Fui al baño para ducharme y ponerme algo medianamente decente. Y entonces salí al salón a desayunar.

No estaba acostumbrada a la compañía. Normalmente había pasado casi todas las horas de mi vida en soledad, pero ahora ya no me sentía así, pero tampoco sabía cómo comportarme. En la tarde vimos juntos televisión, yo instintivamente me senté en la otra punta. Dan se dio cuenta y me arrastró junto a él y nos tapó a ambos, y me estuvo abrazando todo el rato.

Que sensación de felicidad... Ese vacío que en algún momento tuve ya ni siquiera lo recordaba. No había vuelto a sentir ira ni tristeza, cosa que creí imposible.

Aun había algo que rondaba mi cabeza, Lexi. Tenía que hablar con ella inmediatamente y preguntarle muchas cosas.

Nos dimos un beso, yo seguramente con cara de idiota, y me despedí de Dan. Cogí la moto y me dirigí a casa de Lexi. En cuanto toqué la puerta ella me abrió e invitó a pasar como si no hubiera sucedido nada. Me senté en el sofá y esperé a que ella viniese. Se sentó a mi lado ofreciéndome una taza de café. Y se quedo mirándome, supongo que para que yo empezara a hablar ya que había ido a buscarla.

-Iré al grano... Tu... ¿Tú sientes algo por Dan?

Se rió. -Sí, lo mismo que puede sentirse hacia un hermano. Mira que eres densa a veces querida...

-Entonces ¿por qué lo besaste?

-Te conozco desde siempre, sé muy bien cómo eres y si no hacia algo como eso no ibas a dar el paso y tener algo con él. Sinceramente no estaba segura de que me vieras en el momento justo, pero todo salió bien.

Yo no salía de mi confusión y sorpresa. -Pero ¿Dan no tenía idea de esto?

Negó con la cabeza sonriendo.

-Pues aun cree que tú sientes algo por él.

-Ya hablaré más tarde con él. No te preocupes. Y bueno ¿qué tal con él?

Le solté todo el royo desde el principio, mientras se lo contaba ella no paraba de reír por las caras que yo ponía. Pareciese que estaba viviéndolo en aquel instante. Al final nos dimos un abrazo y tan contentas. En el fondo no sé como desconfié de Lexi, ella siempre estuvo ahí para mí.

Feliz como una perdiz salí de allí.

Y a partir de entonces se sucedieron días felices en la vida de Amaral. Cada día junto a las dos personas que quería, su amiga Lexi y su novio Dan. Ella no pensó que pudiera ser tan feliz. Su forma de ser cambió completamente, volvió a ser una chica más, sin peleas, sin borracheras y sin buscar problemas. Pensó que el pasado era el pasado y que nunca jamás volvería a molestarla...

O al menos eso creía ella, hasta que un día en Navidad...

Acababa de dejar a Lexi en casa y Dan tenía un compromiso con su familia fuera de la ciudad. Ya era tarde y hacía bastante frio, incluso había nevado un poco. Llevaba algo así como 5 kilos de ropa (ya sé, quizá exageré un pelín...). Caminaba tranquilamente por la calle, que en navidades siempre se llenaban. Pero durante el trayecto a casa siempre había un lugar donde no había gente y como que no me daba buena espina. Así que acelere un poco para pasarlo pronto.

Conseguí llegar sana y salva a casa. Me quité la ropa y me puse mi ''pijama'' que constaba de un jersey grueso y cómodo, junto con unas mayas y unos calcetines. A pesar de que estaba cansada quise quedarme un rato en el salón, junto al calor de la estufa y viendo la televisión. Solo cerré los ojos un momento, y me quedé dormida.

Me desperté sobre las 2 y media de la noche de un brinco. Me había quedado dormida con la estufa puesta ¿acaso quiero morir carbonizada? La apagué y también la tv, llené un vaso de agua y cuando iba a apagar las luces para ir a dormir el timbre sonó. Ok, eso era raro porque ¿quien llama a casa ajena a tales horas?

