La chica del cabello de fuego

By AlbaCherry

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Ella era una mala influencia, una chica mala. Con el tiempo Amaral se había ganado esa fama. Todos huían al v... More

La chica del cabello de fuego
Capítulo 1:
Capítulo 3:
Capítulo 4:
Capítulo 5:
Capítulo 6:
Capítulo 7:
Capítulo 8:
Capítulo 9:
Capítulo 10:
Capítulo 11:
Capítulo 12:
Capítulo 13:
Capítulo 14:
Epílogo
INFORMACIÓN!
Capítulo Extra
Capítulo Extra II
Capítulo Extra III
¡INFORMACIÓN!
Para dejaros con el HYPE a tope!
INFO9999

Capítulo 2:

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By AlbaCherry

En cuanto terminaron las clases salí disparada como un cohete para no tener que toparme de nuevo con Dan. Me había estado observando durante las clases y me hizo sentir incomoda, y como estaba segura de que me preguntaría el porqué de mi actitud preferí correr hacia la salida, y en lugar de tomar el autobús para volver preferí caminar. Mi casa se encontraba un poco alejada pero me gusta andar así que no hay problema. Mientras caminaba me puse los auriculares, entrando de nuevo en mi universo particular, y escogí Get Down de James Arthur. Uno de mis cantantes favoritos por cierto.

La canción me resultaba muy filosófica... como muy de la vida, no sé si me entendéis.

''And I know, no matter how much colder

Or how much I carry on my shoulder

As long as I'm standing I'll be closer

Cause it ain't over, till it's over

No we don't get down...''

Mientras cantaba en voz bajita la letra, que me sabía de memoria, me entretuve observando las calles. Y hoy en particular parecía que había más gente o al menos esa fue mi impresión.

Cuando llegué a casa y solté la pesada maleta, que arrojé en una esquina cualquiera, me dispuse a comer algo. Todos los días sin falta Marga venía antes de empezar su jornada de tarde en ''Sucré'' y me traía algo delicioso para almorzar. Hoy no era la excepción, por supuesto, encima de la mesa del salón había un cacharro de cristal tapado por sus esquinitas aún salía humo. Me preparé la mesa y me dispuse a comer.

Marga tenía un hijo de veinti-tantos años, que ya no vivía con ella, se casó y se mudó a otra ciudad. Era una mujer dedicada a su familia y sobre todo a su marido, se amaban como pocos lo hacen. Pero, desafortunadamente, él murió hace unos años a causa de una enfermedad. Llegué a conocerlo y lo cierto es que era un hombre maravilloso.

Marga es una mujer muy fuerte, la admiro mucho, ya que a pesar de todo consiguió salir adelante y sacar a flote su negocio.

El movimiento de mi móvil vibrando me saca de mis pensamientos. Leo el mensaje que Lexi acaba de enviarme, es algo sobre una fiesta. Por supuesto que iré. Me apunto hasta a un bombardeo.

Una hora antes de que Lexi venga a recogerme me ducho y me arreglo.

Normalmente soy una chica de ropa cómoda, pantalones y converses, pero cuando se me presenta la oportunidad me arreglo como cualquier chica. Peiné mi cabello rojo con rizos despeinados; eye liner negro, máscara de pestañas, un poco de colorete y labios naturales con un poco de brillo. Fui a mirar que tenía en mi armario, la realidad es que tenía mucha ropa.

Me decidí por un vestido blanco, llegaba por encima de las rodillas, era ajustado y dejaba la espalda al descubierto. De ese modo el blanco resaltaría con mi cabello. Me puse unos tacones, mis favoritos totalmente preciosos, sandalia con tacón y plataforma, blancos, con tiras llenas de pedrería y perlitas.

Por encima me puse una chaqueta de cuero larga y de color negro.

Mientras me echaba perfume escuché el timbre sonar. Grité un ''ahora voy''.

Lexi me esperaba fuera, ella siempre estaba radiante, se pusiera la ropa que se pusiera. Llevaba su pelo moreno y corto agarrado a un lado por un broche muy bonito, llevaba un vestido sencillo, ajustado color morado de tirantas.

