Tenías que ser tú... © [#TQST...

By FlorDai

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Ambos no se soportan, compiten, se burlan, pelean y se odian a pesar de ser sexos opuestos pero... ¿Qué pa... More

Prólogo
Capítulo 1: "Acaso ¿Es una broma?"
Capítulo 3: "Un viaje insoportable" Parte 2
Capítulo 4: "Odiosa noche"
Capítulo 5: "¿A este que le picó?"
Capítulo 6: "Centro Roshmore, Bruce y... ¿Celos?"
Capítulo 7: "No puedo comprenderte"
Capítulo 8: "Otra cara"
Capítulo 9: "Y la curiosidad crece"
Capítulo 10: "No te odio"
Capítulo 11: "Narra Ryan"
Capítulo 12: "Despistada"
Capítulo 13: "Día pacífico"
Capítulo 14: "Nostalgia y Ryan"
Capítulo 15: "Hay que pensar en el presente"
Capítulo 16: "Sabio Señor Sándwich"
Capítulo 17: "Día en el lago"
Capítulo 18: "Feliz cumpleaños, Amy"
Capítulo 19: "La revancha y..."
Capítulo 20: "Decisiones"
Capítulo 21: "Tormenta"
Capítulo 22: "Celos y sentimientos de culpa"
Capítulo 23: "Señor O'Donnel y los primos Hunter"
Capítulo 24: "El verdadero rostro de Alisson"
Capítulo 25: "Todo se va desatando"
Capítulo 26: "Pasados"
Capítulo 27: "El otro extremo de la reserva Roshmore"
Capítulo 28: "Palabra especial"
Capítulo 29: "Slender Man..."
Capítulo 30: "Recuerdos"
Capítulo 31: "¿Te importa?"
Capítulo 32: "Discúlpate"
FINAL Capítulo 33: "El mejor verano de mi vida"
Epílogo
Agradecimientos
¡Secuela!

Capítulo 2: "Un viaje insoportable" Parte 1

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By FlorDai

Ya había pasado una hora desde que habíamos partido de nuestro hogar, y para ser franca, tenía ganas de salir corriendo por el campo. Estar encerrada en una caravana me ponía de los nervios. El aburrimiento no era un complemento perfecto para el encierro agregando que mi Ipod había muerto y lentamente estaba encaminada a darme la cabeza contra alguna ventanilla, una y otra vez, hasta que me pareciera divertido... Bueno, eso me llevaría directo al manicomio más que a la reserva Roshmore. 

Podía oír la risa ya insoportable de mis padres y los Cooper, obviamente quitando al cara de piedra. Al principio me divertía mucho las cosas que hablaban y eso me mantenía un tanto entretenida, pero mientras pasaban los minutos, hablaban de temas más serios y la cosa cambiaba. Entre tanta charla y más charla, me retocaba las uñas. Me voltee a un lado disimuladamente para saber qué es lo que hacía Ryan y este, simplemente, leía un libro súper aburrido, así que volví mi vista a donde estaba. Sin saber que más hacer, enfilé hacia mi móvil que se encontraba sobre la mesa. Agradecí haberlo visto. Eso me hizo acordar de mandarle un mensaje de texto a Gerty, mi mejor amiga.

 
"Hey, lo siento, no podré ir contigo el Sábado porque ¿Adivina que sucedió? Estoy viajando a una reserva... Digamos que al medio de la nada con Ryan. Lo siento, no pude salvarme de esta"

"¿Qué? ¿Es una broma?"

"No, en serio, lo lamento tanto de no poder ir"

"Ah, no me refería a eso Amy, no te preocupes... Lo que pregunté fue si de verdad de que estás con el sexy y misterioso Ryan, bah, el odioso chico para ti"

Ella estaba obsesionada con él y me recriminaba el hecho de que yo era la única chica del instituto que lo detestaba ¡Maldición! Lo conocía desde los doce años, sabía cómo era y no me parecía para nada amistoso, pero ella no quería comprenderlo. Teclee nuevamente para responderle.

