PPOPPO -[HOPEV] [Taehyung] [...

بواسطة Lochi25

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¿Alguna vez han pensado sobre su futuro? Ya saben, el matrimonio, familias felices, esposos perfectos, hijos... المزيد

PROLOGO
Capitulo 1
Capitulo 2
capitulo 3
capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
capitulo 7
Capitulo 9
capitulo 10
capitulo 11
capitulo 12
capitulo 13
Capítulo 14
capitulo 15
capitulo 16
Capítulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
capitulo 25
capitulo 26
capitulo 27
Capitulo 28
Capitulo 29
Capitulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
capitulo 35
Capítulo 36
capitulo 37
capitulo 38
capitulo 39
Capitulo 40
capitulo 41
Capitulo Final
epilogo
AGRADECIMIENTO.
(◠‿◕)

Capitulo 8

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بواسطة Lochi25

Lo siento. 

Lo siento levantarse de la cama como si fuese sólo un día más para agregar a su calendario. Otro largo e insignificante día en el cual me pregunto ¿Se irá así como si nada, sin cargo de consciencia o siquiera una mínima disculpa de por medio? Eso sería el colmo del descaro, pero de ser así, ¿Qué hará cuando regrese? ¿Otra vez me irá a someter como aquella noche en fechas navideñas, o como esa vez, en la que no llegó contento de un juicio a finales de Marzo? Dios. ¿Cómo es que mi matrimonio cambio de ésta forma? ¿En qué momento mi vida se arruinó? En qué momento terminé con este tipo de vida tan... deprimente. Tan parecido a esas personas con matrimonios retorcidos.

Recuerdo haber leído hace un tiempo sobre ese chico, el joven universitario de apellido Kim, ese joven que murió a manos del padrastro, el hombre con el cuál su madre contrajo matrimonio y todo se desfiguro en cuestión de meses; peleas, golpes, infidelidad. Todo cada vez con más frecuencia hasta llevarlo al límite de la locura. 

Ese chico Kim fue encontrado sin signos vitales en la maletera del padrastro.

¿Jimin seria capaz de hacerme algo así?

Eso y muchas cosas más pasan por mi cabeza mientras escucho ruido a mi espalda por segunda vez en lo que va de mañana y sé, sin necesidad de ver, que está de camino al baño para la ducha matutina. 

Jimin, suele ser tan predecible en esas cosas.

Como un robot que no se sale de su molde si no es necesario.

Y en el fondo, por más deprimente y amargo que sea, lo sabía, sabía que se levantaría como si nada. Es un bastardo después de todo; el amarse y respetarse hasta que la muerte los separe definitivamente no aplica para mi esposo, tal vez sólo aplique el hasta que la muerte los separe porque realmente no creo que él tome el resto de ese importante detalle matrimonial en cuenta, de hecho ¿Lo habrá tomado en cuenta alguna vez en estos años que tenemos de casados? Incluso, cuando me propuso matrimonio a los veinticuatro años.

¿Dónde quedó el Jimin del que me enamoré? ¿Dónde se metió ese chico de mejillas gorditas y agradable? Porque, el hombre de anoche no era mi esposo... El hombre de anoche es un total desconocido para mi.

Y cada vez lo tengo más claro, mientras intento levantarme un poco de la cama con la esperanza de pasar desapercibido para cualquier nuevo ataque de ira, con la esperanza de caminar y poder encerrarme en la habitación de invitados, pero, toda esa ilusa idea queda desechada cuando reconozco que mi cuerpo duele un montón, demasiado para mi propio bien. ¡Jesús, María y José! Cómo diría mi vecina la extranjera, esa cotilla que suele meterse en las conversaciones ajenas cada vez que se hacen las reuniones de condominio.

Cómo diría ella, me duele hasta el alma. Esto es un millón de veces peor que una maratón sexual, o al menos es lo que creo cuando no quiero ser extremista y comparar mi situación con la de esos chicos que sufren violaciones diarias, porque eso sí es una cosa terrible.