Fuimos en su coche hasta la casa donde se estaba celebrando la fiesta, no hacía mucho que había empezado puesto que las reservas de alcohol estaban llenas y no había nadie borracho. Saludamos a un par de personas que Lexi conocía y después nos dirigimos a tomar algo.

A pesar de haber tomado varios chupitos de tequila, vodka y ron aún no estábamos borrachas, ya teníamos experiencia. Quise tomar algo más dulce y preparé un caipiroska para Lexi y para mí, y después vodka caramelizado. Conforme el alcohol fue asentándose en mi cuerpo fui sintiéndome mas liberada.

Sonaba Animals de Martin Garrix y todos saltaban en una pista de baile improvisada, cogí a Lexi de la mano y la llevé hasta el mismo centro para que bailáramos. Le susurré un ''secreto'' al oído y empezamos a bailar pegadas y sensualmente, moviendo nuestros cuerpos al ritmo de la música, llamando la atención de todos, sobre todo de los hombres, que nos observaban lascivamente.

Y... mi plan salió tal y como quería. Un chico bastante mono, que había estado bailando antes con una chica que llevaba un gran escote, se acercó por detrás con la intención de tocarme donde no debe y cuando quiso hacerlo estampe mi codo en su estómago haciéndolo gritar.

La música paró de golpe, las luces de la casa se encendieron y todos observaban la escena.

Mientras que el tipo se recomponía de mi golpe le dije a Lexi que se quedara a un lado. El chico, que era bastante alto por cierto, se levanto con cala de muy mala hostia y vino a por mí. Yo ya estaba preparada así que en cuanto se acercó más de lo debido asesté varios puñetazos en sus costillas. Una ventaja de ser yo es que soy rápida y ligera como una pluma. Antes de que se diera cuenta estaba en su espalda, lo pateé e hice que callera de rodillas.

Me di la vuelta dando por concluido el espectáculo, pero había herido el orgullo de macho de aquel tipo, de modo que cuando estaba de espaldas me acorraló contra la pared, sujetando mis brazos sobre mi cabeza y sus piernas presionaban las mías para que no las moviera.

Acercó su rostro al mío y me susurró: -Eres una zorra muy peleona, voy a tener que enseñarte modales...

Me carcajeé del comentario de aquel tío. Justo cuando una de sus manos se dirigía a mí para golpearme alguien lo llamó, haciendo que se detuviese. Vaya por dios... Yo quería algo de acción.

-¿Y tú quien coño eres? ¿Acaso eres el novio de esta zorra?

Giré mi cara y me encontré con la cara de enfado de Dan. ¿Y este que hacía aquí?

-¿Qué mierda haces tú aquí? -Le grité al muy idiota.

-Pensaba ayudarte...

-No necesito tu ayuda, te dije que no te metieras en mis asuntos, ¿hablas otro idioma qué no me entiendes?

Todo eso hablábamos mientras aquel tipo aún me tenía maniatada.

-Creo que sí necesitas mi ayuda, no puedes moverte y este tío estaba a punto de golpearte.

Rodé los ojos cansada por lo molesto que era este chico.

-¡Eh, tú...! -Llamé al tío que me tenía cogida y cuando me miró estrellé mi cabeza contra la suya, dándole un fuerte cabezazo, cuando sentí que su agarre se aflojaba le pegué una patada en su entrepierna que lo hizo caer al suelo. Una vez ahí volví a patearlo en el estómago. Su boca sangraba y su nariz también. Me encogí de hombros y dirigí mi atención de nuevo a Dan. Éste miraba sorprendido y preocupado al tipo que yacía en el suelo abrazándose a sí mismo.

Cuando su vista cayó sobre mí me recorrió de arriba a abajo lentamente. Por un momento sentí las hormonas descontroladas. Este molesto chico era demasiado sexy y la chaqueta de cuero azul oscuro le quedaba demasiado bien.

Agarré su brazo y tiré de él para que me siguiese al exterior, tenía mucho calor y no solo por la pelea. Conforme me acercaba a la salida tomé un vaso bien grande de alcohol y un cigarro.

Una vez que estuvimos fuera, lo solté y me arreglé el cabello. De un trago acabé todo el contenido del vaso y encendí el cigarro. Dan me miraba pasmado.

-¿Qué te pasa? ¿Quieres una foto mía? ¿Eres un acosador?

