Nuestra Locura 2

Von MacaGarcia3

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Los desafíos son lo que hacen la vida interesante, y superarlos es lo que la hace mas significativa. He supe... Mehr

PRÓLOGO
Parte 1: Teddy
Parte 4: Desesperada.
Parte 5: Papi en problemas.
Parte 6: Cartas abiertas.
Parte 7: Refugio.
Parte 8: Phoebe
Parte 9: Te lo dije.
Parte 10: Encendida
Parte 11: Temer.
Parte 12: Planes
Parte 13: Punto final.
Parte 14: Punto final II
Parte 15: Furia
Parte 16: Charlas paternales
Parte 17: Superando.
Parte 18: Lo que adoro de ti
Parte 19: Cerrando ciclos
Parte 20: Y vivieron felices...
Epílogo

Parte 2: bebé de mamá.

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Von MacaGarcia3

POV ANASTASIA

Las cosas habían ido bien en mi vida hasta que a Teddy lo habían empezado a aquejar aquellas pesadillas. Las primeras veces fueron tan separadas unas de otras que no habíamos tomado un patrón, pero luego se había complicado al ser casi cada noche. Mi pequeño bebé no se levantaba gritando ni llorando, sino que caminaba hasta nuestra habitación y nos despertaba para que lo acompañáramos.

Me había preocupado demasiado aquella vez que tenía fiebre y que apenas tuve tiempo de verlo antes de que Christian llamara a Grace. Ella era la única que lo atendía si no era nada grave, pero por suerte nunca había pasado de un resfriado. Aquella vez mi corazón se había oprimido dolorosamente cuando Ted lloraba por el cansancio y su rechazo al medicamento, detestaba verlo sufrir, y mi esposo también sufría sintiéndose tan impotente como yo cuando lo pincharon porque no quería tomar el bendito remedio.

A la tercera vez que llamamos a Grace, ella me llamó luego de dejarlo dormido con Christian y sugirió que hablara sobre tener un bebé, tal vez las cosas eran porque no tenía con quien compartir y eso, en parte, me hacía sentir rara. De todas las cosas que le podíamos a dar a nuestro hijo, el estaba pidiendo la que era un poco más complicada. Luego, cuando hablé con mi madre días después, me dijo lo mismo que Grace, ellas eran madres y sabían lo que los niños hacían para conseguir ciertas cosas, y al parecer mi bebé quería un hermanito y este era su llamado de atención.

Traté de hacer oídos ciegos, traté de buscar la alternativa doblando mis esfuerzos para que Teddy hablara, pero no parecía dar resultados y salvo por aquella vez en que Mía y Elliot se lo habían llevado a pasar el día con ellos, pues no había habido noche en que no lograra descansar más que un par de horas.

Cuando Christian me despertó con muchos besos y mimos, supe que estaba dando vueltas en su cabeza para decirme algo, y fue cuando me dijo que lo lleváramos con Flynn que comprendí lo asustado que estaba por él. Y no pude negarme, era nuestro corazón el que se rompía cada vez que lo sentíamos entrar a hurtadillas a nuestra habitación con su carita llena de lagrimas y rogando que lo acompañáramos.

Luego de aquella pequeña escena en el desayuno y de la forma en que nos dominaba el pequeño Grey, llegamos a la editorial en donde no paraba de recibir mimos. Parecía que todo el mundo quería a mi hijo y eso me asustaba un poco, no todos serian buenos siempre, y no estaba dispuesta a arriesgarme, finalmente se me habían pegado muchas cosas de Christian y el control era una de esas.

- ¿Mami podemoz leed en tu zilla de CEO?- había preguntado tirando de mi falda un poco cuando acomodaba unos documentos que necesitaba revisar en casa.

- Claro bebé, solo dame un minuto que tengo que hacer esto ¿Si?- respondí apurando mis cosas.

- Eztá bien mami.- dijo acomodando sus libros en la mesa de café de la oficina imitando mis movimientos.

