El olor.
El color.
La fluidez con la que sale de las venas.
La calidez.
La suavidad.
La textura.
Me engancha, es una droga, una droga que no quiero parar de tomar.
Es maravillosa, es hermosa. Es especial.
Siempre lo ha sido.
Pero ahora, a mis ojos, es la cosa más asquerosa del mundo.
Porque amo ver a la gente desangrarse, pero no si esa persona en particular es Harley...
No sé qué ocurrió, el plan salió mal. No conté con que ella iba a estar. Y lo estoy pagando caro.
Su cuerpo pálido y sin vida se encuentra entre mis brazos.
Batman está a unos metros de mí, muerto. Pero a qué precio...
Por su culpa, me arrebató a Harley.
Yo la quería, más que a nada. Era molesta, chillona, gritaba demasiado y siempre se comía las últimas porciones de todo lo que comíamos.
Pero era maravillosa.
Maravillosa, igual de maravillosa que la sangre.
Pero la diferencia es que la sangre ha dejado de serlo, pero ella no. Ella siempre será lo más hermoso que haya existido.
Ya no quiero reír. ¿Para qué hacer bromas si no está mi pastel de calabaza para reír conmigo?
Ella soltaba unas maravillosas carcajadas.
Maravillosos pasatiempos junto a ella...
Mentiría si digo que la extraño.
Pero mentiría aún más si dijera que si no está a mi lado me siento horriblemente cuerdo.
Perdido en la inmensidad de sus locos recuerdos.