Inaccesible ©

بواسطة Erikadcgm

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Es una ley, mundialmente reconocida, que absolutamente nadie puede ignorar a un Cleveland. Entonces, ¿cómo es... المزيد

Inaccesible.
1. Yo no tengo ningún... ¡Espera! ¡¿Me está mirando?!
2. Creo que el destino me odia.
3. Mensajes y llamadas telefónicas.
4. Impulsividad.
5. Sorpresa, sorpresa, "pequeña ilusa".
6. Fiesta de pijamas y llamadas telefónicas.
7. Aclaraciones.
8. Momentos de impacto.
9. Noticias inesperadas.
10. Confesiones de medianoche.
11. Más claro que el agua.
12. No fue un beso de amor.
13. No dejaré que gane la batalla.
14. Nerviosismo y ansiedad.
15. Cita.
16. Descubrimientos que impactan.
17. Descubriendo nuevas emociones.
18. El dúo de los chicos abandonados.
19. Sinceridad a flor de piel.
20. Acabando con la tortura.
21. Perseguida por la mala suerte.
22. Confesiones por doquier.
23. Debe ser un sueño
24. Testosterona por doquier.
25. Un poco de cliché no sienta nada mal.
26. Noche de sorpresas.
27. Imposible.
28. Día del desastre.
29. Juego Cruel.
Epílogo.
Capítulo extra: Inaccesible.

30. Baile de graduación.

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بواسطة Erikadcgm

Capítulo treinta: Baile de graduación.

Hoy me desperté a las nueve de la mañana con el estómago revuelto en un conjunto de emociones extrañas... Una especie de mezcla de ansiedad, nerviosismo, emoción y melancolía.

Hoy sería el último día en que todos mis amigos y yo estaríamos juntos en el instituto donde habíamos pasado la mayor parte de nuestras vidas. Calvin, Freddie y Alice se irían a la mejor universidad debido a sus altas notas para estudiar medicina, Nathalia se vendría conmigo a Londres, Theo se quedaría aquí estudiando en una universidad estatal, Robert aún no sabía exactamente a dónde iría y David se iría a Australia.

Sí, pensar en eso me daba ganas de llorar.

Tenía que pensar en otra cosa.

Vamos, cerebro, piensa en... Calvin y Alice peleando. Sí, eso siempre me levanta el estado de ánimo.

Ya no verás esas peleas tan seguido.

Maldición, esto no estaba funcionando.

A ver, a ver, a ver...

Mejor no pienso y me levanto a limpiar el cuarto.

Tenía que verle el lado positivo a la situación: podría conocer personas nuevas, estaría otra vez viviendo con mi hermano mayor y su no... esposa, estaría con Nathalia y podría cumplir mis sueños de estudios.

Además, tenía que estar feliz porque una no se gradúa todos los días y este día tenía que brillar.

A eso de las once de la mañana, con mi cuarto ya ordenado por completo, bajé a la cocina y encontré a mi mamá cocinando.

—¿Cómo te sientes hoy, Bella Durmiente? —Me preguntó, mientras me sentaba en un taburete que se encontraba de espaldas a ella.

Hice una mueca con los labios, aun sabiendo que ella no podía verme.

La sensación revoltosa en mi estómago no había desaparecido.

—Bueno... Siento que en mi estómago se está llevando a cabo un apocalipsis zombi —comencé a decir—. Y...

—Esos son los nervios —Me interrumpió cuando me disponía a continuar.

Rodé los ojos.

—Y también me siento un poco melancólica porque no veré a la mayoría de mis amigos tan seguido como antes, pe...

—Ay, eso es normal, hija. Ya verás cómo haces más amigos cuando entres a la universidad —volvió a interrumpir.

Respiré hondo para mantener la cordura. Sabía que mi mamá no lo hacía a propósito, pero que me interrumpa me saca un poco de quicio.

—Pero a la vez me siento emocionada porque es el baile de graduación —culminé finalmente.

Mi mamá se dio la vuelta y me miró entrecerrando los ojos.

—A mí no me engañas, hay algo más —acusó.

Hice una fina línea con mis labios. Todavía no le había contado a mi mamá que David se iría para Australia definitivamente, ni tampoco el hecho de que me haya ofrecido vivir con él, ni lo impactante que todo eso era para mí... Tampoco sabía que ya no era seguro que Robert también se fuera a Londres conmigo y Nathalia porque había aparecido su padre.

