Llevo horas buscando a Harley.
La veo acorralada por uno de mis guardias, sirvientes, mascotas...la verdad es que no sé lo que son. Solo sé que me son leales, pero este está jugando con fuego.
Y, ¿sabes qué?, amo quemar cosas. Sobretodo gente. Gente que es desleal.
Es un completo gilipollas si cree que me la va a quitar.
Saco la pistola. Apunto con cuidado de no fallar y dañar a mi pastelito.
Disparo.
Todos los presentes se quedan helados. No mueven ni un solo musculo. El miedo se palpa en el ambiente. Todos me miran con terror, todos excepto Harley. Ella me mira con gratitud.
-¿¡Alguien quiere más!? -grito a la par que río.
Todos se quedan pasmados.
Me temen, lo sé. Todos me temen menos Harley.
La miro, está en el suelo. La acabo de empujar para apartarla.
Puede que haya sido bastante brusco...
Da igual. No importa. Está bien, ¿no? Eso es lo que importa.
-¡Que a NADIE se le vuelva a ocurrir la brillante idea de tocarla!, ¿entendido panda de imbéciles?
Todos asienten.
Me agacho para estar a su altura.
-¿Estás bien?
Asiente lentamente con la cabeza.
-Me alegro. Ahora levanta.
Ella obedece obedientemente.
Le regalo una sonrisa, ella sí me es leal.
-Bueno, ¿dónde están los planos del banco de Gotham que pedí hace una hora?
Y así, todo volvió a la "normalidad"