Lily no había vuelto a casa sino que se quedó en su apartamento en Dauphin. Marcel conocía muy bien a su amiga y sabía que nunca le había gustado estar cerrada entre cuatro paredes durante mucho tiempo, con que derrumbó la puerta y se encontró con una cama deshecha, ropa tirada encima de la cama y por el suelo, las puertas del balcón estaban abiertas y sobre todo la habitación estaba vacía.
Por la mañana ella se encontraba muy feliz y con una mente limpia que daba espacio para un nuevo plan que le haría disfrutar en todo momento. Antes de salir sacó una botella de Whisky de doscientos años que posó en la mesa de entrada para poder mirarse bien al espejo antes de salir. Ella quería estar elegante para las próximas horas y para impresionar a unos cuantos con una visita. Se sacudió su vestido negro que le quedaba por las rodillas, aquel vestido era ajustado a su cuerpo creando curvas y contenía un escote amplio en su espalda que llegaba hasta el fondo de esta. Sonríe al estar satisfecha con su apariencia impecable porque sabía que aquellos labios rojos y el tono nude de sus ojos le iban a encantar, siempre le había dicho que le gustaba. Agarra la botella y sale de su casa.
No había llegado a decir a Marcel en donde habitaban los Mikealson ya que creía que estaban viviendo en un Hotel como le hizo creer Klaus, pero no era así y ella prefería guardarse esa ventaja.
Mientras caminaba posicionando un pie delante del otro todos los ojos iban hacia ella y algunos llegaban a pensar en querer acercarse pero la simple mirada que ella les daba los hacía retroceder. Le gustaba ser el centro de atención de todos, le hacía sentirse poderosa hasta al punto de llegar a creerse ser una deidad ya que en los setenta la comparaban con esos seres superiores. Había sido todo por su larga melena oscura y sus ropas con grandes escotes siempre en la parte superior, en su vestuario había predominado los monos, los tops junto con los vaqueros y algunos trajes disco. En esa década la mansión se había vuelto el centro de todas las fiestas que ella hacía, todos asistían solo para ver a la Reina del Baile bailar y las mujeres que querían romper con la moda asistían sólo para aprender un poco más sobre ella. Lily le encantaba aquella época y siempre había sido de las que le gustan romper las reglas todo ese estilo había surgido después de asistir a una fiesta privada del diseñador Yves Saint Laurent, desde aquel momento en sus fiestas casi siempre vestía una blazer negra abrochada en los últimos botones dejando toda la parte de arriba al descubierto al no llevar nada. Le encantaba aquella época, hasta ahora no ha habido otra igual. Su estilo por lo extravagante no había desaparecido, seguía ahí, su armario demostraba ese estilo.
Lily tenía que volver a la realidad y dejar el pasado atrás. Se encontraba en la puerta de lo que había sido la casa de la plantación y del Gobernador. Posa su brazo en el marco de la puerta y después de tocar la puerta esconde detrás de ella la botella. Para su suerte era Klaus quien había abierto la puerta. El mismo recorrió con la mirada a Lily y le gustaba lo que veía, estaba claro que ella sabía lo que a él le gustaba.
-Hola, amor- le dice ella sonriendo.
-¿A qué debo esta visita? - le pregunta de brazos cruzados pero sin deshacerse de su mirada pícara.
-¿Qué tal a un Whisky de doscientos años? - saca la botella detrás de ella y se la muestra al híbrido quien sonríe encantado de la vida pero sabe que Genevieve no estaba ahí para tomarse una buena copa de Whisky con el.
-Adelante - se hecha a un lado y estira su brazo en señal de lo que había dicho. Al entrar ella le entrega la botella de cristal con líquido color ámbar.
Lily recorre con su mirada el recibidor viendo que no había cambiado en mucho tiempo, su mirada pasa de las escaleras al arco que daba entrada al salón donde se habían dado muchas fiestas encontrándose con la mirada de la sensación rubia, como ella la llamaba. Sin dudar camina dentro de la habitación y sin que nadie le diga nada se sienta en el sofá poniendo sus piernas sobre la mesa de café después de retirarse las sandalias de tacón alto, todo aquello con una mirada fruncida de parte de Rebekah que no intimida a Lily mientras que a Klaus le encantaba esa forma despreocupada de ella.
-¿Qué haces aquí? - le pregunta la rubia con la misma mirada desde el otro sofá.
-He venido a traer ese regalo a Klaus - dice señalando al híbrido que estaba apoyado en el arco mirándola - con la condición de que lo tome conmigo y a preguntar que tal está Elijah.
Rebekah la mira por unos segundos pensando si aquella mujer estaba bien pero lo más probable es que se estuviera burlando.
-Dímelo tu, porque fue tu idea de que Klaus le clavara una daga para entregártelo.
-Nik, ¿vas a dejar que tu hermana hable así a tu querida esposa? - le pregunta ella mirándolo burlonamente.
