Inaccesible ©

By Erikadcgm

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Es una ley, mundialmente reconocida, que absolutamente nadie puede ignorar a un Cleveland. Entonces, ¿cómo es... More

Inaccesible.
1. Yo no tengo ningún... ¡Espera! ¡¿Me está mirando?!
2. Creo que el destino me odia.
3. Mensajes y llamadas telefónicas.
4. Impulsividad.
5. Sorpresa, sorpresa, "pequeña ilusa".
6. Fiesta de pijamas y llamadas telefónicas.
7. Aclaraciones.
8. Momentos de impacto.
9. Noticias inesperadas.
10. Confesiones de medianoche.
11. Más claro que el agua.
12. No fue un beso de amor.
13. No dejaré que gane la batalla.
14. Nerviosismo y ansiedad.
15. Cita.
16. Descubrimientos que impactan.
17. Descubriendo nuevas emociones.
18. El dúo de los chicos abandonados.
19. Sinceridad a flor de piel.
20. Acabando con la tortura.
21. Perseguida por la mala suerte.
22. Confesiones por doquier.
24. Testosterona por doquier.
25. Un poco de cliché no sienta nada mal.
26. Noche de sorpresas.
27. Imposible.
28. Día del desastre.
29. Juego Cruel.
30. Baile de graduación.
Epílogo.
Capítulo extra: Inaccesible.

23. Debe ser un sueño

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By Erikadcgm

Capítulo veintitrés: Debe ser un sueño.

Bien, definitivamente en estas vacaciones de invierno unos extraterrestres habían abducido a los estudiantes de mi instituto... O por lo menos esa era la explicación más lógica que conseguía al por qué todo el mundo me miraba como si fuese una especia de arma mortal.

Hoy iniciaba el último lapso... Los últimos meses que estaría en el instituto antes de llegar al momento de la promoción donde recibiría mi título, me despediría de mis amigos e iría a la tan temida y ansiada "universidad".

Esa idea me ponía en un estado de melancolía y alegría que era casi palpable, y completamente contradictorio. Por un lado, me emocionaba la idea de estudiar específicamente en un área sobre algo que me gusta y mudarme con mi hermano mayor... Pero por otro, la idea de dejar todo lo que conozco, despedirme de mi madre y de mis amigos, independizarme... Era tan emocionante como aterrador.

Mientras divagaba en mis propias ideas, Nathalia apareció a mi lado.

—¿Soy yo, o todos nos están mirando especialmente raro? —preguntó.

Ella, a diferencia de mí, lucía serena con la idea de que tuviésemos cientos de pares de ojos encima.

La miré consternada.

—Sabía que no era sólo yo. ¿Tienes alguna idea del por qué? —interrogué.

Ella sonrió con picardía.

—¿Tal vez se dieron cuenta de que has perdido tu inocencia? —alegó.

Dios, de nuevo con eso.

Les explicaré lo ocurrido: El día en que fuimos a la playa y me llevé a David a mi escondite especial, nos quedamos allí más tiempo de lo esperado y, ya que nadie sabía dónde demonios estábamos metidos, los chicos nos buscaron por doquier en vano y se fueron a sus casas. Ahora tienen su propia teoría de que David y yo nos fuimos a un motel o algo así.

—¿Cuántas veces tengo que decirte que sigo siento virgen? —pregunté con exasperación.

Al principio el tema me avergonzaba, pero ahora no hacía más que molestarme.

Quiero decir, si van a estar bromeando con algo todo el tiempo, por lo menos que sea con algo que de verdad haya hecho.

Nathalia rió.

—Hablando un poco del tema, ¿dónde demonios está David? Es raro verte caminando sola por los pasillos...

—Oh, se iba a hacer unos exámenes de sangre esta mañana, así que llegará un poco tarde hoy —contesté. Nathalia me miró asustada—. Nada grave, tranquila, sólo son exámenes de rutina. Su mamá es un poco estricta con esas cosas —agregué antes de que comenzara a hacerme un millón de preguntas.

Ella me miró entendiendo.

—La señora Slerman debe de ser bastante rígida con el tema de la salud. Yo ni siquiera recuerdo la última vez que fui a un laboratorio, o a una clínica, ni siquiera recuerdo hace cuánto fue mi último resfriado —dijo.

Ojalá yo tuviese tanta suerte con los resfriados... Un poquito de polvo y mi nariz ya se parecía a la de Rodolfo el reno.

—¿Ni siquiera tomas vitamina C? —pregunté, aunque ya sabía la respuesta.

—Ni un poco —contestó.

Y eso seguía impactándome.

A eso le llamaba yo: El poder de unos genes de hierro.

—¿Y Alice? —interrogué al caer en la cuenta de que faltaba un factor importante en la ecuación.

Nathalia bufó y rodó los ojos.

—Ya sabes que ella se toma una semana más de vacaciones —respondió.

