La tentación de Venus

By PsiqueStacia

244K 8.3K 461

Dany es una joven de veinticinco años que se adentra en el mundo de los swinger, entra a trabajar en "la tent... More

La tentación de Venus
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Epílogo
Agradecimientos

Capítulo 33

3.9K 176 10
By PsiqueStacia

Ese martes era todavía muy temprano cuando entró por la puerta. Sin hacer mucho ruido cogió en brazos a Daniella y la llevó a la cama, se había quedado dormida en el sofá esperándolo. Al parecer se retrasó más de lo debido, deseaba más que nada haber estado en la cama con Daniella en vez de estar con su exmujer, pero la cosa se había complicado más de la cuenta. Metió a Daniella en su cama sin desnudarla, para no despertarla, y la tapó con delicadeza ofreciéndole un beso de cariño en la mejilla. Después, se fue a la ducha y se vistió para ir a trabajar. Con todo lo que se había liado no le dio tiempo a dormir, sabía que ese día iba a ser largo y también era consciente de que Daniella le pediría algún tipo de explicación, de eso no había duda.

Daniella se despertó al oír la puerta del apartamento. Se sintió vacía y extraña, pues no sabía cómo había llegado hasta ahí y tampoco se acordaba de haber pasado la noche con Adriel. Al oír el portazo se percató de que él había estado en casa, además notó el rastro de su olor (de su piel limpia y perfumada). Era inconfundible su aroma. Se levantó y lo llamó, pero era absurdo, él ya no estaba. Miró la hora en el móvil y vio que era las ocho, entonces dedujo que se había ido a trabajar. Se sentía frustrada, la noche no fue como ella se esperaba, ni siquiera había podido estrenar el Babydoll que le regaló, y seguía vestida con la ropa del día anterior. Fue al salón, la mesa ya estaba recogida, y los platos estaban apilados en el fregadero de la cocina. Dudó en limpiarlos, no se lo merecía, pero necesitaba entretenerse con algo. Después de fregar los platos y dejarlo todo recogido, fue a por su bolsa, se había traído algo de ropa para ponérsela ese día. Se metió en la ducha y se vistió con unos vaqueros muy cortos y una camiseta verde ajustada al cuello que le quedaba bastante holgada, se calzó con unas sandalias cómodas con poco tacón y recogió sus cosas. Miró el móvil, tenía un mensaje de Adriel:

< Lo siento, me merezco todos los insultos del mundo. Te compensaré la noche tan pésima que tuvimos, te lo prometo.>

Daniella no contestó, no estaba de humor. Mucho se lo tenía que currar para que pudiera olvidar todo lo que había hecho, que no era poco: primero querer prohibirle trabajar en el club; luego insinuar que iban a jugar con otras personas en un futuro; y para colmo, dejarla tirada (y además excitada) por su exmujer. Tenía que estrujarse mucho la cabeza para hacer que cada uno de esos fallos se convirtieran en hermosos poemas para sus oídos. De momento lo tenía claro, se había levantado pronto y necesitaba hacer algo. Fue a ver a Priscila, tenía que hablar con ella.

Después de recorrerse gran parte de Madrid hasta llegar a la casa que compartía Priscila con Tony, era cerca de las once. Vivían en un barrio muy normalito, nada exclusivo ni particular. Tony, a pesar de cobrar bastante en el club, seguía siendo el chico de barrio de siempre. Su piso era muy acogedor, aunque bastante pequeño. Lo justo para vivir en pareja y no quitarse espacio. Daniella había avisado su visita antes de llegar, por si los molestaba o no estaban. Llamó al timbre y Tony le abrió la puerta con un simple boxer negro y el pelo alborotado. Sus ojos hinchados demostraban que se acababa de despertar.

- ¡Buenos días!

- ¡Buenos días! - dijo acompañado de un bostezo-. Pasa, Priscila está en la cocina preparando el desayuno.

- Vale.

Tony se marchó de nuevo al cuarto, a seguir durmiendo, y Daniella entró en la cocina para saludar a Priscila. La encontró calentando agua para sus infusiones diarias, estaba enganchada a esas hiervas hervidas. Sobre la mesa tenía varias rodajas de pan tostado para untar con mantequilla y mermelada. Había preparado todo un desayuno como si lo hiciera de continúo. Para Priscila era habitual a las tres de la tarde, no a las once de la mañana. No solía madrugar, a no ser que tuviera que hacer recados matinales como ir al banco. Esa semana tenía muchas cosas que hacer, pues tenía que llamar a los albañiles para que empezaran a restaurar el club, los dos hermanos pretendían volver a abrirlo en agosto para aprovechar el verano en la Azotea, pero solo quedaba dos semanas para que acabase julio.