Comencé a relatarle los últimos acontecimientos y me felicité mentalmente a mí misma por mantener la calma y la cordura al momento de contar la historia, aunque con la mirada inquisitiva de mi mamá no me era nada fácil.

—Así que David, al final y al cabo, sí se irá a Australia... —repitió.

Me limité a asentir con la cabeza. El sólo hecho de pensarlo o escucharlo hacía peor la sensación de mi estómago.

Todo esto estaba pasando de una manera tan rápida, que ni siquiera sabía cómo debía sentirme al respecto.

¿Les ha pasado alguna vez?

Esa sensación donde no saben cómo se sienten respecto a un tema que los afecta directamente y no hacían más que sentir una especie de vacío emocional, mientras intentan descifrar todos sus sentimientos.

Así me sentía yo en ese momento.

—Oh, cariño, ya verás que conoces a otras personas en la universidad y tu percepción de las cosas va a cambiar —Me dijo ella, mientras limpiaba una lágrima que no sabía que había comenzado a resbalar por mi mejilla.

¿En qué momento había salido?

—Pero es que... David es a quien yo quiero... Y ahora... Él se va lejos... Y yo... Yo no sé cómo...—Y antes de que pudiera darme cuenta, ya estaba hablando entre sollozos y mi mamá me estaba abrazando.

—Ay, Claire, yo también fue joven... Sé que a veces las cosas parecen ser el fin del mundo —decía mientras me acariciaba el cabello—, pero es sólo el comienzo, hija. Algunas personas entran a nuestras vidas temporalmente para enseñarnos algo de la vida y, una vez culminada la lección, es su momento de partir para dejarle paso a alguien más.

Tomé a mi mamá fuertemente de la cintura atrayéndola hacia mí, mientras mi cuerpo tembloroso convulsionaba por el llanto.

—Vamos, vamos —Me alentó—. Ve a darte un baño mientras sirvo la comida, hice unos espaguetis como a ti te gustan.

Mi garganta se sentía tan seca y desgastada, que asentí sin decir nada y, con una última mirada de agradecimiento, subí a darme un baño.

La realidad de la situación comenzaba a golpearme de lleno en la cara. Ya no vería al chico al que amo, ni tampoco a mis amigos de siempre a quienes adoro con toda mi alma, ni a mi mamá que siempre ha estado allí para mí y que es la persona más importante de mi vida desde que nací.

Ya nada volvería a ser lo mismo y, aunque una pequeña y oculta parte de mí estaba emocionada por el cambio, la otra estaba completamente aterrada.

***

Media hora después, estaba bajando otra vez a la cocina, mamá tenía razón: tomar un buen baño tibio me ayudó a relajarme y dejar de llorar. Ambas tomamos los platos con pasta y nos sentamos en el sofá frente al televisor al ver telenovelas.

A eso de las cuatro y media de la tarde, Nathalia y Alice estaban en mi casa para comenzar a alistarnos. El baile comenzaba a las ocho de la noche, por lo que teníamos tres horas y media para peinarnos, maquillarnos y meternos en nuestros elegantes vestidos para esperar a nuestras parejas de baile.

—¡No puedo creer que tenga que ir a mi último baile con el imbécil engreído de Calvin! —Exclamó Alice, quejándose por su repentino cambio de parejas a última hora.

—Yo no puedo creer que ibas a ir con Freddie Thompson —dije yo, resentida porque no me lo hubiese contado antes—. ¡Y de no ser por Calvin, ni siquiera me hubiese enterado!

—¡¿Cómo que ibas a ir con Freddie?! —chilló Nathalia, abriendo los ojos de par en par sin dar crédito a lo que había escuchado—. Claire debe estar jodiendo, ¿no, Alice? —preguntó mirando alarmada a la susodicha.

Ésta se sonrojó violentamente y evadió la mirada de la rubia.

—¡No puede ser, no puede ser! —exclamó Nath, comenzando a saltar de aquí para allá—. ¿Entonces te gusta Thompson?

Miré a Alice atentamente, mientras ella permanecía en silencio con los labios apretados.

—No lo sé —Se limitó a responder—. ¡Y ahora a dejar de hablar de estupideces, estamos perdiendo el tiempo!