-¡De qué coño vas! ¿Te crees Jackie Chan? ¡Eres la persona más estúpida que he conocido! ¿Qué pensabas cuando provocaste esa pelea a posta? -Sonaba bastante furioso.

-No eres nadie para decirme que hacer. Pensé que te dejé claro que mantuvieras la distancia cuando te tiré de la silla. -Me reí sarcásticamente.

-No entiendo porque eres así, no te hice nada para que me empujases. Al principio eras amable y después eres una borde, eres bipolar o algo por qué no te entiendo.

Acabé el cigarrillo tirándolo al suelo y pisoteándolo para apagarlo. Después y con aire amenazante me acerqué a Dan y mientras lo golpeaba en el hombro con mi dedo anular le dije: -Que te quede claro, no me conoces, no somos amigos, no somos nada. Simplemente aléjate de mí.

Lo dejé ahí pasmado y con cara de ''de que va esta tía'', mientras tanto fui a buscar a Lexi para que me llevara a casa.

En cuanto llegué me deshice de toda la ropa, del maquilla y me puse un pijama, tomé un buen vaso de agua, y después de visitar al ''señor inodoro'' me metí bajo mis sábanas calentitas. Y como siempre quedé dormida al instante.

''Una mano grande, fuerte, de hombre. Un hombre que hasta ahora me había levantado amablemente del suelo cada vez que caía, y con una sonrisa me apoyaba: <<Vuelve a intentarlo, no desistas>> Él me decía. Me sentía fuerte cuando estaba con ese hombre, era mi apoyo moral, mi amigo, mi entrenador. Pero entonces todo se rompió a mí alrededor. Sangre en mis manos, sangre en mi vientre. Todo había acabado. El filo helado y metálico de un cúter sobre mi muñeca. Cerrando los ojos y preparándome para la oscuridad eterna...''

Desperté de golpe, sudando y sintiéndome enferma. ¿Cuándo iba a dejar de tener esas pesadillas? No quería seguir viendo una y otra vez esos recuerdos, me atormentaban demasiado. Sentí la necesidad de hablar con alguien, de desahogar mi frustración y mi miedo, mi ira y mi tristeza. Pero me había cerrado a todas las personas y las alejaba con mi forma de ser.

Con toda mi fuerza de voluntad me levanté de la cama para ir al baño, y como cada día en la mañana me aseé, recogí mi pelo en una coleta alta y me vestí.

Hoy no me sentía bien, no quiero ir al instituto. Es más, no sé ni porque voy, me va bastante bien aunque la mayoría de las veces ni me presente en clase, es una de mis habilidades escondidas, soy demasiado buena estudiando. Con leer algo una vez ya me lo he aprendido.

Cuando salí al exterior el sol pegaba fuerte así que rebusqué entre las cosas de mi bolso hasta encontrar las gafas de sol tipo aviador. Hoy me iba a dedicar a pasear, a despejarme. Y andando fui hasta el centro comercial que había estado en obras unos días para poner nuevas tiendas y remodelar algunas cosas.

Pasé el día de tienda en tienda hasta que me sentí cansada, entonces salí de allí y me dirigí a un parque cercano dónde había bancos y una fuente muy bonita. Y ahí me senté mirando las cosas que había comprado. Unos tacones de ante en color ciruela, unos pantalones cortos de mezclilla, un par de chalecos y una falda larga de vuelo color verde esmeralda. Satisfecha con mis compras las volví a meter en las bolsas y cuando mi mirada se dirigió al frente no sabía si salir corriendo o ir y darle una patada en sus partes íntimas. No sabía que hacía Dan allí en el mismo parque que yo, pero me empezaba a molestar de verdad que metiese sus narices donde no le importaba.

Lo ignoré como si no lo conociese, jugueteé con mi móvil pero recibí una llamada del chico que me tatúa y me hace los piercings. Sonreí, era un buen tipo me caía bien. Mientras charlaba con él alegremente sobre un tema que habíamos acordado vi como Dan se levantó y se dirigía hacia mí.