En ese momento, una chica a la que sólo conocía de rostro se acercó a nosotras.

—¿Claire Cleveland? —preguntó medio dudosa. Yo asentí confundida—. Te buscan en el departamento de control de estudios.

Yo no hice más que fruncir aún más el ceño.

—¿Sabes por qué me buscan? —curioseé.

La chica negó con la cabeza.

—Sólo me dijeron que te buscara.

Asentí.

—Gracias.

La chica se fue.

Nathalia y yo intercambiamos una mirada que dejaba a la vista una confusión sin igual.

—¿Acaso hemos hecho alguna travesura últimamente? —interrogué.

—No desde la vez que cortamos la electricidad para salir antes de clases hace más de dos meses —respondió.

Eso no hizo más que aumentar mi curiosidad. No tenía ni la más mínima idea de por qué pudieron haberme citado al departamento de control de estudios el primer día de clases.

Sin decir ni una palabra más, mi amiga y yo nos dirigimos hacia el lugar indicado. Al entrar, fui directo al escritorio donde la encargada de repartir los horarios estaba sentada. Levantó la mirada apenas unos centímetros por encima de sus gafas.

—Buenos días —La saludé. Mis manos comenzaban a sudar y sentía la tensión en cada uno de mis músculos.

—Tú debes ser Claire Cleveland —respondió con obviedad.

Tragué en seco. Demonios, ¿qué había hecho ahora?

—Así es —dije.

—Bien, necesitamos que ayudes a este nuevo alumno a encontrar su aula de clases. Estudiará aquí y nos comentó que la conocía a usted.

Fruncí el ceño.

¿Qué carajos...?

—¿Y quién...?

—Hola, Claire —interrumpió una voz grave a mis espaldas.

Palidecí al instante.

Esto no podía estar pasando...

—¿Lyssandro? —susurré en estado de shock sin darme la vuelta.

—Sí, sí, ese es el nuevo alumno —respondió la señora sin mucha emoción.

Me di la vuelta con lentitud.

Y ahí estaba: Lyssandro Sabbatelli, mi ex-novio que se supone que vivía en Italia y había venido hace dos años y medio a este instituto por una temporada. Seguía luciendo igual que la última vez, con la única diferencia de que su cuerpo había adquirido más ejercicio y sus facciones habían madurado... O, y que ya no me parecía tan atractivo como antes.

—Hola —dije con los ojos abiertos de par en par sin salir de mi asombro.

¿Cómo debía reaccionar? ¿Debería emocionarme, tratarlo indiferente, reclamarle por nunca haberme escrito después de que se fue?

Joder, esto era incómodo...

Sin previo aviso, el chico se abalanzó hacia mí y me envolvió en un fuerte y apretado abrazo.

Por encima de su hombro, pude ver que Nathalia tenía una expresión de horror puro grabado en el rostro.

Yo simplemente me quedé allí estática.

Él se separó de mí. Su sonrisa era gigante.

—¿Cómo has estado, Claire? ¿No te alegra volver a verme? —preguntó emocionado.

Yo estaba en blanco.

—¿Pero... Pero... Qué? —pregunté entrecortadamente—. ¿Cómo... Cómo es siquiera posible? —interrogué.

Él se encogió de hombros, como si no le hubiese afectado en lo absoluto que yo evadiera sus preguntas.

—Bueno, mi papá tuvo que venir a América por cuestiones de trabajo nuevamente y terminaré de cursar el año aquí. Ya sabes cómo es el mundo empresarial. ¿No te parece genial? ¡Hay muchas cosas que podremos hacer juntos! —exclamó.

Oye no...

—Lyssandro... Tengo novio —avisé.

La sonrisa del italiano flaqueó por una pequeña fracción de segundos, pero se recompuso al instante.

—Bueno, pero los amigos también pueden salir de vez en cuando, ¿no? Además, ya sabes que soy pésimo para las direcciones y no me gustaría estar encerrado todo el día en mi casa. Si quieres tu novio podría acompañarnos —explicó.

Mierda, mierda y más mierda...

—Claro... —respondí.

David, Lyssandro y yo saliendo un tarde por la ciudad... No, no era una imagen para nada tentadora, en especial conociendo lo "amable" que era David con los chicos que de alguna manera habían sentido algo por mí más allá de la amistad.

¿Y si sólo le decía que era un nuevo compañero?, pensé, A fin de cuentas, yo ya no siento nada por él y por lo visto él tampoco tiene ningún interés en mí.

Él ya debió de conocer a Lyssandro hace unos años... Recuerda que siempre han estudiado juntos, me recordó una voz en mi interior.

Mal-di-ción.

—Y bueno, cuéntame qué ha sido de ti estos últimos dos años —dijo el chico sin perder el optimismo.

Dios, había olvidado lo optimista que era.

