Para resumir todo, no aborté, no fui capaz.
Las chiquillas vinieron 3 días después a quedarse a dormir a mi casa y me trajeron las pastillas abortivas, pero no fui capaz de hacerlo.
Tampoco soy capaz de decirle al Nico o a alguien sobre lo que me está pasando.
Ya debo tener más de 2 meses de embarazo, pero no se nota nada, de todas formas yo lo siento y los síntomas son cada vez más frecuentes.
Me hice un test de embrazo, bueno, 3 test de embarazos y salieron positivos los 3. Los tengo guardados en un cajón donde es difícil que alguien los encuentre.
Mi papá aún no vuelve de su luna de miel y eso me alivia un poco en no tener que contar la noticia, además de explicar quién es el papá y toda esa mierda.
No sé si es normal llorar todas las noches, o en realidad, siempre que esté sola, pero mi vida se estaba basando en eso, en llorar sola. Acariciar mi vientre. Verme en el espejo. Comer.
Eso era.
Estaba comiendo con el Naiko el almuerzo, eran lentejas y me estaban dando asco la verdad, no había dado ni siquiera una cucharada.
Nada.
-¿No vas a comer?- me preguntó el Naiko y negué- ¿te sientes mal?
-Un poco- me dio un escalofrío que recorrió toda mi espalda. Miré a la Almendra que secaba los platos- ¿tenemos otra cosa para comer?
-No, cómete la mitad del plato y te hago otra cosa- se había enojado.
Con asco tomé una cucharada, la llevé a mi boca y con solo el olor me dio una arcada. Corrí hasta el baño y vomité.
Me quedé ahí limpiando mi boca con el puño y me puse a llorar.
-Le hago un tecito señorita Mía- dijo la Almendra preocupada antes de llegar al baño y el Naiko llegó a mi lado.
-¿Qué wea Mía?- preguntó asustado- ¿te llevamos a un doctor?
-Sólo déjame sola, por favor- le pedí cerrando los ojos.
Me acerqué a la taza y tiré la cadena.
Me fui a acostar con la taza de té a mi cama y comí galletas de agua todo el día. Ellos creían que estaba enferma.
Estaré enferma por 9 meses
-¿Quiere algo señorita Mía?- me preguntó la Almendra y yo negué con la cabeza. Ella se iba yendo pero justo me llegó un antojo.
-Quiero tallarines con salsa blanca- pedí y ella alzó una ceja- por favor.
Se fue dejándome sola y al rato volvió, me comí todo rápido ya que tenía hambre.
Estaba muy rico.
Prendí la tele y me puse a pasar por los canales. Y para mi sorpresa en el mtv estaban dando "mamá a los 15".
Como que el universo estaba conspirado en mi contra para que revelara mi secreto. Hace unas semanas en clases comenzamos a comentar el embarazo adolescente y todos comentando como si supieran de lo que hablaran. Es gracioso porque yo tampoco sé por lo que estoy pasando. Sé que estoy embarazada y que voy a tener que parir esta cosa que crece dentro de mí, pero de ahí a saber qué hacer, cómo cambiar un pañal o qué hacer cuando se pone a llorar, no tengo idea y no lo voy a saber si no busco ayuda.
Cambié el canal y busqué una película.
Hoy no era mi día, definitivamente.
Estaban dando Juno.
Por si no lo saben, Juno es una película donde una mina queda embarazada de su mejor amigo, pasan muchas cosas más, pero la esencia es esa, eso es lo importante.
La almendra vino a buscar la bandeja y se fue. Al rato vino a despedirse y se fue de la casa.
Al final terminé de ver la película y ahora estaba llorando, eso que ni pena daba la película.
Creo que lloré muy fuerte, porque el Naiko entró a mi pieza, vio la película y me volvió a mirar a mí.
-¿Qué te pasa Mía?- se acercó a mí preocupado.
-Nada, la película, es muy triste- saqué mis lágrimas dramáticamente.
-Fuimos a ver Juno juntos y no lloraste- me quedé en silencio- weon, confía en mí.
Suspiré, no sé si estaba débil o necesitaba contar esto, creo que eran ambas. Tomé la decisión de decirle, pero con la condición de que jurara que no le contaría a nadie hasta que yo lo dijera. Porque yo tenía que decirlo.
-Jura no decirle a nadie- lo miré con lágrimas aún en los ojos.
-Si teni anorexia o bulimia, lo tengo que contar- me dijo y yo bufé.
-Ándate de mí pieza- lo eché y él me abrazó.
-Era broma, ya dime.
Me quedé en silencio, me brotaron las lágrimas de los ojos y me puse de pie.
Abrí el cajón y saqué los 3 test. Se los pasé y él los miró confundido, a medida que pasaba el tiempo se dio cuenta de qué significaba.
-Me estay webiando- me miró con la boca abierta y me tomó del brazo- es webeo, ¿verdad?