Amaba escuchar como hablaba aún con las "Z" y usando la letra "D" en lugar de la "R", estábamos trabajando en eso y algunas veces resultaba. Era excesivamente tierno, y todo un caballero instruido por su padre que no paraba de decirle cómo comportarse, aunque más de una vez no podía evitar darle los gustos yendo contra sus propios principios y enseñanzas.

Pronto me veo envuelta en sus manitos mientras nos balanceamos en mi silla de CEO con su cuento favorito, aquel que se sabe de memoria pero que insiste en que le leamos una y otra vez. Lo observo mientras me cuenta la tan sabida historia y me doy cuenta de que constantemente está tocando mi vientre, justo donde sabe que está la cicatriz de la cesárea.

- Ted ¿Qué piensas de los bebés?- pregunto cuándo termina su "lectura".

- Bueno, zon todoz pequeñitoz, como el muñeco de tía Mía. - responde encogiéndose de hombros, un gesto muy Grey.

- ¿Y si mami tiene uno? ¿Qué harías si mami tiene un bebé? - pregunto temiendo cualquier respuesta, Christian va a enloquecer con su respuesta sea cual sea.

- ¿Uno de vedad?- he captado toda su atención.

- Humm si claro... mami está un poco grande para tener uno de juguete y tendría un bebé pequeño de verdad. - Mi hijo me escruta con esos ojos azules que son una copia casi perfecta de los míos si no fuera por los matices grises que ha obtenido de mi esposo.

- Puez no lo zé, tío Lelliot dize que tidan mucha mieda, que cuando yo eda un bebé así tidaba mucha mieda. - responde pensativo y haciendo un gesto demasiado pequeño cuando se refiere a que era pequeño.

Joder con Elliot y su vocabulario de mastodonte. Miles de veces le hemos llamado la atención y siempre dice las peores palabras en presencia de mi muy curioso hijo, aunque sospecho que lo hace a propósito para volvernos a Christian y a mí, más locos de lo que ya estamos.

- Ted no repitas lo que dice Elliot.- le reprendo demasiado molesta con mi cuñado.

- Lo ziento mami. - contesta.

Y con eso damos por finalizada la charla, no sé ni qué piensa de los bebés ni si estaría dispuesto a tener un hermanito o hermanita. ¡Diablos! No sé si soportaría otro embarazo y sin embargo me encuentro acariciando mi vientre y pensando en cómo luciría nuevamente embarazada. ¿Realmente estoy preparada para esto?

No sé ni que contestar porque me llama Taylor diciendo que ha llegado por nosotros para ir a por Christian y luego a lo de Flynn. Y aunque tenemos por lo menos media hora antes de que sea la consulta ya me pica el cuero cabelludo de los nervios. Mi corazón late desbocado cuando veo a mi sensual marido sentado en el auto y sin la americana, aunque la visión se pierde cuando él nos ve y sale a recibirnos.

Cuando llegamos con John no pude evitar entrar en un estado de ansiedad terrible, no podía dejar de caminar ni dar vueltas por la ridícula sala de espera. Todo me parecía que estaba mal solo porque no tenía a mi pequeño en mis brazos o en los de Christian a mi vista y sabiendo que estaba seguro.

- Ya no se que mas hacer ¿Cuánto más puede tardar Flynn con un niño?- pregunto a Christian mientras me siento a su lado.

- No lo sé, pero esperaremos para saber cuál es su opinión sobre esto.- el apenas besa mi cabello, debe estar igual o peor que yo.

No pasó mucho hasta que Ted salió corriendo con una enorme sonrisa en sus labios y de un salto ya estaba girando con su padre.

- ¡Papi! ¡Noo! ¡Para!- gritaba entre risas.

- ¿Cómo estuvo John?- no pude evitar preguntar ansiosa por todo ello.

- Estuvo muy bien. De hecho, me hizo varios dibujos preciosos y luego me contó cosas interesantes, debo decirles que tienen un pequeño genio con ustedes y debería considerar empezar a prepararlo para la escuela.- ok no estaba lista para dejarlo un par de horas con unas desconocidas que le enseñaran cosas que podría aprender en casa. -Por el tema que me decías Christian no hay ningún problema, pero creo que les interesaría leer lo que les mando en este sobre.- continuó hablando a mi esposo, quien solo asintió tenso.

