ADAM - en edición.

By JohaNightmare

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El tormento de no saber que pasara es, quizá, una de las peores emociones que podremos experimentar como indi... More

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NOCHE.
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TÉ.
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PRUEBAS.
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LANA.
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PRESENCIA
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ACÁ Y ALLÁ
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38.
39.
40.
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TE AMO.
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43.
44.
45.
IRSE

21.

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By JohaNightmare

ADAM'S POV

Emily dormía tranquilamente desde que había tomado su ducha. Yo había permanecido callado todo el camino de regreso a casa; su padre me había llamado justo después de que yo llamara a uno de los choferes, me había dicho que la amiga de Emily, Ann, había vuelto a casa con su novio, y que él había vuelto a golpearla después de un partido de fútbol. Pero para la sorpresa del padre de Emily, ella lo defendió cuando varios vecinos llamaron a la policía, justo cuando se habían atrevido a intervenir, ella lo protegió y se condenó nuevamente.

Me había molestado aún sin conocer a Ann. Había estado callado, y sabía que Emily lo había notado, pero ¿qué le iba a decir? ¿Que su amiga había sido golpeada otra vez? Vaya mierda de vida ya se cargaba estos días.

Hace menos de diez minutos había cortado la última llamada con uno de los gerentes de la empresa Blair- que gracias a que mi padre estaba en su bello campamento, me tocaba a mi contestar todas sus llamadas por ser el próximo a la cabeza-, había hablado con diez personas diferentes hoy, diez veces hable en idiomas que había aprendido hace años, y diez veces tuve que hablar de negocios con personas que en mi vida había visto. No podía soportar un sólo día contestando tantas cosas. En dos años esta sería mi vida, y no me sorprendería el vago querer de suicidarme en ese entonces.

Me acerqué hacia Emily en silencio y la observé dormir unos minutos; no parecía estar tranquila en sus sueños, vaya mierda.

―Emily― la tomé por el hombro―, es hora de que te levantes, no eres un perezoso.

―Mhmhm.

La agité con mayor fuerza y después de varios segundos pareció reaccionar a mi rudeza.

― ¿Adam?

― ¿Quién más podría ser? ― pregunté burlonamente― ¿estás bien? Estás sudando.

Tenía la mirada pérdida, se llevó una mano al pecho y tragó saliva sonoramente; había algo mal con ella, de nuevo.

― ¿Hemos hablado de algo? ― fruncí el entrecejo― ¿me preguntaste algo sobre mis cicatrices?

―Te dije que podrías contarme cuando estuvieras lista, así que ― negué sonriendo mientras Emily se erguía y sacudía la cabeza― ¿tuviste un mal sueño?

― ¿Mal sueño? ― dejó salir una risita irónica―, no creo que entre en esa clasificación.

― ¿Entonces qué fue?

―Sonará raro, pero soñé contigo― frunció el entrecejo―, y he soñado que de repente me tomabas las manos y me preguntabas acerca de las marcas... Es un sueño muy estúpido― finalizó dándole menos importancia, negando con la cabeza, como siempre.

― ¿Qué más pasaba? ― mostré interés con el afán de hacerla sentir mejor― ¿me lo contabas?

―Ya no tiene importancia, sólo que he pensado, que debería decirte lo que pasé con Garden... ―negué tomándola de las manos.

Pero tenía que decirle algo importante. Y era ahora o jamás.

― ¿Sabes cómo terminaste aquí, en todo este embrollo? ― evadí su intento por contarme las cosas― ¿quieres saberlo? digo, ¿quieres saber cómo es que terminé siendo yo quién cuidase de ti?

―Supongo que no me dañaría saberlo...

Aclaré mi garganta preparándome para decirle toda la historia, su padre me lo había pedido, quería saber si después de saber la historia ella lo odiaría.

― ¿Recuerdas que estabas estudiando? ― asintió― ¿dejaste la carrera de derechos, no es así? ― volvió a asentir―, la dejaste por falta de dinero, porque no podías costearla, tu padre lo sabía, sabía que con el poco dinero que ganaba más lo que tú ganabas en la cafetería donde trabajabas no era suficiente, tu padre te ama mucho Emily― exhalé y volví a tomar aire―, le pidió un préstamo a un hombre asqueroso, a Garden, y él sabiendo que no podría pagarle a tiempo, decidió tener un seguro, el cual era que si tu padre no pagaba el dinero a tiempo, te tomaría a ti como una pequeña presión― la miré a los ojos―, tu padre necesitaba aún más de la mitad cuando se cumplió la semana que le dio Garden; a partir de ese momento fue cuando contactó a mi padre y le pidió ayuda casi implorando, mi padre me llamó a mí, me negué a recibirte en mi casa, a alimentarte y ayudarte en todo lo que fuera necesario.