- ¿Desde hace cuánto no hacías un desayuno así? - se burló la joven.

- Ni lo sé – sonrió -, creo que cuando vivía con mis padres... - carcajearon las dos -. ¿Va todo bien?

- Sí… quería hablar contigo de unas cosas que tengo que resolver.

- Es sobre Adriel, ¿no? - la miró a los ojos y Daniella asintió mirando al suelo pensativa. Estaba dolida y necesitaba saber la verdad de muchas cosas -. ¿Cortado? - le preguntó y Daniella asintió.

Se sentó junto a la mesa de la cocina y Priscila le echó la leche en el café. La joven se lo cogió de las manos y se echó azúcar. Estaba recién hecho, y muy caliente. Sopló varias veces pensando en cómo empezar a preguntar sus dudas. Priscila la miraba todavía de pie, que seguía controlando que el agua hirviera. Llevaba su rubio pelo enmarañado en un moño medio desecho, como si se hubiese acostado peinada y se hubiese levantado así. Encima de su clásico camisón hueso portaba una bata de seda del mismo color. Miraba a Daniella y le preocupaba verla así, la quería mucho, pero también quería a su amigo Adriel.

- ¿Qué te ha hecho? - rompió el hielo mientras llenaba su taza de agua hirviendo.

- ¡Estoy harta!, Priscila – torció el labio y frunció el ceño en señal de enfado - ¿Conoces a Carol? - la escrutó con la mirada. Entonces la mujer se sentó en la silla que había enfrente de ella.

- Sí, la conozco - miró su taza y escurrió varias veces la bolsita llena de hierbas – . Si estás así por Carol, puedo decirte que no tienes que temer nada. No volverá con ella. Pero, si pretendes que se aleje, siento decirte que tendrás que soportarla por mucho tiempo.

- ¿Por qué? ¿Qué le pasa con esa mujer? - la miró extrañada, no podía comprenderlo.

- Mira, esto es muy complicado. No hay mucha gente que sepa lo que pasó entre ellos, sólo su familia y yo. No puedo decírtelo porque sé que Adriel se enfadaría, es algo de lo que no se siente orgulloso, más bien es una parte del pasado que le gustaría olvidar, pero no puede. No puedo decírtelo, Dany. Lo siento. Sólo te puedo decir que esperes a que él te lo cuente.

- Y… ¿tengo que soportar que ella lo llame a su antojo siempre que quiera?

- Ellos se separaron por una razón, que es la que no te puedo contar. Pero aparte de eso, ella lo quiere de una forma obsesiva. Sinceramente, tiene problemas psicológicos que tienen que ver con lo que pasó y, en cierta manera, su amor por Adriel la hizo volverse así. Él no puede apartarse de su lado porque se siente culpable, y cree que la solución es cuidar de ella - hizo una breve pausa -. Lo siento, pero no puedo decirte más.

- ¿Lo estás protegiendo?

- No. Yo sólo…lo entiendo – suspiró.

Las dos amigas bebieron de sus tazas en silencio. Priscila cogió una rebanada de pan y se untó mermelada, no solía ponerse mantequilla para no engordar más de la cuenta. Daniella, en cambio, se echaba bastante más mantequilla que mermelada. La joven no paraba de darle vueltas a la situación, necesitaba respuestas, y su amiga no la había ayudado nada, al contrario, la había hecho dudar más.

- Pues yo creo que a veces no lo entiendo.

- ¿En qué sentido? ¿Por Carol?

- No solo por ella. Anoche discutimos porque no quería que volviera a trabajar con vosotros. Estaba como celoso, no sé, nunca se da a entender sobre eso. Me dijo que no quería que estuviera tan expuesta, pero por otro lado tiene pensado jugar en un futuro en el club - se sinceró sobre el intercambio de pareja, pero ocultó que su primera vez con él fue allí, más que nada porque no se lo había dicho todavía, era un secreto que guardaba con Adriel.

- Si te soy sincera, nunca lo había visto así con nadie. Cuando me enteré de lo vuestro, me asusté por ti. Él está acostumbrado a estar con la mujer que quiera sin ataduras, le gusta vivir así. Cuando empezó contigo me confesó que sentía algo diferente, que intentaría no hacerte daño, y que cuando quisiera estar con otra mujer te dejaría antes, para no hacer lo que hacía con sus parejas. Pensaba que era lo mejor, para que así no sufrieras por él – Daniella la miró, pero no la consoló nada de lo que le estaba diciendo -. Es difícil cambiar a un hombre, Dany. Sólo ha tenido dos parejas en su vida, y las dos eran swingers, por eso aguantaba con ellas. Dale tiempo - hizo una pausa y bebió de su taza -. En cambio, no me gusta que pretenda jugar contigo en el club, nunca me habló de eso. Sé que no estarías preparada. No creo que aguantes una noche viendo a Adriel con otra.