"Sí, ni me lo hagas recordar"

"Oh, entonces, cuando llegues comunícate conmigo, arreglaremos un par de asuntos más tarde mientras tanto disfruta el viaje, bye"

Era un alivio que no se enfadara conmigo pero aún me sentía culpable, le había prometido asistir a aquella fiesta y terminé por fallarle. Intentando olvidarme de aquello para no sentirme peor, miré entusiasmada por la ventanilla hacia el exterior. En realidad no había mucho que contemplar porque ya habíamos salido de la ciudad y solo se podía observar césped, el cielo, las nubes y algún que otro pájaro. Verdaderamente aburrido.

A pesar de agradecer que él, en una hora no me había molestado, este viaje se estaba convirtiendo en un martirio ¿Cuándo nos íbamos a detener para descansar y caminar? Suspiré. Me di cuenta de que todos habían hecho silencio y la madre de Ryan me dirigía una bondadosa mirada, luego de percatarse de mí.

-Amy ¿Cómo has estado últimamente? -preguntó.

 
-Bien -respondí en una sonrisa agradable. Esto comenzaba a preocuparme, en cuanto me descuidaba, comenzarían con preguntas incómodas.


-¿Has terminado bien la escuela? Es decir ¿No necesitas ir a las clases de verano?


-Por suerte no.


-Qué suerte que tienes, eso habla muy bien de ti... -sonrió y creí que había terminado de hablar, pero continuó-. Y una pregunta... Acaso ¿Estás interesada por alguien? -aquí vamos, a estas preguntas me refería. Extendió una leve sonrisa pícara delante de todos, haciendo que  se voltearan y me miraran a los ojos, en cambio Ryan seguía introducido en el mundo de sus libros.


-No... -dije riendo nerviosamente. El cara de piedra me observó de refilón y continuó mirando hacia el libro nuevamente. Estaba escuchando lo que hablábamos y lo había pillado.


-Una chica tan bonita como tú y sin novio... ¿Nunca te ha atraído algún amigo de Ryan? -mis ojos y los de él se volvieron como platos ¿Qué rayos? Ya iban dos veces en el día que me lo preguntaban ¿De la nada ahora estaban todos interesados por mi vida sentimental? Que a decir verdad, todavía no estaba formada.


-No metas a mis amigos en esto, madre -le ordenó Ryan con el ceño fruncido.


-Pero hijo ¿Por qué no? Ella es una bonita adolescente que tiene derecho a enamorarse y que se enamoren de ella.


-Señora Cooper, lo lamento pero... -fui interrumpida por mi madre que tenía una sonrisa de oreja a oreja.


-Recuerdo que habías mencionado a un amigo de Ryan. Va a tu misma escuela y... Rayos ¿Cómo era su nombre? ¿Brennan? ¿Brandon?  Sí, lo recuerdo, era Brian.



-Mamá, por favor, ya cállate -dije sonrojada, no me gustaba ese chico, solo me parecía guapo pero tampoco para exagerar-. ¡Ya basta! -exclamé.


-Claro que sí -agregó la señora Cooper-. Brian es un excelente chico y no tendría problema en conocerte para cuando volvamos del viaje -oh, dios, esto era tan ridículo.


-Señora Cooper... Yo... -noté la gran sonrisa de ambas-. Que va... No importa -mascullé en un suspiro.


-Esto es ridículo -dijo Ryan saliendo de su hipnosis literaria-. Mi amigo jamás se fijaría en una chica como ella.


-¡Ah, genial! Ahora él también opina de mi vida sentimental, justo el que menos tiene que hablar.

Compartimos una horrorosa mirada fulminante, en la cual, si alguien se atrevía a cruzar por delante, quedaría hecho carbón y se convertiría en simples cenizas.  Me di la vuelta, molesta ¿Qué les pasaba? ¿Por qué decían cosas tan incómodas como aquellas? ¿Por qué tenían que ponerme nerviosa? Ahora mi pulso había aumentado considerablemente, así que decidí continuar mirando el paisaje para disimular. Diablos, si continuaban diciendo cosas así terminarían por quebrar mis nervios.