―Ahora entiendo tu rudeza...

―Tuve que contactar a bastardos enfermos para que me dieran información acerca de la subasta, cuando por fin tuve la información necesaria se lo comuniqué a mi padre, él me dio setecientos mil dólares en caso de ser necesarios, pero no ofrecería más de quinientos mil por ti, en caso de que alguien de la empresa encontrara tanto dinero desviado.

―Si alguien hubiera ofrecido más que eso... ― dejo la oración incompleta.

―Me hubiese retirado, Emily.

Se llevó las manos a la cara y sollozó.

―Estoy metida en esto por mi culpa, fui tan egoísta en querer seguir estudiando que no me di cuenta de que no tenía el dinero suficiente― abrazó sus rodillas contra su pecho―, todo es mi culpa.

―No, claro que no. Tu padre quería que estudiaras, él te ama y lo sabes; él no sabía de lo que era capaz Garden.

―Debí dejar la universidad desde antes, pude haber evitado esto...

―Detente ― salté fuera de la cama―, deja de culparte, Emily. Tu padre no pensó en las consecuencias, pero no es su culpa tampoco. Garden le dio un límite de tiempo imposible, y como él sabía acerca de ti, quería sacar el mayor provecho. ¡Así que deja de culparte!

― ¡Tú no sabes lo que se siente! ―tenía las mejillas cubiertas de lágrimas― ¡Debí haber dejado de estudiar desde que supe que no podía pagarlo! ¡Todo esto es mi culpa!

Sollozó con más fuerza y me sentí culpable por habérselo dicho. Lo mejor era dejarla sola, yo no solía ser una buena ayuda en estos temas. No era sensible para nada. Y no era bueno hablando con los demás acerca de cosas así. Había pasado los últimos años acompañado solamente de 4 personas, era de esperarse.

Emily no había bajado en el resto del día y comenzaba a preocuparme su estado de ánimo, le había contado toda la historia aunque saltándome varias cosas, y ahora estaba en la habitación llorando. Me encantaría serle de ayuda ahora mismo, pero ¿qué podía decirle?
Era mejor- desde mi punto de vista- dejarla sola otro buen rato y después subir a dormir, tal vez así estaría un poco más estable...

― ¿Y Emily? ― la voz de Paul sonaba alegre como siempre― no la hemos visto desde que llegaron, ¿está bien?

― ¿Por qué no subes y hablas con ella? ― soné lo más obvio posible―, tal vez le haga bien hablar con alguien que no sea yo.

― ¿Discutieron?

―No, sólo está pasando un mal momento― bebí las últimas gotas de mi vaso de clorofila y me giré completamente hacia Paul―, ¿no deberías estar haciendo algo?

―No, la tía Blair no quiere que ayude en los arreglos de la casa, piensa que lo voy a arruinar todo, ya sabes, lo de siempre― una chica de la limpieza entró en la cocina―, hola Martha.

―Hola Paul, ¿quiere algo de comer?

Paul declinó su oferta y se despidió de mí con el argumento de que tenía que tomar una ducha; Martha se encontraba ocupada preparando la cena de hoy, no parecía necesitar ayuda, ella sola freía, picaba y guisaba.  No me apetecía hacer algo por el resto de la noche, no me gustaba salir si Emily no se encontraba conmigo, y vagar por la casa sería lo más triste que pudiera hacer en mi estancia aquí, había demasiadas cosas que me hacían recordar a Lana y los buenos momentos que habíamos compartido de pequeños.

― ¿Puedo ayudarlo en algo joven amo?

―No, estoy bien Martha, pero ¿puedo preguntarte algo?

―Adelante― se giró hacia mí unos segundos pero no me miro a la cara, como tenían ordenado desde años atrás.

―Cuando las mujeres se deprimen, ¿suelen hacer algo para alegrarse, o sentirse mejor? ― jugué con el vaso entre mis dedos―, ¿o hay algo que te haga sentir bien a ti en especial?

