—¡Tense tranquilos!— gritó Castiel para calmarnos.
Roshermi y yo nos habíamos subido a la mesita de centro a bailar, Armin saltaba en el mueble, Lysandro contemplaba la escena con gracia y Kentin, en realidad no sabía qué hacer. Yo no le había contado mis motivos para estar en ese lugar. Castiel se acercó a nosotras echando humo y a ambas al mismo tiempo nos baja de la mesa para luego amenazar a Armin con pegarle un puñetazo si no dejaba de ensuciar el sofá.
—¿Por qué cambiaste de opinión tan drásticamente?— le pregunté.
—¿Quieres que vuelva a dejarte de lado?— negué moviendo la cabeza— Ya que Lysandro canta y yo toco la guitarra, te quedarás con el bajo aunque en ocasiones podrías cantar.
—Puedo cantar siempre— le recriminé—, además no siempre se utiliza un bajo entonces también puedo tocar la guitarra y hasta el piano.
—Si si ya veremos más adelante.
—Pues yo sigo siendo la manager— dijo Roshermi.
— Y yo seguiré creando ritmos los cuales pueden practicar con el ipad— continuó Armin dandole un tierno beso a la pelinegra en la mejilla.
—¿Se olvidan de qué estoy aquí?— atacó Kentin llamando la atención— Ya que Sam estará con ustedes quiero ser el guardaespaldas del grupo.
—No eres necesario, yo con un brazo en la espalda puedo vencerte enano.
—¿Quieres apostar?— le retó el castaño. Aunque fuese más bajo de estatura comparado con Castiel, tiene bastante experiencia militar y con un padre como el suyo, podrías vivir en el paraíso mientras sucede el fin del mundo.
—Es mejor quedarnos en la ignorancia— sugirió Lysandro antes de que yo lo hiciera.
—Bueno sigo hablando. Nuestra meta para lo que queda en este año es poder ser una de las bandas elegidas para el concierto y concurso que se realizará en año nuevo. Debemos prepararnos para ser los mejores en el escenario.
—¡Si capitán!— decimos al unísono exceptuando al albino y a Kentin quien nunca le subiría el cargo de idiota a Castiel.
—Pero todavía necesitamos a un baterista— dijo Lysandro.
—Creo que sé dónde podemos encontrar uno.
...
Estábamos en frente a la tienda de música a la que llegue a entrar el día que me había perdido por la cuidad. Entre y nada había cambiado a excepción de que ahora había música de fondo. Camine seguida de los otros chicos hasta el fondo del local encontrando al mismo señor de ojos grises con la niña solo que no estaban solos. Esta vez había otro chico con el pelo algo más oscuro que el de la infante, bien esculpido de hombros anchos y manos rasposas. Su cabello era algo ondulado tan largo que tenía una coleta para mantenerlos en orden. El chico se nota un par de años mayor que nosotros pero eso no era problema.
—¡Xander, te he dicho que te lo tomes más al paso!— le regaña el mayor.
—Abuelo pero déjeme disfrutarlo, mamá planea que trabaje por la tarde si no consigo ser útil como baterista.
—Es que eres algo malito y no tienes amiguitos con quienes puedas tocar— dice la niña tomando de las manos del joven las baquetas.
—Todos son muy aburridos por aquí, es imposible que consiga llegar a alguna parte.
—Creo tener la solución— digo de forma educada para no quedar como una entrometida.
—Oh niña, has regresado— posó su mirada en mi.
—Un gusto el volver a verle— digo dándole la mano.
—Oye tú, ¿qué te parece unirte a mi banda?— drásticamente me di vuelta para fulminarle con la mirada. A mí me rechazó dos veces, creo que tres, consecutivas, y aparece el chico que necesita y solo le pide que se una. Lo mato.
—¿Qué te hace pensar que me interesa?
—¿Eres idio— Lysandro no le deja terminar.
—Tenemos tiempo buscando un baterista y es como si nos hubieras caído del cielo. Sería un placer que te nos integrases. Nos ayudaríamos mutuamente.
Xander se quedo por un momento meditando nuestra oferta. El señor llamado William, le hizo entrar en razón a su nieto. Ese día estábamos de suerte. Aunque todavía seguía enojada con Castiel por ser tan molesto a la hora de dejarme tocar junto a él. Resulta que el rubio en realidad tenía 16 aunque sinceramente su apariencia fuese la de 20, su madre dice que solo es un vago y por ello quería que consiguiera un trabajo aparte el del que ya tenía en la tienda de la familia. Había tratado con varios grupos pero todos decían lo mismo: "Eres muy egocéntrico" dijo haciendo una mueca. Perfecto, otro Castiel.
—Solía estar en una banda famosa. Íbamos a giras, teníamos nuestros fans, pero se desintegró. La vocalista discutía mucho con nuestro guitarrista y este renunció. Tratamos de encontrar a otro, más no logro convencer a quien le había ofrecido el puesto, como siempre ella solo nos utilizo y al final decidimos ponerle fin a la banda. Todos eran buenos en lo que hacían, pero sinceramente yo resaltaba más— creo que los otros grupos tenían razón, tendré que domarlo.