John nos tendió un sobre que tomé y supe que era la respuesta definitiva a como abordaríamos esto, aunque sabía que la advertencia es que no cesaría de un día al otro, sino que sería progresivo todo este asunto.

Nos dirigimos todos juntos a cenar y entonces sucedió el golpe de gracia para mí, Ted me dejó sin palabras copiando a Christian. Aquello nos hizo reír mucho, pero sobre todo se que sería material de bromas, aunque todavía no estaba segura de quien. No eran pocas las veces en que Ted trataba de comportarse como nosotros, tenía esa extraña fijación por observarnos atentamente y luego, en el momento menos pensado, nos imitaba a su manera logrando dejarnos impresionados.

Veo a Christian abrir sus ojos y esbozar una sonrisa de orgullo, seguramente hay algo hecho por nuestro pequeño en aquel sobre, y creo saber que es. No estaba equivocada al pensar que John nos había adjuntado un dibujo de Ted, es una pena que le guste y que no se le dé nada bien el dibujo, aunque lo justifica que nadie en casa sepa de eso.

- Ok, al parecer eres un pequeño Einstein. - dice Christian mientras acaricia los rizos que tiene Teddy en su cabellera. - Y a fin de cuentas nuestras madres tenían razón.-

Me mira a los ojos y lo comprendo todo, Ted quiere un hermanito o hermanita. Mi esposo me tiende el papel que asumo que ha escrito Flynn y me sorprende el ver su contenido.

- En lo personal considero que si somos guapos. - dice mientras recibe la comida para nuestro hijo.

"No necesita más amiguitos o más cariño, solo alguien que pueda ser receptor de una parte de todo lo que le dan, y eso es algo que habla de los valores con los que está creciendo, es algo muy maduro para un pequeño de tan solo tres años y medio."

Eso sin dudas me emociona, hemos estado haciendo bien nuestro trabajo y al fin sabemos que es lo que piensa nuestro bebé, porque nunca dejará de serlo, siempre lo voy a ver como ese bebé de pelo cobrizo que sostuve cerca de mi corazón por primera vez hace casi cuatro años. Una lágrima rebelde escapa de mis ojos y me la limpio rápidamente tratando de que mi insistente y controlador hijo no se dé cuenta.

Lo veo interactuar con su padre, los dos hombres que amo. Sé que todos mis miedos van a ser superados y espantados por ellos y entiendo que es el momento de dar el paso que tanto me ha costado. Vamos a agrandar la familia.

- Mami ze te enfía la comida.- dice Ted con un par de fideos en sus manos.

- Ahora mismo como cariño.- elimino todo rastro de lágrimas y veo que Christian me mira sonriente, está orgulloso de nuestro hijo y también está listo para dar el paso.

Aquella cena fue especial, nos reímos mucho con nuestro pequeño y sus ocurrencias y estábamos más relajados al saber por qué se comportaba de esa forma. Lo especial residía en que estábamos más seguros de que se solucionarían muchas cosas, ser padres primerizos era una experiencia bastante agradable y perturbadora a la vez, una sensación agridulce de amar a ese pequeño pedacito tuyo mientras no sabes cómo actuar en algunas ocasiones.

Me encuentro en mi cuarto quitándome los pendientes que alguna vez me ha regalado Christian. En el tocador que me pertenece me siento mientras quito mi maquillaje y la pulsera que he usado este largo día. Entonces me permito cerrar los ojos para relajarme y rememorar lo vivido, una técnica que me ayuda a pensar bastante por las noches y de alguna forma descansar mejor.

- Cariño.- dice a mi esposo a mis espaldas pasando sus manos por mi costado.

Hemos llegado de la cena y Ted estaba demasiado cansado como para estar mucho tiempo despierto, por lo que apenas batalló un rato para tomar su baño y luego cayó rendido en su cama de niño grande. No estaba segura si despertaría esa noche, pero ya sabía cómo calmarlo, y Christian ha pedido ser quien lo acueste y ayude a bañar, así que me ha dejado libre un buen rato, según él necesitaba una charla de "hombre a hombre".

