The Softer Side

By Eriada-Casbeks

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(El lado más suave) AU. Cuando la vida de Kate da un un giro inesperado su vida deja de ser la misma...Lanie... More

prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14 (M+18)
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21

Capítulo 8

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By Eriada-Casbeks

N/A: Yay! Lo siento, cada vez me salen más cortos jajaja por eso este lo actualizo más rápido. Gracias por leer y Gracias por comentar, y por supuesto espero que disfruteis este capítulo por que me gustó mucho escribir la segunda parte...

.
Cuando Lanie empujó la puerta del apartamento de su amiga, lo último que esperó encontrarse era aquello.

Kate le había dejado unas llaves por una emergencia. Y sin duda, ella pensaba que lo era. Hacía un par de días que no respondía sus llamadas y que no daba señales de vida. La forense estaba preocupada.

Al abrir la puerta del apartamento de Beckett, se encontró con lo que parecía que un tornado hubiera arrasado.

-¿Kate?-preguntó.

-¿Lanie?-escuchó como contestaba su amiga, gritando desde el baño.

De repente comprendió a que se debía el desorden del lugar.

Un perro de color marrón chocolate y de ojos azules corría hacia ella como si no hubiera mañana. Iba empapado e iba empapando todo a su paso.

Cuando llegó frente a ella, se sacudió mojándola.

-Oye-se quejó- No me mojes-dijo con tono divertido. Se agachó frente al animal, quedando de rodillas y éste se abalanzó sobre Lanie intentando lamer sus manos.

Alzó la vista cuando escuchó a Kate acercarse.

La muchacha llevaba el pelo recogido en un moño desarreglado, gafas de pasta rojas que solía utilizar para leer, unos vaqueros rotos y una camiseta de un grupo de música que ni siquiera Lanie era capaz de reconocer. Lo que más le sorprendió fue las marcadas ojeras bajo sus ojos. Al fin y al cabo, pensaba que desde que iba a las reuniones descansaba y dormía mejor.

-¿Quién es este pequeño?

El cachorro movía su cola y ladró varias veces mientras se volvía a encaramar sobre las piernas de la afroamericana.

-Mi nuevo amigo-Kate intentó agarrarlo para que dejara de moverse y mojar todo.

Lanie frunció el ceño. El tono que Kate había utilizado no era de una persona feliz por la compañía de una mascota.

Miró alrededor. El suelo estaba sucio, tenía papeles de revista roto por todos los lugares, un cojín despeluchado, comida de perro, un par de juguetes de perro, unos cuantos recipientes de plástico roídos, un hueso mordisqueado , un cepillo, una correa, e incluso una pequeña cama para el animal.

Sobre el sofá había ropa arrugada y sobre la mesa una caja de cereales vacía, un par de latas de cerveza y una botella de zumo semi vacía.

-¿Todo esto lo ha hecho él?

Kate miró la mesa.

-Yo le he ayudado... No he tenido tiempo. Es horrible... Cuando recojo algo, este monstruo... Lo desordena al momento.

Lanie tuvo que controlar su risa.

-Pero... No comprendo... ¿Qué haces con un cachorro?

Kate suspiró.

Contuvo al animal como pudo ya que a pesar de apenas tener cinco meses y un peso de 11kg como le había confirmado el veterinario, tenía muchísima fuerza.

Lo llevó de regreso al baño para terminar de bañarlo con ayuda de su amiga.

Después de que todo aquello se volviera en una Odisea, el perro, reluciente y por fin seco se recostó en el sofá tras haber mordisqueado unas zapatillas de Beckett.

Kate había apartado la ropa arrugada que aun había allí mientras Lanie despojó la mesa y ahora ambas tomaban un café.

-¿Y bien?

Kate alzó las cejas, a modo de respuesta.

-Anthony me ha dicho que llevas tres semanas sin ir a reuniones. ¿Cuál es la excusa?

-No es obligatorio.-se excusó-.

-No, no lo es. Es una organización que no tiene nada que ver con las de los adictos, La mayoría sois personas con traumas o enfermedades pero... Estaría bien que siguieras acudiendo Kate. Has comprobado que funciona, que te va bien y que...

Beckett asintió interrumpiéndola.

-Lo siento, he estado ocupada-señaló el animal.

-¿No tiene nada que ver con que tu amigo tampoco vaya?

Beckett clavó su mirada en la de su amiga y luego arrugó su frente negando. A pesar que recordar que Rick había desaparecido sin avisarle y dejándole con el perro la ponía de mal humor.

-El perro es suyo.

-¿De quién?

-De Rick. Mi amigo.

-El invidente.

-No le digas así...-suspiró-.

-El escritor que te ponía cachonda.

Kate rodó los ojos y suspiró. Flexionó su rodilla derecha, la de su pierna real, y la rodeó con sus brazos apoyando la barbilla allí, mirando a la nada molesta.

-Y cómo él tampoco va....-Lanie miró el gesto de Kate- Un momento... A ti no te molesta que te haya dejado con el perro... A ti te molesta que se haya ido y no te haya dicho nada...

Kate no contestó. Era evidente.

-Te gusta.

-¿Qué? No. No me gusta.

-No que va-dijo Lanie, calándola.

Ambas se quedaron en silencio durante un buen rato. Kate miró a su amiga y suspiró.

-No sé dónde ha ido... Y ayer fui a su casa... El portero me dijo que ha salido de viaje.

-¿Estas celosa?

-No... Si... No sé-se encogió de hombros y se recostó en el sofá, hundiéndose en su miseria.-Y encima este de aquí no deja de romper cosas...

-¿Cómo demonios has acabado con un perro?