Finalmente, y sin más remedio me doy por vencido cuando sé que mi cuerpo no va a cooperar en lo más mínimo, eso lo tengo seguro cuando me dejo caer de nuevo en la cama con cuidado y cierro los ojos reprimiendo las lágrimas que están a punto de salir, insólito. ¿De verdad Jimin me golpeó de esa forma? Anoche, pude jurar por un momento que iba a morir. Él nunca me había puesto la mano encima de esa manera, nunca, en ningún momento durante todo nuestro matrimonio se atrevió a tocarme con esas malas intenciones.

Tengo que huir...Huir antes de que sea demasiado tarde. Antes de que él me golpee hasta dejarme sin aliento, pero ¿Ir a dónde? Tengo el dinero suficiente para irme y comenzar de nuevo en otro país con una vida promedio. Tal vez Francia, España, o incluso Rusia, claro, si deseo ser radical y buscar algún loco patriota allí afuera dispuesto a enseñarme amar a la madre Rusia. Puedo renunciar y pedir un arreglo en la empresa, o trabajar a distancia como lo he estado haciendo desde hace tiempo, mi jefa estará de acuerdo o al menos eso espero. Pero, ¿Puedo dejar todo atrás? ¿Puedo simplemente irme y no volver nunca más? Dejar a mis amigos, mi vida con Jimin y sobre todo, dejar a Hoseok. Mi apoyo incondicional, mi mejor amigo.

Ese es un riesgo que no estoy seguro de tomar.

Ni siquiera cuando el agua de la ducha deja de sonar, cuando el frío se mete por mi cuerpo como un breve anuncio a eso que sólo significa una cosa bastante peligrosa: Jimin terminó de bañarse.

No lo es en lo absoluto cuando decido fingir que sigo en los brazos de morfeo, durmiendo cuál bebé sin preocupación; después de todo, siempre he sido bueno fingiendo.

La puerta del baño suena y unos pasos recorren la habitación, anunciando su trayecto hasta esa pequeña gaveta cerca de la cama matrimonial, escucho su voz carraspear un par de veces hasta que finalmente, los cajones de madera se abren y cierran unas cuantas veces.

Tal vez, sólo está sacando su ropa interior. 

Intento infinitamente mantener la calma y no echarme a llorar cuando cada minuto con él en la habitación se hace más eterno que el anterior, tanto como sus movimiento en esas puertas del armario, esas que rechinan un poco junto a los ganchos de ropa que se mueven uno tras otro cuando estoy seguro que debe estar escogiendo el traje adecuado. Solo deseo que se vista rápido y se largue. Que se largue y no regrese nunca más.

Los minutos pasan lentamente mientras siento la punta del colchón hundirse, amoldándose a ese cuerpo muy cerca de los pies. Muevo un poco la cabeza y de reojo lo veo de espalda, sentado, con su cabello húmedo y alborotado, con su espalda desnuda dejando a la vista ese particular lunar abajo de su nuca. Su cuerpo ligeramente formado se encuentra enfundado en ese pantalón negro que se afloja en la cadera, ese que deja ver el elástico de ropa interior con el  escrito en letras blancas. El mismo que le regalé para su cumpleaños hace casi seis meses.

Con un par de movimientos más confirmo  lo que había pensado; está secándose los pies. Y lo confirmo con mayor fuerza cuando mueve su mano para tomar un calcetín gris oscuro a un costado de su cuerpo. 

Solo unos minutos después lo veo levantarse de la cama, dándome la espalda mientras toma una camisa de vestir manga larga para deslizarla por sus brazos hasta abotonarla. Jimin-ah no tarda en bajar sus pantalones y por ridículo que parezca no puedo evitar pensar que ese mal nacido tiene un trasero perfecto, bonito y respingón, bien firme bajo la tela cuando sube su pantalón acomodándose la camisa por dentro. Un suspiro se escapa de mi cuerpo cuando finalmente lo veo caminar y terminar de abrir una puertita del armario para escoger una entre su gigantesca colección de correas de todos los colores y materiales, lo veo pasar sus dedos por cada una de ellas hasta detenerse en una negra, brillante y gruesa. La descuelga y la toma entre sus manos con delicadeza, la acaricia mientras gira levemente y no puedo evitar cerrar los ojos de golpe, apretándolos con terror cuando escucho el resonar de sus zapatos en mi dirección.

Mierda.

Respiro profundamente y giro sobre la cama tragándome las ganas de gritar, de llorar y maldecir por el dolor físico y psicológico. Pero, más que eso, reprimiendo el asco cuando siento el colchón hundirse en dos puntos a mi alrededor, encerrándome de una forma que no deseo.

Su aliento, el aroma de su perfume y todo lo que implica Jimin choca contra mi rostro, y yo, sólo deseo golpearlo, golpearlo como si mi vida dependiera de ello.

Más aún, cuando siento sus húmedos labios contra mi sien, en un gesto hipócrita que desaparece junto al peso de la cama, junto al sonido de sus zapatos cuando se retira de la habitación al terminar de arreglarse. Suspiro aliviado y me relajo un poco al saber que por fin se ha ido.

El motor de su auto se escucha a lo lejos en el momento que giro de nuevo sobre la cama quedando boca arriba, pensando seriamente si debería ir al médico. Sería lo más razonable. Pero simplemente no puedo ir así como si nada, no pasarían ni diez minutos de pisar el hospital cuando tendría a Hoseok-ah o SeokJin-ssi  interrogándome. De cierta forma, entrevistándome hasta la muerte.

¡Mierda— chillo asustado cuando la melodía que conozco tan bien se escucha en la habitación. Esa melodía que tanto le gusta, se repite cuando no soy capaz de moverme en lo más mínimo, a pesar de mi grito frustrado. Sencillamente, no tengo el alma para contestarle a Hoseok, simplemente no puedo mentirle.

La melodía se deja de escuchar y luego empieza de nuevo, una y otra vez en interminables llamadas cuando trago con fastidio, exasperado, pensando que lo mejor es excusarme con algo sencillo. Lloriqueo de forma inevitable cuando el celular suena por quinta vez y no consigo moverme de la cama. —Hyung...

Y cada sentimiento, cada maldito sentimiento deprimente empeora cuando el celular deja de sonar para darle paso al teléfono casero. Mierda.

Aunque ahora que lo veo, o mejor dicho, ahora que lo pienso, Hoseok sería el indicado para sacarme de acá, lo más lejos que se pueda de Jimin.

Es ahora o nunca.

Eso es lo que mentalizo una y otra vez cuando logro ponerme de pie, entre lágrimas, dolor, la constante melodía y el vértigo inevitable. Eso es lo que repito con más insistencia cuando soy consiente finamente que la habitación no está borrosa, que mi cuerpo no es el borroso, sencillamente, es el daño producido por la paliza en mi rostro. Ese daño descomunal que no me permite enfocar.

Solo un poquito más. Es lo que necesito para salir.

Ho.-

¡¿Taehyung?! 

Hoseok, — susurro apoyando el peso de mi cuerpo sobre la pared de la habitación, luego de demasiados minutos en el corrido, acompañado una y otra vez de la melodía. —¿Ocurre algo?  intento sonar lo más casual posible, y sí, lo sé, no es nada casual amanecer  con el rostro casi desfigurado por una paliza propinada por tu propio esposo.

¡Maldita sea Kim Taehyung! ¿Por qué carajos no contestabas el puto celular? —gritó molesto...Mierdita, Hoseok no suele decir groserías...

Estaba b-bañandome. Si eso, bañándome.

Bien... Si es cierto significa que ya saliste del baño, así que, abre la puerta.

¡¿QUÉ?! —¿Cómo? ¿Qué? ¿Él está aquí?

Qué abras la puerta Kim Taehyung, no estoy jugandoNo me vengas con eso de "Jimin todavía está en casa" Lo vi salir hace unos minutos.

H-Hoseok no es el m-momento.—  No puedo, simplemente no puedo darle la cara.

Kim Taehyung, baja tu lindo trasero y abre, sino, voy a tumbar la puerta.

¿Por qué viniste?

Necesito cerciorarme que él no te hizo nada. Abre o tumbo la puerta Taehyung, sabes que soy capaz y no voy a detenerme sólo porque Jimin sea abogado.

Ya te dije que no es el momento Jung.— No puedo... Perdóname hyung, pero no puedo.

Taehyung.— gruñó.— ¡ABRE LA PUTA PUERTA EN ESTE PUTO INSTANTE! 

N-No lo entiendes.No puedo, Hyung de verdad no puedo.

¿Por qué?

Hoseok debes irte.— debo alejar a Hoseok para mantenerlo a salvo, es lo único importante ahora. Sé que tal vez parezco un chico adolescente inestable, pero, si puedo salvar a alguien de esto lo haré. Es lo menos que puedo devolverle al mundo luego de poder tener a una persona tan buena como amigo. — Por favor...Vete.

¡No! Taehyung si no abres la puerta te vas a arrepentir. — su voz se escucha diferente a lo usual, diferente a esa de los motes cariños, a esa de mimos y demás cuando decide pasar el rato conmigo. 

¿Por qué Hoseok habla así?

Te lo advertí Kim.— fue lo último que escuche antes de que colgara la llamada, pero ¿Por qué no escucho un golpe en la puerta o algo por el estilo? ¿Por qué no escucho nada cuando giro sobre mis talones? Porque un desastre no me acompaña cuando decido acercarme lentamente hacia el pequeño armario de puertas blancas, tomando una de las tantas toallas para enrollarla en mi cuerpo.

Incluso, todo sigue en orden cuando logro llegar a la planta baja ¿Qué rayos ocurre aquí? ¿Dónde rayos está Hoseok? ¿Es normal qué este haciendo tanto frió a ésta hora? No, no debería así...

¿H-Hoseok? Ho... ¿Dónde estás? —  ¿Acaso él me estaba jugando una broma? 

¿Buscas a alguien? 

Te lo advertí.— escucho esa voz sobre mi oído, escucho esa risa ronca cerca de mi cuerpo cuando él me toma por los hombros, empujándome con fuerza en dirección a Jimin. —¡Debes hacer las cosas cuando te lo digo!

¡MIERDA! ¿Qu-Qué mierda?... Fue, fue una pesadilla.— .Fue tan real...Fue tan malditamente real.  

Entre temblores, dolor y angustia logró entender que no pude despertar luego de escuchar a Jimin irse de casa,   logro recordarlo con mayor claridad cuando pudo caminar en dirección al baño, acercándome al inodoro para dejar salir todo, ¡Joder! pero qué ganas de orinar tengo.

Suspiro aliviado cuando termino de hacer mis necesidades. Camino hasta el lavamanos con la determinación de enfrentar mi rostro finamente, abriendo el grifo para dejar salir el agua fría antes de una fuerte bocada de aire, antes de, mirarme en el espejo.

Mierda.

Mi rostro, es una auténtica mierda. Una más allá de la mueca espantosa al ver la mitad de mi rostro en horribles condiciones, hinchado, adornado de un festival de hematomas. Joder, mi pobre boquita...

Jimin en realidad fue una bestia, una total bestia.

Tomo un poco de papel higiénico mojándolo con agua, limpiando por el lado bueno de mi rostro para quitar las machas de sangre seca, repitiendo exactamente lo que he visto en el hospital gracias a Hoseok. Pero eso, cada movimiento certero, queda en un plano lejano cuando el vómito sube por la garganta, cuando  arremete contra mi fuerza de voluntad al salir como un gran buche de sangre sobre el lava manos, uno acompañado de un fuerte dolor dentro de mi boca. Uno que empeora cada segundo  cuando meto los dedos, moviéndolos en diferentes direcciones intentando encontrar esa cosa me lastima... Finalmente, una  bocada de aire es el punto clave antes de tirar del diente flojo con fuerza, sacándolo por completo o bueno, lo que quedaba de ese diente.

¡Joder! Parece que me acabo de comer a alguien.

Cuando termino de limpiar el nuevo desastre busco la pequeña cajita de primeros auxilios.

Está mierda me va a doler...— el primer grito, el primer escozor, solo fueron el inicio de la tortura esa mañana.

Tomo un par de pastillas para el dolor, para desinflamar, para un montón de cosas que no entiendo pero que sé que funcionan a su manera. Luego de pasar toda la tarde intentando bañarme, vestirme, curar mi cuerpo y seguir curando mi rostro se dieron las 5 de la tarde.

Lo peor de todo; el dolor de culo, el ardor del demonio que poco se controla con la pomada.

No sé dónde está mi teléfono, y la verdad, no he tenido ni la más mínima intención de buscarlo, luego de ese sueño no soy capaz, me da miedo el solo pensar en Hoseok y ese sueño ¿Él también seria capaz de tocarme de la misma forma que lo hizo Jimin? No lo creo, pero tampoco tengo a alguien que me lo confirme... Ya no tengo en quien confiar.

El rugir de mi estomago me obliga a regresar de ls laguna mental para darme cuenta qué no he comido nada en todo el día. Con torpeza, me levanto de la cama del cuarto de huéspedes para bajar a la cocina. Si, después de todo lo ocurrido no soy capaz de acostarme en la cama de esa habitación, de hecho, ni siquiera soy capaz de entrar allí.

¡No me puede pasar esto! ¡MALDITO SEAS PARK JIMIN— Maldito infeliz... Hace dos días hice mercado para dos meses y ese maldito lo botó todo solo para obligarme a salir así.

Lo sabía... Él es feliz viéndome sufrir.

Y lo peor, lo humillante es saber que no tuve más opción que subir a la habitación por ropa y una mascarilla, por mi billetera y una gorra. Lo sé, cualquiera pensará que soy un ladrón con toda esta pinta que llevo pero es el único modo.

Y lo peor, lo que no esperaba al llegar a ese lugar era verlo,  de pie y campante en la esquina un bar. ¿Qué edad tiene ella? Tal vez unos 19 o 20 años.

Justo en la entrada del bar se detuvo. Giro su cuerpo para mirar a aquella chica, llevo su mano hacia su mejilla, acariciándola con esa dulzura que una vez conocí, una dulzura con la cual unió sus bocas en un beso. Esos labios que he besado por años... esos labios que juraron ser solo para mi...

Ahora todo tiene sentido, sus cambios tienen sentido, sus largas horas en el trabajo, sus cambios de apariencia, todo... No lo dudo. Ya no tengo nada que dudar, ya no más.. Mi matrimonio se acaba de ir  a la mismísima mierda. 

Grandes lágrimas bajaron de mis ojos cuando ambos entraron a ese bar tomados de la mano como una pareja realmente enamorada, a la expectativa de las cosas que pueden surgir para ambos a futuro.  Y solo puedo huir, como el cobarde de siempre, deseando desaparecer...

Deseando morir. 

Finalmente, al ver la calle, supe que nada tiene sentido, para mi, nada vale la pena. Mi matrimonio, aquello que tanto desee desde niño, esa idea patética y utópica fue solo una maldita farsa. Esas historias, todo era una maldita mentira.

El ruido de una bocina recorre el lugar de forma desesperada cuando despabilo asegurando que nada bueno queda para mi en este mundo, pero, tal vez Dios no sea tan malo conmigo y me conceda ese último deseo... ¿Para qué me voy a mover? Sera mejor si me quedo aquí y dejo que me atropelle. Si, eso será lo mejor, para él... Para mi...

Pero, ¿Eso será también lo mejor para Hoseok?

*

*

Coño muchacho marico, es más fácil si te divorcias. No sé, digo yo :v

Preguntas;; ¿Hará la morisión? ¿O le hará la morisión a otro?  ( ಠ ͜ʖಠ) No lo sé... Bueno sí pero no les voy a decir :v

Eso y más en los próximos capítulos.

Bai.

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