- Ted quiere un hermanito.- digo cerrando los ojos ante sus caricias, nunca va a perder ese efecto que provoca en mí. -Christian amor, tenemos que hablar.-

Él deja besos por mi cuello descubierto, llevo tan solo un camisón de aquellos que le gustan y me hacen sentir sensual, sus manos viajan por mi cintura hasta mis muslos y luego vuelven a subir a mi pecho.

- ¿Qué tenemos que hablar? Siempre podemos dejar la charla para después.- susurra en mi oído de forma demasiado sensual.

- Amor... - no puedo hablar porque sus labios han atrapado los míos y ahora juegan lentamente.

Ambos nos movemos hasta nuestra cama y sé que la noche promete, casi como siempre, pero esta va a ser diferente.

- No tienes idea de cuánto los amo nena, tu y mi hijo son lo mejor que me ha pasado en esta vida. - susurra mientras me despoja de lo que tenía de ropa. Mis manos no se han quedado quietas y al momento estamos ambos desnudos.

- Tengamos un bebé, le demos un hermanito a Ted.- suspiro cuando me recuesta y se acomoda encima mío.

- Lo haremos nena, me aseguraré de que hagamos un bebé.- y con eso se adentra en mi provocando una intensa sensación en todo mi cuerpo.

Nos movemos lentamente, haciendo el amor como nunca antes, causando que en cualquier momento quiera tomar las riendas y acabar con el ardor que se forma en mi interior. Demasiada intensidad.

Su cuerpo tan grande y dominante, sus manos exploradoras de un terreno ya conocido. Las mías no se detienen y trato de acercarlo lo más posible a mí, haciendo que la fricción sea casi dolorosa, pero a la vez demasiado placentera. Nuestros besos son ardientes y muchas veces me permito adorar su cuerpo fuerte y terso dejando rastros en su pecho y sus hombros, pero sobre todo en su corazón, donde se que late su amor por mi y nuestro hijo.

- Te amo, te amo, te amo.- digo conteniéndome de gritar cuando llego a mi liberación.

- Te amo tanto Ana. - dice fuerte cuando se corre dentro de mí.

Nos quedamos quietos, uno encima del otro. Nuestras respiraciones agitadas por el esfuerzo y saciados momentáneamente de nuestros cuerpos. Sin dudas hacer el amor con Christian siempre va a ser intenso y placentero. Solo queda que me haga los controles para poder quedar embarazada, nada del otro mundo supongo, solo ir a la cita con la doctora Greene que tenía programada para esta semana. Me queda esperar entonces que la suerte me acompañe.

POV CHRISTIAN

Desde que fuimos a Flynn las cosas mejoraron un poco, al menos Ted había disminuido sus pesadillas y mis horas de sueño se habían extendido notablemente junto con las de Ana. Sin embargo estamos trabajando en eso de mandarlo a la escuela, según mi madre los niños van a partir de los cuatro años por lo que mi pequeño estaría entrando el año siguiente luego de que los cumpliera.

Mi no rotundo se tuvo que enfrentar a la oposición de mi madre y ni siquiera mi esposa pudo contra ella. Ahora tenemos que ver en que institución vamos a anotar a Ted para que le reserven el asiento, al menos he logrado que en estos años se le pegue a Ana lo de controlador en cuanto a las cosas de nuestro hijo.

- Sr. Grey, ha llegado su hermano.- anuncia Andrea por el intercomunicador.

- Que pase Andrea.- digo mientras guardo unas carpetas con contratos para recibir a mi hermano.

Me he tardado semanas en poder reunirme con él, por un lado un par de negocios que no podía pasar y cuando estaba libre me traía a Ted para cuidarlo, pero de esta no pasaba, tenía que aclararle que de una vez por todas tenía que dejar de insultar frente a mi hijo si no quería que lo dejáramos sin su visita y su día de tío y sobrino.

- ¡Que hay bro!- saluda Elliot entrando a mi despacho. Siento tan escandaloso como siempre.

