No te olvides de Angélica.

By FlorenciaTom

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Cada día que pasa para Angélica se vuelve más extraño. Su familia ya no la tiene en cuenta para nada, ni siqu... More

Sinopsis
BOOKTRAILER
Prólogo.
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
TRAILER II
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
#Wattys
Capítulo 19.
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 31
Capítulo 32
FINAL.
Próximos proyectos.
Trailer II
HISTORIA COMPLETA
Blenti ¿eres tú?

Capítulo 24

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By FlorenciaTom


 Habían pasado exactamente una semana desde que había sido asignada. Por ahora, sabía el nombre del chico: Sally Williams.

Tenía diecisiete años y asistía a la misma escuela que yo solía ir.

Lo acompañaba a todos lados, ya sea el parque, la escuela y hasta la biblioteca en donde iba muy frecuentemente.

Por ahora no había conocido a ninguno de sus amigos..., si es que tenía alguno.

Ashley, la mujer que era su madre apenas le daba atención y cada tanto estaba en la casa...mejor dicho, en la mansión.

Aquellas dos personas vivían en una de las mansiones más destacadas de la ciudad. Antes, con Cleo, pasábamos por la vereda y la veía con ilusión en los ojos, y nunca estaba de más comentar cómo sería vivir allí con todos los lujos.

Jamás creí que se encontraba habitada por el hijo y amante de mi padre.

Por mi parte, era ella a quien despreciaba y no aquel chico que parecía de lo más calmado mientras que por dentro lidiaba con demonios internos.

Volviendo al tema de la mansion, era preciosa.

Tenía muchísimos cuartos para visitas. Tenía un gimnasio, una pequeña sala de cine y una de las piscinas más gigantes que había visto.

Había un piano en la sala y la mayoría de las habitaciones tenía una televisión colgada en la pared.

Mi familia y yo teníamos sólo una en la sala.

Los pasillos eran enormes y extensos con cuadros de algunos pintores que no conocía en absoluto.

Los techos en aquel sitio eran altos y lejanos y no estaba de más decir que había muchos candelabros.

No había recorrido toda la casona por completo ya que estaba demasiado ocupada conociendo a Sally y su entorno.

Tenía que admitir que era una persona algo aburrida. Yo si fuera él estaría correteando como una loca por todos los pasillos de la casa.

¿Por qué presentía que él no era feliz allí?

Quizás estaba tan acostumbrado a la riqueza que no se percataba de lo que tenía realmente.

Me llegué a preguntar si mi padre estaba con Ashley sólo por dinero.

Aquella mujer era despampanante, lo admitía, pero su personalidad era un asco. Vivía fumando y bebiendo y de fiesta con su grupo asqueroso de amigas.

Sí, yo también solía fumar y agradecí hasta al cansancio por haber dejado aquel vicio porque Ashley tenía los dientes amarillentos por culpa de ellos.

Si tenía tanto dinero ¿por qué no se los arreglaba?

Y luego estaba...Ethan dos.

Se comportaba como estúpido en algunos momentos y muy buena personas en otros.

Me mantenía al margen con mi comportamiento con él.

Yo trataba de enfocarme en mi trabajo, que era proteger de Sally y mantenerlo con "vida" hasta que llegase el momento en que Gabriel se presenciara y dijera: Listo Angélica, ya puedes volver con Blenti y los demás.

Y eso era lo que más deseaba.

Volviendo al caso de Ethan Vinny, había llegado a una conclusión: Mientras más seca con él, mejor.

No tenía ganas de tenerlo como amigo, él tenía que cumplir el rol de ser mi ángel y cuidarme, nada más.

Ojala se comportara como el collar que me regaló Ethan uno: Callado y tieso. Pero era todo lo contrario a eso.

A veces se ponía tan insoportable con fastidiarme la existencia, que llegaba a cierto punto en que lo golpeaba con una de mis alas y en muchas oportunidades se tragó una de mis plumas, cosa que me provocaba un dolor insoportable cuando sin querer eran arrancadas de mí.

Ahora que estaba tocando el tema de las alas, tenía que decir que apenas me acostumbraba a ella.

Cuando cruzaba la puerta tenía miedo de no poder cruzar, pero ahora sabía como funcionaban ellas cuando algo se interponían en su camino, era más facil de sobrellevarlas ya que traspasaban todo como si fuesen fantasmas cruzando las paredes.

Era divertido, ya que yo también podía hacerlo.

Cuando traspasaba una pared, sentía cosquillas y era lo más loco que había hecho.

Por el momento no sabía volar y varias veces lo intenté en el jardín trasero de la mansión de Sally, pero eran algo pesadas para poder manejarlas.

Eso no significaba que no dejaría de practicar.

Ethan si sabía volar y cada tanto me lo refregaba en la cara con aire bromista. A mi no me afectaba, ya que tarde o temprano yo también podría hacerlo.

Por algo las tenía ¿no?

Me llegué hasta preguntar si Blenti había aprendido.

Me lo imaginaba volando y chillando en el aire lleno de felicidad.

Lo echaba de menos...pero sé que estaría bien.

Mientras Sally dormía, fui a caminar por los pasillos del lugar.

—¿No te cansas de caminar?