―Bueno― dudó unos segundos―, una frazada caliente y un buen vaso de café suele ayudarme, pero en otros casos recomiendo un abrazo y una ducha caliente, posiblemente un poco de comida haga bien.

¿A Emily le gustaba el café? Era muy bien sabido que yo no era una persona tan atenta, y en realidad, no recuerdo haberla sido nunca, o al menos hasta que Emily apareció.

―Gracias Martha― me levanté de la barra y me dirigí a la sala, me detuve unos momentos―. Mañana por la mañana necesito que compres fresas, no del supermercado, busca a Andrés y pídele que te lleve a los puestos ambulantes, busca un puesto en el que especialmente venden bayas.

Martha tomó una pequeña hoja amarilla de su mandil y un lápiz y escribió todo con absoluta rapidez, algo que complacía perfectamente a la bruja de mi madre.

―Una cosa más― levantó la vista―, ve a las antigüedades Müller, busca dos anillos... Dame tu lápiz y el papel― me tendió ambos―, son algo así.

Hice los dibujos de ambos anillos, el de mi bisabuelo y el otro de la historia romántica. Le devolví el papel a Martha cuidando no tocarla ni por accidente.

―Y cómpralos, y si llegase a preguntar, invéntale una historia a la persona del mostrador.

Desde qué Emily había aparecido en mi hogar no había hecho más que molestarme con su presencia, pero ahora lo agradecía, de una u otra forma hacía que tener un dolor en el trasero todo el tiempo no fuera tan malo. Llevaba cinco minutos golpeando mi hombro con una goma del cabello mientras se disponía a mirar el techo, parecía más relajada, había regresado con una taza de café y un par de golosinas para que comiera alegría pura, según Paul.

― ¿Bajas a cenar conmigo?

Emily asintió lentamente, me levanté de la cama pero el leve tirón en mi muñeca me detuvo, me estaba tocando, apartó sus dedos rápidamente.

― ¿Sucede algo? ―fruncí el entrecejo ante su pregunta.

― ¿A qué te refieres?

―Hoy se ha comporta... Te has comportado un poco raro después del mercado ambulante.

―Estoy bien― me senté de nuevo en la cama y apreté cariñosamente su hombro―, vayamos a cenar, no quiero que la abuela comience a tocar a la puerta.

Asintió nuevamente y está vez se dirigió al armario. Las finas cicatrices seguían en sus piernas, tan blancas como siempre, y ahora me parecían incluso más notables. Jamás le había puesto tanta atención a algo, o a alguien como lo estaba haciendo ahora con ella.

― ¿Puedo darte un abrazo?

― ¿Un abrazo? ―frunció el entrecejo― claro...

Caminé hacia ella pocos pasos y la estreché contra mi cuerpo, me rodeó con sus delgados y débiles brazos, sus manos describían círculos en mi espalda.

― ¿De verdad estás bien Adam? ―su voz se amortiguaba con mi pecho― ¿por qué el abrazo?

―Porque lamento mucho todos los problemas y situaciones en las que te he metido― suspiré pesadamente―, y lamento mucho todo lo que pueda llegar a suceder por el teatro que hemos estado haciendo.

Emily llevó una de sus manos a mi mejilla, me estremecí ante su contacto tan repentino, ella sonrió de forma dulce y tranquilizante, como solía hacer Lana.

―He tenido mucha diversión por todo este teatro, no hay necesidad de disculparse― sonrió―, pero acepto tus disculpas.

―Gracias― tomé su mano de mi mejilla y la estreché por breves momentos―, creo que te debo más de una disculpa...

―Por ahora, podemos cenar― me soltó y el frío me invadió―, ¿bajamos?

Asentí.

Salimos de la habitación con rumbo al comedor, mi madre había hecho que preparasen su platillo especial de nuez, por lo que nos quería a todos reunidos. Y la entendía, yo también quisiera a toda la familia reunida, y no porque la empresa esté decayendo o por la lectura de un testamento, quería una simple cena familiar.  Antes de bajar los últimos escalones, me giré hacia Emily y le tendí mi mano para que la tomara.

―A estas alturas debe agradarte que te tomé de la mano― se burló―, ¿qué cenaremos?

―Creo que es filete con una extraña guarnición de nuez con algo― me detuve un momento―, realmente no sé que es, pero es exquisito.