-No- dije en un hilo de voz. Lo miré y sorbí mis mocos- no sé qué hacer.
Me abrazó y me puse a llorar en su hombro. Por alguna razón, que el Naiko supiera me calmaba un poco, a pesar de ser weon y todo lo que quieran, era comprensivo y un perfecto hombro para llorar y contarle mis problemas.
-¿Quién es el papá para sacarle la chucha? ¿Lo sabe?- me preguntó. Yo alcé mi cabeza, sequé mis lágrimas y negué con la cabeza.
-No lo sabe- sorbí mis mocos y sabía que él estaba esperando a que le dijera quién era el papá.
-¿Me vas a decir quién es?
-Es el Nico- susurré y él se quedó en silencio.
Se puso de pie y agarró su cara. Se paseó por toda mi pieza mientras yo veía una esquina metida en mis palabras recientes.
Cada vez se me es más difícil creer que él era el papá de la cosa que crece dentro de mí.
-¿Cómo? ¿Cómo tú acabaste con ese weon? ¿Por eso las bromas contigo? ¿Por eso el weon te abrazaba siempre?
-Supongo.
-Es que weon, es que Mía. Te das cuenta que ese culiao es una basura, o sea, es mi amigo, pero seamos honesto, no se va a hacer cargo.
Y aquí el Naiko la cagó, me quebré en llanto de nuevo y él se dio cuenta que la cagó, por lo que me abrazó.
-Es broma, se va a hacer cargo o le parto la tula en 4 partes y se las meto por la nariz.
Solté una risa y él se puso de pie de nuevo.
-¿Le vas a decir?- me preguntó y yo asentí a duras penas.
-¿Y tú papá? ¿Cómo le vas a decir?
-Cuando vuelvan- jugué con mi cadena de oro con mi inicial.
-Hablé con tu papá hace dos días y me dijo que volvían en 2 meses, que lo estaban pasando muy bien.
-¿Por qué no me dijiste esa wea antes?- le pregunté enojada y él alzó los hombros- tendré que contarle por teléfono.
-¿Cuánto tienes?
-Dos meses o más.
Me miró serio y suspiró.
(...)
-¿Qué le digo?- me llevé a la boca una uña y comencé a morderla.
-No sé- me dijo el Naiko ayudándome mucho con el tema.
Estábamos llamando a mi papá por video llamada, ellos estaban en Marruecos por lo que tuvimos que llamarlos en un horario factible para los dos.
Y lo peor es que le diría a mi papá sobre lo del embarazo ahora, porque no lo puedo guardar hasta cuando llegue. O sea, cuando vuelvan tendré 5 meses o un poco menos.
No me sentía bien, nada bien.
Tenía puesto un chaleco grande blanco con unos pantalones de pijama. Rasqué bajo mi nariz y comenzamos la llamada. Agarré la mano del Naiko instintivamente y él no me reprochó ni nada.
-Se ve super mal esta wea- se quejó el Naiko y yo reí.
-Nicolás Pablo- lo retó su mamá.
-Hola- saludó mi papá y yo saludé con la mano.
-Hola- saludé yo.
No les diré toda la conversación, pero nos contaron sobre su estadía y todo, estuvieron en Europa y su última parada era Miami. Todavía les faltaban unas islas a las que ir y cruceros a los que subir. Nosotros escuchábamos atentamente, entre eso yo preparaba mi discurso que arruinaría todo su viaje.
-¿Ustedes cómo han estado?- preguntó la mamá del Naiko y yo lo miré.
-Bien- respondí yo y solté su mano.
-¿Tienen algo que contar?- preguntó mi papá sonriendo, se le notaba el bronceado.
-No, todo ha estado muy tranquilo- el Naiko iba a hablar pero yo lo interrumpí, no quería arruinar el viaje.
-Me alegro, ¿Están yendo al colegio verdad?
-Sí, hemos faltado 4 veces- dijo el Naiko calmado.
-Sí- le di la razón.
-Qué bueno, ya chiquillos nos vamos- se comenzó a despedir mi papá.
-Chao- me despedí yo con una sonrisa.
-La Mía está embarazada- dijo el Naiko de repente y me congelé.
Lo miré rápidamente con los ojos abiertos y él miraba la pantalla del computador con la mirada congelada de mi papá y la Paty.
El Naiko cerró todo y abrió un juego.
-¿Qué hiciste?- le pregunté enojada y él alzó los hombros.
-Ya lo saben, ahora lo van a digerir. Le vas a contar al Nico antes y ahí les dirás que el Nico es el papá.
-No, yo tenía que decirles, no tú.
-¿Pensabas ocultarlo 2 meses más?
Me quedé en silencio y suspiré.
-Te hice un favor, Mía.
Mi teléfono comenzó a sonar, vi que era mi papá y le mostré al Naiko.
-Bueno, vas a tener que explicarle todo ahora.
Suspiré y respondí.
La verdad cada vez se hacía más real.
Editado 1 de Marzo 2018.