Nathalia y yo intercambiamos una mirada cómplice, pero no dijimos nada más al respecto.

—¿Tú irás con Theo, Nathalia? —pregunté pasados unos minutos, mientras me ondulaba la parte baja del cabello. Usualmente siempre lo llevo liso, así que este sería un cambio en cuanto a su aspecto.

—Así es, aunque estuve tentada a aceptar la invitación de Lyssandro —contestó, mientras le hacía un lindo pero complicado moño de medio lado a Alice.

Rodé los ojos.

—¿Lyssandro te invitó al baile después de haber tenido una cita con Alice? —pregunté, haciendo una mueca.

Veía de muy mal gusto que tuviera el descaro de salir con la prima y una de las mejores amigas de su ex, para luego también invitar a la otra mejor amiga de ambas.

Nathalia también rodó los ojos.

—Sí, por eso no acepté —contestó—. Además, no podía hacerle eso a Theo.

—¿Theo y tú nunca tuvieron nada en todo este tiempo? —preguntó Alice sin nada de discreción o delicadeza.

Negué ligeramente con la cabeza mientras sonreía. Cómo echaría de menos a esta chica sin remedio.

—Pues no, Theo y yo únicamente somos amigos... Algo así como Claire y Calvin —respondió Nathalia.

Alice y yo no pudimos evitar soltar una risa de complicidad.

Nathalia nos miró confundida.

—¿Y ahora qué mosca les picó? —interrogó.

Alice me hizo una seña para que hablara yo.

—Verás, Alice, Calvin y yo habíamos apostado que Theo y tú iban a tener un romance, tarde o tempano, contra Robert y David —contesté.

Nathalia abrió la boca indignada.

—¿Ahora hacen apuestas sobre mi vida amorosa? —preguntó ofendida.

—Sí —respondió Alice—. Ahora tenemos que pagarles una cena a los chicos.

—¡Pues bien merecido se lo tienen! —Se burló Nathalia.

Miré la hora en mi teléfono mientras las tres nos destornillábamos de la risa y las miré horrorizada.

—¡Ya faltan diez para las seis, tenemos que mover el culo si queremos terminar a tiempo! —exclamé.

—¡Mierda! —exclamaron Nathalia y Alice al unísono.

***

Justamente a las ocho en punto, estábamos terminando de ponernos los accesorios y los chicos llevaban unos quince minutos esperando abajo en compañía de mi mamá.

Alice llevaba un sexy y elegante vestido negro, con corte en V y una pierna al descubierto, Nathalia se había ido por algo un poco más clásico; un vestido de malla transparente en la parte de los hombros, color azul rey, con un cinturón plateado en la cintura, yo, finalmente, me había declinado por un vestido color melocotón, sin tirantes y con un delicado corte en V con pedrería plateada desde los senos, hasta la cintura.

Alice se había ido a por los accesorios dorados, mientras Nathalia y yo usamos accesorios plateados.

La cara de los chicos cuando nos vieron entrar a la habitación fue todo un poema. Calvin parecía bastante sorprendido, David lucía idiotizado y Theo estaba en una especie de trance que mezclaba adoración y estupefacción.

¿Lo gracioso del caso? Calvin se había puesto una corbata dorada que combinaba a la perfección con el atuendo de Alice.

—¿Por qué tienes una corbata a juego con lo que llevo puesto? —acusó esta al instante.

—Oh, "querida", eres un poco predecible y pensé que nos veríamos mejor si íbamos a juego —Le respondió Calvin, con fingida educación.

—¡Oh, Dios mío, pero que hermosos se ven todos! —Exclamó mi mamá, dando pequeños brincos de emoción—. Vamos, vamos, pónganse todos juntos para tomarles una foto.

Los seis nos agrupamos y mi mamá nos tomó al menos un millón de fotos.

—Ay, ahora una con las parejas por separado —pidió.

—Ma... —Me quejé yo.

—Vamos, Claire, deja que tu madre nos tome las fotos... Uno no se gradúa todos los días —dijo Calvin, mirando a Alice maliciosamente y ampliando su sonrisa cuando mi mamá le dio la razón y la morena respiró profundo en un claro gesto de que comenzaba a crisparse.