Daniella lo pensó. Es cierto que ya había probado la experiencia en el club, pero nunca de esa forma. Nunca había compartido a Adriel con nadie. Después del tiempo que habían pasado siendo una pareja, no podía imaginarse a su chico besando a otra mujer. Entonces pensó: el día que me diga que quiere jugar, acabaré con él. Pero, seguidamente, se le pasó por la mente que quizá aguantaría una noche por él, probaría la experiencia. Se agitó la cabeza para borrar las ideas y cambió de tema para despejar su mente, por lo menos hasta que llegara el momento.

- Y tú… ¿qué tal la vida con pareja? - sonrió pícaramente al ver la cara de felicidad de su amiga.

- Muy bien. Mejor de lo que esperaba.

- ¿Crees que habéis ido muy deprisa?

- Puede. Pero lo importante es que estemos bien. Soy feliz y no me apetece estar con nadie más.

- Me alegro mucho. Ojalá sea siempre así. ¿Cuándo os vais?

- El viernes.

- ¡Qué suerte!, lo que daría yo por perderme quince días por Italia.

- Sí. Yo llevaba años deseando ir.

- Lo sé. ¡Es un encanto! No me imaginaba que fuera así como pareja.

- Ni yo – su sonrisa se iluminó, como cada día que se levantaba a su lado.

Daniella se fue casi a la hora de comer de casa de su “hermana”, habían hablado de muchas cosas como hacían antes. A pesar de llevar menos de una semana fuera de casa, la echaba en falta. Con el negocio inutilizable, habían planeado una noche de chicas antes del viaje a Italia. Hacía mucho que no salían las dos, con el club Priscila no disponía de mucho tiempo, al igual que Daniella.

Bajó a la calle y llamó a su otra amiga especial, quedó con Raquel para comer y después, pasar la tarde en la peluquería. Ahora que no trabajaba y no tenía clases disponía de mucho tiempo libre, y quería estar ocupada en algo. Consiguió encontrar un aparcamiento cercano al trabajo de Raquel, bajó del coche y cogió el bolso, el sonido del móvil le avisaba de una llamada entrante: Adriel.

- ¿Qué quieres? - preguntó con sequedad.

- Ya veo que estás enfadada…- se le notaba un poco de desilusión en su voz.

- Más bien estoy aburrida.

- ¿De qué? ¿De… nosotros? - titubeó por miedo a que fuera afirmativo.

- Sí – su tono era muy brusco, y Adriel sintió algo de miedo -. Siempre es la misma historia y…me canso.

- Te compensaré, Dany. Me tomaré unos días libres en el trabajo y te llevaré donde sea, solos.

- No sé…

- ¿Comes conmigo hoy?

- No, he quedado.

- ¿Con quién? - preguntó confuso, aunque sabía que no tenía porqué darle explicaciones.

- Con Raquel.

- ¡Ah! - sintió alivio -. ¡Diviértete! ¿Vendrás esta noche?

- Adriel, lo mejor será que me des un poco de margen. Quiero estar un par de días sola. No me agobies, ¡por favor!

- Está bien. ¿Te llamo el jueves o me llamarás tú?

- Te llamo yo - tras decir eso colgó.

Adriel acababa de salir del despacho. Estaba yendo al coche cuando llamó a Daniella, después de que le colgara de esa manera tan repentina, él se quedó mirando la pantalla del móvil en medio de la calle hasta que se lo guardó, y se fue a casa. Estaba cansado porque esa noche había dormido muy poco, así que se metió directamente en la cama, sin comer. Estuvo pensando todo el tiempo en ella. No había hecho nada malo, pero se sentía como si hubiera cometido un pecado. Sabía que sólo era dos días sin hablar ni verla, pero por alguna extraña razón sabía que iba a ser dos días interminables y dolorosos.

Continue Reading

You'll Also Like

No me dejes By Sayla

Science Fiction

420K 46.1K 66
Último libro de Bestias (por ahora 👀💜) Inicio: 24 de Julio de 2020
119K 16K 69
"Las runas que trajeron a la chica de cabellos dorados tienen la respuesta" *Por Viviana Valeria V.
294K 19.8K 45
Dany es amoroso y quiere darle amor a ella... Michie no quiere herirlo a él con sus problemas... ...El amor te hace sufrir pero también feliz... Ter...
32.1K 1.3K 42
Jere y Jairo se reconciliaron, ya, pero, Jere tenía sentimientos hacia Jairo, pero este no estaba seguro de lo que sentía por Jere. Jairo recibió ayu...