Ayer me la había pasado increíble, ¡Conocí a Cameron Dallas! Ni yo misma puedo creerme eso, eso realmente lindo y por dios que no había parado de pensar en él y en Nash en toda la noche. Baje a desayunar, gracias que ya es sábado, en cuanto entre a la cocina Louis estaba subido a la mesa tratando de alcanzar algo de la alacena, Niall lo empujaba desde abajo, cuando me vieron ahí el rubio se quitó rápidamente fingiendo que veía algo en su celular mientras tanto Louis cayó al suelo de una manera muy dolorosa. Estalle en carcajadas ganándome miradas furiosas por ambos, les ayude a bajar la caja de harina para panqueques y sentarme en la isla de la cocina.
—Debemos ir al estudio de nuevo, ¿vienes con nosotros cierto? —preguntó Zayn sentándose a mi lado.
—Si Cameron Dallas no se queda a cuidarme entonces iré.
Sonreí inocentemente y asentí metiendo unos cuantos chocolates en mi boca, Harry me preparo un Nesquik como la niña pequeña que soy, me dio dos waffles hechos en el microondas y me hizo darme prisa a comer para poder irnos al estudio.
—Así qué, Cameron Dallas, ¿eh?
Me preguntó Michael una vez estábamos ya en el auto.
— ¡Michael! Es una niña todavía, no puede andar teniendo novios, nada de novios hasta los dieciocho, no hasta los veintiuno, no hasta los treinta.
Rodé los ojos riendo y bajamos del auto entrando al gran edificio y subiendo al piso del estudio, los chicos entraron a una junta "rápida" y me dejaron sola con la recepcionista que me veía con cara de que me iba a matar, esta zorra.
— ¡Hey! Raven.
— ¡Reign!
El rizado se acercó a mí y se sentó a mi lado.
— ¿Qué haces aquí?
—Espero a que los chicos salgan de una junta, ¿tú?
—Nuestros padres están ensayando.
Ambos nos levantamos del asiento, y después de burlar a "Mariana" nos escabullimos hasta la cabina en dónde Green Day se encontraba ensayando detrás de la ventana, mientras tanto Jack y Oliver estaban sentados en un sofá, Jack dormía con los pies arriba en la pared y Oliver trataba de no hacerlo.
— ¡Pssst! ¡Chicos!
Les gritó susurró Reign, Jack se despertó de golpe y ambos gatearon hasta nosotros, salimos sin que se dieran cuenta y el rubio de Jack venía tropezando aun adormilado.
—Veamos qué tanto podemos hacer.