- Elliot.- saludo, esta vez estoy demasiado enfadado con él que no sé cómo no explotar antes de tiempo.

- Vaya carácter pez gordo, dile a Ana que te atienda de vez en cuando.- responde con chulería mientras se sienta sin mi permiso en el sillón enfrente mío. No puedo evitar voltear los ojos.

- Eso fue muy desubicado, sin embargo no voy a perder mi tiempo y te aclaro que el punto es que ya estoy cansado de que insultes frente a mi hijo. En casa tratamos de enseñarle que no hable con groserías y luego tú lo embarras todo.- él me mira serio dos segundos y rompe en carcajadas. Como siempre, tomando nada en serio.

- Vaya, y yo que pensaba que con Ana ya había tenido suficiente, de hecho me llamo ayer por el mismo tema.- se sienta y coloca sus manos en las rodillas. -Ustedes dos tienen que relajarse, un niño no debería ser todo educadito más allá de lo necesario. Un niño tiene que tirarse pedos, decir groserías y reírse a carcajadas. En fin todo lo que hace un niño. Y ustedes le prohíben demasiadas cosas a mi parecer.-

Mierda, si le dijo eso a Ana ya entiendo porque estaba tan molesta anoche.

- Dime que no le dijiste eso a Ana anoche.- froto mi cabeza en un intento de no arrancarle los cabellos. - Mira, nosotros le vamos a enseñar y criar como queramos por el simple hecho que queremos lo mejor para él, pero eso implica un trabajo en equipo y no que le den mensajes contradictorios. Cuando Ted sea grande que se comporte como quiera, pero ahora mismo lo va a hacer como se lo digamos y punto.-

Elliot voltea los ojos y espeta un "está bien" muy poco convincente que muy a mi pesar tengo que aceptar.

- Ok cambiando de tema. ¿Cómo van las cosas con Katherine?- desde que se conocieron que andan juntos, pero nunca formalizan ni avanzan, son como una especie de pareja para coger y no algo más serio.

- Bien, salvo algunas veces en que se vuelve algo demandante y me alejo por mi propia salud mental. Todavía trabajo en eso de formalizar de una vez por todas. ¿Comemos?- ok algo tiene en mente como para invitarme a comer.

Asiento con la cabeza mientras desato mi corbata y guardo mi celular en el bolsillo de mi chaqueta mientras salimos de mi despacho.

- Andrea voy a volver a eso de las tres con mi hijo, así que cancela lo que haya a menos que sea realmente importante.- Ordeno sin detenerme camino al elevador con Elliot pisándome los talones.

- Vaya reemplazaste a Olivia y la nueva está muy buena, ¿Cómo es que Ana no se pone celosa? - Me dice cuando ya estamos en el elevador y bajando a la zona del estacionamiento.

- Será porque es lesbiana.- espeto algo incomodo por hablar de mi personal con mi hermano.

No tardamos más de diez minutos en llegar a un buen lugar para comer y ubicarnos. Es momento en que mi hermano haga catarsis así como tantas veces lo he hecho yo.

- Ok ya estamos aquí, suéltalo Elliot.- lo veo dudar un segundo pero finalmente se acomoda para hablar.

- Bueno, como veras ya son casi cuatro años en los que ni siquiera puedo definirlo. No avanzamos ni retrocedemos. Estamos estancados por siempre en esto de ser unos folladores constantes pero nada más.- su rostro no me demuestra nada, y da justo en el clavo con mis suposiciones.

Estoy por hablar cuando llega un camarero con nuestra comida y espero hasta que se aleja para poder hablar en paz con mi hermano.

- Y eso es...- voy a dar una idea pero mi hermano me corta.

- Algo que me ha cansado. - dice con un tono serio. Vaya, Elliot serio. - Estoy cansado Christian. Todo este tiempo he visto a Ana y tú con vuestra pequeña familia y lucen absolutamente felices y luego miro lo mío y nada. Kate no quiere más que cosas materiales y no piensa en formar una familia por ahora, pero yo estoy grande para estos juegos, no soy libre porque ella me folla malditamente bien todas las noches, pero tampoco avanzo en nada. Estamos estancados desde hace mucho y lo peor es que la única cómoda con esto es Kate.-

Luce abatido, no como el usual alegre y molesto Elliot.