~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~

Por fin habíamos llegado a la estación de servicio. Tenía un parque no tan grande a su lado y era gratuito, así que todos se decidieron en tomar un descanso. Bajé exhausta y entre tambaleos de la casa rodante, porque la verdad era que mis piernas no respondían luego de estar sentada tanto tiempo en una camioneta gigante que se movía de un lado al otro, y pisé tierra firme. Levanté mi vista y de lejos divisé el bonito cartel de la entrada que decía "Parque Yellowstone" con una enredadera muy bien cuidada, decorándola. Continué camino al parque, embobada pero antes de que pudiera llegar, Ryan pasó a mi lado bajo un susurro que me sacó de las pocas casillas que me quedaban.

-Lenta.

Me dieron ganas de abalanzarme y tirarlo al suelo rocoso, pero me contuve, pues sus padres estaban detrás nuestro observándonos. Caminé a pisotones de fastidio ignorándolo. Noté que él llevaba una bonita canasta ¡Vaya! Nunca creí verlo de esa forma, era el momento justo para tomarle una foto y subirlo en alguna red social. Maldije el momento en que olvidé traer la cámara. La única que teníamos, era la de Ryan y no se la pediría ni en broma.

Todos se instalaron en el bonito y cuidado césped para comer algo y descansar, en cambio, yo me fui al otro lado del pequeño parque, lejos de donde estaban todos para usar mi Ipod ahora cargado en la caravana y relajarme, quería al menos dejar de ver el rostro de Ryan por un rato. Me pregunté cómo podía molestarme tanto la presencia de alguien, nunca antes había imaginado sentirme así.

Cuando al fin encontré un espacio verde, me senté y me puse los auriculares, por donde comenzaron a sonar canciones, una tras otra. Cerré mis ojos, tenía que relajarme y eso estaba consiguiendo de a poco. Si lo pensaba bien, en mi grupo de amigas tiendo a ser la más optimista que ríe casi todo el día  pero junto a Ryan, algo cambiaba en mi sistema que me hacía olvidarme de tener una sonrisa, ya que él la quitaba en menos de lo que canta un gallo. Supuse que ya habían pasado unos diez minutos cuando algo filoso tocó mi espalda, haciendo que entre en pánico ¿Era un ladrón que me iba a dañar? Me giré rápidamente golpeando aquella cosa "Filosa" y estuve a punto de echarme a correr, pero por suerte no llegué a hacer nada y pude notar como Ryan me miraba serio sin emitir palabra, mientras en su mano tenía una larga rama. No comprendía que sucedía.

- Diablos ¿Qué haces aquí? -pregunté mirándolo estupefacta.


-Te han estado buscando por más de cinco minutos, chica Miyagi -dijo mientras la arrojaba a un costado y metía su mano en un bolsillo.


-No me llames así... ¿Por qué rayos me tocas con una rama? Creí que ibas a hacerme daño o algo de ese estilo.


-No te tocaría ni en broma.


-Gracias -dije sarcástica mientras caminé un paso, con la intensión de irme de allí. Me detuve para observarlo por sobre el hombro un momento. A simple vista parecía bondadoso con todo el mundo pero si alguien lo conocía más profundamente, caería bajo la tentación de golpearlo para que al menos no fuera tan... tan Ryan.


-¿Qué miras? ¿Te gusta lo que ves?


-No hace falta ni planteármelo ¡Jamás sucederá eso, Cooper! -di la media vuelta con enfado, dispuesta a irme, pero su voz varonil y fría me detuvo nuevamente ¿Y ahora que quería? ¿Por qué no me dejaba en paz?


-Te estás yendo por el lado equivocado, boba -se acercó a mí y me dio un golpecito en la cabeza mientras seguía camino. Al fin y al cabo me había tocado.

Desde los doce años me vivió poniendo apodos y solo se detuvo cuando comenzamos a crecer, que a decir verdad, fue mejor para mí que dejara de hacerlo. Me giré sin mirarlo y continué caminando. Este chico me enfermaba y sacaba una Amy incontrolable; debía mantenerme lo más alejada posible de él durante estas vacaciones si no quería terminar con estrés. 