Me volteé hacia Ethan, quien se encontraba en el principio del pasillo.

Negué con la cabeza, me giré, y comencé a caminar otra vez.

Sentí pasos detrás de mí, y cuando me di cuenta Ethan ya estaba caminando a la par mia.

—Afuera está nublado—comentó.

Tiempo atrás hubiese comentado algo como "¿Y?" pero ahora no resultaba ser un dato menor.

Cuando estaba nublado los arcángeles vigilaban la zona para ver como estaba todo. Cuando había tormenta, un protegido había muerto y el ángel cuidador se quedaba con el alma de éste hasta el día final de la tierra, ya que las sombras podrían tomarlo.

Cuando salía el sol y el cielo azul aparecía nuevamente, es que todo marchaba bien hasta el momento.

—¿Viste algún ángel por nuestra zona? —le pregunté, mirando los cuadros.

—Por ahora no.

Volví a sentir.

Nos quedamos en silencio mientras caminábamos a paso lento. No era un silencio incomodo, sino necesario.

—¿Te puedo hacer una pregunta?—dije al fin.

Asintió, atento.

—¿Por qué me trataste tan mal el día en que llegué?

Él pareció realmente incomodo ante mi pregunta.

—Te veré luego, Marcada.

Antes de que pudiese replicar, él ya se había esfumado.

Las vacaciones de invierno se acercaron fugazmente, haciendo así que la víspera de navidad no viniera sola.

Vi a mi padre colocar la estrella del árbol mientras su amante daba saltitos y palmaditas en el lugar y vi a Sally sentado en el sofá con el puño apoyado en su mejilla, mirando aquella escena con la peor cara.

A pesar de que me daba una tristeza enorme ver como mi padre se comportaba de la misma forma que lo hacía con mi familia, podría llegar a jurar que ya no lo echaba de menos. A mi madre y mis hermanos sí.

—Cariño debo irme —le dijo él a ella—.Mañana vendré nuevamente y...

—Te vas con la otra ¿no es así?

Miré a Sally que ahora se encontraba con la respiración agitada y los ojos humedecidos.

Aquella pregunta quedó flotando en el aire que ahora se había vuelto tenso.

Ahley miró al suelo,mientras que él había tomado una postura bastante severa.

—No es fácil, hijo...

Sally se levantó del sofá de un salto, con los puños apretados y con los dientes apretados.

—¡Diecisiete jodidos años de mi vida escuchando esa estupidez! —estalló, interrumpiéndolo—¡Deja de ocultarnos!

Me llevé una mano al pecho, me costaba respirar y en mis ojos ya amenazaban las lágrimas.

—¡No te estoy ocultando! —gritó papá, cosa que me hizo estremecer.

Él no solía ser así de agresivo con las palabras.

—¿Entonces por qué sigues con ella?¿Por qué nos sigues ocultando?¿¡Qué clase de padre eres...?!

Sus palabras fueron interrumpidas por la bofetada que él le lanzó con fuerza, castigando su mejilla sin piedad.

Me estremecí.

¿Quién era aquel hombre?Ya no lo reconocía.

Sally posó la mano en su mejilla, consternado.

—¡Cuida tus palabras niño!—carraspeó, señalándolo con uno de sus dedos.

Papá tomó su chaqueta del respaldo del sofá y se dispuso a marcharse.

Ashley fue tras él.

Vi como Sally se desplomó frente a la chimenea y lloró en silencio.

Me acerqué a él y me arrodillé a su lado.

Quería decirle que no estaba solo, que yo estaba a su lado para guiarlo para lo que sea.

Compartía el mismo dolor que él.

Con vacilación, posé la palma de mi mano en su espalda.

Me quedé tiesa. Sally levantó la cabeza con brusquedad.

Se llevó una mano al pecho y por alguna extraña razón, una leve sonrisa floreció de sus labios.

Se levantó con velocidad y se dirigió a las escaleras, de seguro con dirección a su habitación.

¿Qué fue eso?

De pronto, el timbre retumbó por las paredes de la mansión.

Sally bajó por las escaleras nuevamente, ahora con algo de emoción.

Me puse de pie de un salto.

Miré a Ethan que se encontraba en el sofá con la mirada en la chimenea y éste me miró al mismo tiempo.

—¿Qué miras? —soltó, con frialdad.

Rodé los ojos, y caminé hacia Sally.

Cuando abrió la puerta, una chica de cabello rizado negro y ojos azules quedó a la vista. Se abalanzó sobre él con un abrazo.

Vi como los ojos de Sally se cerraron por su contacto y por alguna extraña razon supuse que sería la novia o una amiga muy intima.

—Te necesitaba mucho, Kathy —le susurró al oído. Se apartó un poco—.Vamos, entra que afuera está nevando como loco.

Y en cuanto Kathy ingresó a la casa me percaté que no había venido sola.

Chillé de felicidad en cuanto lo vi cruzar la puerta, no pudiendo creer lo que estaba viendo.

Él me vio y una sonrisa gigantesca apareció en su rostro.

Corrí hacía él y lo abracé con fuerza, temiendo con echarme a llorar de la emoción.

Simón resultó ser el ángel guardia de Kathy.

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