- ¿Y has hablado con ella sobre esto? Me re fiero a que no siempre las cosas son todo rosas con Ana, pero hemos llegado a un acuerdo de no dormir molestos y eso hace que solucionemos los problemas como corresponde, más que nada por nuestro hijo, pero también porque nos amamos. - El me mira pensativo, hacia mucho que no nos sentábamos a charlar como hermanos y creo que él lo necesitaba más que yo.

- Estoy cansado bro... se que sueno como el abuelo pero quiero una familia y con Kate no estoy seguro de tenerla.- suspira abatido y luego toma un trago de su copa de vino.

- Elliot ¿Amas a Katherine?- pregunto. El levanta la cabeza de repente como si hubiera preguntado algo sumamente grave y puedo entender su respuesta. Esta absolutamente enamorado de ella. - Si la amas, entonces ve y habla con ella, lucha por ello, pero si no es el caso, entonces debes dejarla ir. No me gusta verte así y si Katherine no es capaz de ver el potencial que tienes entonces no te merece.-

Él me miro con sus ojos azules, aunque no tan azules como los de mi mujer y luego simplemente desvió la mirada. Me di cuenta de que Elliot amaba a Katherine aunque ella fuera una completa perra algunas veces y demasiado borde para mí gusto, pero si era lo que él sentía, más valía proteger el corazón de mi hermano que cualquier otra cosa.

Después de un rato cambio por completo el tema y pasada una hora nos despedimos con la promesa de que hablaría con menos groserías frente a Ted, al menos tendría que funcionar hasta que corrigiéramos su vocabulario de camionero.

Me subí a mi auto y conduje hasta mi hogar, donde seguramente estaba Ted con la señora Taylor jugando y esperando por mí. En uno de los semáforos en que me detuve, me puse a pensar en todo lo que había vivido al lado de Anastasia hasta este momento, los días en el Escala, nuestras escapadas nocturnas, miles de besos y caricias compartidas, nuestra boda en secreto y luego la oficial, la nueva casa, nuestros trabajos, ver crecer a nuestro hijo. Ella me había ayudado a mejorar y me había acompañado en momentos realmente difíciles.

Recordé entonces como había tomado mi mano cuando nos dijeron que Ted estaba sufriendo y no podría nacer si no era por cesárea, y luego cuando aflojó ese agarre por haber perdido la conciencia después de decir a las voces que se callaran, que no las necesitaba en ese momento. El miedo que había tenido de perderla, y lo borroso que se había vuelto todo en medio de los intentos desesperados de los médicos por reanimar su corazón mientras el mío latía con fuerza haciendo que me doliera el pecho y mi cabeza estuviera a punto de estallar. No habría podido sobreponerme a su perdida y ahora me daba cuenta de la magnitud de nuestra relación. Tal vez eso era lo que Elliot anhelaba, alguien que fuera su mundo entero y creía haberlo encontrado con Kate, pero tal vez para ella él no lo era.

Una cabellera castaña me distrajo. En todo este tiempo había aprendido todos los detalles de Ana y sabía que color usaba cuando tenía ganas de arreglarse el cabello, por eso me sorprendió divisar a alguien que lucía exactamente igual. Pero más me sorprendió que aquella persona también se pareciera a Elena.

Nunca habíamos podido dar con ningún rastro suyo, había sido muy cuidadosa y al parecer se había encargado de cambiar un poco su aspecto, así al fin y al cabo buscaríamos siempre una rubia de bote que en realidad ahora estaba castaña. El semáforo me dio paso y con una maldición me fijé en la calle en que estaba mientras avanzaba, y casi de inmediato hablé a Taylor.

- Sr. Grey. - contestó al primer tono.