-Lo recogí de la calle para él... Pero aquí está-El perro se arrimó a Kate, recostándose sobre su pierna buena y ella le acarició la cabeza con cariño.

Kate se explayó contándole la última vez que habían estado juntos, aquella madrugada que ella, después de beber había acudido a él y después de desayunar, se había quedado dormida en el sofá de él hasta medio día.

Al despedirse, se habían hecho la promesa de volverse a ver en las reuniones o fuera de ella sin necesidad de hacerla con palabras, sin embargo, no se habían vuelto a encontrar.

-¿Qué hago, Lan?

Lanie no le respondió de inmediato. Meditó su respuesta regodeándose en el torbellino de sentimientos que estaba sufriendo su mejor amiga y reflejaba su mirada.

Miró el pliegue de la falda de cuadros de su uniforme y pasó sus dedos por allí. Estaba arrugado. Luego pasó su vista por los calcetines negros que le llegaban a la rodilla y por los zapatos que por suerte estaban relucientes. De no ser así, habría tenido un motivo más por el cual estar sentada en aquella habitación.

Suspiró y fijó su vista en la mesa de madera frente a ella. Cualquier lugar era bueno para mirar salvo la dura y estricta mirada que le estaba procesando la directora de su colegio.

El tic tac del reloj la estaba poniendo nerviosa.

Cuando estaba apunto de replicar a la excelentísima señora Donovan, la puerta se abrió.

Alexis se giró desde su silla y entreabrió la boca al ver a su madre, divina como siempre en un abrigo de piel y con su cabello tan rojo como el de ella, acompañada de Richard Castle, quien la agarraba del brazo.

-Señora Castle...Gracias por la rapidez. Señor Castle-la directora, de unos sesenta años, pelo canoso, rostro severo y gafas sobre su nariz les estrechó la mano a ambos- Supongo que están enterados de la situación.

Ambos asintieron.

-Les dejaré un momento a solas con su hija.

Alexis frunció el ceño, se giró y se cruzó de brazos.

Meredith ayudó a Castle a guiarse hasta una silla cercana mientras la puerta del despacho resonaba al cerrarse.

La actriz se acomodó, apoyándose en la mesa de la directora frente a Alexis.

-¿Tienes algo que decir, jovencita?

-¿Qué hace él aquí?

Castle que estaba cabizbajo, dejando interactuar a Meredith, sintió como su corazón se encogía ante la indiferencia que su hija le procesaba.

Sobretodo después de estar varios meses sin verse.

-Alexis... ¿Eso es todo lo que tienes que decir?

La adolescente asintió.

-¿Te parece normal subir una vaca a la azotea?

Alexis reprimió la sonrisilla que asomaba en su rostro ante la cara de enfado de su madre.

No dijo nada.

-¿Escaparte del internado para ir a ver a unos chicos?

Alexis se mordió el labio. La verdad que escapar con Helena y Jane había sido una aventura muy divertida y sobretodo conocer al que ahora era su novio y de vez en cuando intentaba colarse en el internado para verla.

-Te encontraron en el patio con ese... ese...

-Se llama Lennon y es mi novio, mamá.

-Alexis-suspiró frotándose el puente de la nariz, colmándose de paciencia-Hija... ¡Hemos pagado los mejores colegios en Europa, este es el cuarto del que te expulsan! París, Londres, Praga, Roma... ¿Qué vamos a hacer?

La chica se encogió de hombros.

Meredith siempre había sido demasiado permisiva con ella, sobretodo por que pasaban poco tiempo juntas desde que se había separado de Rick a los cinco años dejando a la niña al cuidado de él mientras ella perseguía el sueño de triunfar en el mundo del cine y del teatro.

Todo fue bien, hasta que cuando ella tenía doce años y el mundo de Castle se derrumbó a causa de su ceguera, la chica cambió radicalmente.

Aun recordaba como la había llamado en mitad de la noche pidiendo de marcharse, como le había hecho mil reproches y como había acabado aceptando el internado en Europa con tal de no ver a sus padres.

Sin embargo, Alexis se había vuelto completamente inmune a sus reproches y ahora, con catorce, era una chica rebelde a irresponsable, completamente diferente a lo que esperaban de ella dos años atrás.

-La señora Donovan ha dicho que debes recoger tus cosas para esta tarde, puede recomendarnos otro colegio... Sin embargo...

Alexis prestó atención a su madre.

-Te escapaste en Londres para asaltar el autobús de Peral Jam y robar una chaqueta... Tu padre y yo estamos preocupados de que vuelvas a hacer algo así...

Alexis apretó sus labios y miró a Castle, quien simplemente estaba escuchando lo que decía su ex mujer.

-Volverás a Nueva York.

-No.

-Si.

-No quiero ir. Además Lennon...

-Lennon es un punkie que vive de ocupa en un edificio abandonado, tiene tatuajes y pendientes... ¡Hasta una cresta! ¿Ese es el futuro que quieres?

El labio de la pelirroja tembló aguantando las ganas de llorar que tenía.

-Tengo catorce años, puedo tomar mis decisiones.

-No, no puedes. Volverás a Nueva York.

-Iré a Londres contigo, mamá... O a Milán, París, Los Ángeles, dónde sea...

-Sabes que no puede ser... Tengo mucho trabajo. Estarás mejor...

-Vendrás conmigo...-Intervino Rick-. Nuestro vuelo sale esta noche, Haz las maletas.

Alexis miró al escritor.

-Ni siquiera sé por que demonios has venido, tu no eres mi padre...-masculló antes de salir del despacho de la directora donde estaba reunida con sus padres, dando un portazo.


N/A: Vuestra opinión ayuda en mi inspiración... Review here:

;-)

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