Haciendo un análisis rápido de la situación: Lyssandro jamás me había hecho daño y ambos sabíamos que la relación sería algo pasajero antes de iniciarla, terminamos en buenos términos y era un buen chico.

Eso quería decir que no había problema alguno en entablar una amistad con él por el tiempo que estuviese en América.

—Pues, en estos últimos años...

El timbre que indicaba el inicio de la primera hora sonó dejando que mis palabras quedasen flotando en el aire.

—Laboratorio de biología... —dijo Nathalia desde donde estaba.

Oh, demonios, David no había llegado...

Los tres fuimos al laboratorio de bilogía juntos. Ninguno habló en el trayecto. Nathalia y yo mirábamos al recién llegado de reojo como si no pudiésemos terminar de creer que de verdad estaba allí y éste miraba a todos a su alrededor con una sonrisa de alegría en su rostro.

Al entrar al salón, todos tomamos nuestros asientos y Lyssandro se sentó al final del salón.

La profesora entró cinco minutos después.

—Oh, bien chicos, el día de hoy comienza un nuevo trayecto y... ¡Vaya, al parecer tenemos a un nuevo compañero entre nosotros! —exclamó con emoción mirando una carpeta que tenía en sus manos—. Lyssandro Sabbatelli —leyó. Todos se giraron a verlo a él... y a mí.

Bien, ahora sabía que mis compañeros no habían sido abducidos por alienígenas en las vacaciones...

Después de eso, la profesora le pidió a Lyssandro que se presentase con todos.

—Cleveland, ¿dónde está su compañero? —Me preguntó posteriormente.

Todas las miradas se clavaron en mí, haciendo que me sonrojara.

—David llegará un poco tarde hoy porque fue a hacerse unos exámenes de rutina, profesora —respondí.

Ella sonrió de oreja a oreja.

—¡Bien! Mientras eso ocurre, que Lyssandro sea tu acompañante, me complacería que el recién llegado tuviese una buena guía en su primer día.

Abrí la boca para protestar, pero la profesora me acalló con un aplauso.

—¡Comencemos!

* * *

Media hora después, Lyssandro y yo estábamos observando unas muestras que habíamos preparado a través del microscopio.

—Así que... En estos últimos años... —dijo Lyssandro sin perder la vista de sus apuntes.

Lo miré sin entender.

—¿Disculpa?

Él levantó la mirada y me observó como si fuese obvio.

—Eso estabas diciendo cuando sonó la campana —aclaró.

Yo también comencé a tomar algunos apuntes.

—Bueno, estos últimos años han sido interesantes... Zack sigue viniendo de vez en cuando a visitarnos a mi mamá y a mí junto con Isabel, su novia. Mi grupo social sigue igual... Oh, Robert volvió a hablarme y me confesó que estaba enamorado de mí a comienzos de año...

—Lo sabía —interrumpió sonriendo de lado, sin dejar de anotar cosas.

Reí por lo bajo con ironía.

—Sí, al parecer todos lo sabían menos yo —concordé—. Y bueno, como te había dicho antes, ahora tengo novio... No sé si recuerdas a David... David Slerman.

Lyssandro se detuvo en seco y me miró sin dar crédito a lo que escuchaba.

—¿El de capucha y gafas que sólo hablaba con el moreno de aspecto simpático? —preguntó.

Sonreí ligeramente.

—Sí, precisamente él —confirmé.

Abrió un más los ojos y sonrió.

—Me sorprendes —aceptó.

Reí.

—Oye, aunque no lo creas, es un gran chico —dije.

—Me imagino que sí —asintió—. ¿Y Robert? ¿Cómo se tomó eso?

Hice una mueca.

—Bueno, al final lo aceptó —dije.

—Cambien de muestra, muchachos —pidió la profesora.

—Mi turno de ponerla —dijo Lyssandro—. Observa por el microscopio.

Me incliné sobre el microscopio mientras Lyssandro cambiaba la muestra. La imagen se proyectó a través de éste.

Justo cuando me aparté del artefacto para decir mis observaciones, miré a David parado en la puerta, su rostro reflejaba palidez y estupefacción.

Me quedé helada.

Su mirada no se apartaba de Lyssandro.

Nota de la autora:

¡No me maten, no me maten!

Sé que he tardado más de un mes en actualizar, pero es que había estado bajo mucha presión por cosas del colegio y no me quedaba ni mucho tiempo, ni mucha inspiración.

Para las que tengan dudas de lo que pasó con "Insoportable", en mi perfil dejé una explicación del por qué la eliminé.

Y bueno, ¿qué les pareció el capítulo?

La que se va a armar...

Entre las buenas noticias: dentro de poco termino clases (6 semanas aproximadamente).

Y bueno, intentaré no tardar tanto en actualizar.

Quiero agradecerles todo su apoyo y su paciencia.

¡Los amooooo!

Xoxoxoxoxoxoxoxo.

3��0e���

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