- Taylor acabo de ver a Elena Lincoln, revisa las cámaras de hace cinco minutos y busca a las mujeres con abrigo beige y cabello castaño, la muy perra se ha cambiado el color de cabello, quien sabe cuántas cosas más ha cambiado.-

- Si señor. - dijo antes de cortar.

Ahora mismo estaba nervioso, estaba a unos cinco minutos de casa, era demasiado cerca para mi gusto y no quería que se acercara a Teddy, no mientras pudiera alejarlo de ella. Me parecía entonces una idea genial el tenerlo conmigo en la oficina y habernos negado con Ana en buscar una niñera, nosotros podíamos proteger a nuestro pequeño.

No me tardé demasiado en llegar a mi hogar, y nada más abrí la puerta en que un tornado de rizos cobre saltó para abrazarme.

- ¡Papi!- chilló mientras escalaba hasta llegar a mi cuello prendiéndose fuertemente. Pude divisar a Gail llegar apresurada desde quien sabe dónde.

- Hola mi vida.- dije oliendo su peculiar aroma mientras besaba su cabecita, él se retorcía y reía mientras le hacía cosquillas. Ah mi niño! Lo había extrañado demasiado aquella mañana.

- Gail me ha dejado hazed una tode de juguetes. - me cuenta emocionado.

- Con la condición de que luego me ayudas a ordenar pequeño, buenas tardes señor Grey, ¿Desea que le prepare algo?- dijo Gail llegando hasta nosotros y tomando mi abrigo.

- Hola Gail, acabo de comer con mi hermano así que estoy bien ¿No hubo problemas? - pregunté.

- No, salvo que este niño ha jugado desde que su madre salió, hace como una hora más o menos, dijo que se encontraría con su hermana.- Vaya, Mía con Ana, eso huele a charla de chicas.

- Ok entonces solo prepara una mochila para que lleve a Ted hasta la oficina, lo de siempre.- ella con un gesto se despidió y nos dejó en la sala a mi hombrecito y yo.

Ted no esperó nada para mostrarme todos los dibujos que había hecho en la oficina de Ana y luego me comentó las historias que le había leído en su sillón de CEO. Tenía una fijación porque le leamos historias en nuestros sillones cada vez que estaba en nuestras oficinas y por suerte, al ser tranquilo relativamente, lo llevábamos a menudo.

-... y entonzez el oto día mami dijo que si quiero tened un hedmanito y yo dije que zi, pedo que hazen mieda muchaz vezez - Ok había desconectado un segundo ¿Y ahora me enteraba que Ana había estado hablando con Ted de eso?

- ¿Así que mami dijo que va a tener un hermanito para ti? - pregunté curioso por la reacción de mi hijo. Ya habíamos hablado del tema, pero ahora teníamos que enfocar en Ted y que no se sintiera reemplazado.

- Zi, pedo dijo que no hay que dezid como tío Lelliot, no hay que dezid mieda.- explicó acomodando sus dibujos en un movimiento que había aprendido de nosotros, una manía con el orden en su "oficina" que seguramente se le había pegado por nosotros.

- Muy bien, entonces no podemos decir mierda.- sus manitos me taparon la boca bruscamente, aunque si provocar daño alguno.

- ¡NO LO DIGAZ!- gritó mientras se reía por mi cara de sorpresa.

- Ok, ok, no diré esas cosas.- hice un gesto con las manos y finalmente se bajó de mi regazo a seguir con lo suyo. - Entonces ¿Te gustaría un hermanito o prefieres una niña?- no sé para qué diablos preguntaba si no podía manejar aquello, pero tenía que hacerlo.

- Hummm no lo ze. ¿Laz niñaz son como mami? Podque mami huele bien.- mi pequeño interesado en las niñas, menos mal que tiene como referencia a Ana.

- Así que mami huele bien, si tuvieras una hermanita sería como mami sin dudas, y olería bien también. ¿Papá no huele bien?- pregunté divertido e intrigado por el asunto. Otra primera vez para variar.

- Papi tu huelez difedente, huelez a papi.- definitivamente teníamos a un niño de mamá en nuestras manos, pero sé que nos quería por igual, así que no me preocupaba demasiado.