Dejé el vaso sobre la mesa del salón. Me asomé como pude, pero no conseguí ver bien. Estaba claro que era un hombre. ¿Qué hago? ¿Y si era Dan que viene a darme una sorpresa? ¿Y si es un asesino? ¿O qué pasa si es alguien que necesita ayuda? Abrir o no abrir, esa es la cuestión. Al final y llevada por mis buenos sentimientos decidí abrirla, solo un poco, una rendijita pequeña y me coloqué cerca para ver quién era.

Mal, muy mal. Nunca abran si no saben quién es. Grave error el mío. Porque en cuanto abrí esa rendija de la puerta la persona que había detrás empujó con fuerza, haciendo que el filo de la puerta chocase con mi cabeza y me tirase al suelo. Subí la vista pero estaba mareada por el golpe, el hombre cubierto de arriba a abajo con ropa negra se acercó a mí. Y entonces me desmayé.

Los ojos me pesaban, todo estaba negro. Fui despertando poco a poco, recordando lo que había pasado. Intenté mantener la calma. Estaba en mi habitación y según el reloj eran las 4 de la mañana. La luz era muy tenue, y estaba sola en la habitación, de momento. Intenté moverme pero caí en la cuenta de que estaba amarrada de pies y manos a la cama. Mierda, mierda. No se escuchaban ruidos, supuse que estaba sola. No sabía quién podía ser, pero era alguien fuerte y además sabía hacer nudos porque mis muñecas estaban bien atadas.

Comencé a mover mis muñecas, a ver si poco a poco iba resbalando la cuerda y podía soltarme. Pero con cada movimiento se clavaba aun más en mi piel. No tenía escapatoria. Un rato después escuché la puerta abrir y cerrarse, unos pasos se aproximaban a la habitación.

Un hombre corpulento y no demasiado alto apareció por la puerta, ojos marrones y cabello corto estilo militar. Cuando me vio despierta sonrió con malicia. Soltó la maleta que llevaba en los hombros y se dirigió cerca de mí.

-Vaya, señorita Amaral. Como ha crecido en todos estos años, me alegra verla. ¿No se acuerda de mí, señorita?

Tenía un acento raro, no sabría decir de donde era.

-No sé quién eres. No sé qué quieres. ¿Cómo me conoces?

-Me siento ofendido, señorita... Aunque es normal que no me reconozca, la bien cuando era chiquita. ¿Y su padre que tal está?

-No sé nada de mi padre. Hace años que vivo sola.

-Vaya, vaya... Me enteré que lo metieron en la cárcel. Bueno... Si no sabe porque está usted aquí yo se lo explicare, mi señorita. -Acarició mi mejilla, y su toque me produjo repulsión. Se puso serio. -Voy a resumirlo, su padre dejó a deber mucho dinero. Y él me prometió que podría cobrármelo con usted si así quería. Y pues aquí estoy...

Mi cara era un autentico poema. Maldito hijo de puta, hasta estando en la cárcel y saliendo de su vida iba a darme problemas.

-No me ponga esa cara, mi señorita... No lo haré daño a no ser que se lo busque usted.

Salió de la habitación y cuando volvió traía algodones y un bote de alcohol. Echó un poco de alcohol en un trozo de algodón y lo llevó a mi frente. No pude evitar encogerme al sentir el escozor.

-Siento haber sido brusco abriendo la puerta, mi señorita. No dejara marca en su bello rostro, no se preocupe.

-Escúchame, por favor, yo no tengo nada que ver con mi padre. Por favor, suéltame. -Le rogué.

-Aish, mi señorita, de veras que lo siento. Pero su padre me la prometió a usted y yo la quiero, está bien linda. -Se acercó a mí y me besó.

Dios, qué asco. Sentía arcadas, mi cuerpo temblaba. El hombre se fue de la casa, dejándome amarrada y sin decirme nada más.

********************************

Holis, everybody! Como están? Espero que bien... Bueno, bueno, que les pareció este capitulo? El padre de Amaral la atormenta incluso ahora. La pobre chica le queda unos dias bastante horribles, ahora que había encontrado la felicidad... Qué creen que ocurrirá? Pronto lo vais a ver ;)

Este capitulo quiero dedicarselo a mis dos primitas, que han estado esperando pacientemente para leerlo. Os quiero so much <3

Bieeen... Dejenme sus votitos y comentarios, si? Thankkks!! Chao y vuelvan prontoo :D

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