Justin’s POV:
-Mierda Justin ya deja de taparme los ojos-Se queja y sus manos se posan con las mías.
El avión había aterrizado en Ecuador, pero mi destino al que íbamos a establecernos era en Isla Galápagos. Caminado con cuidado los últimos escalones. Mi manos están en sus ojos impidiendo que viera lo bello que era Isla Galápagos.
-¿Estas lista?-Pregunto en su oído.
-Demasiado-Contesta ella. Rio y deslizo mis manos de sus ojos. Veo que sus largas pestañas suben, y ahora está viendo la vista de Isla Galápagos.
-¿Qué tal?-Pregunto, paso mis brazos por su cintura y la atraigo a mí. Recargo mi mentón en su hombro.
-Dios… es bellísimo-Sonrió y doy un leve beso en su cuello.
-Bienvenida a Isla Galápagos, hermosa.
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-Dos platos de Seco de pollo y dos Sangrías sin alcohol-Nos pone en frente el mesero nuestros platillos.
-Gracias-Agradece Emma viendo el plato.
-Provecho-El mesero agarra su bandeja y se retira.
El plato es grande. Tiene servido un arroz en forma de montaña, pollo rostizado bañado en salsa y con cilantro, y junto con patatas bañadas en caramelo. Mi boca se hace agua ante ese plato delicioso.
-Justin…-Me llama Emma, subo mi mirada.
-¿Mm?
-¿Por qué Isla Galápagos?-Pregunta y toma con su tenedor una porción del platillo.
-Pues, es un lugar de mis favoritos-Sonrió y me devuelve el gesto.
-¿Tienes un hotel aquí?-Pregunta. Tomo el tenedor y lo meto a mi boca saboreando el platillo. Delicioso.
-Si-Lo picante del pollo me obliga a beber de la Sangría sin alcohol. Me refresca la garganta.
-¿Nos quedaremos en tu hotel?
-No, he rentado una casa a las afueras de aquí.
-¿No nos quedaremos en Isla Galápagos?
-Sí, pero iremos a la verdadera Isla. Ahí está la casa donde nos quedaremos.
-Es hermoso aquí-Admira por la ventana las calles.
La gente camina con ropa de calor. En el trayecto hacia acá había admirado por la ventana las calles. Me había encontrado a lindas mujeres con sola mente unos bikinis, caminando libre en la calle. Nos habíamos topado con lo que era tener un negocio en las calles. En la calle había una grande extensión de tiendas bajo mantas, demasiada gente comprando.
También se escuchaba la música a todo volumen, y la gente bailando. En las calles estaban los niños con su balón jugando. Había un gran extensión de cultura aquí.
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-¿Qué te parece este?-Me enseña un vestido color blanco, de transpirable tela tija y un escote cautivador.
-Esta bonito.
Emma lo admira.
-Me lo probare-Se da la vuelta-¿Disculpe los vestidores?
-Están por aquí, sígame.
-Ahora vuelvo- Anuncia y se pierde entre el pasillo.
Pongo mis codos en mis rodillas. Admiro cada vestido. Hay ciento de ellos. Están clasificados en: vestidos de noche, fiesta y colores. Mi vista se queda en un vestido en el mostrador, un maniquí trae mostrando un vestido largo.
-Disculpe-Llamo la atención de una empleada que caminada con dos vestidos en la mano.
-¿Si?
-Ese vestido-Señalo el vestido-¿Cuánto cuesta?
-Ah. Mire como es un vestido largo, se ata en el frente que puede ser atado al cuello y espalda elástica y se abre en la parte delantera, tiene un costo alto.
Miro bien ese vestido, y me imagino a Emma como el maniquí. Con una coleta alta, y unos lentes, descalza en la playa. Sonrío. Meto la mano en mi bolcillo y saco la billetera, abriéndola y sacando la tarjeta de crédito.
-Me lo llevo-Le entrego la tarjeta-Por favor que mi mujer no se entere del vestido, por favor.
-No se preocupe, señor.
Se retira y otra vez no tengo nada que hacer. Juego con mis dedos, muevo mis pies, y me pazo la mano por mi cabello.
-¡Justin!-Oigo la voz de Emma. Me pongo de pie y camino hacia donde ella se metió.
Me encuentro con so pasillos conducidos por los vestidores. Emma sale y trae puesto el vestido blanco, esta corto pero me gusta cómo le queda.