—Es una pena— dijo Lysandro.
—¿Enserio? ¿Cómo se llamaba tu banda? Tuvo que haber sido triste terminar un sueño así— antes de que pudiera responderme Castiel se lo lleva lejos. En ese momento vuelve el señor con una bandeja.
El dueño nos ofreció té, con gusto acepte al igual que Lysandro sin embargo el pelirrojo seguía hablando quién sabe que con el nuevo integrante. Anna, la niña mientras charlábamos, se entretuvo haciéndome trenzas en el cabello, cosa que lamentaría después.
—Cualquier cosa que necesiten pueden contar conmigo— dijo William.
—Muchas gracias— decimos el albino y yo al mismo tiempo, nos miramos y reímos.
—Oye, eres muy bonita— dice la niñita—. Y tu novio también.
Anna apunta a Lysandro quien al instante se sonrojó. Me sentí un poco mal por el chico pero no pude evitar reírme por más que le decía que no es nada por lo que deba avergonzarse. Luego de hablar un poco más con el chico nos despedimos para volver a casa. A mitad del camino nos separamos ya que Lysandro vivía hacia otra dirección. Le pregunté al pelirrojo de que hablaba con Xander sin embargo solo me respondió que nada importante.
...
Las cosas habían salido mejor de lo que esperaba. El ensayo juntos al principio fue algo brusco, ya que en cada tropiezo que daba tocando, Castiel me levantaba con sus insultos. El chico se notaba con mucha experiencia, no necesitaba más de 10 segundo para seguir el ritmo de los amigos, al contrario de mí que me sentía presionada a hacer las cosas bien para no desperdiciar mi oportunidad provocando que yo misma me equivocara.
—¿Podríamos tomar un descanso?— dije secándome el sudor de la frente.
—No te preocupes, ve refréscate. No te culparía, llevamos la mañana entera tocando por lo que es normal que te sientas cansada— responde Lysandro. El pelirrojo me fulmina con la mirada y susurra por lo bajo: inútil.
Salí hacia el patio con mi celular en mano para hacerle una breve llamada a Giles. Debía de estar preocupado por mí pero luego recordé que puede saber sobre mi a través de Kentin pero aún así quería llamarle y preguntarle sobre mi familia. El teléfono sonó por unos cuantos segundo antes de que una voz gruesa dijera: línea privada.
—Pequeña, te dije que no me llamaras.
—Es que quería saber de ti, de mis padres y mis hermanas. Deben de estar demasiados desesperados tras mi repentina desaparición— dije mientras me hacía una bola bajo un árbol.
—Tus hermanas te extrañan mucho pero saben que estás bien, eres muy fuerte. Y de tus padres, están muy furiosos aunque sé que que solo quieren tenerte de nuevo con ellos— se apaga poco a poco su voz.
—Solo quería comprobar si mis suposiciones eran correctas. Cambiando de tema, me la he pasado increíble. He conocido varias personas que son increíbles, aunque una de ellas es bastante quejosa pero aún así me agrada mucho. Comparto el piso que me conseguiste con el, es desordenado y descuidado sin embargo creo que poco a poco nos vamos llevando mejor. El otro día me...— me interrumpe.
—Lo siento, pero debes recordar que solo estarás un tiempo por allá. Cuatro meses fue nuestro trato. No quiero quitarte la emoción ni nada por el estilo mi niña, más si te encariñas mucho con las personas que conozcas se te hará difícil regresar a como era tu vida antes. Sólo trata de divertirte y experimentar todo lo que siempre has deseado sin involucrar mucho a los demás, no es fácil olvidar.
—Si Giles— dije deprimida.
—Sabes que quiero lo mejor para ti, mi intención no había sido deprimirte. Espero que consigas lo que siempre has querido. Y ¿me harías un favor?
—Con gusto— respondo parándome.
—Diles que los quiero— y se corta la conexión.
Volví a la casa para encontrar a los tres chicos hablando. El ambiente para mí era un poco raro ya que siempre me la pasaba con mis hermanas. Me senté en el suelo mirándolos, "debo de aprovechar todo el tiempo que me queda" pienso sonriendo involuntariamente.
—¿Qué tipo de música tocan?— preguntó Xander.
—Preferimos el grunge, pero nos va bien con el pop, pop rock y rock alternativo— dijo Lysandro—. Solo tocamos lo que nos gusta o llegue al corazón.
—No digas cosas tan sentimentales— le reclama Castiel.
—Tengo que ser honesto.
—Somos hombres, amigo. No podemos estar diciendo nuestros sentimientos al aire libre, de ser así ya no seríamos un misterio para la chicas— me lanza una mirada.
—¿Cómo se conocieron ustedes dos? Son totalmente diferente y no cualquiera sería amigo de este individuo— me levante del suelo parándome detrás de Castiel recogiendo de un rápido movimiento todo su pelo en una coleta. El albino se quedo sorprendido mientras sentía que el pelirrojo temblaba ante mi tacto y el rubio se reía. Castiel tomó mi muñeca con delicadeza moviéndome de su espalda para que le encarase.