-Oh, tranquila - dice saliendo de su sitio dejando la botella en una pequeña mesa redonda entre los dos sofás para ponerse detrás de Lily-. Rebekah no está pasando por su mejor momento pero no le vendría mal que tomase algo de aire - mira a su hermana con su típica sonrisa. A la rubia no le gustaba lo que estaba viendo, veía a su hermano prendado de aquella mujer aunque no iba a afirmarlo.
Rebekah se levanta de su sitio y antes de salir de la habitación hacía la calle le da a Lily una sonrisa falsa.
-Se ha vuelto más insoportable de lo que creía.
-Es que ha estado casi un siglo dormida - Klaus rodea el sofá para sentarse en el otro para quedar de frente a ella. Una vez sentado cruza su pierna izquierda y posa sus brazos en la parte de arriba del sofá.
-Ya veo que se ha convertido en una tradición lo de clavar dagas - Klaus se ríe pero ella no.
-¿Qué haces aquí?
-Primero sirveme una copa y luego hablaremos.
El híbrido se levanta y se dirige a la pequeña mesa donde estaba la botella. Desenrosca la botella y vierte su líquido en dos copas medianas, después las agarra y le entrega una. Genevieve da un trago a su vaso, a decir verdad aquel whisky estaba delicioso para ella conseguía degustar ese sabor que le había dado el barril de madera donde había estado.
-¿Y bien?
-Sabes que Marcel no es estúpido.
-Lo sé - Lily se ríe ante su respuesta, no, no lo sabía.
-Si lo creyeses sabrías que el te ha estado buscando por toda la ciudad para ver si es verdad lo que estás diciendo, como que estas registrado en un hotel pero en realidad vives aquí o que tiene a un informante que os está vigilando.
-Ya, mi dulce Genevieve, creo que tienes rencor hacia Marcel.
-¿Creías en verdad qué había venido cómo buena esposa a contarte lo qué mi amigo estaba haciendo? Pues no, sigo queriendo sacaros fuera de aquí y en realidad estoy cabreada con él además de que se está quedando con lo que es mio.
-¿Me estas pidiendo ayuda? - pregunta alzando una ceja.
-No, solo avisando de que Marcel sólo quiere averiguar que hacéis aquí pero yo ya lo sé, queréis el reino, el tiene aliados y yo sé cómo sacaros de aquí, de nuevo.
-¿De nuevo? - pregunta Klaus sin entender a que se refiere.
-Si. Y no sólo eso, averiguare si las acusaciones hechas a Thierry son verdaderas pero yo ya sospecho que tu lo querías fuera para convertirte en la mano derecha de Marcel, cuando lo consiga disfrutaré haciéndote pagar - da un trago bebiéndose todo lo que estaba en el vaso-. Estaba bueno - se levanta de su sitio y empieza a caminar hacía fuera-. Adiós Nik.
Después de traspasar la puerta de la entrada sentía algo que la hacía volver a dentro, era confuso. No se giró pero bajó los escalones y en cuanto lo hizo vio a Adele feliz y sonriendo mientras la llamaba a gritos.
-¡Genevieve! ¡Genevieve!
-¡Estoy aquí! - respondía una Genevieve alegre y llena de vida que salía por la puerta corriendo y agarraba su vestido lila mientras bajaba las escaleras para reunirse con su amiga.
Cuando se encuentran, ambas salen corriendo hacía la entrada de la plantación para dar su paseo por la ciudad, como lo hacían al principio antes de que ella se casara. Lily sentía nostalgia por aquella época, tal vez Klaus la tenía que haber dejado morir. Genevieve y Adele se hacían más borrosas cuando se alejaban hasta desaparecer de su vista por completo.
Antes de volver a caminar siente algo caliente recorrer su mejilla y caer de la barbilla, pasa su mano y cuando la mira ve que son lágrimas, lágrimas por un recuerdo del pasado que añoraba desde siempre. Se limpia la mano al vestido y vuelve a caminar sin rumbo alguno, no sabía a donde quería ir.
Klaus había visto esa escena desde la ventana de su salón, no sabía si sentía pena por esa añoranza o si le contentaba verla llorar, aquello sería una buena anécdota para contar y ver la cara que pondría. Esa reacción había llevado a Lily a preguntarse si el híbrido había nacido siendo malévolo o evolucionó a esa forma de ser.
Como había dicho ella no sabía a donde de ir, no sabía si Davina seguía de su lado o si por el contrario estaba con Marcel. Podía ir a averiguarlo o esperar a alguna señal, pero ella era impaciente y no iba a esperar, con que se pone en marcha hacia la iglesia de Santa Ana y espera no encontrarse con el vampiro allí.
Al llegar al lugar como siempre no había nadie y subió tranquilamente al sótano. Sin pedir permiso abrió la puerta y se encontró a Davina en su caballete pintando tranquilamente y al verla como era normal le sonreía por su visita. Davina con Lily se sentía muy cercana, no era lo mismo con Marcel ya que a él lo veía como un hermano pero con ella se sentía muy diferente ya que tiene la sensación de que se entienden.