― ¿Nuez?― frunció el entrecejo.

― ¿No te gusta?

― ¡Adam! ¡Emily! ― la voz de Miranda interrumpió la respuesta de Emily― ¿por qué no nos sentamos juntos? 

Se acercó demasiado a nosotros e hizo el ademán de poner una de sus manos sobre mi hombro, me corrí hacia un lado haciendo que Emily se moviera conmigo.

Decidimos mantenernos un poco alejados de Miranda y Derek, tanto por mi comodidad como por la de Emily. Yo sabía de lo que eran capaces esos dos mientras estuvieran juntos.
Ya no tuve la oportunidad de preguntarle a Emily acerca de las nueces, y aunque sea un tema estúpido, me parecía bueno preguntarle algo que no tuviera nada que ver con sus marcas, o cualquier otra cosa.

― ¿Podrían ponerme un poco de atención aquí, por favor? ― mi madre se levantó de su asiento―, mañana empezaremos los preparativos de la casa en torno a la limpieza, las muchachas que trabajan actualmente no son capaces de limpiar en tan poco tiempo, por lo que pondremos una pequeña parte de nuestra parte.

― ¿Por qué no contratas más personas para la limpieza? ― clavé mi mirada en la copa frente a mí―, suelen aprender muy rápido.

―Porque me encantaría que por primera vez en años, la familia Blair haga algo fuera de sus comodidades.

― ¿De verdad arriesgaras tu integridad física para hacer trabajos de ese tipo? ¿Aún en tu casa? ― esta vez procuré sonar un tanto brusco―, creo que es excesivo, las dos chicas o tres, pueden solas.

― ¡Adam! ¡No seas impertinente! ―mi madre estampó sus palmas contra la firme mesa de roble―, sólo quiero un día de convivencia.

El ligero apretón en mi mano derecha llamó mi atención, Emily estaba tomando mi mano y me miraba fijamente con el entrecejo fruncido, respiré profundamente y me giré hacia mi madre.

―Lo lamento. No quería sonar así de brusco.

―Oh no te preocupes Adamito, sólo disfrutemos de la cena ¿te agradaría no arruinar eso? ― Derek sonreía en dirección mía― ¿o no te basta?

―Cállate Dek.

― ¡Bueno ya! ―mi madre volvió a alzar la voz― ¿a ti qué te parece la idea Emily? Eres nuestra invitada y también eres la nueva pareja de Adam, nos vendría bien una opinión.

Emily tosió. ―No me parece mala idea, pero no creo necesario que todos deban participar en la limpieza.

― ¿O sea que algunos deben tener privilegios? ― inquirió Derek.

―No― se apresuró a corregirse―, sólo me refería a que algunos deberían encargarse de las decoraciones, de la despensa, y cosas así.

¿Y ahora qué le sucede a ésta? Martha y las demás domésticas entraron en la cocina con los platillos correspondientes de la noche, pusieron cada plato frente a su correspondiente persona. Emily no volvió a hacer o comentar algo durante la cena, se limitó a comer una parte de la cena, no tocó la carne ni la guarnición. Se limitó a comer el puré de papas y la ensalada.

― ¿No te ha gustado la carne, querida? ―Emily levantó la vista y observó a la abuela un momento antes de responderle con un simple «la reservo para el final».

Me incliné hacia ella y susurré en su oído cubriéndome la boca.

―A mí no me engañas, ¿por qué no has comido todo?

―Soy alérgica a la nuez― arrugó la nariz―, no quiero hincharme como globo.

― ¿Alérgica? ―alejé su plato de ella― ¿quieres que preparen un filete sin nuez?

―Realmente no quiero carne, gracias― lo dijo de forma tan desganada y triste que me rompía el corazón.

― ¿Te sientes mal?

Asintió. ―Me duele mucho el abdomen.

― ¿Emily, por qué no pruebas la carne? ― inquirió mi madre―, es mi platillo especial.

― ¿Podrían disculparme un momento? ―Ems se retiró de la mesa y se perdió de vista a las escaleras.

― ¿Está bien tu novia? ― Derek sonreía de forma fanfarrona―, ¿será que se siente mal?

―Sólo un dolor pequeño, estará bien―tomé la copa de vino entre mis manos y cuando la llevaba a mi boca Derek abrió la suya otra vez.

―O está embarazada...

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