—Nadie toca mi cabello— dice tajante y un escalofrío recorre mi cuerpo. Su cara estaba completamente roja aunque le veía nervioso—. Ahora siéntate y se una buena niña para que responda tu pregunta— dijo con ironía jalándome a su lado con la intención de que me sentara en el reposa brazos.
—No es algo que llame mucho la atención— dijo Lysandro.
—Nos conocimos en el parque cercano a la casa un día en que escapaba de las garras de Roshermi cuando teníamos mas o menos 12 años— expuso mirando con burla a pelinegra quien se cruzó de brazos—. Ese día me había regalado a Demonio; salí al parque con el y en el momento que tocó el piso salió disparado y tuve que perseguirlo por todas partes hasta que se detuvo enfrente de Lysandro. Desde ese momento nos volvimos amigos y cuando descubrimos la pasión por la música del otro, nos volvimos inseparables.
—No puedo creer lo que les voy a decir, pero les envidio un poco. Nunca he llegado a forjar una amistad así. Kentin estaba ahí conmigo antes de que aprendiera como hablar por lo que es más mi hermano que cualquier otra cosa, pero conocer a alguien en el transcurso de tu vida y volverse tan unidos, nunca me ha pasado. Aunque no es que me queje del chico, siempre ha estado ahí para mí.
—¿No tienes amigos?— preguntó Castiel.
—Yo no les llamaría amigos, sino conocidos— me encojo de hombros.
—Pero ahora nos tienes a nosotros— dijo Lysandro dedicándome una sonrisa y dándole un leve codazo al pelirrojo
—Si si claro— responde el susodicho.
—Me siento fuera de lugar— aclaró Xander. No le culparía, solo llevábamos unas cuantas horas tras habernos conocido.
—Lo lamento, nunca fue mi intención el hacerte sentir de aquella forma. Pero verás que con el paso del tiempo seremos como una familia.
...
Habíamos quedado solos de nuevo en la casa. Era normal que el chico estuviera encerrado en su cuarto mientras yo cada vez me acostumbraba más a la vida con un desordenado. La casa tras mi llegada había adquirido un toque más femenino. Esa tarde había ido al supermercado y con ayuda de mi acompañante abastecido el piso de los alimentos necesarios para cada comida del día. No es que fuera una chef ni nada por el estilo pero podía sobrevivir sola, la mujer que nos cuidaba a mí y a mis hermanas mientras mis padres hacían su trabajo, me enseñó sus mejores recetas y a valerme más por mí misma. Las cerámicas del baño había recobrado su color real, con la poca ayuda que me había ofrecido Castiel logre encender la lavadora para limpiar todas sus ropas sucias, casi me desmayo al momento que las recogía. Me había vuelvo toda una ama de casa en el poco momento que he estado en ella. Y como era de esperarse Castiel ni se molestaba en darme las gracias.
La cena ya casi estaba lista. Estaba bien segura de que no se me habían quemado los espaguetis en el momento que sonó el timbre. Le grité al pelirrojo que había alguien en la puerta pero él me grito en respuesta que resolviera todo yo misma. Luego me la cobraría, ni que fuera mi jefe. Removí el delantal de mi cuerpo cogiendo rumbo a la puerta principal para encontrarme con una chica. Ella era bien esbelta, cualquier hombre caería rendido a sus pies. De mi estatura, con cabello largo marrón y ojos azules, con look de rockera.
—Disculpa, busco a Castiel— comenta doblándose y dejando al expuesto su escote.
—Dame un momento, le diré que le buscan. Pasa— la invito a la sala y la chica entra como si de su hogar se tratase, lanzándose al sofá y con un gesto mandándome a buscar al chico. ¿A caso me creen su mucama?
Subí los escalones hecha una furia y lo llame a su puerta. Cuando ésta se abrió, demonio salió disparado escaleras abajo, pensé que debía de tener sus necesidades, para luego ver al chico secándose el cabello con una toalla y con el torso al descubierto.
—¿Qué quieres?— pregunta tirándome la tela a la cara.
—Alguien te busca. Hazme el favor de ponerte una camiseta y bajar.
—¿No me veo bien así? No trates de reprimir tus deseos de verme siempre así— le examinó de pies a cabeza.
—No es que no tengas un buen cuerpo pero no es la forma más presentable de recibir a las personas— admití y me retire.
Volví al primer piso y desde en pie de las escaleras estaba el perro gruñendo a la invitada. Se le acercaba de una forma peligrosamente amenazante. Sin pensarlo detuve al animal parándome frente a él, pero él me apartó a un lado con su cabeza para pararse delante de mí como si fuera protegiéndome cosa que me encontré bastante rara. La chica parecía un zorro apuntó de saltar sobre su presa cuando Castiel llegó a la escena. El semblante burlón de antes se había esfumado al cruzar mirada con la recién llegada colocándose delante de mí al igual que su mascota.
—¿Qué pasa Castiel?— llego a formular en la confusión pero este me ignora.
—¿Qué haces aquí Debrah?