-Estas muy elegante - le dice enarcando la ceja.
-Iba a impresionar a alguien, lo conseguí pero lo que tenía pensado se me fue de las manos. ¿Y tu qué tal llevas el hechizo? - gira su cabeza al ataúd.
-Está en proceso - dice alejándose del caballete-. Lily... Marcel me va a sacar esta noche del sótano.
-¿Porqué? - pregunta atrayendo su mirada.
-Al parecer los Mikealson sospechan de mi paradero y Marcel me quiere llevar a un sitio más seguro.
-Conociéndolos ellos vendrán a por ti para conseguirte únicamente para ellos, en este caso estoy de acuerdo con
Marcel, es mejor sacarte de aquí.
-Pensaba que dirías lo contrario.
-Mira - agarra su cara entre sus manos -, te quiero como si fueras mi hermana pero eso es lo más seguro para ti. No los conoces, no son de fiarse y créeme que lo sé muy bien.
Davina no dice nada, simplemente se calla y separa su cara para volver al caballete. Ella va detrás para ver su trabajo. En el suelo encuentra una hoja de su cuaderno en forma de bola, lo abre y sólo hay unas pocas líneas. Aplana la hoja y con un trozo de carbón dibuja partiendo de las líneas hasta crear una figura de espaldas que era Davina en su caballete. La habilidad del dibujo era un don que llevaba oculto y que empezó a perfeccionar viendo a Klaus dibujar, era una forma de evadirse de vez en cuando o simplemente para vender y recaudar dinero para obras benéficas.
Su instinto sobrenatural le avisaba de alguna presencia pero ella no veía ni sentía quien o que podría ser esa presencia. Al cabo de unas horas le entrega el dibujo y se despide.
-Haz caso a Marcel en esto - dice antes de irse.
Sabía que Davina había sufrido. La habían seleccionado junto a otras chicas para un ritual en donde las brujas se harían más poderosas para poder combatir a los vampiros pero nunca dijeron que tenían que matarlas. Decían que después de la siembra volverían a la vida pero a ella no le parecía lo mismo. Marcel se había enterado de aquello por una bruja llamada Sophie y le parecía macabro aquella masacre a unos pobres niños, con que en el día del ritual él, Lily y unos vampiros se aparecieron por el cementerio y mataron a casi todos los brujos que estaban a favor. De todas las chicas que había allí sólo lograron salvar a la pobre Davina que había visto a su mejor amiga morir. No gritó cuando Marcel la salvó porque se sentía a salvo. Él se sentía en parte identificado pero los dos no veían justo aquello sólo por un poco de poder, desde ese día las brujas tenían prohibido hacer magia pero ni ella ni el vampiro saben lo que está por venir.
...
Se había hecho de noche y ya había recorrido todo el Barrio únicamente para hacer tiempo. No sabía que hacer con lo que le quedaba únicamente volver a la mansión, no le agradaba la idea pero lo último que se le ocurría.
Estaba oscuro y lo único que iluminaba la calle era las luces de las farolas, incluso la casa estaba oscuro y lo único que se veía era algo negro y oscuro en el suelo. Sé acercó a paso rápido hasta aquel ser para ver que o quien era, era Marcel con sangre en el labio. Lily se agacha y lo agarra de la barbilla para verlo mejor. Sentía las ganas de también pegarle, no sé las aguantaba y le da con el puño en toda la cara cayendo de nuevo al suelo.
-Supongo que me lo merecía - dice Marcel sentándose.
-Supones bien. ¿Qué ha ocurrido? - lo mira al preguntarle.
-Klaus se enteró de que lo estaba persiguiendo y sabe de la existencia de Davina - lo primero le hace recordar a lo de la mañana y lo siguiente le asombra-, ha venido a decir que cuando quiera se la llevaría...
-Porque es más poderoso que tu y que yo.
-Si. Le iba a dar una lección y justo aparece Elijah que se suponía que debería estar en un ataúd.
Elijah. O se había escapado con un descuido de Davina al quitar la daga o ella lo había liberado.
No vuelve a hablar y lo siguiente que hace es subir las escaleras para irse a su cama. Al entrar su teléfono suena mientras la pantalla se enciende y se apaga. Se acerca a su mesa de noche para ver y era Klaus llamándola.
-Ahora tendré que averiguar como se escapó tu hermano - le dice en cuanto contesta.
-Dos trabajos más. Pero no te llamaba para eso. Extraño nuestros momentos juntos... ya sabes, cuando tu me perseguías porque estabas enamorada de mi.
-En realidad eras tu quien me perseguía. Era humana pero no tonta.
-Cada uno cuenta su historia. ¿Porqué no te pasas y terminamos la botella de whisky? Lo que queda.
-Dejame pensar. No.
Le cuelga en la cara dejándolo con palabras en la boca y a ella satisfecha.