Capítulo 8

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Parpadeé más de la cuenta y tomé mi libro apenas lo escuché, levantándome de mi asiento completamente indignada.

No podía creer que me estuviese tomando el pelo y aprovechándose de mi situación para decir esas sartas de estupideces.

¿Cómo se atrevía?

—Eres un cretino. —carraspeé, colgando mi mochila en el hombro y dispuesta a marcharme de allí cuanto antes.

Ethan se levantó rápidamente y me tomó del brazo, obligándome a que lo mirara.

—Te estoy hablando con toda honestidad, Angélica —soltó con seriedad—.Sólo usa el maldito collar si no quieres volver a ver al niño.

Me liberé de su agarre, sintiendo algo de miedo por su insistencia con el collar.

—¿Qué tiene aquel collar, Ethan? —pregunté, con un hilo de voz.

—Si vamos a un lugar con más privacidad, prometo contártelo todo.

Horas atrás me hubiese encantado estar a solar con él y que tuviéramos algo más que un simple beso, pero ahora ya no quería ni siquiera pensarlo.

—Cuéntamelo aquí. —espeté, volviéndome a sentar.

Apoyé mi barbilla sobre la palma de mi mano, esperando a que hablara.

—¿No confías en mí? —preguntó con sequedad.

—Hace solo un día que te conozco, y ahora te volviste paranoico porque no llevo el collar sólo por el simple hecho de que lo olvidé. ¿Y ahora me planteas que soy alguien cercano a Dios y que por ese jodido motivo pude ver a un niño fantasma? —volví a levantarme del asiento, dispuesta a marcharme una vez más—. Ve a burlarte de otra persona Ethan. Adiós.

Comencé a caminar en dirección a las escaleras y su mano agarró la mía, insistente.

—Angélica usa el collar, no te lo volveré a pedir. Pero recuerda que el primero de Diciembre, acudirás a mí.

Lo miré, ya harta.

—¿Por qué lo dices?

Él embozó una sonrisa sombría y con aire burlón.

—No te olvides de mí, Angélica.

Me soltó y comenzó a caminar, casi trotando. Cómo si intentara huir de mí antes de que lo llenara de preguntas.

Pero mis pensamientos fueron lo que pusieron una barrera para que no lo siguiera, ya que me dije a mi misma que era un completo idiota que solo quería asustarme más de lo que estaba.



Era lunes por la mañana y la hora de química pasaba con mucha lentitud. El profesor Dalton estaba explicando acerca de la estructura de Lewis y me pregunté de que me serviría eso cuando ingresara a la universidad de leyes.

Cleo estaba sentada junto a mí, y me había prometido contarme qué había pasado con mi hermano luego de que los habíamos dejado a solas.

Taylor se encontraba a dos mesas más adelante, prestando mucha atención a cada palabra que decía el profesor.

No había vuelto a ver al niño en todo el fin de semana, y aunque resultara ilógico, Ethan tenía razón. En cuanto me coloqué el collar aquella noche, aquel espectro no se hizo presente en mi habitación y llegué a la decisión de que ya no volvería a sacármelo.

Estaba algo nerviosa, ya que después de la clase de química tendría clase de deportes, y allí, seguramente, estaría Ethan.

Una parte de mí quería verlo,y la otra parte...también.

No te olvides de Angélica.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora