—¿Tienes algún plan a futuro? ¿Algo en lo que seas buena?
Nan ladeó la cabeza con clara confusión ¿Plan a futuro? Proteger a T'Challa y Shuri ¿En que era buena? En proteger a T'Challa y Shuri... pero sospechaba que esa no era la respuesta que su consejero buscaba.
—No estoy... segura —comunicó con lentitud— mi tutor legal me recomendó probar algunas clases antes de escoger una carrera en específico.
La respuesta pareció satisfacerlo, en un parpadeo comenzó a escribir en su libreta. Trato de descifrar lo que anotaba, pero le fue inútil.
—Hay decenas de optativas, pero he escogido las más básicas... Literatura, arte, ciencia, matemáticas e historia, todas son introducciones a ramas más específicasí, tiene una duración de tres semanas. Son clases que la universidad pone a disposición a inicio del curso para orientar y enfocar mejor las habilidades de cada estudiante —arranco la hoja de su libreta y se la entregó— Tómate tu tiempo y ven a verme cuando hayas decidido cuál es tu favorita.
—De acuerdo —dijo guardándose el papel en el bolsillo.
—Pero si realmente buscas una idea más clara de lo que cada clase ofrece, te recomendaría unirte a un grupo extracurricular, los estudiantes mayores pueden explicarte desde un punto más personal.
—Voy a tomarlo en cuenta, gracias —se dirigió a la puerta y se despidió con un último gesto.
Se pellizco el puente de la nariz al salir del edificio, le estaba costando acostumbrarse al cambio, la universidad estaba atestada de cientos y cientos de molestos olores que picaban su susceptible nariz. Estaba segura que se debía a las limitadas zonas verdes y el exceso de automóviles.
Agito su cabeza, tampoco el ruido era ideal, demasiadas voces y sonidos se mezclaban sin armonía.
—¡Cuidado!
En una fracción de segundos cientos de papeles salieron volando por el aire. Nan miró con curiosidad al chico que tenía en brazos, había podido atraparlo antes de que cayera. Por alguna extraña razón ver su expresión de asombro la hizo sonreír con ternura, era tonto, pero le parecía linda su torpeza.
—¿Estas bien? —Nan preguntó con curiosidad.
—Yo... —parpadeo antes de carraspear— si, gracias —con total carencia de gracia se irguió y sacudió su pantalón antes de ofrecerle su mano— André.
Sin demoras Nan sujeto su mano entre las suyas y dio una ligera inclinación de cabeza.
—Nan —dijo antes de levantar la cabeza— un gusto conocerte, André.
Sonrío ante su estupefacta mirada.
—¿Que...? —sacudió la cabeza incapaz de hacer una frase coherente.
—Lo siento, es una costumbre de mi país —pero no estaba arrepentida en lo más mínimo, estaba decidida a seguir sus tradiciones por más extrañas que estas parecieran.
—No, no —se adelantó a decir André— no hay nada que sentir, es perfecto... que sigas tus tradiciones —enarcó una ceja cuando escucho su leve balbuceo— tu acento es hermoso —halago sin aliento antes de abrir los ojos con sorpresa—. Lo siento, eso estuvo fuera de contexto, yo voy a... —se agachó y se apresuró a recoger sus cosas— realmente lo siento, no quise hacerte sentir incomoda.
A Nan le pareció divertido ¿No era una dulzura?
—Mi acento ¿Realmente te parece hermoso? —levanto la vista, no supo si su sorpresa se debió a su pregunta o al hecho que se agachó ayudarle a recoger sus cosas— si me haz mentido debes disculparte —comenzó a decir Nan—, pero si realmente lo crees no lo sientas, encontrar belleza en las rarezas de otros no debe ser disculpado.
Se quedó sin palabras, se limitó a verla estupefacto... Ella era... increíble.
—¿De donde eres? —pregunto en un intento de que no notará su admiración.
—Wakanda.
—¿Wancanla? Jamás he oído de hablar de él.
—Wakanda —corrigió— es un país pequeño — sonrío ante el recuerdo de su hogar— el reino de Wakanda es un lugar muy recluido, tal vez por ellos no somos muy conocidos.
—¿Reino? —repitió asombrado— ¿Tienen realeza?
—Si, el rey y la familia real de Wakanda son muy queridos por el pueblo —afirmó mientras acomodaba las hojas que había recogido— ¿Que es todo esto?
Observo con curiosidad uno de los bocetos que estaban impresos, antes de que lo supiera, aventó todo las hojas nuevamente al suelo.
—¡Wow! —exclamó André con sorpresa— ¿Sucede algo? ¿Te cortaste con alguna hoja? —pregunto alarmado— realmente me duele cuando me pasa, es un corte diminuto, pero arde terriblemente.
—¡¿Por qué tienes dibujos de cuerpos desollados?! —exclamó Nan con histeria.
André se limitó arquear la ceja confundido. ¿Cu...? Se golpeó la frente con la mano, no pudo evitar reírse.
—¡Caray! —soltó otra risotada— estudio medicina —aquello debería haber sido bastante explicación para cualquiera, pero al parecer no para la chica frente suyo— necesito estudiar el cuerpo humano, los dibujos solo son eso, dibujos. Pero son de gran utilidad si algún día quiero salvar vidas.