Cuando llegó hasta donde estaba sonrió con maldad. Me esperaba cualquier cosa menos lo que hizo. El muy idiota cogió todas mis bolsas y huyó como un vil ladrón. Vaya que corría rápido. Pero no tanto como yo. Corrí detrás de él, ya lo tenía. Lo tomé del brazo y lo giré para enfrentarlo.

Yo estaba un tanto histérica y empecé a gritarle.

-¿¡Qué mierda te crees!? ¡Te pedí que me dejaras en paz! Te lo he estado pidiendo una y otra vez ¿Por qué no me dejas?

-¡¡Porque no quiero!! ¡Me caíste bien! No sé qué te he hecho para que seas así conmigo, solo quiero acercarme a ti sin que intentes morderme. ¿Siempre eres así con todos? ¡Porque vas a acabar sola!

Lo miraba con ojos abiertos de par en par. Me sentía culpable porque él tenía razón, solo intentaba acercarse a mí para conocerme y yo no se lo permitía, incluso me gustaba, parecía un buen chico. Mis ojos se llenaron de lágrimas. Lo que había dicho era cierto, estaba sola y me sentía sola. Pero me dije a mi misma que una mujer que está rota irreparablemente por dentro no puede volver a ser como era. No quería dañarme de nuevo.

Dan me miraba con preocupación. -Solo quiero conocerte.

Y sin responderle, sin pedirle de vuelta las bolsas, me di la vuelta y corrí. Si, literalmente estaba huyendo.

Cuando llegué a casa me sentía agotada emocionalmente y físicamente. Me puse ropa cómoda y pasé las horas sentada en el sofá, sin mirar realmente a ninguna parte. Solo pensando.

Hasta que escuché que alguien tocaba la puerta. Cuando la abrí encontré a un Dan con una bonita sonrisa y mis bolsas de la compra.

-Lo siento. -Me tendió las bolsas y yo las tomé. -Hagamos una cosa, empecemos de nuevo. Hola, me llamo Dan. Mi color favorito es el azul, odio los pimientos y la cebolla, mi comida favorita son los espaguetis y tengo la manía de observar como camina la gente. Cuando era pequeño mi madre me llamaba ''Petisuis'' y en el futuro quiero trabajar con niños.

Estaba intentando procesar todo aquello. Este chico era demasiado tierno y lindo. Mientras que recitaba todo eso sonreía, una sonrisa sincera. Entonces empecé a reír como una loca, llorando y agarrándome la tripa a causa de la risa. Y tartamudeando le dije: -¿E-en-enserio que tu mad-dre te llamab-ba ''petisuis''?

Y seguí riendo como loca de psiquiátrico.

Dan se rascó la cabeza.

-Sí y no te rías... cuando era un niño era bastante bajito y mi madre me avergonzaba con ese nombre...

Entonces lo miré y le sonreí. Le invité a pasar a mi casa y pasamos toda la tarde hablando sobre cosas de nosotros. ¿No sería malo dejar pasar a una persona aunque sea a través de mis murallas? ¿No? Hablamos durante horas hasta que se hizo tarde y se tuvo que marchar. Antes intercambiamos números y justo antes de dormirme Dan me envió un mensaje de buenas noches.

Esa noche no tuve pesadillas.

Y así pasaron los días. Dan me acompañaba casi a todas partes y Lexi también, en unos días nos habíamos vuelto inseparables. Mi fama seguía intacta. Todos nos miraban extrañados cuando pasábamos por los pasillos del instituto. Porque la verdad era que a todos se les hacía extraño, incluso a mí, ver a la solitaria y malvada ''chica del cabello de fuego'' acompañada.

Pero ya no me sentía sola. Me sentía un poco mejor, un poco más viva. Pero aún así no le conté nada sobre mi pasado a Dan, porque sabía que si se lo contaba iba a sentir lástima de mí y yo quería que nuestra amistad siguiera así.

Salíamos juntos, comíamos juntos... Todo iba bien.

Pero no todo puede ser perfecto.

Era viernes noche e íbamos a salir juntos. Me arreglé con una blusa de color celeste y escote pronunciado y una falda negra, unos zapatos azules, maquillaje y el cabello lacio. Lexi y Dan fueron a recogerme y tengo que decir que la baba estuvo a punto de caerse de mi boca. Dan estaba demasiado guapo con unos pantalones negros ajustados que le marcaba bien el trasero, y una camisa blanca que tenía los primero botones abiertos, y su pelo corto un poco despeinado.