- ¿Señor Grey podemos hablar un minuto? - preguntó Taylor apareciendo desde la zona de mi estudio y la habitación de seguridad.

- Claro, voy en un momento. Espérame en mi despacho.- él asintió y se fue, no sin antes saludar al pequeño diablillo que arrastraba mi maletín desde la entrada hasta donde estábamos jugando. -Ted ¿Qué haces con mi maletín?-

- Tengo que poned miz papelez pada id al tabajo.- contestó concentrado acomodando sus dibujos y un par de lápices maltrechos en un compartimento de mi maletín, solo esperaba que no arruine nada importante. Pero podía resolverlo luego.

- Bueno Ted, no arruines ningún papel que son cosas importantes ¿Si? Voy a hablar un segundo con Taylor y después vamos a Grey House así que busca a Gail para que te dé tu mochila.- ni siquiera me miró, pero al verlo tan concentrado mientras acomodaba lo suyo decidí dejarlo, no pasaría nada si no demoraba mucho.

Caminé hasta mi estudio y ya Taylor me esperaba preocupado por lo que sea que el folder que tenía en sus manos, recordaba odiar esas cosas y todos se empeñaban en usarlas.

- Dime que tienes Taylor. - espeté mientras me ubicaba en mi ordenador.

- Encontré lo que me pedía en las cámaras de seguridad, pero hay dos mujeres con esas características, las seguimos y una ingresaba a una tienda, constatamos que era la dependienta, la otra entró a un condominio de departamentos, aún averiguamos en cual está y tengo gente esperando ordenes mientras observa quien sale y quien entra.- Ok eso era lo que esperaba.

- A cuanta distancia están esos condominios, no quiero arriesgar a mi hijo.- suspiré mirando las fotos borrosas de las cámaras.

- Alrededor de un kilómetro de distancia, fuera de la zona residencial y a unos veinte minutos a pie. Lo tenemos cubierto señor- observé las fotos y distinguí a la otra mujer, la que supuestamente no era.

- Cubre a las dos, no quiero fallas, puede que sea ella o no, pero es lo más cerca que hemos estado en cuatro años, en veinte salgo con mi hijo a Grey House, síguenos en tu camioneta.-

Taylor asintió y recogió sus cosas en lo que yo guardaba la carpeta en uno de los cojones, era una mierda que esto sucediera justo cuando estaba dando otro paso importante con Ana y nuestro Ted.

Cuando volví a la sala donde había dejado a mi hijo, encontré el maletín abierto y en lo que esperaba a que baje con Gail me puse a revisar que no haya arruinado nada. Solo unas marcas de lápiz en un papel de notas, pero más que eso nada. Bien hecho hijo! Pensé orgulloso.

Escuché su vocecita en las escaleras y al girar lo vi bajar de la mano con Gail y su mochila de autos. Al menos había sacado mi pasión por los motores y la tecnología, aun me era sorprendente que manejara mi teléfono lo suficientemente bien como para contactar con toda la familia.

- ¿Listo campeón? - consulté cuando finalmente llegó a mi lado y sin poder evitar levantarlo en mis brazos.

- Si papá.- ambos nos pusimos nuestros abrigos y nos despedimos de Gail. Era consciente que tenía que dar el ejemplo para que creciera con los mejores modales posibles.

Ya en mi auto, lo acomodé en su silla, pero no me dejó amarrarlo con la frase "Yo puedo zolo" aquello no me agradaba, pero me quedé a su lado en silencio, viendo como mi pequeño lograba amarrar las tiras solo, como el niño grade que era. Solo faltaba que hablara completamente bien, dejando ese adorable acento especial que ponía en algunas palabras para que mi bebé se convirtiera en un niño grande en toda regla, y aquello me aterraba. ¿Cómo iba a protegerlo cuando fuera rebelde? ¿Qué haría cuando saliera con sus amigos o cuando empezara la escuela y tuviera menos tiempo para nosotros?

Pensando en aquellas cosas, me puse camino a Grey House, abrumado por todo aquello que un solo gesto me había hecho pensar, el solo ver a mi hijo crecer. 

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