Primero fuimos David y yo. Él se colocó por detrás, pasando sus manos sobre mi cintura. Cuando terminaron de tomarnos la foto, en un gesto discreto y disimulado, me dio un apretón en el trasero. Yo abrí los ojos de par en par y contuve a tiempo un involuntario chillido de sorpresa que estuve tentada a soltar, lo que sí no pude evitar fue sonrojarme furiosamente.

¡Gracias a Dios el rubor ayudaba a disimular!

Sin embargo, David sí se dio cuenta y comenzó a reírse por lo bajo, le di un codazo por las costillas negando con la cabeza, él se limitó a darme un beso en la mejilla sin dejar de reírse por lo bajo.

Theo y Nathalia se tomaron una clásica foto de pareja.

Y Calvin y Alice... Bueno, ellos eran un caso por donde se mirara. El chico lucía triunfal, pero no del estilo que trasmiten "me siento orgulloso, porque tengo a una chica hermosa conmigo", sino de los que dicen "todos mis planes malévolos dieron resultado y ahora esta niña engreída está a mi merced". Y Alice, bueno, creo que ya se imaginarán que su sonrisa era más falsa que la de un "buena suerte" de la persona que te cae mal.

Luego de la "Sesión de Fotos Parte II", finalmente nos fuimos juntos al baile. Los chicos habían alquilado un auto una Fortuner, por lo que teníamos un anexo para tres asientos más de los que hay normalmente.

Calvin iba al volante, Theo de copiloto, las chicas íbamos en los asientos traseros y David iba sentado solo en el anexo de atrás.

Cuando llegamos, el establecimiento estaba temblando debido a la estruendosa música, el fotógrafo de la entrada hizo que nos detuviéramos y empezó una "Sesión de Fotos Parte III". Cuando entramos, nos conseguimos con Robert con una chica que no tenía ni idea de cómo se llamaba, pero que sabía que estudiaba con él, Freddie estaba con una chica con consejo estudiantil y Lyssandro al parecer había ido solo, pero tenía a un grupo de chicas alrededor.

Alice se sentó con los brazos cruzados en la mesa que nos asignaron con Calvin, al que parecía no importarle en realidad ese hecho ya que seguía sonriendo radiantemente.

Nathalia y Theo desaparecieron entre la multitud después de que entramos y David decidió sacarme a bailar.

Las canciones eran suaves, pero con un buen ritmo que te daban ganas de bailar. Con los tacones que llevaba, la diferencia de alturas entre David y yo era apenas notable.

—Entonces... —dijo David con sus labios pegados a mi oreja.

—¿Entonces...? —pregunté yo de la misma manera.

David soltó un suspiro, haciendo que un escalofrío me recorriera la espalda.

—¿Sí te irás a Londres? —preguntó. Pude percibir un pequeño deje de esperanza en su voz.

—Así es... —contesté yo en voz baja.

David me pegó más a él.

—Entonces tendremos que disfrutar este verano para estar juntos e intentar no discutir —dijo él.

—Te voy a echar mucho de menos —confesé.

—No lograrás lograr ni la mitad de lo que yo te extrañaré a ti —admitió él.

Seguimos bailando en silencio, hasta que una mano se posó en el hombro no David.

—No quiero molestar, ¿pero me la prestarías un momento? —preguntó Robert sonriendo de medio lado.

David me miró como para ver si yo estaba de acuerdo y asentí.

—Claro, yo iré a sentarme un rato —dijo, depositando un corto beso en mis labios antes de irse.

Robert me tomó por la cintura, mientras me miraba directamente a los ojos.

—Te ves bellísima —Fue lo primero que dijo.

Sonreí ligeramente.

—Tú también te ves bastante bien —admití.

Abrió los ojos de par en par.

—¡Vaya, los milagros sí existe; Claire Cleveland haciéndome un cumplido! —bromeó.

Me reí y le di un ligero golpe en el hombro.

—Idiota —Le dije, luego, me lo quedé mirando con seriedad—. ¿Ya decidiste qué harás con tu vida ahora?

Robert respiró hondo.

—Aún no —confesó—. Pero menos platica y más baile, quiero disfrutar la última fiesta sin preocuparme por eso.

Negué con la cabeza rodando los ojos, pero accedí.

Y así nos pasamos un buen rato, hasta que él decidió volver con su pareja y yo fui a la mesa con David que, para mi sorpresa, estaba solo.