Fuimos hasta la discoteca donde habíamos planeado, estaba bastante lleno.

Bebimos y charlamos. Estaba tan a gusto y tranquila que no caí en todo lo que había bebido, así que ya era tarde cuando me di cuenta que estaba un pelín borracha.

Abrí los ojos despacio. Estaba en casa. Me levanté y fui hasta el baño, la cabeza me dolía horrores y tenía los músculos entumecidos. Pero el shock llegó cuando vi toda mi ropa manchada de sangre. Mierda, mierda y mierda. No recordaba nada de lo que había pasado esa noche. Me senté en el filo de la bañera y empecé a pensar.

Recuerdo que me había arreglado, que Dan y Lexi habían venido a recogerme, llegamos a la discoteca y... Y... Ay, que mierda... No recuerdo nada más. Esto es malo.

Corrí a por mi móvil y llamé a Dan pero su móvil estaba apagado. Y después llamé a Lexi que no lo cogía.

Me tranquilicé porque si no iba a darme un ataque. Bien, relax, relax. Primero debería quitarme la ropa sucia y ducharme. Y eso hice, después fui a la cocina pero tenía el estómago cerrado así que solo tomé un zumo.

Me puse a dar vueltas nerviosas por el salón hasta que el sonido de mi móvil me sacó del trance. Un número que no conocía me llamaba.

-¿Dígame?

-Perdone, ¿usted se llama Amaral?

-Sí así es.

-¿Tiene alguna relación con Daniel Spencer?

-Sí, Dan y yo somos amigos. ¿Puede decirme quien es y para que llama?

-Llamo desde el hospital Organza, Daniel Spencer está hospitalizado y usted es la última persona a la que contacto, así que debería de venir.

-¿En el hospital? ¿Pero que le ha ocurrido...? -Esto no me gustaba nada...

-Parece que estuvo metido en una pelea, tiene heridas y una costilla lastimada.

Cuando por fin colgué salí pitando al hospital para verlo. Me dirigieron a la habitación que él ocupaba, la 115.

Entré para encontrarme a un Dan totalmente dormido y sin camiseta. Una venda ocupaba toda la parte del abdomen y la espalda. Me acerqué a él para observarlo de cerca. En su cara tenía algunos golpes. Una cicatriz justo en la comisura de sus labios. Acaricié su pelo.

¿Qué le había pasado? ¿Y si se lo había hecho yo o había sido mi culpa? No iba a poder perdonármelo... Escuché la puerta abrirse a mi espalda, era Lexi. Ambas nos sentamos.

-Lexi, no consigo recordar nada de anoche... Si algo de lo que ha pasado es mi culpa no me lo perdonaría...

-¿De verdad no te acuerdas? -Me preguntó sorprendida. -Bueno, tendré que contártelo... Anoche cuando llegamos a la discoteca nos sentamos tranquilamente a charlar y beber. Pero se te fue un poco la mano y te emborrachaste. Sacaste a bailar a Dan y después cuando volvisteis a la mesa juntos te sentaste sobre su regazo con toda la intención de seducirlo y lo conseguiste... Os besasteis, y lo que no es besarse, durante un buen rato. Yo me aburrí y salí a bailar, a un tío se le fue la mano conmigo y le di una bofetada, intentó volver a acercarse a mí pero tú lo viste y te fuiste hacia él para pararle los pies. Le diste con el zapato en la cabeza por cierto, pero el tipo era bastante testarudo. Dan se interpuso y se llevó algunos golpes. Yo que no estaba borracha lo traje al hospital y te llevé a casa... Y fin...

Miré al suelo. No recordaba nada de eso. Ay madre... ¿Me había liado con Dan? Y encima lo había metido en una pelea.

-Me voy a casa, si pasa algo llámame Lexi...

Y salí de allí rápidamente. Me sentía horriblemente culpable, y en el fondo de mi imposible corazón sentí una punzadita de celos porque Dan había querido proteger a Lexi. Soy una amiga terrible... Y con ese sentimiento fui a casa a deprimirme, y a decirme a mi misma que yo tenía la culpa de esto.

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