—¿Salvar? Entonces.. tu no... no eres...
—¿Crees que asesinaría a alguien? —ató cabos con incredulidad— asumo que es la primera vez que miras bocetos como estos —resopló con gesto nervioso—. Te prometo que no son nada malo, si me das cinco minutos puedo explicártelo.
No muy convencida asintió. Fiel a su palabra, en cinco minutos le explico exactamente porque necesitaba dibujos de la anatomía humana.
—Médico pediatra... —repitió Nan embelesada por su profesión— he visto a varios médicos, pero nunca me había preguntado el tipo de entrenamiento que se necesitan para ser uno.
—Es difícil —admitió con una sonrisa afable— pero merece la pena.
Le devolvió la sonrisa. Pero tras unos segundos frunció el ceño pensativa.
—André —llamo con seriedad— ¿Esto significa que somos amigos?
Parpadeo sorprendido ante su genuina curiosidad.
—Si, Nan —afirmó cálidamente—somos amigos.
Nan sonrió, era el primer amigo que hacía... y se sentía absolutamente fabuloso.
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Tres meses era el tiempo que llevaba adaptándose a la universidad. Tres meses era lo que llevaba riéndose de T'Challa... en pocas palabras, su alteza era un inútil.
—¡Diablos! —le escucho exclamar desde su escondite.
Había metido su ropa blanca a lavar, y sin notarlo, sus calzoncillos rojos ... de nuevo había arruinado su ropa. Resopló, aquello no era lo peor que había hecho, en su doceavo día había logrado que el departamento de bomberos llegara a la residencia ¿Cómo? De manera bastante simple y estúpida.
Pasó en la mañana, T'Challa trataba de planchar su camisa sin bastante éxito, ciertamente le estaba quitando las arrugas a la prenda, pero también estaba haciéndole marcas en los lugares incorrectos. Y después... bueno, a Nan le quedaba la satisfacción que jamás volvió a distraerse mientras planchaba, porque aquel día T'Challa se distrajo cuando uno de sus compañeros lo llamo para revisar algunas notas, y como es obvio, olvido la plancha sobre la camisa ¿Se quemo? Seguro, y también comenzó a incendiarse, así de enorme había sido el descuido de T'Challa, quien olió el olor a chamuscado y no tardó ni dos segundos en volver a su habitación. ¿La parte divertida? Su inútil intento por apagar el incendio. En su histeria lanzó agua sobre el fuego, con lo que no contó fue con el corto circuito que le provocó a la plancha, lo que resultó en un mayor catástrofe...
—Te lo juro T'Chaka, frío todo el sistema eléctrico —contó entré risas Nan mientras se sostenía del teléfono público— por poco creí que lo iban a correr de la residencia... —tuvo que interrumpirse ante la carcajada que salió de su boca— nadie lo ha visto igual desde entonces, en serio se superó esta vez.
—Lo sé, Nan —el rey suspiro— tuve que pagar por el desastre, solamente por eso no lo echaron.
—Ríete un poco, ambos sabemos que puedes costearlo —bromeó ligeramente— ademas consiguió que el departamento de bomberos le regalara un folleto "incendios domésticos y cómo evitarlos"
—Estas obteniendo bastante diversión de esto, Nan —reprendió entre risas el rey— y bien, ¿Piensas contarme cómo te ha ido en tus clases?...
Nan admitía que se estaba riendo a costa de su alteza, y no dudaba en compartir esa risa con su padre, quien tenía que fingir que no tenía conocimiento alguno de los desastres de su primogénito cuando este le llamaba. Porque siendo realistas, Nan no tenía vergüenza para mantener informado a su majestad, y a este no le importaba del todo saber sobre la vida universitaria de su hijo... si alguien pudiera observarlos no dudaría en compararlos con dos viejas cotillas.
—¿Se te pasó un prenda de color?
Espabilo al presente cuando oyó una voz femenina. Era una chica, se había cercado a T'Challa con intenciones desconocidas, pero parecía amigable... demasiado, pensó Nan cuando la vio poner su mano sutilmente en su brazo ¿A T'Challa le importo? El pobre estaba anonado por la belleza de la chica frente a él. Si Nan era sincera, parecía un idiota con esa sonrisita bobalicona, por alguna extraña razón sentía la necesidad de golpearlo en el rostro.
—No revise bien —admitió T'Challa ligeramente avergonzado.
—No te preocupes, nos sucede a todos.
¿Y esas miraditas silenciosas que significaban?
—¡Nan! —escucho la voz de André— por fin te encuentro. Ven, hay que darnos prisa, vamos tarde.
Le sonrió a su mejor amigo. Lo que sea que estuviera pasando entre esa chica y T'Challa no lo podía solucionar, no debía intervenir, pero no significaba que no estaría lista para quitarla del camino si se atrevía a lastimarlo de alguna forma.
—¿Puedes comprarme la cosa crujiente de la última vez? —le pregunto a André sujetándose de su brazo— ¿Y también ese batido de hielo de sabor?
—Palomitas y un Icee —corrigió suavemente— grandes, por supuesto. Porque contra la creencia popular, eres capaz de pedir una segunda ración —con un risa beso su coronilla— después de la película podemos ir a cenar ¿Te parece?
—Por supuesto