Me dirigí hacia donde se encontraban mis padres.

-¡Amy! ¿Dónde estabas? -preguntó mi madre sorprendida.

 
-Lo lamento, fui por a caminar por allí y terminé por alejarme sin notarlo.


-Oh, qué suerte que Ryan te encontró -"Lamentablemente" pensé en mi interior.


-Sí, ni imaginas la suerte que tuve... -dije entre dientes con una expresión tensa.


-Bueno ¿Partimos nuevamente? Tan solo faltan unas tres horas, casi nada- exclamó mi padre felizmente.


-¡Vamos! ¿Qué esperan? -gritaron todos volviendo a la casa rodante. 

Santo Dios, tres horas más encerrada con la reencarnación de la familia "Ingalls" ¿Quién diría que esta sería la peor parte de todo el viaje?

Eran las 17:36 y mi cara de aburrimiento se hacía cada vez más visible. En esta hora que había pasado, todos seguían riendo a carcajadas mientras contaban sus anécdotas. Por un segundo, callaron esperando una respuesta de Ryan, ya que le habían pedido que contara alguna pero este simplemente respondió con una mirada a la ventanilla ¿Los había ignorado? Exacto, algo típico en él.

Me recosté sobre la pequeña mesa que tenía delante de mí y cerré mis ojos, intentar dormir no era mala idea y aunque escuchara las risas a mi lado, no me molestaban. Me acomodé una, luego otra y otra vez, haciendo que me pareciera súper incómodo estar recostada allí. Voltee hacia donde estaba sentado Ryan con su vista seria al libro, que luego la interrumpió para verme de refilón. Sus ojos me intimidaban, producían algo inexplicable en mí que me hacía poner furiosa conmigo misma pero debía aceptar que eran profundos. Si tenía que rescatar algo de él serían sus hermosos ojos. Cerré los míos para que este dejara de mirarme pero cuando volví a abrirlos, continuaba haciéndolo de forma neutra. Hice mímica mientras nadie me veía: "¿Acaso te gusto que me miras así?"

Puso cara de asco y se giró. Iba a morir en carcajadas si no me controlaba pero sin poder hacerlo más, estallé. Todos callaron para verme y por sus miradas, percibía que la curiosidad los estaba matando, obviamente querían saber que me había hecho reír.

-¡Amy! ¿Qué te sucede? -preguntó el padre de Ryan, el señor Cooper.

-Lo lamento, es solo que recordé algo y bueno, me ha causado gracia -dije tratando de no reírme más. No iba a decir lo de Ryan.

-Cuéntanos, vamos, no seas tímida.

Ryan me clavó la mirada triunfante y esperando oír mi respuesta. Él intuía que iba a decir alguna tontería, así que se me ocurrió decir algo que él no esperaría.


-Bueno, no es nada en realidad, solo es que recordé una anécdota con mi mejor amiga en una excursión -me voltee para verlo y tenía una expresión extraña pero simplemente sonreí y dejé que pasara lo mejor.


-Cuéntala Amy, sería muy divertido -dijo el señor Cooper animado.


-Oh, simplemente estábamos en una excursión y un chico no dejaba de mirarme, así que supuse que le interesaba demasiado saber lo que estaba haciendo -mientras le hacía énfasis a la palabra "Mirarme"-. Luego él dejo caer el refresco accidentalmente que llevaba consigo de los nervios, sobre su camiseta -Ryan giró rápidamente su rostro dándose cuenta de que la indirecta era en gran parte para él.


-Ryan, querido ¿Estás bien? Ya que has girado tan de golpe... -preguntó la señora Cooper.


-Sí, madre, lo siento -dijo él volviendo a su libro.


No paré de reírme internamente, dándome cuenta de que esta vez había ganado yo, conseguí que Ryan bajara la mirada por primera vez. A pesar de todo, no quería ni imaginar lo que serían las próximas dos horas que restaban de viaje...

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