Ajustado a su cintura, muestra sus piernas, me encanta. Noto como el vestido ilumina su cuerpo.
-Creo que te has tostado en México-Suelto una risa.
Ella de inmediato se voltea hacia el espejo completo, y se ve en él. Su piel esta bronceada y eso la hace ver más sexy.
-Dios, parezco un pan pasado de a ver sido tostado-Habla dramática. Me hecho a reír- No te rías.
-Nena, te ves muy bien-Tomo su mano, y la ayudo a bajarse de ese escalón donde puedes verte al espejo. Una vez abajo, paso mi mano por su cintura y la atraigo.
-Te ves mucho más sexy.
Sus mejillas se tiñen de color rosa. Rio y beso esas dos mejillas, haciéndola reír. Me encanta su risa.
-No puedo creer que te sonrojes conmigo.
-Ya, ya. ¿Entonces?
-¿Entonces que, princesa?
-Que tal me veo con el vestido.
-Mmm… date una vuelta para verte mejor.
Se separa de mí, y da una vuelta lenta. La parte de abajo se mueve ante el aire de la vuelta. Joder.
-Aunque parezcas tostada con ese vestido, me encanta.-Sonríe y suelta una risa.
-¿Entonces me lo llevo?
-Si pero antes-Busco con la mirada a una empleada que este cerca y disponible. Encuentro a una en la esquina con una tabla de apuntes.-Señorita.
La empleada levanta la vista y nos ve, deja su tabla y se acerca hacia nosotros.
-¿Hay vestido de este tipo, pero de otros colores?
-Sí, hasta ahorita tenemos el de color rojo, y uno que nos acaba de llegar que es de color azul marino con la decoración de bolitas blancas.
-Bueno, me llevare el blanco, rojo y azul marino. La otra empleada tiene mi tarjeta.
Asiente y se marcha, me giro hacia Emma.
-¿Por qué tiene tu tarjeta?-Pregunta con una ceja levantada.
-Le he comprado un vestido a mi mama-Baja su ceja y asiente.
-Bueno me cambiare.
Sube de nuevo en el escalón, y aprovecho para ver su culo. La vista es espectacular, y el vestido me ayuda más a ver.
-¡Se te van los ojos!-Habla aguantando la risa. La veo y suelto también una risa.
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-Prueba este dulce-Me acerca la cuchara pequeña con una porción de dulce que tiene color café. Lo pruebo y sabe delicioso. Se siete el azúcar disolverse en mi lengua.
-Mmm esta rico…¿Qué es?
-Aquí dice que es tamarindo con azúcar-Toma el dulce. Es una bola café de lo que se llama Tamarindo envuelta en un plástico y cerrada en un listón.
-Tráete tres-Ella coge tres y los mete en el canasto.
Seguimos observando en la barra. Veo en un canasto que dice “Chocolate de árbol” Tomo una bolita del canasto y la muerdo. Es crujiente y tiene nuez.
-Prueba esto-Abre su boca y le meto la bolita y la muerde.
-Esta rico.-Ve el canasto donde la he sacado- Chocolate de árbol. Me recuerda al programa de Dora la exploradora, donde Dora le cantaba a un árbol que era de chocolate.
Suelto una inmensa carcajada. Respiro.
-¿Veías dora la exploradora?-Pregunto con todavía risa.
-Sí, eso hacia dormir a mis primitos cuando los cuidaba.
Paso mi brazo por sus hombros y la atraigo a mí. Beso su cabello.
-Eres adorable.
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-¿Sabes dónde es la casa?-Pregunta una vez ya adentro en carro que hemos alquilado.
-Sí. Pero necesito algo urgentemente y tu me tienes que ayudar.
Me mira confundida.
-¿Qué necesitas?
- Siempre he escuchado que lo hacen en el auto –Ella miro a su alrededor. ¡Maldición!. Trago- pero nunca mientras están conduciendo –Se muerde el labio –quiero hacerlo mientras conduzco –Ella se estremeció. Abrió los ojos como platos.
-¿Pero y si nos ven? –pregunto. Yo sonrió.
-No lo harán –el auto que hemos alquilado era polarizado.
-Está bien –dijo al fin. La miro asombrado y a la vez feliz. ¡Maldición! Es perfecta.
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