Fruncí el ceño.

—¿Y los chicos? —pregunté intrigada.

David se encogió de hombros y luego se puso de pie ofreciéndome su mano.

La tomé sin pensarlo dos veces.

—¿A dónde vamos? —curioseé.

—Pues, mientras bailabas con Robert, me di cuenta de que había una puerta para el jardín que tiene este salón y también está bien decorado. Creo que puede gustarte.

Más intrigada que antes, lo seguí y cuando salimos, tal y como David había prometido, me encontré con un hermoso jardín con elegantes bancas blancas a los alrededores y muchas luces iluminándolo.

Comenzamos a caminar hacia un pequeño lago que había al final de un pequeño camino y, en uno de los banquitos a los lados nos encontramos con una escena que nos dejó anonadados por completo.

Ahí estaban, Alice y Calvin devorándose a besos de una manera pasional y desesperada. Las manos de Alice se movían de manera frenética por el cabello de Calvin y las manos de Calvin se deslizaban por lo largo del vestido de Alice sin ninguna cohibición.

David y yo nos miramos con los ojos, y la boca, abiertos de par en par.

¿Será que estaba alucinando?

No, no había tomado alcohol y definitivamente esto no era una alucinación.

David y yo nos encogimos de hombros y, cuando habíamos dado un paso, ellos se percataron de nuestra presencia y se separaron.

Alice se apresuró a acomodarse el vestido que se le había subido hasta el muslo e intentar aplacar el estropajo que se le había hecho en el cabello.

Calvin, por su lado, también se acomodó la corbata que se le había aflojado y la camisa que la tenía fuera de lugar.

—¡No pasó nada! —Nos gritaron ambos al mismo tiempo.

David y yo levantamos las manos en son de paz.

—¿A dónde iban? —preguntó Calvin, intentando romper el incómodo silencio que se había formado.

—Al lago que está allá al final —señalé.

—¡Yo voy con ustedes! —exclamó Alice al instante.

Calvin la miró por un segundo enarcando una ceja y luego regresó la mirada a nosotros.

—Yo también —dijo tranquilamente.

David se encogió de hombros y los cuatros llegamos al borde del lago donde, para nuestra sorpresa, nos conseguimos con Nathalia y Theo con una botella en mano.

—¡Chicos! —chilló la rubia, claramente con unos buenos tragos encima—. Vengan, siéntense aquí con nosotros. ¿Qué nos cuentan?

—Alice finalmente comprobó que soy mejor besador que Freddie Thompson —dijo Calvin con orgullo, mientras todos tomábamos asiento.

Alice abrió la boca completamente indignada y desconcertada.

—¡Lo que comprobé es que eres el imbécil más grande que he conocido! —chilló la chica roja de la rabia... Y la vergüenza.

Nathalia y Theo se miraron confundidos, pero luego se echaron a reír.

—Theo, cariño, saca los vasos que trajiste para los chicos —pidió Nathalia, arrastrando las palabras.

Theo, tambaleándose un poco, se giró para tomar unos vasos desechables que estaban a su espalda, tal y como Nathalia le había pedido.

Nos sirvió de la botella que ellos llevaban en mano y Nathalia levantó su brazo con el vaso en lo alto.

—Brindemos —dijo—, por el final de una etapa, por los años de amistad y por el mejor verano que tendremos en nuestras vidas.

Todos nos miramos sonriendo y levantamos los vasos, tal como hizo ella.

—¡Salud! —exclamamos al unísono, mientras nos partíamos en risas y terminábamos la noche embriagándonos y riéndonos de nuestras propias estupideces.

Este verano la pasaríamos en grande.

FIN.

Nota de la autora:

Lo sé, lo sé, se supone que tendrían este capítulo el domingo, junto con el otro, pero pasaron un conjunto de cosas que me impidieron poder escribirlo.

¡Pero lo prometido es deuda y todo sea por mis queridos lectores!

Sé que muchos quedaron intrigados, otros se emocionaron con algunas partes, otros seguramente me odien por haber dejado así las cosas y hay muchas dudas que aún no están resueltas.

Pero aún falta el epílogo, mis bellezas, y espero poder subirlo en breve.

¿Qué les pareció el último capítulo?

¿Qué les pareció la historia?

¡Los quiero!

Xoxoxoxoxoxoxoxo.

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